El agua es esencial para la salud intestinal animal

La calidad del agua es la base y el sostén de la salud animal y la buena nutrición. Por eso debemos hacer especial énfasis, para establecer los cimientos de una buena salud intestinal para optimizar la producción animal.

Aunque sabemos que el agua es esencial para la salud intestinal, lo damos por sentado o no somos conscientes del impacto que tiene sobre la salud intestinal. Aun cuando la mayoría de gente piensa que los contaminantes están en las aguas turbias, las aguas transparentes también pueden contener sustancias muy peligrosas. 

Las aves consumen aproximadamente el doble de agua que de alimento. El agua juega un papel clave en la digestión y transporte de nutrientes, así como de la regulación de la temperatura corporal y la remoción de productos de desecho. Esto tiene un tremendo impacto en la salud animal y en el desempeño en granja. 

Los productores avícolas, porcícolas y ganaderos deben tener protocolos de limpieza del sistema de agua cada vez que terminan un lote o de manera periódica, en los cuales algunos pequeños detalles pueden generar la diferencia. Uno de los puntos más críticos es la remoción de biopelículas, la cuales se definen como una capa delgada que se adhiere firmemente a la superficie de las tuberías y que contienen bacterias, hongos y levaduras. Las biopelículas protegen a los patógenos de la acción de los desinfectantes y agentes antibacterianos proporcionándoles condiciones ideales para subsistir.

La calidad del agua afectará la cantidad de agua que beberán los animales y en particular el pH tiene un efecto crucial en el sabor y carga patogénica potencial. Las bacterias patógenas prefieren ambientes alcalinos mientras que las bacterias “buenas” prefieren condiciones ácidas. Aguas con pH alto pueden afectar la eficacia de los antibióticos y las vacunas, mientras que las aguas extremadamente ácidas afectarán la palatabilidad del agua.  El pH óptimo del agua está entre 5 y 6. Aguas duras van a requerir más tratamientos que las aguas blandas. Si la fuente de agua es de tipo pozo profundo, se debe llevar a cabo un análisis cada 6 o 12 meses para entender los minerales que allí se encuentran. Por ejemplo, niveles altos en sodio y cloruros pueden causar camas húmedas al igual que magnesio y sulfatos.

La sanitización del agua es fundamental para evitar la formación de biopelículas. Estrategias como la luz ultravioleta, agua electrolizada, dióxido de cloro, tabletas de cloro y ácidos orgánicos (fórmico, propiónico para control de E.coli y Salmonella y láctico y butírico para promover bacterias benéficas como Lactobacillus), son efectivas en este aspecto.  Posterior a la aplicación en agua de vitaminas, minerales y medicinas también se debe considerar la sanitización del agua. 

Se debe invertir en sistemas de dosificación que eviten errores humanos asociados con la medición y la aplicación manual de tratamientos. Por último, la inclusión de probióticos, sea en el agua o en el alimento, reforzará la integridad intestinal y el sistema inmune que protegerán a los animales frente a desafíos infecciosos.