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Rendimiento de las reproductoras de cerdos en respuesta a la betaína natural durante la fase de lactancia y después del destete en los meses de invierno y verano

Publicado: 27 de julio de 2020
Por: Alexandre Barbosa de Brito, Veterinario, Doctor en Nutrición Animal.
En las últimas décadas, el tamaño de la camada y el número de lechones destetados por matriz/año han sido considerablemente altos, principalmente debido a la mayor productividad de este animal que apunta a esta característica en los procesos de selección. En los datos brasileños, presentados por Agriness (2020), se puede observar que el número promedio de nacidos vivos/hembra/año en Brasil fue de 27.22 lechones en 2008, a 31.02 lechones en 2019, un aumento del 14%. En el mismo período, hubo una reducción en el peso promedio del cerdo al nacer de 1.47 kg en 2008 a 1.37 kg en 2019, una pérdida de 100gr/lechón, o 6.8%.
En vista de esto, varios centros de investigación están llevando a cabo varias pesquisas, con el objetivo de evaluar estrategias que aumenten el rendimiento de esta matriz durante los períodos de gestación y lactancia, siendo una línea de investigación interesante el uso de donantes de grupos metil, especialmente durante los meses más cálidos del año. Para validar esta hipótesis, en una publicación reciente (Mendonza et al., 2020) evaluaron el rendimiento reproductivo de reproductoras de cerdos que usan betaína natural, en diferentes épocas del año. Según la revisión realizada por los autores, durante los meses de verano, los días no productivos aumentan de 5 a 19 días; Esto se debe principalmente al retraso del estro o la pérdida de embriones después de la inseminación. Además, se estima que el número total de lechones nacidos se reduce en 0.05 lechones por cada 1°C por encima de 20°C el día de la inseminación (Bloemhof et al., 2013). Durante la fase de lactancia, para temperaturas superiores a 25°C, las reproductoras de cerdos disminuyen la ingesta de alimento en 0.5 kg a cada 1°C adicional (Quiniou y Noblet, 1999) y aumentan la movilización de tejidos para soportar producción de leche (Spencer et al., 2003). Las reproductoras con poca ingesta de alimento durante la lactancia generan una presión aún mayor en el período reproductivo posterior con un balance energético negativo, que actúa como una retroalimentación negativa que retrasa el comienzo de un nuevo ciclo reproductivo.
La betaína, o tri-metilglicina, es un donante de metil y un osmorregulador que se acumula naturalmente en organismos que se adaptan a condiciones salinas o secas. El papel de la betaína como osmolito tiene implicaciones importantes, ya que puede mantener el volumen y la integridad celular en condiciones difíciles, incluido el estrés térmico. Ramis et al. (2010) evaluaron la betaína a las reproductoras durante la lactancia y informaron una mejora en la ganancia de peso de la camada. Además, la suplementación dietética de betaína en estas reproductoras en la fase de lactancia, redujo el intervalo de destete-estro y aumentó el tamaño de la camada posterior.
La betaína puede ser beneficiosa para el embrión durante la implantación (debido al efecto de osmoprotección) al ayudar con la división celular inicial y al reducir la homocisteína plasmática. La betaína natural ofrece ventajas adicionales porque es un producto de una concentración más alta (contenido prácticamente puro de betaína, por encima del 96% de pureza), además de tener un potencial biológico superior a su análogo, sintetizado químicamente (Santos et al., 2019).
El objetivo del estudio del grupo de Carolina del Norte fue evaluar el impacto de la betaína natural en la dieta de los cerdos alimentados durante la lactancia y en las dietas posteriores al destete como una estrategia para mejorar el rendimiento productivo de las madres expuestas al estrés por calor. Para eso, se realizaron dos estudios, el primer durante el verano (Exp. 1) y el segundo durante los meses de invierno (Exp. 2).
Los tratamientos se diseñaron como un arreglo factorial 2 × 2 (niveles de betaína natural en la dieta - 0 o 0.2%) y un período de suplementación (durante la lactancia o durante el período posterior al destete => hasta 35 días después de la inseminación). Para el Exp. 1, se usaron 322 hembras jóvenes (orden de nacimiento 1 y 2) y 327 cerdas (orden de nacimiento 3 a 6) en el período de verano en los Estados Unidos (el experimento ocurrió entre junio hasta septiembre). Para el Exp. 2, estos números fueron 300 de hembras jóvenes y 327 cerdas, sin embargo, los animales fueron alojados durante el período de invierno estadounidense (el experimento ocurrió desde febrero hasta marzo).
En ambos experimentos, las reproductoras se alojaron en las mismas salas de partos y en la misma sala de cría. La temperatura ambiente en las salas de parto se ajustó a 23,5°C en el momento del parto y se redujo gradualmente a 21°C al destete. Se proporcionó calor o enfriamiento suplementario usando calentadores de gas y enfriadores de celda húmeda. Para el Exp.1., la temperatura ambiente promedio durante el período de lactancia fue de 25.4±2.3°C (mínimo 16.4 y máximo 35.7°C) y la humedad relativa fue 72.5±7.4% (mínimo de 37.4% y máximo de 95.1%), lo que resulta en un índice de sensación térmica de 27.0°C (mínimo de 17.8 y máximo de 41.2°C). Las reproductoras estaban por encima de una temperatura máxima del ideal de 26°C en el 48,9% del período de acomodación; y por encima de una sensación térmica máxima ideal de 26°C durante el 62,3% del tiempo. Durante el período posterior al destete, la temperatura de este experimento fue de 23.3±2.9°C (mínimo 16.8 y máxima de 31.2°C) y la humedad relativa fue de 72.1±8.6% (mínimo de 40.9% y máximo de 93.2%), con un índice de sensación térmica de 24.9°C (mínimo de 18.0 y máximo de 36.6°C). Las reproductoras estuvieron por encima de una temperatura ambiente de 26°C durante el 19.1% del tiempo y por encima de una sensación térmica de 26°C durante el 28.0% del tiempo.
