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Relación entre el grado de contacto perro-propietario y la carga de helicobacterias en mucosa gástrica canina

Publicado: 6 de octubre de 2014
Por: Alvaro Luzio Quiroga ¹, Pedro Urrutia Cid 2, Victoria Merino Muñoz ², Juan Tobar Villanueva 2 y Apolinaria García Cancino 3 1 Escuela de Medicina Veterinaria, Universidad Santo Tomás, Concepción, Chile. 2 Departamento de Ciencias Clínicas, Facultad de Ciencias Veterinaria, Universidad de Concepción, Chillán, Chile. 3 Departamento de Microbiología, Facultad de Ciencias Biológicas. Universidad de Concepción, Chile.
Resumen

Las helicobacterias son bacterias Gram negativas de forma curva o helicoidal ampliamente distribuidas en estómago de humanos y de diversos animales, ya sea como microbiota normal o causante de patologías gastrointestinales. El objetivo del trabajo consistió en determinar la relación entre la presencia y carga de helicobacterias en caninos, con el grado de contacto con sus propietarios positivos a estas bacterias utilizando el test rápido de ureasa. Se utilizó una muestra de 31 perros sanos de la ciudad de Chillán, Chile, de los cuales por vía endoscópica se obtuvo biopsias de mucosa de fundus gástrico, los cuales se sometieron al test rápido de ureasa. Los propietarios de estos caninos eran todos positivos a helicobacterias, lo que fue determinado a través del mismo test. El noventa y siete por ciento de las biopsias caninas fueron positivas a helicobacterias. El treinta y nueve por ciento de las biopsias que reaccionó positivamente al test de ureasa en menor tiempo, pertenecían a caninos cuyo grado de contacto con sus propietarios era muy cercano. Los resultados sugieren que las altas cargas de helicobacterias encontradas en los caninos podrían deberse al mayor grado de contacto que tienen estos animales con sus propietarios. Por ello, sería importante determinar, en futuros estudios, si estas mascotas pueden ser reservorio o fuente de transmisión para las personas o viceversa y las especies bacterianas involucradas.

Palabras clave: Helicobacterias, perro, propietario, test ureasa.

Introducción
Las helicobacterias son bacterias Gram negativas, espiraladas y multiflageladas, que colonizan el estómago de diversas especies de animales, agrupadas en el género Helicobacter. Este género se denominó como tal en 1989, con el Helicobacter pylori como especie tipo, responsable de diversas patologías gastrointestinales humanas de importancia clínica [20, 24]. El género Helicobacter se ha ampliado a 21 especies, siete de ellas con características zoonóticas [1, 5, 10, 31, 33]. En los últimos años ha existido interés en el potencial zoonótico que representan los animales para el hombre, especialmente mascotas perros (Canis familiaris) y gatos (Felis catus) como fuente de infección por helicobacterias y el posible riesgo para la salud humana [6, 7, 14-16, 33, 39].
La infección por helicobacterias en caninos y felinos ha sido documentada como frecuente, llegando a niveles de prevalencia promedio de 70% en animales clínicamente sanos y aumentando hasta 80% en animales con sintomatología clínica, caracterizada principalmente por vómitos [4, 32, 36, 39]. Las lesiones observadas a nivel microscópico en los estómagos de caninos infectados por helicobacterias son similares a las descritas para humanos: infiltración de linfocitos, neutrófilos y eosinófilos en la región glandular, subglandular y epitelial de la mucosa gástrica [4, 12, 29, 30]. Al examen endoscópico se aprecia una mayor cantidad de mucus y marcas superficiales de la mucosa gástrica, que parecen correlacionarse con folículos linfoides [4, 25, 32]. Se evidencia hiperemia, edema antral e hipertrofia del esfínter pilórico, duodeno hiperémico, edematoso y friable, además se puede presentar un retardo en el vaciamiento gástrico [2, 4,18, 25, 36, 38].
Actualmente se han validado numerosos métodos para el diagnóstico de la infección por helicobacterias, los cuales pueden clasificarse como de tipo invasivo y no invasivo. Los métodos invasivos requieren la realización de una endoscopía alta con toma de biopsias provenientes de fundus [4, 26, 31, 33, 36], seguida de las siguientes opciones: tinciones histológicas, test rápido de ureasa, cultivo microbiológico de helicobacterias (no todas las especies son cultivables) y reacción de la polimerasa en cadena (PCR). Los métodos no invasivos incluyen serología y test respiratorio con urea marcada [5, 11, 14, 18, 31, 37].
Uno de los métodos más utilizado en el diagnóstico de estas bacterias es el test rápido de ureasa, que consiste en una reacción colorimétrica cuya positividad se observa por un viraje de color del medio de amarillo a rojo fucsia. Se describe que la velocidad de cambio de color depende de la cantidad de enzima que se produzca a partir del número de bacterias presentes en la muestra incubada [2, 19, 25, 32, 39], siendo por lo tanto, la velocidad de reacción directamente proporcional al número de helicobacterias presentes en la biopsia gástrica [4, 14, 15, 39].
