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Soja en Argentina

Argentina: un mar de soja en el horizonte

Publicado: 26 de noviembre de 2007
Por: Matilde Fierro, de 'Nueva, la Revista del Interior'. Noviembre de 2007, Argentina.

El productor está a la vera del alambrado. Un ingeniero agrónomo explica la realidad: “Tendrá que rotar los cultivos: haga unas hectáreas de sorgo y otras de maíz, y en el invierno vuelva al trigo o no quedará nada, ¿entiende?  Poniendo tantos químicos, tendrá una tierra inerte, sin vida; los rendimientos serán bajos, y el campo, improductivo.

Hace 20 años que hago soja con siembra directa. Todo va bien.– argumenta el hombre de la pampa húmeda.

No es así –insiste el técnico–. Mire el suelo compactado, a la sembradora le costará hendir la tierra de manera casi quirúrgica para dejar la semilla, observe esas cárcavas allí. Conviene pasar un disco, remover unos centímetros de la superficie para que las raíces de las plantas dispongan de humedad –recomienda–.

El análisis del suelo reveló al ingeniero un campo ácido, falto de nutrientes y sin aumento de materia orgánica. “Si al menos hubiera sembrado maíz, ahora tendría el suelo tapizado de ese rastrojo rico, entre cruzado de gruesos tallos secos, de chala y marlos; la cobertura de la soja desapareció y hay malezas que el glifosato no eliminó; agotarán el agua destinada a los cultivos” piensa.


Mientras toma una prueba del molino

para medir la salinidad de las napas, recomienda: “Hay que poner más dosis o el nuevo glifosato extra para matar las malezas resistentes, pero si no cambia el planteo, le será difícil seguir con la producción” El dueño del campo parece comprender: “… y los vecinos volvieron al sorgo. Claro que la última soja no les dio ni 20 quintales (dos toneladas por hectárea), ¡encima el clima! pero la soja siempre deja algo, aunque si esto sigue así...”

“La soja siempre deja algo, pero también se lleva mucho”, replica el profesional, antes de regresar por un camino impregnado del olor del feedlot, donde encerraron 200 vacunos.

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La ganadería se divorció de la agricultura, y atrás quedó la rotación ideal que de cuatro o cinco años de pasturas pasaba a siete u ocho años de cultivos. En cambio hoy, muchas veces en una hectárea –casi un campo de concentración– viven los animales alimentados con grano, sometidos a una batería de medicamentos y antibióticos veterinarios contra las enfermedades típicas del hacinamiento y del estrés.


Cómoda y líder

El monocultivo de la soja ocupa el banquillo de los acusados, pero continúa, con éxito, en carrera ascendente. Muy cómoda en su papel de líder de las exportaciones argentinas, la soja por sí sola representa el quinto (20 %) del total de lo que se vende al exterior. Para alcanzarla deberían unirse, por ejemplo, los complejos exportadores automotriz (9,9 %) y el petróleo y gas (11,2% aproximados).

Atrás quedan el maíz y el trigo ( granos , harinas y aceite) que rondan el 5 % (cada uno y por semestre), de las exportaciones argentinas.

Este año serán sembradas 16 millones y medio de hectáreas para producir unas 49 millones de toneladas de soja y responder a las expectativas internacionales.

Junto con Brasil, nuestro país va camino a convertirse en el primer exportador mundial detrás de Estados Unidos, lugar que ya ocupa sin sobresaltos como proveedor global de harina y de aceites derivados de la soja. Consciente de que su destino es la nutrición animal, la soja argentina se embarca hacia China y hacia la Unión Europea, ya sea como harina (un 47% %), aceite (32 %) o porotos (21 %). Mientras que Estados Unidos reduce todo el tiempo sus áreas sojeras y las cambia por maíz, que afecta menos el suelo, y que servirá para producir bioetanol, ella avanza a pesar de todas las advertencias.


Requerida

Asiática por nacimiento, se sumó en la década del 60 al proceso de siembra de granos de la región agrícola pampeana, y creció hasta abarcar hoy el 50 % de la producción granífera nacional. Ya no es una recién llegada que busca su lugar, sabe que la necesitan en un modelo s u stentado en las exportaciones agrícolas, y que en la era de los biocombustibles, el mundo reclama cada temporada 10 millones más de toneladas de esta oleaginosa.

Durante la última década, el área productiva de soja, en el país, trepó un 126 % a expensas de la tierra donde se producía leche, maíz, trigo, arroz, algodón, sorgo, en las áreas marginales donde había ganadería y en las regiones de bosques nativos, según el investigador Walter Pengue y el agroecologista chileno y profesor universitario de Berkeley, California, Miguel Altieri.

