Propuesta de Número Único Federal de matrícula profesional de las Ciencias Agrarias y afines en Argentina

 

Todos quienes me conocen, saben de mis desvelos por acometer contra los molinos de viento de la burocracia. Hago uso de esta imagen, pues  muchos me advierte de que es una empresa inútil, CLARAMENTENTE QUIJOTEZCA. 

Claro que todos terminan coincidiendo con el diagnóstico, hasta el presidente lo admite. Pero muchachos,….el movimiento se demuestra andando, no hablando de él.

Esa “MAQUINA DE IMPEDIR”, que representa la burocracia, no solo toma cuerpo en las oficinas públicas. También existen miríadas de profesionales, encargados de descifrar los laberintos de restricciones, requisitos, regulaciones, digestos, normativas que convergen a modo de carrera de obstáculos para la producción. Esos son la “OTRA CARA DE LA MÁQUINA DE IMPEDIR”, Pero que no cobra sus emolumentos del gasto público. 

La otra burocracia es la que pesa sobre el presupuesto nacional y carga sobre los recursos del estado, es la que se come parte de la riqueza creada sin aportar casi nada al proceso productivo.

A la vez, tiene una capacidad inagotable de crear nuevos requisitos, casi todos restrictivos, pero siempre generadores de nuevos costos de producción.

No se trata ya de que los trámites se lleven a cabo vía internet,…….SE TRATA DE QUE DESAPAREZCAN TRÁMITES.

Pero desde el ámbito privado, podemos ir solucionando ciertas cosas que hacen complicada, la vida de los profesionales de las ciencias agrarias.

Para ello desde el Centro Argentino de Ingenieros Agrónomos estamos empeñados en simplificar la vida de nuestros colegas, como un primer paso hacia objetivos más ambiciosos, que seguramente irán apareciendo fruto del intercambio de ideas entre los colegas. 

Hoy contamos con herramientas de comunicación que acortan distancias y tiempos como nunca antes tuvimos. 

Pese a la modernidad, nos seguimos manejando con legislaciones anacrónicas y restrictivas. Un ejemplo: No es posible que un colega  del interior, se deba matricular en Buenos Aires, para realizar trámites en organismos nacionales. Esto por decir una sola y
pequeña cosita.

Nos consta que algunos colegas que ejercen en distintas provincias deben pagar varias matrículas. ESO TAMBIÉN ES COSTO ARGENTINO. 

Es por esto que deseamos poner sobre la mesa de discusión nuestra propuesta, para que pueda ser enriquecida con el aporte de todos los colegas que deseen hacerlo.

 

La constitución reformada de 1994, tiene para mi muchas falencias, en tanto y en cuanto pretende garantizar “la felicidad”, y el estado de bienestar; tiene sus antecedentes en la intensión en Alemania de propender a esa condición,  en la República de Weimar (principios del siglo XX).

Todos sabemos el desastre en que terminó dicha república, encorsetada por el compromiso que asumió, más las compensaciones de guerra a la que se vio obligada a pagar Alemania por el Tratado de Versalles. 

En el caso nuestro, de hecho, no es posible atender las necesidades de todos, si no se cuenta con los recursos. 

Es a lo que llamo: nuestro “REALISMO MÁGICO” CRIOLLO. 

Pero, nos guste o no, es la Constitución que tenemos y la que debemos respetar, hasta tanto la modifiquemos.

En ella están los artículos 14 y 14 bis, que garantizan la libertad de trabajo y de ejercer industria lícita, conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio.

En muchas formas, dichas leyes, condicionan de tal modo tales ejercicios (en especial los profesionales), que terminan anulando el espíritu libertario de esos artículos.

Las libertades no se pueden fragmentar, clasificar ni condicionar, sin perder la condición de “LIBERTAD”. Las libertadas o los derechos, solo se limitan por los derechos de los demás ciudadanos.

En el caso de los profesionales y en particular, de los profesionales de las ciencias agrarias, encontramos limitado nuestro derecho a trabajar, por la obligatoriedad de poseer una matriculación, para cada lugar del país donde pretendamos trabajar.

Pocas profesiones, poseen tanta movilidad geográfica posible, como la nuestra. Pretender que a cada centro, consejo, colegio profesional, le corresponde un territorio exclusivo para el ejercicio y que ningún otro colega de fuera de ese “TERRITORIO”, pueda ejercer la profesión, si no es “PAGANDO UN CANON”, transforma ese territorio en un “coto de caza exclusivo”.  Claramente esta cuestión se contrapone con el espíritu de la Constitución Nacional. 

La visión progresista es que ese territorio se expanda a todo el país. Que aquellos profesionales que pretenden ampararse en proteger su “TERRITORIO”, comprendan que ellos también podrán desplazarse a otras provincias a ejercer la profesión. Se trata de adoptar una visión más amplia, menos restrictiva.

Es por eso que desde el CADIA, proponemos la existencia de una sola matrícula profesional. Que cada distrito o consejo, siga atendiendo a los profesionales de su provincia y cobrando la matrícula. Aceptando que sus matriculados, puedan ir a ejercer a otros distritos como de otros distritos puedan venir a ejercer al suyo.

Debemos reconocer que el signo de los tiempos nos conmina a eliminar vallas, restricciones, costos. Que la doble imposición, de todo, forma el famoso “COSTO ARGENTINO” que no nos permite ser competitivos. Cada sector, viene contribuyendo con su piedrita, a entorpecer el trabajo creativo. Sabemos que esto no es privativo de nuestro ámbito. Ocurre con casi todas las profesiones. Tal vez sea tiempo de pensar una nueva ley de asociaciones profesionales. Pero eso lo dejamos para más adelante.

Esta propuesta, creemos que no es para “MAL DE NINGUNO, SINO PARA BIEN DE TODOS”.

No es de ninguna manera imperativa ni absolutamente inmodificable. Solo pretendemos que se perfeccione con el aporte de los colegas de todo el país, claro está sin perder el espíritu central de la proposición.