Desarrollo:
Durante el invierno de 2009, se decidió incorporar un nuevo manejo a un lote con yerba mate implantada en edad promedio de cinco años. Las plantas se encontraban en un mal estado general como consecuencia de marchas y contramarchas respecto del manejo. En general existían cuadros de plantas sin podas de mantenimiento, grandes “claros”, es decir líneas de plantas que estaban incompletas. El rendimiento promedio antes de hacernos cargo era de 4.166 Kg de hojas por Ha.
El estado del suelo en general era de una compactación considerable. Pero estaba cubierto por vegetación nativa. La denominada “capuera”, que conceptualmente y por tradición es considerada enemiga de la yerba, respecto de la creencia fundada parcialmente, en que compite con la plantación.
Es común oír a los productores sostener que “el secreto de la yerba es la limpieza” referidos a que el suelo debe estar desnudo. También es común oír que sostengan que sin herbicida, los costos de mano de obra que realicen la limpieza manualmente, no permitirían obtener rédito. Esto fundado sobre todo en que los precios de la hoja son fluctuantes en ciclos quinquenales. Consecuentemente, hay periodos de tiempo en que los yerbales reciben abonos químicos, herbicidas e insecticidas. Y otros en que la carga química disminuye como consecuencia del limitante precio.
Teniendo en cuenta esta situación instalada en la zona productora, nuestro equipo decidió cambiar la lógica de manejo. Teniendo como principal objetivo respetar la biota del suelo del yerbal, pero también de las áreas circundantes al mismo. Consecuentemente se eliminó la utilización de herbicidas. Reemplazándolo por el desbaste mecánico mediante moto-guadañas. Iniciando así la experiencia de utilizar cubiertas verdes y después del desbaste, abonos secos. La idea inicial era poder contar con materia orgánica para que a partir de la utilización de aceleradores de compostaje se incorporaran al suelo. Además de la consecuencia positiva de contar con suelos que retengan humedad. Por evitar el accionar directo de la radiación solar.
En una primera etapa, y a la salida del invierno se hicieron las primeras “motoguadañadas”, quedando el suelo bien cubierto como consecuencia de la gran disponibilidad de biomasa. Respecto de este paso, se experimentó con devastar teniendo en cuenta el ciclo lunar, siendo que en fase menguante el corte es más efectivo respecto de que la recuperación de la vegetación nativa es más lenta en unos veinte días.
Estas plantaciones tenían un grado avanzado de ataque de “rulo” causado por la psillido (Gyropsylla spegazziniana). Que habitualmente se combate con Dimetoato. Respecto de este problema, se tuvo en cuenta otras experiencias, casuales, de yerbales que se habían incendiado accidentalmente y que fueron abandonados, lotes que lindaban con otro que fueran salvados de las llamas. Con el tiempo se observó que el yerbal incendiado, una vez recuperado, no presentaba tanta incidencia del psillido
comparándolo con que seguía siendo manejado tradicionalmente.
Investigando acerca del ciclo biológico de este psillido se determinó que sería muy buena alternativa que los suelos de los yerbales tengan cubierta vegetal, pero nativa. No implantada. Lo que inicialmente se contradecía con la idea de devastar mecánicamente. Consecuentemente y dando prioridad a la cubierta del suelo, se procedió a observar que durante los dos primeros años la incidencia del psillido fue disminuyendo gradualmente.
Por otras experiencias hechas en plantaciones de pinos, contábamos con la tecnología de producir nuestros propios abonos, de base y foliares . Estos en base a la técnica denominada EM (Efficient Microorganism) impulsada y difundida por EMRO (Efficient Microorganism Research Organization), basado en los descubrimientos del Prof. Teruo Higa. Con estos abonos, habíamos hecho experiencias en solanáceas, tomates, tabaco tipo Burley y Criollo, en cucurbitáceas, etc.
Contábamos con la experiencia piloto de haber aplicado dosis mayores de este abono en yerbales con manejo tradicional, para controlar psillido y en una primera etapa había logrado disminuirlo, esto se explicaría en teoría ya que los abonos en base EM son el resultado de fermentados y suplementos.
