Los protocolos de bioseguridad están bien diseñados. El problema es: ¿los entienden y cumplen realmente las personas? El Referente Carlos Piñeiro expone un punto crítico: la tecnología aplicada a la sanidad porcina no reemplaza la necesidad de implicar al factor humano. Aunque hoy disponemos de herramientas digitales que anticipan riesgos y generan eficiencia, no hay ROI si el personal en granjas no está alineado, formado y comprendido dentro del ecosistema de cambio. ¿Cómo debería integrarse el análisis de comportamiento humano dentro del diseño de estrategias activas de bioseguridad?