Intervenciones postparto de impacto: reevaluando el rol de los secantes en polvo para la estabilidad térmica y el bienestar del recién nacido

Los lechones neonatos enfrentan tres desafíos críticos durante el período posnatal inmediato: (1) hipotermia, con pérdidas térmicas que pueden alcanzar 3-5°C en la primera hora de vida; (2) acceso oportuno al calostro, esencial para la transferencia de inmunidad pasiva y aporte energético; y (3) riesgo de infecciones umbilicales que pueden derivar en septicemia. Este estudio comparó la eficacia de un aditivo secante en polvo (compuesto por arcillas micronizadas y aceites esenciales) versus el protocolo convencional de la granja (talco secante base óxido de zinc), evaluando su impacto en cuatro parámetros clave: termorregulación durante las primeras 2 horas postparto, tiempo hasta el primer encalostramiento, cicatrización umbilical (24-72 h) y desempeño productivo hasta el destete (21 días).

En una granja comercial en Antioquia, Colombia, se evaluaron 111 lechones (10 camadas) divididos en dos grupos: tratamiento (aditivo secante en polvo aplicado al nacer) y control (manejo convencional con talco secante estándar). Se midió temperatura corporal a 0, 30, 60, 90 y 120 minutos postparto, tiempo hasta la primera toma de calostro, caída del cordón umbilical (24–72 h), pesos al nacimiento y destete (día 21), y mortalidad. Los datos se analizaron con estadística descriptiva y pruebas *t* de Student para comparar grupos (*p* < 0.05), sin ajustes adicionales por camada. El estudio comparó directamente ambos métodos bajo condiciones prácticas de granja, priorizando indicadores de vitalidad neonatal y desempeño productivo.

Los lechones tratados con el aditivo secante mostraron una recuperación térmica significativamente más rápida, con temperaturas corporales 0.5–1.0°C superiores a los controles desde los 30 minutos postparto (*p* < 0.05), alcanzando 37.3°C vs. 36.6°C a las 2 horas. No hubo diferencias significativas en peso al nacer (1.45 kg promedio) ni al destete (6.3 kg), aunque se observó una tendencia a mayor porcentaje de cordones umbilicales secos a las 48 h en el grupo tratado (~50% vs. ~25%). La mortalidad pre-destete fue similar en ambos grupos (~10–12%), atribuida principalmente a aplastamientos. Estos resultados sugieren que el secante mejoró la termorregulación inicial sin impactar significativamente los parámetros productivos finales bajo las condiciones del estudio.

La aplicación del aditivo secante demostró beneficios significativos en la termorregulación neonatal durante las primeras horas postparto, con lechones alcanzando temperaturas corporales óptimas más rápidamente que el grupo control. Si bien no se observaron diferencias en los parámetros productivos finales (peso al destete y mortalidad), la mejora en la vitalidad inicial y la tendencia a una mejor cicatrización umbilical sugieren que este producto puede ser una herramienta valiosa en el manejo neonatal, particularmente para lechones en riesgo de hipotermia. Estos hallazgos respaldan el uso de secante como complemento a las prácticas convencionales, aunque su impacto económico deberá evaluarse considerando el costo adicional frente a los beneficios en bienestar animal.

La supervivencia y el desarrollo óptimo de los lechones en sus primeros días de vida están íntimamente ligados a un manejo perinatal adecuado (Porci news, 2020). En la producción porcina moderna, las pérdidas pre-destete representan un desafío crítico, con tasas que oscilan entre el 15% y 25%, siendo los lechones de bajo peso (< 1 kg) los más afectados, con mortalidades que pueden superar el 50% (3tr es3, 2021). Esta vulnerabilidad se debe a múltiples factores intrínsecos: los lechones nacen con reservas energéticas limitadas —principalmente glucógeno hepático, que se agota rápidamente— y carecen de grasa subcutánea suficiente para aislarse eficientemente. Además, su sistema de termorregulación es inmaduro, lo que los hace extremadamente sensibles a la hipotermia, especialmente en las primeras horas posparto, cuando pasan de un ambiente intrauterino cálido (~39°C) a un entorno externo que ronda los 20–24°C. Sin intervenciones tempranas, como el secado y calentamiento, pueden perder hasta 3–5°C de temperatura corporal en solo 30 minutos (3tr es3, 2021), comprometiendo su vitalidad y aumentando el riesgo de mortalidad por aplastamiento o inanición.

En este contexto, diversas estrategias de manejo neonatal han sido evaluadas, destacándose el uso de agentes secantes tópicos. Estos productos buscan abordar simultáneamente la pérdida térmica por evaporación y proveer una barrera antiséptica en la región umbilical. Aunque reportes comerciales sugieren beneficios, existe escasa evidencia científica que compare su eficacia frente a los protocolos convencionales bajo condiciones controladas. Particularmente, se desconocen sus efectos sobre la curva de recuperación térmica hora por hora y su posible correlación con parámetros productivos posteriores (Roldán Santiago et al., 2019).