Es decir se trabaja con metabolitos secundarios con origen en biota de suelos. Obviamente, esto es motivo de mayores estudios y experimentaciones. Con este antecedente, se abonaron las plantas de yerba con una dosis alta de este abono (500 cm3 x mochila de 20 Lts.) La aplicación se hizo en la base y foliarmente. En proximidades de lluvias. Durante el primer ciclo no se pudo determinar con exactitud si la disminución del psillido se debía a esta aplicación. La brotación de la yerba respondió a lo que se esperaba, ya que sabíamos que las hojas iban a cambiar de un color verde natural a uno más obscuro. La idea era hacer un primer corte, antes de formatear toda la plantación.
Mientras que este ciclo se completaba, se siguió trabajando en el suelo.
Durante el primer año, se devastó tres veces la vegetación nativa. Y gradualmente el mantillo fue creciendo en espesor. Tal como se esperaba, la disponibilidad de biomasa se notaba menor a la situación inicial. Propio de que gradualmente la germinación se hacía más costosa. El acceso a la luz era menor. Pero a la vez la disponibilidad de agua en suelo era mayor.
No obstante y ya durante el segundo ciclo anual, la necesidad de desbaste se redujo a dos veces al año. Una antes del invierno y otra, días antes de la zafra. Durante el segundo ciclo anual, se decidió hacer el formateo y zafra de un lote pequeño. 1,4 Ha. Este lote estaba dentro del manejo de todo el yerbal.
El resultado fue 9.571 Kg de hojas antes de la poda de manejo. Es decir, estábamos en un rinde de 6.836 Kg por Ha. Sensiblemente superior al histórico. Situación que nos llenó de alegría y satisfacción porque, entendimos que habíamos alcanzado aumentar el rendimiento, pero ya sin glifosato. El resto del yerbal, no fue cosechado. A la espera de mejor precio, pero también para darle un año más a la técnica de manejo. En este punto, se decidió construir una arado de discos, del tipo desencontrado adaptado para la tracción animal. Con este implemento se pretendía sustituir a las motoguadañas. Ya que lo habíamos visto trabajar en una chacra en El Soberbio.
La intención no era remover el suelo, y sí acostar a la vegetación nativa en las “calles” del yerbal. Con esta técnica se logró que la tarea manual de los operarios disminuya sensiblemente, ya que con una pasada de este arado, el crecimiento de la “capuera” se retrasa bastante, dando lugar a solo una motoguadañada por año.
Ya durante el tercer año, y habiendo aplicado el abono EM una vez al año, promediando la primavera. Sin ataque importante de psillido, se decidió hacer la zafra y podar todo el yerbal, para homologarlo.
Los resultados fueron, 39.900 Kg de hojas en todo el lote. Es decir un rendimiento de 9.415 Kg. Por Ha. Si bien es cierto que en este pesaje se incluyó parte de la poda. Pero en un porcentaje que no excedió al 10 %.
Situación inicial. En el lote experimental.
Suelo de yerbal con manejo tradicional
Suelo tratado con EM.
Detalle de suelo con abonos secos y cubiertas verdes.
Manejo sustentable sin agroquímicos. Suelo cubierto.
Detractores de la tecnología EM:
Si bien es cierto que existen científicos que detractan esta tecnología, basados en que es imposible hacer que determinados microorganismos sean eficientes para cualquier suelo, con cualquier tipo de desbalance, cosa que comparto. También es cierto que precisamente, esta técnica cuando es adaptada a cada caso en especial. Se torna una herramienta poderosa. En nuestro caso, no aplicamos productos EM comerciales. Precisamente porque en algún momento nos hemos percatado que podíamos, recoger nuestros propios microorganismos, desarrollarlos e inocularlos de acuerdo a nuestras necesidades específicas. Con el tiempo nos dimos cuenta que dependiendo de variables de tiempos y combinaciones en la inoculación de otros complejos microbiológicos. Se establecen aplicaciones para abonos, enmiendas, insestàticos y actualmente nos encontramos ensayando insecticidas. Es decir, coincido en que la tecnología EM ha sido muy bastardeada, pero los principios son interesantes. Y dan base a una tecnología específica para cada suelo y para cada escenario.