La razón surge de una combinación que se lanzó con éxito durante la campaña agrícola 1996-1997. Mientras el gobierno autorizaba el uso de semillas RR (transgénicas) modificadas para resistir al herbicida glifosato, se difundía el estilo d e siembra directa, más rápido y conveniente (hoy es el preferido por el 70 % de los productores). Esa línea de largada culminó en la última campaña con la cosecha de 94 millones de toneladas de granos, de las cuales un poco menos de 47 millones fueron de soja. El incremento notable de la producción de granos había alcanzado la cifra récord de 74 millones de toneladas en el período 2002-2004, sobre una superficie cultivable de 27 millones de hectáreas que hoy se aprox iman a 35 millones. Para entender el significado de esa superficie, basta considerar que se aproxima al 10 % del total de la superficie argentina, y que las estimaciones oficiales y privadas indican que se ocupará, en una década, casi el 30 % del país con áreas agrícolas, cueste lo que cueste.

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Equilibrio y rotación

“No es la soja la causante de todos los ma les, sino la falta de un adecuado planteo de siembra directa con rotación de gramíneas y fertilización balanceada, que son las bases de un manejo agronómico sustentable"- indicó la ingeniera agrónoma de la Estación Experimental del INTA Manfredi (Córdoba), María Basanta. “El monocultivo de la soja por su facilidad de implantación y manejo fue reemplazando a la rotación de cultivos, en desmedro de la biodiversidad del agro-ecosistema, favoreciendo la continuidad de los ciclos de vida de determinadas especies de plagas (insectos), patógenos (hongos, virus y bacterias) y malezas”, según Basanta. Para esta especialista en la relación del carbono con el crecimiento de los cultivos, “ cualquier especie bajo un esquema de monocultivo ocupando grandes superficies, como es el caso de la soja hoy, tiene alta probabilidad de ocasionar problemas ambientales y agronómicos”.

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Suelos más ácidos

"En la Región Pampeana se estima que existen alrededor de 16 millones de hectareas afectadas por procesos de acidificación -ubicadas principalmente en el norte de Buenos Aires, centro y sur de Santa Fe, sudeste de Córdoba y noreste de La Pampa, que disminuyen la productividad de los suelos apunta el ingeniero agrónomo Roberto R. Casas, director del Insituto de Suelos, INTA Castelar. La acidificación del suelo es un indicador del desequilibrio que genera el monocultivo, por pérdida de nutrientes debido a los fertilizantes químicos de alto índice de acidez. En suelos marginales, como la cuenca deprimida del Salado o en las tierras jóvenes del Norte recientemente desmontadas, la desaparición de materia orgánica y los desequilibrios son más veloces. Los suelos argentinos tienen un nivel de a c idez, de Ph 6 para abajo, fluctúan entre fuertemente ácidos (5.1 a 5.5 que es un indicador de deficiencia de calcio, potasio, magnesio, fósforo, azufre y baja materia orgánica) y moderadamente ácidos (Ph 5.6 a 6). El proceso de acidificación provoca variaciones desagradables en la dinámica de los nutrientes: aumenta la concentración de hidrógeno, aluminio y manganeso e inmoviliza con deficiencia el fósforo, calcio, magnesio y molibdeno.

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Compactos

Los organismos oficiales no esconden ninguna de las consecuencias que provoca la denominada soja-dependencia en la Argentina. “La siembra directa continua densifica los suelos. El tránsito or-igi nado por los equipos de siembra y cosecha, agravado por las condiciones de humedad y por la pérdida de materia orgánica afecta la permeabilidad, la productividad y otorga a los suelos menor capacidad de resistir estos pr ocesos de degradación, ”dice la conclusión de un ensayo del INTA realizado en la localidad santafesina de Juncal, en un campo donde se practicó durante 20 años consecutivos siembra directa. “ Como resultado de la larga secuencia agrícola, la mayoría de los lotes pierden estabilidad estructural, macroporosidad y agregación”, concluyó el reconocido técnico Gustavo Ferrraris, del INTA- Pergamino, tradicional polo sojero de Buenos Aires.

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Exportación de nutrientes

Se acusa a la soja de ser responsable de la disminución acelerada de la fertilidad de los suelos argentinos. Cada año consume altas cantidades de minerales que no se reponen mediante la aplicación de fertilizantes y que son exportados con los granos. La página de Internet de la Dirección de Agricultura de la Secretaría de Agricultura, Pesca y Alimentos S AGPyA, es contundente al explicar: “La falta de reposición de los nutrientes en relación con la extracción, entre otros, es responsable de que estos suelos (argentinos) vayan perdiendo su alta fertilidad natural. Los nutrientes se encuentran en cantidades no suficientes para el crecimiento y el d-esa r rollo de los cultivos, limitando sues nr dimientos ”. En ese cuadro, los números oficiales son reveladores: “ Para pro d u c i r una tonelada de grano, la soja extrae 16- ki logramos por hectárea de calcio, 9 kg de magnesio, 7 kg de azufre, 8 kg de fósfoo ,r 33 kg de potasio, y 80 kg de nitrógen. oY” la ingeniera Basanta explica: “El rastrojo es el residuo de la planta que tiene la función de retornar al suelo parte de los nutrientes extraídos, y el de la soja está ca-rac terizado por una baja relación entre el c-ar bono y el nitrógeno (C/N), lo que implica una alta velocidad de descomposic”ió. nNo ocurre lo mismo con los rastrojos del maíz, del girasol y de otros cultivos que tienen más carbono que nitrógeno y tardan en descomponerse .