El presente estudio tuvo como objetivo evaluar el impacto de un aditivo secante en polvo (compuesto por arcillas micronizadas y aceites esenciales) sobre: (1) la termorregulación neonatal durante las primeras 2 horas postparto, (2) la cicatrización del cordón umbilical, y (3) el desempeño productivo hasta el destete. La hipótesis planteó que este aditivo mejoraría significativamente la estabilización térmica temprana y reduciría complicaciones umbilicales, sin afectar negativamente el crecimiento o supervivencia de los lechones.

Metodología:

El presente estudio de campo se llevó a cabo en una granja porcícola comercial, situada en Antioquia, Colombia, la cual alberga aproximadamente 760 cerdas reproductoras en un sistema de ciclos continuos. Para la evaluación se seleccionó una banda de parto específica como corte general y dentro de ella, se seleccionaron 10 cerdas de similar orden de parto, las cuales aportaron un total de 111 lechones nacidos vivos que fueron incluidos en el análisis, excluyéndose únicamente los mortinatos.
El diseño experimental implicó la asignación de las 10 camadas de lechones a dos grupos de tratamiento diferenciados. El primer grupo, denominado grupo control, estuvo compuesto por 4 camadas que totalizaron 47 lechones vivos. A estos individuos se les aplicó el protocolo habitual de la granja, que consistía en el uso de un producto secante convencional, un talco con propiedades desecantes y desinfectantes empleado de manera rutinaria inmediatamente después del nacimiento. Este producto, que fungía como el estándar comercial de referencia en la granja, sirvió como control positivo del manejo tradicional.

El segundo grupo, el grupo de tratamiento, incluyó 6 camadas con 64 lechones vivos. A cada lechón de este grupo se le administró, de forma inmediata tras el parto, una dosis del aditivo secante en evaluación, siguiendo las indicaciones del fabricante mediante un espolvoreado uniforme sobre el cuerpo húmedo del lechón y, de manera particular, en la región umbilical. Este aditivo en polvo, cuya composición se basa en minerales arcillosos micronizados y aceites esenciales.

Tabla 1: Datos recopilados de la población.

Todas las parideras estaban equipadas con lámparas de calor reguladas, manteniendo una temperatura ambiental inicial aproximada de 34 °C. Se realizó un secado manual inicial de cada lechón, y se estimuló la respiración cuando fue necesario. Además, se aseguró el acceso precoz de todos los lechones a las mamas. De manera paralela, las cerdas de ambos grupos recibieron la misma dieta, y los lechones siguieron un programa sanitario uniforme. La desinfección de los corrales de maternidad se llevó a cabo antes de cada parto.

El seguimiento de cada camada se extendió del nacimiento al destete, registrándose con precisión los siguientes indicadores:

La temperatura corporal postnatal fue medida rectalmente con un termómetro digital en cada lechón en intervalos de 0 (inmediatamente después de la atención inicial), 30, 60, 90 y 120 minutos postparto, para evaluar la capacidad de termorregulación y la velocidad de recuperación térmica.

El tiempo hasta la primera toma de calostro se cuantificó en minutos, registrando el intervalo desde el final del procesamiento inicial hasta que el lechón realizaba su primera succión efectiva de calostro. Dato obtenido mediante observación directa continua de las camadas durante al menos la primera hora de vida, indicador de vitalidad inicial.

La cicatrización del cordón umbilical se evaluó registrando la caída del cordón a las 24, 48 y 72 horas de vida. Cada lechón fue inspeccionado diariamente, anotándose si su cordón umbilical permanecía adherido (sin secar completamente) o si ya se había desprendido, lo que se consideró indicativo de un proceso de secado y cicatrización completo. Para el analizarlo, se calculó el porcentaje de lechones con ombligo cicatrizado en cada grupo a los dos días como indicador principal de este proceso.

La mortalidad y supervivencia se documentaron, registrando el número de lechones fallecidos en las primeras 48 horas postparto (catalogada como mortalidad neonatal temprana) y durante toda la fase de lactancia hasta el destete. Siempre que fue posible, se anotaron las causas aparentes de muerte, tales como aplastamiento, debilidad o diarrea, entre otras.

Finalmente, el peso al nacimiento y al destete se determinó individualmente. Todos los lechones fueron pesados con una balanza digital inmediatamente después del nacimiento y antes de cualquier ingesta, para establecer su peso inicial, y nuevamente al destete (21 días de vida) para obtener el peso vivo final. A partir de estos datos, se calculó la ganancia de peso promedio durante la lactancia, tanto por camada como por lechón, proporcionando un indicador de desempeño bajo cada tratamiento.

Para el análisis estadístico, se procesó la base de datos elaborada en excel mediante el software estadístico R. Los resultados obtenidos se expresaron como la media ± desviación estándar (DS) para cada grupo. Para la comparación de medias entre los dos grupos (tratamiento vs. control), se empleó la prueba t de Student para dos muestras independientes (dos-colas).

Previamente a la aplicación de pruebas paramétricas, se verificó la distribución aproximadamente normal de los datos cuantitativos (como temperaturas y pesos) y la homogeneidad de varianzas, validando los supuestos. En el caso de las proporciones (por ejemplo, el porcentaje de cordones cicatrizados), se evaluaron de manera descriptiva y, si era pertinente por el tamaño de la muestra, se utilizaron pruebas de comparación de proporciones, como el test de Chi-cuadrado u el test exacto de Fisher.

