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Necrosis avascular de la cabeza del fémur en el perro y el gato

Publicado: 27 de diciembre de 2013
Por: Máximo Pérez Martín (Médico Veterinario/Universidad Complutense de Madrid (UCM España), especialista en mascotas (pequeños animales) y apicultura; diseño e implantación de sistemas APPCC en empresas de alimentación).
La necrosis avascular de la cabeza del fémur (NACF) se produce por una vascularización deficiente del cartílago articular epifisario de la cabeza del fémur. La enfermedad se manifiesta antes de la osificación completa, durante el primer año de vida, por lo tanto es casi específica de los cachorros. En ese momento del desarrollo, la vascularización pasa por un momento crítico, y puede verse afectada con facilidad. Si la irrigación sanguínea se ve comprometida, se desencadenará una isquemia del fémur que terminará con un proceso necrótico. La evolución de esta patología conduce a una osteocondritis que produce una cojera muy dolorosa.
La NACF afecta principalmente a razas enanas o toys

Hay una predisposición racial en la presentación de esta enfermedad, apareciendo con mucha mayor frecuencia en las razas pequeñas y terrier (Yorkshire, Pomerania, Pinscher…), y sobre todo en las razas toy, sin haber mayor prevalencia en un sexo que en otro.
Teorías sobre la etiología de la enfermedad
Por un lado se piensa que es una enfermedad hereditaria, que se manifestaría por una vascularización imperfecta del hueso. Hay quien pone esta teoría en duda, pero sin ser la causa última, es posible que haya un componente genético predisponente en esta enfermedad. Esto tendría una especial relevancia en las razas toys.
Por otro lado, la causa de la isquemia puede estar provocada por traumatismos, infecciones, desequilibrios metabólicos o alteraciones vasculares. La interrupción del flujo sanguíneo por cualquiera de las causas anteriores produce la muerte celular.
La sintomatología de la enfermedad es inespecífica 
  • Cojera de la extremidad pélvica uni o bilateral, con o sin claudicación.
  • Atrofia muscular.
  • Acortamiento de la extremidad afectada.
  • Crepitación articular.
De modo que lo habitual en la consulta es que llegue un cachorro de entre cuatro y ocho meses, de una raza pequeña o toy, con una cojera que suele ser dolorosa.
El diagnóstico se realiza por el veterinario a partir de una radiografía

Pero el diagnóstico nunca se realiza exclusivamente a partir de los síntomas, que no son patognomónicos de esta enfermedad. Para llegar a un diagnóstico certero, el veterinario realizará una radiografía de la cadera. En ella, se aprecia un cambio en la densidad del hueso y una deformación de la cabeza del fémur, que sufre un aplanamiento. También es frecuente ver fragmentos desprendidos del hueso.
El diagnóstico diferencial más corriente tiene que ver con la displasia de cadera, que a diferencia de la NACF afecta con mucha mayor frecuencia a las razas grandes y gigantes.
El único tratamiento de la enfermedad de Legg Perthes es la cirugía
Una vez que el veterinario diagnostica que el perro sufre una NACF, el único tratamiento posible es la cirugía, realizándose una exéresis de la cabeza y cuello del fémur. La operación resuelve el problema sin necesidad de la utilización de ningún tipo de prótesis de cadera. Como además es un problema característico de las razas pequeñas, que pesan poco, la recuperación puede ser completa sin quedar cojera alguna. En el caso de las razas grandes, el perro podrá hacer una vida normal, pero es posible que el animal conserve una cojera residual no dolorosa.
La rehabilitación post-cirugía es imprescindible
Para garantizar el éxito de la cirugía correctiva, es imprescindible una correcta rehabilitación, que pasa por reposo inicial seguido de un ejercicio moderado. La rehabilitación en piscina lleva ya años realizándose en Estados Unidos, y cada vez está más extendida en Europa. Es muy recomendable puesto que permite ejercitar la musculatura sin que los huesos tengan que soportar todo el peso corporal.
Además, es imprescindible vigilar el peso del animal, y evitar la obesidad en todos los casos. Por tanto hay que controlar estrechamente la alimentación. Cualquier aumento de peso corporal repercutirá en un retraso en la recuperación.
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Autores:
Maximo Perez
Universidad Complutense de Madrid
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