El sistema agroexportador argentino debe ser un sistema sustentable
Publicado:2 de junio de 2007
Por:Ing. Agr. Hugo A. Ferlini Micheli, Extensionista Rural y Prof. Shirley C. Díaz, Area de Comunicación
La idea de sustentabilidad debe "iluminar" al sector agroexportador argentino para que logre organizarse como un verdadero sistema, donde todos sus componentes se interrelacionen tendientes a potenciar los resultados generales. Las medidas parciales y fuera de contexto solo solucionan problemas puntuales o coyunturales. La visión global, en cambio, puede producir un nuevo paradigma agroexportador.
Durante décadas los gobiernos argentinos de turno, realizaron innumerables esfuerzos para aumentar las exportaciones del sector agroalimentario. Los logros fueron de escasos a nulos, debido fundamentalmente a que no éramos un país con presencia constante en el mercado, solo se exportaban excedentes ocasionales y esto nos convertía en un proveedor no confiable y poco serio.
El actual gobierno, con imaginación y eficacia, logró sacar partido de las favorables condiciones en la cual se encuentra el mercado agropecuario mundial y con una política en apariencia coherente, logró aumentar significativamente los volúmenes de las exportaciones agroalimentarias. La expresión en apariencia coherente, se utiliza, porque mientras el estado pensaba en los beneficios que aporta el aumento de divisas provenientes del exterior, la escasa, superficial o errada evaluación de la política agroexportadora, no permitía conocer el real impacto que el aumento de las ventas de productos alimentarios al exterior produciría en el mercado interno y por ende en la canasta familiar.
En definitiva, se exportó más de lo que se produjo, porque no se alentó o incentivó a la altura de las circunstancias la productividad y esto creó un bache en el aprovisionamiento interno y una escalada de precios.
El sector agropecuario, a pesar de la falta de un acompañamiento real por parte del gobierno, aceptó el desafío y con la incorporación de la tecnología que viene realizando desde hace algunos años, aumentó progresivamente las producciones : la campaña 04/05 arrojó el récord de 84 millones de granos producidos y ya se piensa, como posible alcanzar las 100 millones de toneladas en las próximas campañas.
La reflexión que cabe entonces es : ¿Qué se consiguió con este masivo aumento de la producción?. Por un lado el productor, luego de redoblar esfuerzos y asumir todos los riesgos, “logró” un aumento en las retenciones en granos, leche y carne y por el otro, el estado consiguió un significativo aumento de las reservas monetarias y un incremento impensado del PB, que hasta resulta ilógico para los analistas económicos. La respuesta a la misma pregunta desde las dos ópticas de los sectores involucrados genera una incoherencia, porque evidentemente, solo se ha mirado en uno de los sentidos.
En este escenario los productores agropecuarios, reclaman un alivio tributario que les permita obtener un rédito acorde a su esfuerzo y el gobierno explica que debe de mantener una canasta familiar aceptablemente accesible para la población, dado que el aumento de las exportaciones aumenta los precios y que la mejor manera de palear esta situación es concensuando precios con productores y/o mayoristas (supermercadistas, empresas lácteas, empresas del sector cárnico, etc.) para intentar controlar un probable aumento inflacionario, y así surgen una serie de justificaciones pocos creíbles, menos acertadas, e históricamente ya utilizadas, solo basta mirar unos años hacia atrás para advertirlo.
Las endebles políticas nacionales de promociones productivas, no tienen sustento ni credibilidad y menos consenso general, por lo que su implementación es errática y poco consistente. Ante esto, los productores no bajan los brazos, no dejan de producir, ya han dado sobradas muestras de ello, pero se corre el riesgo, en esta oportunidad, de que se disminuya la velocidad de aumento de la producción agroalimentaria, con lo cual, no se podrían cubrir las exportaciones y volveríamos a ser proveedores poco confiables y perderíamos mercados que tanto nos costo ganar.
Todo parece indicar que el gobierno no visualiza a la producción agroalimentaria como un sistema que, para que sea sustentable, debe mantener un equilibrio entre los niveles de producción y los niveles de exportación. Ante la falta de esta visión global, se produjo un aumento en las exportaciones, sin propiciar, generar y fomentar, seria y políticamente, un aumento en las producciones, sobre todo en el sector lácteo y en el cárnico. Una perdurable solución, seria promocionar el aumento de la producción de leche y carne, pero no mediante créditos blandos, ni subsidios impositivos, sino comenzando a educar y capacitar al sector agroalimentario, para que tome conciencia de que existen las herramientas tecnológicas de probada eficiencia, para lograrlo.
Productores, técnicos, analistas, todos nos preguntamos, ¿ no es hora de tener una visión diferente? Una visión más integradora, más global, en donde todos los sectores seriamente comprometidos con la producción agroalimentaria, se despojen de los egoísmos sectoriales y con criterio amplio, con voluntad patriótica y con imaginación innovadora, pensemos en un nuevo paradigma del sistema producción / exportación del sector agroalimentario argentino. Debemos creer que la clase política tiene la capacidad a nivel gubernamental para torcer esta historia, pero también sabemos que las soluciones sectorizadas no toman en consideración la idea de sistema.
Lo que aparece como realmente importante, es que todos los sectores de la sociedad, deben concientizarse de que las ideas novedosas y la consistente voluntad de obtener logros consensuados y generalizados serán exitosas y eficientes si apuntan hacia una visión globalizada de este intrincado sistema agroexportador para convertirlo en un verdadero sistema sustentable.