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Frontera agrícola

La mayoría de los productores argentinos no cuestionan los peligros del monocultivo.

Atados a una mejora de los rendimientos (hay que superar los tres mil kilogramos de soja por hectárea) para hacer frente a los costos de comercialización, impuestos, insumos y arrendamientos cada vez más caros, también son seducidos por los altos precios del mercado. Expandir la frontera agrícola es un desafío: tendrá como escenario las provincias de Chaco y Santiago del Estero, donde serán sembrados lotes que antes se destinaban al girasol, al algodón o había montes nativos, y en la cuenca deprimida del Salado, tradicional zona de cría ganadera. Allí, donde antes se veían terneros, ahora se observan los primeros intentos por ganar quintales de soja.


Exterminio

“En 1914 había 105 millones de hectáreas de bosques autóctonos. Es decir, un tercio de la superficie nacional. En 1994 quedaban 35 millones de hectáreas. En menos de un siglo, perdimos dos tercios de nuestro- patrimonio forestal ”, señaló en un documento el ingeniero forestal Carlos Merenson, uno de los funcionarios que abrió el sector a la opinión pública cuando estuvo a cargo de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (1993). Los técnicos aseguran que con la introducción de soja transgénica, sólo entre 1998 y 2002, el área forestal se redujo en más de 900 mil hectáreas, lo que para Merenson es “un exterminio”.

En este avance sin retrocesos, la soja transgénica que se cultiva en la Argentina requiere, por año, más de 180 millones de litros del herbicida glifosato, mientras se deslizan verdaderos ríos de otros agroquímicos: 1.300.000 de toneladas de fertilizantes y unas 150 mil toneladas de plaguicidas.


¿Qué pasa cuando un suelo se agota?

Aparece la típica velocidad de reacción nacional y comienzan a rotarse los cultivos a favor de los suelos, con especies menos exigentes como el sorgo granífero que comenzó a crecer, y también son valorados los fertilizantes de origen biológico con microorganismos vivos. En fin, una cuestión de conciencia, para que mientras haya vida, siempre exista la esperanza.

Artículo Publicado en "Nueva, la Revista del Interior" el pasado 8 de noviembre de 2007

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Julio Ferrarotti
Julio Ferrarotti AgroSciences Consultant
21 de julio de 2008

La soja mejora la química del suelo al quedar nitrógeno mineral en el complejo de intercambio como remanente de la fijación simbiótica nitrogenada. Para alcanzar un correcto balance carbono/nitrógeno y así mejorar la estructura, basta la susesión de gramíneas de invierno o la rotación con gramíneas estivales.

Esas prácticas son corrientes en Argentina. En la experiencia adquirida durante años a través de la visita a países competidores me atrevo a decir que no hay país de significativa iportancia agrícola en el mundo que cuide su recurso suelo como Argentina. El 85% de la superficie sembrada con soja es cultivada en áreas que jamás han tenido bosques ni vegetación arbórea nativa. Solo pastizales.

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Pedro Adolfo Lobos
12 de agosto de 2008
Perdón. Fue escrito en 2007.
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Pedro Adolfo Lobos
12 de agosto de 2008
Estimado Pesqueira: Como periodista y como persona, amo la verdad, y después de vivir en el campo varios años y observar con una mirada de asombro la realidad, escribí ese artículo que fue publicado en noviembre de 2008. Tiene vigencia. ¿Por qué? Cada uno puede tener la respuesta en su corazón, en la conciencia, en su propia observación de la realidad. La historia siempre fue cambiada por imperceptibles actos humanos. Gracias por su interés. Matilde Fierro (Periodista desde hace 32 años. Descubrí que tenía una mirada expectante a los 19 años). Espero que encuentre un foro, asesores, personas que tengan inquietudes. Le deseo lo mejor. Matilde Fierro de Lobos.
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Carlos A. Pesqueira
Carlos A. Pesqueira
11 de agosto de 2008
Sra. Matilde , gracias por su artículo. Yo alquilo nuestro campo, y el tema es mi preocupación. ¿Cómo hago para entrar en contacto con esta discusión? ¿Hay grupos de trabajo? ¿Hay empresas que asesoran? Estoy muy interesado. Carlos A. Pesqueira. 011-4293-2708 capesqueira@yahoo.com.ar
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Francisco Jose Aguilar de la Cruz
11 de agosto de 2008

Estimados Foristas, Les consulto: Han tenido alguna experiencia en asociar soya con plantacion de Mango?

