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Argentina. Proceso de Agriculturización

Publicado: 17 de abril de 2006
Fuente: SAGPyA
A partir de los primeros años de la década del 60 se comenzó a insinuar en gran parte de la región pampeana un proceso de agriculturización, que se fue acentuando en décadas siguientes, extendiéndose dicho fenómeno a regiones consideradas otrora marginales para el cultivo de granos. El cultivo de granos, en particular de maíz, trigo, girasol y soja, propios de la región pampeana central, se expandió hacia las zonas perimetrales de esa región y también a regiones extrapampeanas, como el NEA y el NOA Como resultado final de este proceso, en la última década se ha producido un incremento notable en la producción de granos, alcanzando una cifra record de 71,1 millones de toneladas en la campaña 2002/2003 (1), con una superficie de 27,7 millones de hectáreas sembradas (2), presentando como particularidad, que estos crecimientos se han producido casi exclusivamente por el protagonismo alcanzado por la soja, especie que en la actualidad aporta sobre el total de granos aproximadamente el 50,0% de la superficie bajo cultivo y de la producción. El punto de inflexión, generador de los cambios señalados, a partir de los cuales se acentuó esta tendencia se dio en de la campaña 1996/97, cuando se liberaron al medio para su siembra los primeros materiales de soja transgénica tolerantes a glifosato, situación que facilitó en combinación con la difusión de la siembra directa, la notable expansión del área bajo cultivo con esta oleaginosa y como consecuencia de la producción(3) , posicionando a la República Argentina como el tercer productor mundial de grano (4) y el primer exportador mundial de aceites (5). Desde el punto de vista económico, la soja se ha transformado en la fuente más importante de ingresos fiscales, posibilitando la financiación de los programas sociales implementados a fin de mitigar las consecuencias de la grave crisis socio-económica por la que atraviesa el país. Sin embargo, los avances logrados con la expansión del cultivo tienen su contracara, ya que la combinación de la siembra directa-monocultivo de soja tolerante a glifosato, atentan contra la sustentabilidad de los agroecosistemas. Así, en importantes áreas de la región pampeana el monocultivo de la soja, juntamente con la excesiva utilización de agroquímicos para el control de plagas animales y vegetales generó y genera grandes riesgos de contaminación al medioambiente y a la salud humana. La producción de soja se podría tornar de esta manera altamente vulnerable ante la aparición de problemas climatológicos o de enfermedades (6). Por otro lado, el fuerte proceso de agriculturización sumado a la ausencia de un plan ordenado de rotaciones en los cultivos, trajo como consecuencia la erosión y degradación de los suelos, dándose este proceso con mayor intensidad en aquellas tierras bajo agricultura continua con su secuela, la caída de la productividad física por hectárea. El señalado proceso adquiere ribetes mucho más dramáticos en zonas extrapampeanas, en particular en las regiones del NOA y del NEA ya que en estas regiones el mismo es atribuible en su totalidad a la expansión del monocultivo de la soja. La situación actual en muchas provincias es por demás preocupante. En las zonas centro y sur de Santa Fe se observa un proceso homogéneo y generalizado de agriculturización, con 85,0 a 90,0% de la superficie cultivada con soja (7) y se presentan problemas muy extendidos de degradación y erosión de suelos. En la zona central, la agriculturización con soja ha desplazado al tambo con el consiguiente efecto sobre la mano de obra ocupada. Un fenómeno similar ocurre en la parte norte de la provincia, con el desplazamiento del algodón por la soja. Por su parte en Córdoba, la soja representa del 80,0 al 85,0% del área cultivada con granos, por lo que su monocultivo se constituye en el principal problema, con el consiguiente efecto sobre la degradación del suelo. Por otro lado los altos costos de los arrendamientos y la ausencia de contratos a largo plazo, atentan contra la planificación a mediano plazo (rotaciones). El fenómeno de agriculturización en la provincia de Entre Ríos ha tenido un fuerte incremento, superando la última campaña 1,7 millones de hectáreas, de las cuales el 60,0% corresponden al cultivo de la soja. Los efectos negativos de este proceso se pueden potenciar aún más, si tenemos en cuenta los siguientes factores: la alta predisposición de los suelos a la degradación, la gran subdivisión de las tierras, los arrendamientos por una campaña y las posibilidades de contaminación. En Buenos Aires hay dos situaciones bien definidas. En las zonas norte y suroeste de la provincia, se produjo la expansión de la soja a costa de los cultivos de maíz y girasol en ese orden. Los mayores costos para la implantación de estos cultivos, sumado a los contratos por un solo año, son las causas principales de la mayor expansión de la soja. En cambio, en el sur bonaerense, el proceso de agriculturización es más reciente y la expansión de la soja mucho menor que en las otras regiones. Los factores climáticos (8) limitan la expansión de este cultivo por lo que no es dable esperar a corto plazo un proceso semejante al del centro norte de la región pampeana y en el norte del país. En resumen, la sojización en la Argentina es una realidad (9), y ante la posibilidad concreta de que continúe el proceso de intensificación y expansión de la agricultura para alcanzar según distintas estimaciones los 100 millones de toneladas en la próxima década, de no generarse un ámbito de discusión entre instituciones y decisores políticos con el objeto de instrumentar medidas económico-financieras y evaluar instrumentos legales y económicos que frenen este proceso, la competitividad sectorial y la sostenibilidad de los recursos se verán en el mediano y largo plazo seriamente comprometidas. -------------------------------------------------------------------------------- (1)Este tonelaje es superior en un 74,0% al logrado en la campaña agrícola 1993/94. (2)El área sembrada en la citada campaña es en valores relativos mayor en 36,5% a la implantada al inicio del último decenio. (3)La adopción de estas alternativas tecnológicas, simplificaron y abarataron el control de malezas y la implantación del cultivo. Además gracias a la siembra directa, se incorporaron al proceso productivo, áreas en las que la utilización de labranzas convencionales, implicaban alta fragilidad ecológica. (4)En la campaña agrícola 2002/03, sobre un total estimado de producción a nivel mundial de 189,5 millones de toneladas, nuestro país participó con el 18,3%, siguiéndole en orden decreciente de importancia a Estados Unidos y Brasil, países que ocupan las dos primeras posiciones en el ranking de productores. (5)El volumen total exportado de aceite de soja en el año 2002 ascendió a 9,0 millones de toneladas, correspondiéndole a nuestro país en dicha fracción del mercado una participación del 37,8%. Le siguen en orden de importancia como principales exportadores de aceite de soja Brasil y Estados Unidos. (6) Como ejemplo cabe mencionar la aparición en nuestro país de la roya asiática de la soja, a fines de la campaña 2000/01. (7) El 55,0 al 60,0% corresponde a soja de primera y el restante 25,0 al 30,0% a soja de segunda. Temperaturas y duración de la estación de crecimiento. (8)Temperaturas y duración de la estación de crecimiento. (9) En la última estimación de la SAGPyA, la superficie sembrada con soja en el ciclo agrícola 2003/04 rondaría las 14,2 millones de hectáreas, de las que se recolectaría un volumen cercano a las 32,0 millones de toneladas.
Fuente
SAGPyA
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