El modo exacto y más frecuente de transmisión de estos microorganismos es todavía motivo de controversia, aunque se han demostrado tres vías: fecal-oral, oral-oral e iatrogénica [2, 13, 22, 28, 37, 38]. Además, se pueden encontrar numerosos reservorios, tales como vegetales, animales silvestres y domésticos, este último reservorio de gran interés en salud pública [4, 10, 15, 40].
Dado que la mayoría de los estudios en el tema, no relacionan el grado de contacto de los propietarios con las mascotas y la infección en el hombre [2, 24, 39], en este trabajo se determinó la relación entre la presencia y carga de helicobacterias en caninos, con el grado de contacto con sus propietarios positivos a estas bacterias según el test rápido de ureasa.
Materiales y métodos
Sujetos de estudio. Se trabajó con una muestra de 31 perros sanos, cuyo rango de edad fue de 1 a 14 años (promedio 4 años 7 meses). Se incluyeron 13 hembras y 18 machos, todos provenientes de hogares de la ciudad de Chillán, Chile, cuyos respectivos propietarios fueron diagnosticados portadores de helicobacterias mediante el test de ureasa realizado a una muestra de biopsia gástrica obtenida mediante endoscopía digestiva alta, en diversos centros médicos humanos de la ciudad de Chillán; el resultado del test de ureasa de los propietarios, no debía sobrepasar el año, para luego solicitarles autorización para realizar una gastroscopía a sus caninos con toma de biopsia gástrica.
Fueron considerados clínicamente sanos aquellos caninos que no habían presentado episodios de vómitos, diarrea, pérdida de peso o decaimiento en los últimos tres meses, que no se encontraban en tratamiento antibiótico de ningún tipo, y además no participaban de una terapia farmacológica vía oral desde tres meses a la fecha de la biopsia. Los pacientes fueron sometidos a un examen clínico y pruebas de laboratorio (análisis de orina, hemograma y tiempo de coagulación sanguínea) para ratificar su condición de pacientes sanos.
Grado de contacto entre propietario y perro. Para determinar el grado de contacto entre el propietario y su mascota se realizó una encuesta con preguntas básicas predeterminadas, lográndose agrupar a éstos en tres niveles de contacto: moderado (caninos viven fuera de la casa, el propietario sólo se limita a acariciar al animal, no se deja lamer por él), cercano (caninos viven fuera de la casa, el propietario comparte sus comidas, lo alimenta en la boca, se deja lamer las manos por el animal) y muy cercano (caninos viven fuera y dentro de la casa, el propietario lo alimenta en la boca, duerme con él, se deja lamer cara y manos por el canino) [22, 33].
Toma de biopsia gástrica a caninos. Las muestras fueron obtenidas por biopsia endoscópica de mucosa gástrica de fundus. Para llevar a cabo este procedimiento se utilizó la técnica descrita por Tams [18, 34], para animales de compañía. Al animal, en ayuno de 12 a 24 horas, se le aplicó acepromacina (0,1 mg/kg IM) y luego se anestesió con una asociación de ketamina/xilacina (10 mg/kg y 1 mg/kg, respectivamente) [35]. Una vez inducido el animal, se colocó decúbito lateral izquierdo y se mantuvo en un plano anestésico superficial mientras se realizó el procedimiento endoscópico [8, 18, 34, 35].
Test rápido de ureasa. Las biopsias obtenidas fueron inmediatamente colocadas en las placas para el test de ureasa (He-PY test, laboratorio Bios-Chile S.A.) e incubadas a temperatura ambiente (24°C). Con el objeto de observar la reacción colorimétrica, las muestras fueron leídas cada 30 minutos durante las primeras 4 horas y posteriormente cada una hora hasta que se cumplieron las 24 horas, registrando el resultado y el tiempo transcurrido.
Carga bacteriana. Para determinar la carga bacteriana que presenta el sector gástrico en estudio, se utilizaron parámetros adaptados descritos por Otto y col. [29], donde una reacción positiva al test de ureasa en un tiempo superior a 24 horas es considerada negativa, una reacción positiva en un periodo de tiempo comprendido entre 4 a 24 horas es considerada como una carga de helicobacterias leve, una reacción entre 2 a 4 horas, como una carga moderada y reacciones menores a 2 horas, como una carga bacteriana marcada o alta.
Análisis estadístico. Los datos del tiempo de reacción, de las biopsias de mucosa gástrica de fundus de perros, al test de ureasa, se expresan como media y los valores de biopsias de mucosa gástrica de perros positivos al test de ureasa clasificadas de acuerdo al tiempo de reacción al test y grado de contacto con sus propietarios, son evaluados por el test de c2 y por el coeficiente de correlación de Pearson [3, 17, 23].