Para el Exp.2., la temperatura promedio de la sala de partos durante el período de lactancia fue de 23.1±2.7°C (mínimo de 15.1 y máximo de 33.7°C) y la humedad relativa fue 59.3±13.5% (mínimo de 2.7% y máximo de 95.2%), lo que resulta en un índice de sensación térmica de 25.1°C (mínimo de 16.2 y máximo de 37,2°C). Las reproductoras estaban por encima de una temperatura ambiente de 26°C en el 16,3% del período de acomodación; y por encima de una sensación térmica de 26°C durante el 20,6% del tiempo. Durante el período posterior al destete, la temperatura de estos experimentos fue de 23.9±2.0°C (mínimo de 17.4 y máxima de 33.5°C) y la humedad relativa fue de 69.9±12.3% (mínimo de 8.4% y máximo de 93.5%), con un índice de sensación térmica de 25.1°C (mínimo de 18.3 y máximo de 41.7°C). Las reproductoras estuvieron por encima de una temperatura ambiente de 26°C durante el 15,2% del tiempo y por encima de una sensación térmica de 26°C durante el 21,1% del tiempo.
Se puede ver un resumen de los resultados en la Tabla 01 (resumen de los principales resultados significativos agrupados por orden de partos) y en la Tabla 02 (resumen de los principales resultados separados por todos los tratamientos).
Sobre los datos de la Tabla 01, en general, las hembras que consumieron betaína natural en el periodo de verano, tuvieron una mayor pérdida de peso durante la lactancia (P=0.024), pero generaron una tendencia (P=0.071) de un nivel más bajo de animales de baja viabilidad (animales que pesan menos de 3,62 kg en 21 días de lactancia), es decir, un mejor ajuste en el peso de la camada. Estos factores están correlacionados, ya que una mayor productividad del peso de los lechones puede generar una mayor presión para reducción de peso en estas hembras. Aún analizando los datos en la Tabla 01, estas mismas ventajas no se observaron durante el período de invierno, donde la única diferencia estadística observada en estos parámetros biológicos fue en la frecuencia respiratoria (movimientos/minuto, P=0.013) que obtuvo resultados opuestos para las hembras jóvenes x hembras de +3 ciclos cuando comparamos el uso de betaína natural.

Tabla 01. Resumen de los resultados de las hembras que consumieron 0 y 0.2% de betaína natural durante los 21 días de lactancia, teniendo en cuenta el orden de nacimiento
Tabla 02. Resumen de los resultados de las hembras que consumieron 0 y 0.2% de Betaína Natural durante los 21 días de lactancia, teniendo en cuenta el orden de nacimiento 
La Tabla 02 muestra los datos más relevantes para el estudio, teniendo en cuenta el período de uso de Betaína Natural (durante la fase de lactancia y en el período posterior al destete), donde está claro que cuanto mayor es la temperatura ambiente, mayor será la presión sobre estas hembras, lo que resultará en positividad en el trabajo de los productos osmoprotectores; por ejemplo, hubo una fuerte tendencia estadística (P=0.059) para el uso de betaína natural en relación con el número de animales nacidos/destetados en el Exp. 01, con resultados distintos dependiendo de las fases de producción, en las hembras en el ciclo 1 y 2 que consumieron betaína natural durante la fase posterior al destete, hubo un mejor rendimiento, y al comparar hembras de más de tres ciclos, el uso en la fase de lactancia generó los mejores resultados. Aun analizando esta tabla, cuando se observa el número de nacimientos (sea total o vivo), ocurre algo similar. Hago esta comparación, incluso con valores altos de P, pues los autores encontraron efectos significativos para una interacción de los factores analizados en el Exp. 01, está claro que, para este ítem, el uso de Betaína durante las primeras fases de la producción puede tener un efecto positivo en el número de nacimientos (vivos o totales), lo que no se observó en las hembras mayores. En cuanto en el Exp. 02 (tiempos de clima más frío), no hubo un efecto positivo en estos parámetros.
Como conclusión, los autores comentan que el uso de betaína natural al 0.2% durante los meses de invierno no benefició significativamente el rendimiento de la reproductora, sin embargo, durante el verano, la suplementación de betaína durante la lactancia aumentó el tamaño de la camada posterior en cerdas con orden de nacimiento mayor de 4+. La betaína alimentada durante el período posterior al destete redujo el intervalo de destete-estro y aumentando el número total de lechones nacidos de primíparas y redujo el número total de lechones nacidos de madres con más de 4 ciclos.
El uso de esta tecnología puede ser aún más eficiente en situaciones de reproducción tropical como la de América Latina, donde los datos de sensación térmica en los galpones de reproducción de estas hembras generalmente exceden las temperaturas de sensación térmica descritas en este estudio.
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Alexandre Barbosa de Brito
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