En los últimos años llamo la atención de todos en la producción porcina moderna la construcción de granjas en altura. Como se realiza casi ya habitualmente en la República Popular China. Un ejemplo es Ezhou (provincia de Hubei, China) que alberga dos torres de 26 plantas dedicadas íntegramente a la crianza de cerdos, con una capacidad anual estimada en 1,2 millones de animales.
La nueva granja porcina de Muyuan Foods cerca de Nanyang es, con diferencia, la más grande del mundo. Reuters
¿Por qué China apuesta por granjas verticales?
El auge de estas “granjas rascacielos” obedece a varios factores estructurales en el país asiático: Escasez de suelo agrícola y presión para optimizar el uso del terreno. Y también incidió en el sector la necesidad de "modernizarse" luego de crisis como la de la peste porcina africana (PPA), que entre 2018 y 2020 eliminó cerca de 100 millones de cerdos en ese país.
Para "ganar" está la integración de tecnologías de automatización, datos, Inteligencia artificial y bioseguridad. Por ejemplo, en edificios de seis plantas de
Muyuan Group en Henan, los sistemas “inteligentes de control ambiental, alimentación e inspección” elevan significativamente la eficiencia. Muyuan Group tiene a la cría de cerdos como actividad principal hace casi 30 años y se ha convertido en un grupo empresarial moderno e integrado que abarca la cría de cerdos, el comercio de granos, el procesamiento de alimentos, el sacrificio de cerdos, la agricultura ecológica, la financiación y el comercio electrónico, entre otros.
También emergen voces críticas: “Edificios tan altos… no son efectivos, es solo marketing”, apuntan sus detractores advirtiendo que “solo el 35 % de la capacidad total construida en China está actualmente operativa”, mencionan en el mismo articulo del diaro español citado. Los riesgos de enfermedad, logística, bienestar animal y costes se amplifican cuando el sistema se escala verticalmente.
Producción porcina en instalaciones de varios pisos
¿Qué implicaciones tendría para la producción global?
Para profesionales de la nutrición, sanidad y producción animal, esta tendencia indica varios puntos relevantes:
- Mayor densidad productiva: el uso vertical reduce la huella de suelo y puede incrementar la eficiencia volumétrica, un concepto que puede replicarse en contextos donde la tierra es un recurso escaso.
- Automatización y monitoreo: sistemas que ajustan alimentación, ambiente y salud animal piso a piso exigen modelos de gestión, capacitación y tecnología de punta.
- Bioseguridad reforzada, pero también retos nuevos: concentrar miles de animales en un edificio multipiso aumenta la complejidad de los protocolos sanitarios y los riesgos de brote.
- Sostenibilidad y percepción pública: si bien se argumenta la generación de biogás, tratamiento de residuos y menor uso de tierra, los proyectos enfrentan críticas de asociaciones de bienestar animal y medioambientales.
Esta claro que la construcción de granjas verticales de engorde de cerdos en China representa una apuesta audaz por la transformación del modelo tradicional de producción, orientada a maximizar eficiencia y asegurar el abastecimiento en un mercado superlativo. No obstante, para que este concepto sea verdaderamente replicable y aceptado —especialmente fuera de China— deberá demostrar que puede equilibrar tres conceptos innegociables del presente y hacia el futuro: Productividad con bienestar animal, Sostenibilidad ambiental y Viabilidad económica. Un cambio estructural que los especialistas del sector no pueden ni podrán ignorar.