Lo que sucede es que en una finca ganadera, se tiene una area con Mango, y en orden de mejorar, tanto el recurso suelo, como el de aprovechar el nitrogeno he plantado en 10 has este asocio. La verdad es que no busco la venta del grano sino al contrario lo que pretendo es: Cosechar la produccion de soya para la elaboracion de concentrados, para vacas lechera, y los rastrojos incorporarlos en abonamiento al Mango. Han tenido Alguna experiencia?

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Jorge A. Mariotti
17 de julio de 2008
Felicitaciones Ingeniera María Basanta, por fin una opinión técnica equilibrada excenta de todo el ruido político, sería bueno que aparezcan más seguido artículos serios sobre el cultivo de soja, de la cual hablaron mucho los que no saben, que deja tóxicos en la tierra, que es agotadora de los suelos, que envenenan el agua etc. que la sojización ... Efectivamente todo cultivo especialmente extensivo que se lo maneje como monocultivo va a tener impactos ambientales. Hay que realizar un manejo agronómico adecuado al cultivo y a las condiciones agroecológicas particulares y como País realizar una planificación de la producción, de acuerdo a criterios técnicos económicos y de mercado, que permitan un equilibrio que hagan a la producción sustentable y con adecuada rentabilidad.
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Andres Diaz
Biominerales Argentinos SRL.
19 de diciembre de 2007
Estimada Matilde, estoy de acuerdo en que todos los interesados deben participar, de hecho en lo personal la empresa que represento se ocupa de estos temas y permanentemente uno está viajando y dando charlas a los productores para ir informando sobre esta situación. Pero por el tipo de idiosincrasia nuestra, estimo que una campaña de concientización lograría una respuesta de mayor magnitud y de manera mas rápida. En las charlas me encuentro con un desconocimiento total del tema , pensar que todavía existe gente que hace poco tomo la costumbre de fertilizar. Me gustaría aunar esfuerzos en pos del bien común, así que cuente con mi apoyo e interés. Saludos cordiales.
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Pedro Adolfo Lobos
19 de diciembre de 2007
Estimado Ing. Andrés Díaz Muchas gracias por su aliento. ¿No le parece que la tarea de concientización puede ser de todos los interesados? Esta nota fue posible gracias a la colaboración de otros ingenieros agrónomos (como mi marido Ing. Pedro Lobos), productores, editores, en fin, técnicos del INTA, de la Secretaría de Agricultura. Parece que hay mucho por hacer y por decir de ahora en adelante... Y es evidente que existen muchas voces que quieren hablar para que vayamos hacia un equilibrio. Gracias, otra vez. Matilde Fierro de Lobos
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Andres Diaz
Biominerales Argentinos SRL.
19 de diciembre de 2007

Matilde: la felicito por la nota. Debido a la intensificación de la agricultura, es necesario un plan de concientización nacional, o algún tipo de campaña de toma de conciencia por parte de organismos oficiales (INTA , Universidades, etc.), para ayudar a que los productores y los que alquilan su campo, comprendan la gravedad del asunto. Hoy no lo notan porque los suelos siguen produciendo a costa de sus reservas y de pequeños subsidios de fertilización (como aplicaciones de fosfatos o nitrógeno, etc.), pero cuando colapse su estructura y pierda totalmente su fertilidad puede llegar a ser muy tarde.

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Jorge L. Barrios Araujo
Jorge L. Barrios Araujo
19 de diciembre de 2007

El problema de la utilización de agroquímicos es un problema de cultura, ya que es más fácil aplicar productos químicos que mejorar un suelo. En consecuencia se hace necesario educar desde sus inicios a nuestros alumnos. En cuanto a la necesidad de conservar el medio ambiente para lograr una agricultura sustentable y sostenible en el tiempo... Lo digo como educador que trabaja con alumnos de una escuela agropecuaria, que por otra parte se encuentra ubicada en la mesa de Guanipa, del Municipio Pedro María Freites del estado Anzoátegui, Venezuela.
En esta región de sabana con suelos ácidos y poca humedad, se siembran cultivos de secano mayormente, y la utilización de productos químicos es desmedida, lo cual ha traido como consecuencia el empobrecimiento progresivo de dichos suelos. En tal sentido recurro a sus buenos oficios a fin de solicitar información sobre agroponía, ya que me parece una posible solución con respecto a este problema.
Por su atención, muchas gracias.

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