Inmunocastración porcina

El control eficaz del olor sexual es esencial para la industria porcina. Aunque no es peligrosa, la carne con sabor a padrillo no gusta a muchos consumidores, por eso es importante reducir al mínimo su presencia en la cadena alimentaria.

La sensibilidad al olor sexual varía de unas personas a otras; la carne que lo presenta se describe como de olor desagradable semejante al de la orina, el almizcle, el sudor, la cebolla o las heces.

El método más habitual para controlar el olor sexual en el cerdo es la castración quirúrgica: se calcula que más del 95% de los cerdos macho se castran quirúrgicamente.

Sin embargo, y en contra de la opinión popular, la práctica de la castración quirúrgica no es eficaz al 100% para controlar el olor sexual. Hay estudios que demuestran que hasta el 3% de las cerdas jóvenes y machos castrados quirúrgicamente pueden tener niveles de olor detectables mediante análisis químico u organoléptico. Un alojamiento con un suelo muy sucio puede aumentar la concentración de escatol, uno de los componentes del olor sexual, en cualquier cerdo, ya sea una cerda joven, un cerdo joven o un cerdo castrado.

Los cerdos macho sometidos a castración quirúrgica transforman el alimento en carne magra menos eficazmente que los machos enteros, por lo que tienen un costo mayor y un mayor impacto ambiental (producen más heces y fosfatos y consumen más energía) para alcanzar el mismo peso. También producen canales con una proporción menor de carne magra.

IMPROVAC ofrece al productor una alternativa a la castración quirúrgica eficaz, respetuosa con el bienestar animal y sostenible. De hecho, los consumidores confirman que la vacunación con IMPROVAC es el método preferido para controlar el olor sexual. Los productores también se benefician de la mejora del rendimiento, de la salud y de la calidad de la canal que se consigue mediante la cría de cerdos enteros durante la mayor parte del período de engorda. Once años de uso comercial y estudios en muchos países siempre han demostrado que IMPROVAC tiene una eficacia superior al 99% contra el olor sexual; de modo que es, como mínimo, tan eficaz como la castración quirúrgica.