Plagas:
En los párrafos precedentes me detuve en lo referente al psillido que provoca el “rulo” por ser de las plagas que atacan a los cultivos el que mayor incidencia tiene. Aunque no es el único.
1. Ácaro del Bronceado (Dichopelmus notus)
2. Ácaro Rojo (Oligonychus yothersi)
3. Araña (Phobetron hipparchia)
4. Babosa (Acraga moorei)
5. Chinche(Edesssa rufomarginata)
6. Chinche (Acrosternum Impicticorne)
7. Chinche (Acrosternum Erythrocnemis
8. Medidora (Thyrinteina arnobia)
9. Marandová de la yerba mate (Perigonia lusca)
10. Oruga Cornuda(Citheronia brissotii meridionalis)
11. Oruga Espinosa(Adelpha serpa)
12. Oruga Patotera (Hylesia nigricans)
13. Plegadora o Enruladora(Argyrotaenia sphaleropa)
14. Taladrillo (Díptera no identificado
15. Taladro (Heydypathes betulinus)
16. Tucura (Chromacris speciosa) (Ronderosia bergi) (Dichroplus elongatus) (Xyleus discoideus
PLAGUICIDAS A BASE DE TOXINAS DE MICROORGANISMOS
“Existen toxinas de microorganismos entomopatógenos, bacterias, hongos, protozoarios y virus cuya acción puede afectar a insectos plaga de tal forma que les producen la muerte o dejan de causar daños a los cultivos al impedirles alimentarse.
Se trata de un control altamente específico, algunos de ellos incluso parasitan a un solo hospedante, otros solamente a algunas especies de un orden y en algunos casos sobre diferentes especies de insectos.Esta especificidad hace posible que puedan ser utilizados en el control integrado de plagas (MIP) a través de la selección de cepas de microorganismos que presenten selectividad parasitando solo a las plagas deseadas.” (M. EVROG)
En nuestra visión, la problemática de las plagas son consecuencia de desequilibrios en las cadenas tróficas, y en la interacción de la biota micro y macro de determinados biomas. Por eso, para nosotros es en vano hacer una fragmentación de la problemática. Es decir, hasta que podemos identificar como en la lista precedente, que insectos son los causantes de daños en las plantaciones. Y hasta podríamos hacer un estudio de sus enemigos naturales. Pero en nuestra experiencia está, que antagonizar puntualmente con cada agente o vector de una fitopatología o plaga es un riesgo que se puede evitar desde la perspectiva de ver a los lotes agrícolas como un micro agroclima que hemos modificado con un monocultivo. Y, si no se tienen en cuenta los mecanismos de interacción entre esos actores vivos, es solo cuestión de tiempo que dejen de ser efectivos, es decir si modificamos, el desequilibrio es inevitable. Para poder entender y actuar en consecuencia, en nuestro caso, intentamos imitar a la naturaleza desde nuestra modesta capacidad de entenderla. Pero no obstante, dejando la mayor cantidad de vegetación nativa en los aledaños. Y por supuesto, eliminando lo que dentro de las modificaciones propias de la producción agrícola, es TREMENDAMENTE nocivo como los agroquímicos, la remoción de suelos, o la implantación de cubiertas exóticas.
Para esto hemos desarrollado insecticidas en base a metabolitos secundarios de microorganismos tales como Trichoderma harzianum, Beauveria bassiana, entre otros. También hemos hecho avances prometedores en la utilización como insecticidas de hidrolato de Baccharis dracunculifolia obtenidos con un equipo de destilación por arrastre de vapor. Con estas técnicas, sumadas a los EM, se logró contar con una batería de insumos agrícolas de gran efectividad. Con la enorme ventaja de que estos insumos son de baja o nula toxicidad tanto para el Ser Humano como para el medioambiente. Siendo con la excepción de los cebos antagónicos para combatir a las hormigas cortadoras, de rápida acción y breve permanencia.
