La provincia de Holguín clasifica como una de las más afectadas del país por la sequía, y a pesar de los negativos efectos de esa situación climatológica y las dificultades que trae aparejadas, prevalece el optimismo y la confianza en las medidas que se adoptan para vencer ese reto de la naturaleza.
De acuerdo con estadísticas aportadas por especialistas en la materia, el costo total de las efectaciones por la sequía en la provincia, asciende a más de 65 millones de pesos, principalmente en la agricultura y la ganadería, dos de los renglones donde se siente con más fuerza la actual situación por la que atraviesan los holguineros.
La severidad de esta sequía, la mayor registrada en los últimos años en la provincia, es tal que del promedio histórico de lluvia de enero a junio en la provincia, sólo ha caído el 43 por ciento.
Quizás lo más agudo se aprecia en la capital de la provincia, una ciudad de más de 300 mil habitantes, donde actualmente la mitad de sus pobladores reciben el suministro de agua mediante carros cisternas, un esfuerzo extraordinario por paliar la difícil situación existente. Incluso se valora la posibilidad de transportar agua por ferrocarril procedente de fuentes de abasto muy distantes de la ciudad.
Acostumbrados a lidiar en condiciones difíciles ante carencias y limitaciones, los holguineros acometen una obra en la que cifran grandes esperanzas. Se trata de una conductora de casi 53 kilómetros, que suministrará 500 litros por segundo y llevará agua desde el río Cauto, en la vecina provincia de Granma, hasta la ciudad de Holguín.La obra deberá estra concluida en agosto venidero.
En los próximos días se iniciará la construcción de una conductora de unos cuatro kilómetros, para el abasto de agua al municipio de Urbano Noris, el segundo en grado de afectación después del municipio de Holguín.
La construcción de reservorios, cisternas y pozos, así como la venta de recipientes a la población, forma parte del programa de medidas en ejecución para enfrentar la compleja situación impuesta por la sequía.
Para que se tenga una idea de cómo andan las cosas, diré que por efectos de la prolongada e intensa sequía, dos de las tres presas que abastecen de agua a la ciudad de Holguín ya colapsaron, Güirabo y Cacayugüín, y la tercera, Gibara, solo tiene reserva para algo más de 60 días. De ahí la urgencia de terminar la conductora, pues las precipitaciones brillan por su ausencia.
Algunos de los daños más significativos consisten en la muerte de algo más de 10 mil animales, una considerable disminución en la producción de leche, pérdidas en la agricultura cañera de alrededor del 16 por ciento del área total, y una cifra notable de áreas dejadas de sembrar y cosechar en la agricultura no cañera.
La emergencia es tal que se ha decidido mover áreas de cultivo hacia zonas que poseen reservas de agua, aunque quizás las tierras no sean las óptimas para el cultivo, pero se trata de una necesidad encaminada a garantizar producciones agrícolas para la alimentación de la población.
A lo anterior se suma también el deterioro de algunos de los principales indicadores de salud, lo que equivale a reforzar las medidas higiénico sanitarias para evitar enfermedades. De ahí que se ha incrementado el tratamiento del agua potable y la vacunación preventiva, con el objetivo de preservar la salud del pueblo.
No obstante, prevalece el optimismo y la confianza en que la voluntad de los hombres y mujeres superará el rigor que impone esta severa sequía. La población confía en el accionar de los Organismos y las autoridades del territorio y sabe que se adoptan todas las medidas posibles para contrarrestar los efectos de la sequía.