Resultados y discusión
El análisis de las 31 biopsias de mucosa gástrica, obtenidas por endoscopía, proveniente de fundus de perros clínicamente sanos, evaluadas por medio del tiempo de reacción al test de ureasa para determinar la presencia de helicobacterias en perros, se presenta en la FIG.1. Se detectó un 97% de reacción positiva al test de ureasa (30 perros), estos, el tiempo de reacción al test más frecuente (56,6% de repetición), es el que se ubica en el rango entre las 1-2 horas y 2-3 horas. El 86,6% de las muestras (26 perros) reaccionó antes de las cuatro horas.
Relación entre el grado de contacto perro-propietario y la carga de helicobacterias en mucosa gástrica canina - Image 1
Figura 1. Determinación del tiempo de reacción al test de Ureasa de biopsias de mucosa del Fundus gástrico de perros.
De acuerdo a los parámetros adaptados por Otto y col. [29], el 44% de los caninos (14 caninos) presentaba una carga bacteriana alta, un 41% presentaba una carga moderada (13 caninos) y un 12% una carga leve (4 caninos).
Los tiempos de positividad de las mascotas al test de ureasa y el grado de contacto con su propietario se presentan en la FIG. 2. Se observa que un 39% de los caninos (11 individuos) que poseen un grado de contacto catalogado como muy cercano, presentaron reacción positiva al test de ureasa en un tiempo menor a 3 horas. Aquellos que presentaron un grado cercano y moderado de contacto corresponden al 12% (4 individuos) y 15% (5 individuos) de caninos, respectivamente, que tienen reacción positiva a la ureasa en un tiempo menor a tres horas. La prueba de Ji-cuadrado muestra que los tiempos de positividad al test de ureasa y el grado de contacto, no es significativo estadísticamente, ya que su valor es de 0,283 (para ser significativo debe tener un valor menor a 0,05) lo que confirma el coeficiente de correlación de Pearson, siendo su valor de 0,251.
Relación entre el grado de contacto perro-propietario y la carga de helicobacterias en mucosa gástrica canina - Image 2
Figura 2: porcentaje de biopsias de mucosa gástrica de perros positivos al test de Ureasa, clasificadas de acuerdo al tiempo de reacción al test y grado de contacto con sus propietarios.
Los resultados obtenidos en este estudio arrojan un 97% de reacción positiva al test de ureasa, lo que concuerda con los diferentes hallazgos descritos para helicobacterias en biopsias de fundus gástrico de caninos sanos, que van en un rango del 70 al 97%, encontrándose valores de infección similares en perros que presentan sintomatología gástrica [8, 9, 11, 15, 27, 36, 40]. Los resultados del presente trabajo se encuentren en el rango más alto, probablemente debido a que los propietarios eran positivos al test de ureasa, lo cual podría indicar que los animales son un reservorio potencial para la infección en humanos.
En el 86,6% de las muestras (26 perros) se detectó reacción positiva al test de ureasa antes de las cuatro horas, lo que concuerda con McNulty y Wise [21], quienes describen que el 33% de las muestras obtenidas reaccionaron al test en igual periodo de tiempo, lo que indica la presencia de una alta carga bacteriana [8, 15, 21].
Los datos del presente estudio concuerdan con los valores obtenidos anteriormente por otros autores, para una población canina que no manifiesta alteraciones de orden gástrico al examen clínico [8, 9, 15]. Los altos porcentajes de reacción al test de ureasa reafirman que, las helicobacterias están ampliamente diseminadas en la población canina [2, 8, 15, 22].
Conclusiones
El 86,6% de las muestras reaccionó en menos de cuatro horas al test de ureasa, lo que indica una alta colonización de helicobacterias en la mucosa gástrica de los caninos muestreados.
La mayoría de los estudios epidemiológicos no relacionan el grado de contacto entre propietarios-mascotas y la infección en el hombre, por lo tanto se requieren más estudios para precisar si las patologías gastroentéricas tienen un componente infeccioso relacionado con helicobacterias en perros, para determinar si éstas invaden de manera natural estas especies animales y también determinar cuáles son las especies bacterianas que participan.
Los resultados obtenidos en este trabajo muestran que, los tiempos de positividad al test de ureasa y el grado de contacto no son significativos estadísticamente, pero sugieren que las cargas bacterianas altas encontradas en los caninos clínicamente sanos, podrían deberse al mayor grado de contacto que tienen estos animales con sus propietarios. Por esta razón sería de gran importancia determinar, en futuros estudios, si estas mascotas pueden ser reservorios o fuente de transmisión para las personas, o propietarios que transmiten helicobacterias a sus mascotas.
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***O Trabalho foi originalmente publicado en Rev. Cient. (Maracaibo) v.19 n.5 Maracaibo oct. 2009.
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Alvaro Luzio Quiroga
Universidad Santo Tomás (Chile)
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