Respecto del manejo de las hormigas cortadoras. Hemos experimentado con cebos en base a antagónicos combinados, Trichoderma harzianum y Beauveria bassiana. Con resultados muy alentadores, ya que a lo largo de cinco años tenemos una efectividad de control que supera el 87%.
No obstante y como consecuencia de otras experiencias hechas y en curso actualmente estamos usando hormiguicidas líquidos, en base a fermentados, hidrolatos de pino Elliotis y Baccharis salicifólia, en combinación con macerado de plantas nativas, que han arrojado resultados alentadores. Esto en función que dependiendo del momento del año y de las temperaturas ambientales, es más sencillo el manejo de esta plaga con productos líquidos.
Suelo tratado con hormiguicidas químicos. Sin efectividad concreta y perdurable.
Destilador prototipo. Arrastre de vapor.
Mi opinión personal:
Quienes vivimos en Provincias ricas en recursos, pero pobres en desarrollo, convivimos a diario con una realidad muy compleja. Y si a esto lo vemos desde la perspectiva de la producción agrícola de minifundios. La cosa se hace más compleja aún. Si bien todo está en el enmarco de una dinámica cultural, social, económica, política etc. La realidad de los productores agrarios de nuestra provincia es muy disímil. Están aquellos que tienen un capital enorme comparado con aquellos que a igualdad de superficie, son cuasi indigentes. Esto tiene a mí entender, enorme influencia a la hora de hacer una evaluación a cerca de las políticas agrícolas. Pero tienen un punto en común. La mayoría entiende que el suelo es solo el sustrato donde se sostienen las plantaciones. Cuando en realidad, como muchos sabemos, en el suelo existe una biodiversidad mayor que la que existe sobre él. En función de esto, puedo afirmar que mientras no exista una política de capacitación de ese estrato social, que es el que tiene potestad sobre el recurso suelo, que no es renovable; se seguirá destruyendo aquello que es casi imposible de recuperar en términos de la cronología de un Ser Humano. Es cierto que la sucesión vegetal como proceso demanda alrededor de 70 años para reponer la selva. Es decir que en términos de tiempo, para la naturaleza no es mucho. Pero, en términos económicos y sociales, se debe cambiar la visión de la producción agrícola. Por qué dependemos de ello.
Es menester también mencionar que los profesionales con título de grado Universitario, solo aplican fórmulas que implican contaminar, sin respetar la biodiversidad, ni de los suelos ni de los entornos. Desde esa lógica “asesoran” a los productores. Cosa que determina que la destrucción del medio ambiente esta institucionalizada.
Respecto de las técnicas y manejos libres de químicos, ES POSIBLE. Pero también es menester aclarar que la investigación, el desarrollo y la experimentación, no son cosas habituales dentro del segmento social que trabaja la tierra. Por diversos motivos, tal vez, porque se requiere entrenamiento, porque es oneroso para iniciativas privadas. Pero básicamente por que el grueso de la población rural, es en nuestra zona, analfabeta funcional.
Si es cierto que la agricultura actual, ya no es exclusividad profesional de Ingenieros agrónomos y técnicos. Será que a esta compleja estructura le hacen falta agroecólogos.
Para finalizar, nuestro trabajo, demuestra que muchas cosas pueden ser mejoradas en pos de un ambiente más sano, de respetar la biodiversidad.
Pero, lo que a mi juicio es más relevante, es que si el eslabón agrícola es la base alimenticia de la sociedad, si son quienes tienen el manejo de la preservación de los suelos, el agua y la naturaleza, que es patrimonio de todos. Pues entonces, será el tiempo de prestarle mayor atención a los cambios y procesos que demanda este sector. En beneficio de los agricultores, de la sociedad toda y de la Patria.
Realizadas en la propiedad Rivas entre 2009 -201226º 51´ 42.6¨
54º 20´ 50.8¨
Localidad: San Vicente
Provincia: Misiones. Argentina.