El nivel de significancia estadística adoptado para todas las pruebas fue de α=0.05 (p< 0.05). Además, para una visualización más clara de la evolución térmica en cada grupo, se graficaron curvas de temperatura corporal promedio a lo largo del tiempo, con un intervalo de confianza del 95%. Es importante recalcar que, si bien en este informe no se realizó un análisis económico de costo-beneficio, se consideró el costo unitario del producto en la discusión de sus implicaciones prácticas.

Al inicio del estudio, los lechones mostraron características similares. El peso promedio al nacer fue idéntico entre el grupo de tratamiento y el control, sin diferencias estadísticamente significativas.

De manera similar, la temperatura corporal medida inmediatamente después del nacimiento fue consistente entre grupos, sin diferencias significativas como se muestra en la tabla 2.

Tabla 2: Características iniciales de los lechones por grupo de tratamiento.

Estos datos, además de ser analizados con pruebas t de Student para la comparación entre grupos, fueron visualizados mediante gráficos de boxplot para observar distribución y dispersión de variables por tratamiento, confirmando así que, al nacer, no existían disparidades intrínsecas en el vigor o el tamaño de los lechones asignados a cada tratamiento.

Gráfico 1: Peso al nacimiento camada (kg) por tratamiento.

Gráfico 2: Peso promedio camada al destete (kg) por tratamiento.

Gráfico 3: Peso promedio al destete/lechón por tratamiento.

Tabla 3: Peso promedio al destete/lechón por tratamiento.

Por lo tanto, cualquier divergencia subsiguiente puede ser atribuida directamente al efecto del aditivo secante empleado y no a condiciones de partida heterogéneas (Tabla 4).

Tabla 4: t-estadístico y p-value para variables evaluadas.

La recuperación de la temperatura corporal postnatal fue notablemente superior en los lechones que recibieron el aditivo secante, una diferencia que se hizo estadísticamente significativa a partir de los 30 minutos de vida y se mantuvo consistente a lo largo de las primeras dos horas postparto. Mientras que los lechones tratados exhibieron una recuperación térmica más rápida y sostenida, aproximándose a su temperatura de nacimiento, los controles permanecieron significativamente más fríos. Esta evolución y las diferencias entre grupos se detallan en la Tabla 5 y se ilustran visualmente en la grafico 4. La menor dispersión térmica observada en el grupo tratado, reflejada en intervalos de confianza más estrechos (grafico 4), sugiere una respuesta termorreguladora más uniforme entre los individuos.

Tabla 5: Comparación de la temperatura entre el grupo control y el grupo tratamiento en diferentes tiempos postparto.

Gráfico 4: Evolución de la temperatura corporal de los lechones con IC 95% en las primeras 2 horas postparto.

Tabla 6: Porcentaje de lechones con cordón umbilical cicatrizado por grupo de tratamiento.

Estadísticamente, la tasa de mortalidad pre-destete fue equivalente en ambos grupos, situándose alrededor del 10% al 12% de los lechones nacidos vivos, una cifra que es típica en sistemas comerciales y que se refiere a aquellos individuos nacidos débiles que no lograron sobrevivir. Por ende, el uso del aditivo secante no mostró un impacto significativo en la mortalidad en este estudio, aunque es importante recalcar que la mortalidad absoluta fue baja en ambos casos, gracias a la implementación de un manejo meticuloso; los resultados se resumen en la tabla 7.

Tabla 7: Parámetros de crecimiento y mortalidad predestete por grupo de tratamiento.

En síntesis, los resultados obtenidos en este estudio demuestran que el aditivo secante proporcionó beneficios en la fase neonatal inmediata, mejorando la temperatura corporal de los lechones y, posiblemente, acelerando la desecación del ombligo, sin efectos adversos aparentes. Sin embargo, es necesario recalcar que estos beneficios tempranos no se tradujeron en diferencias mensurables en el crecimiento ponderal ni en la supervivencia hasta el destete bajo las condiciones específicas de esta prueba de campo. Ambos grupos de lechones lograron desempeños productivos muy similares al final del período de lactancia.

Los lechones manejados con el método convencional (talco estándar) mostraron la caída de temperatura típica de aproximadamente 2 °C, cuya recuperación fue significativamente más lenta.

En nuestro ensayo, no se observaron diferencias significativas en el número de lechones destetados ni en el peso promedio al destete. Por lo tanto, el beneficio de este aditivo es más sutil y se relaciona primariamente con el bienestar animal y la mejora de las condiciones fisiológicas iniciales. 

La literatura sobre manejo porcino sugiere que al reducir la hipotermia y fomentar un consumo temprano de calostro, se podría lograr una reducción de la mortalidad pre-destete en varios puntos porcentuales. Por consiguiente, aunque en esta prueba de campo específica los beneficios del secante no impactaron directamente los indicadores productivos finales, en un contexto más amplio, su uso podría mejorar la eficiencia global al salvar lechones que, de otro modo, se perderían (Vila y Tummaruk, 2016).