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Estrategias nutricionales para mejorar la salud de las vacas

Publicado: 29 de diciembre de 2015
Por: Hassan Taweel
En las últimas décadas, los avances en selección genética han permitido aumentar la producción de leche en las vacas lecheras. Pero los datos registrados en los últimos diez años parecen indicar que este aumento de la producción se ha logrado a costa de un descenso de la fertilidad y la longevidad. Este incremento en la producción de leche propiciado por la genómica ha conllevado una predisposición de las vacas actuales a padecer episodios de balance energético negativo (BEN) durante y poco después del periodo de transición. Un BEN pronunciado causa numerosos trastornos metabólicos, como la cetosis o la esteatosis hepática (hígado graso), pero también está asociado a una inmunodepresión y al aumento del riesgo de sufrir otras enfermedades metabólicas e infecciones. Además, también provoca una disminución del rendimiento reproductivo, ya que afecta al desarrollo del ovocito y a la expresión del estro.
Una estrategia nutricional eficaz para el periodo de transición empieza mucho antes del inicio de éste: comienza al final de la lactación. El manejo correcto de la ración durante el final de la lactación y el periodo seco es de vital importancia para evitar un engrasamiento excesivo en el parto (condición corporal alta).
Principio de la lactación
Una estrategia nutricional eficaz para el periodo de transición empieza mucho antes del inicio de éste: comienza al final de la lactación. El manejo correcto de la ración durante el final de la lactación y el periodo seco es de vital importancia para evitar un engrasamiento excesivo en el parto (condición corporal alta). Son numerosos los estudios que confirman que la condición corporal (CC) en el parto es uno de los principales factores que afectan al consumo y a la producción de leche y, por tanto, a la movilización de las reservas corporales durante las primeras cinco semanas. Se ha demostrado que, en comparación con las vacas con una CC < 3,0, las vacas con una CC alta en el parto (> 3,0) presentan una disminución del apetito, un menor consumo de alimento y una mayor pérdida de CC durante las primeras cinco semanas de la lactación. Muchos estudios han señalado que tanto la CC en el parto como el grado de pérdida de CC después del parto afectan negativamente a la fertilidad. El inicio de la lactación en la vaca está asociado con numerosos cambios endocrinos y hormonales. Después del parto, las concentraciones sanguíneas de somatotropina y prolactina aumentan, mientras que la glucemia y la insulinemia disminuyen. Estos cambios hormonales, junto con el aumento de la demanda de nutrientes para producir leche (principalmente glucosa para la síntesis de lactosa), desencadenan la movilización de las reservas corporales. Una movilización excesiva de estas reservas puede tener efectos perjudiciales sobre la salud y la fertilidad de la vaca. Algunos estudios recientes han demostrado que el estado hormonal durante el periodo de transición puede modularse a través de la nutrición y el manejo.
Alimentación de la vaca en el postparto
Reducir la duración del periodo seco en las vacas multíparas (30 días) puede mejorar la adaptación metabólica y los niveles de insulina de la vaca y disminuir también la movilización de la grasa corporal al inicio de la lactación. Son muchos los investigadores que han descrito que acortar el periodo seco en estas vacas a 30 días, en comparación con la mayor duración que suele tener (60 días), aumenta la insulinemia y disminuye los niveles sanguíneos de ácidos grasos no esterificados (NEFA) y β-hidroxibutirato (BHBA) después del parto. Además, este acortamiento conlleva mejoras en el porcentaje de proteínas de la leche con un efecto mínimo o nulo sobre su contenido de grasa. Administrar a las vacas después del parto (primeras cuatro a cinco semanas de lactación) raciones estimuladoras de la insulina (es decir, raciones glucogénicas con > 18 % almidón y < 4 % grasa), junto con hepatoprotectores como la colina (Nutri-Chol), la niacina (Nutri-PP) y la metionina (Nutri-Meth) protegidas de la acción del rumen, aumenta los niveles plasmáticos de insulina y reduce la movilización de la grasa corporal, la concentración sanguínea de los NEFA y el BHBA y los triglicéridos hepáticos. Y lo que es aún más importante: algunos estudios recientes han demostrado que proporcionar a las vacas raciones estimuladoras de la insulina durante el periodo de transición favorece el rápido retorno a la ciclicidad y la expresión del estro, factores importantes para garantizar unas buenas tasas de concepción y fertilidad.
Protección del hígado
Aportar nutrientes hepatoprotectores con la ración glucogénica durante el periodo de transición, como la colina, la niacina y la metionina protegidas, mejora el metabolismo y la función del hígado. La colina y la metionina protegidas son donantes de grupos metilo esenciales para el transporte de lípidos, por lo que contribuyen a reducir la acumulación de triglicéridos en el hígado. La niacina protegida está implicada en la mayoría de vías energéticas del animal y de sus células, por lo que favorece la oxidación completa de los NEFA en el hígado y la disminución de los niveles sanguíneos de cuerpos cetónicos (BHBA). La ruta de la gluconeogénesis, que transforma el propionato y los aminoácidos en glucosa, es más eficaz en un hígado sano, siendo esta vía la principal fuente de glucosa para la síntesis de lactosa en la glándula mamaria.
Recuperación del útero
Se ha observado que proporcionar a la vaca tras el parto ácido linoleico protegido (ácido graso omega 6) aumenta la PGF2α y ayuda a romper la zona de unión maternofetal del placentoma, lo que favorece la expulsión de las membranas fetales. Esta respuesta es necesaria para que la recuperación del útero tras el parto sea completa y se produzca en el tiempo previsto y, consecuentemente, para que el ciclo estral pueda reanudarse rápidamente. Muchos estudios han demostrado que añadir grasas (y ácidos grasos específicos) a la ración de las vacas lecheras modula la secreción hormonal del útero, favorece la dinámica ovárica y mejora la calidad del folículo y la implantación. Por lo tanto, sustituir en la sexta semana postparto la ración glucogénica por una ración lipogénica (< 14,5 % almidón y > 5,5 % grasas, con algunos ácidos grasos omega 3 protegidos como Nutri-Omega3 FO) aumenta las posibilidades de concepción y de implantación y, por tanto, mejora la fertilidad. El mayor contenido en grasas de las raciones lipogénicas puede disminuir la cantidad de hidratos de carbono disponibles para la síntesis proteica de las bacterias del rumen, reduciendo así el aporte de proteína metabolizable, e interferir con la absorción del calcio y el magnesio. Se recomienda por tanto incrementar en este tipo de raciones la cantidad de calcio, magnesio, proteína metabolizable y aminoácidos (metionina y lisina). 
Mitad y final de la lactación
Tras la implantación y una vez confirmada la gestación, se pueden administrar tanto raciones glucogénicas como lipogénicas en función de los recursos de la explotación y de los componentes de la leche que quieran favorecerse. En los mercados en los que el contenido de grasa de la leche es lo más importante, lo mejor es optar por raciones lipogénicas (< 14,5 % almidón y > 5,5 % grasas, en base a ácidos grasos saturados, principalmente C16:0 y C18:0). En cambio, en los mercados que dan prioridad al contenido de proteína, es recomendable decantarse por una ración glucogénica rica en almidón y con un buen aporte de proteínas y aminoácidos. Sin embargo, las raciones glucogénicas deben evitarse al final de la lactación, ya que podrían provocar un sobreengrasamiento y causar graves problemas en la siguiente lactación. La formulación y el manejo de la ración al final de la lactación deben estar dirigidos a evitar que la condición corporal de la vaca sea demasiado alta en el momento de iniciar el secado. Por este motivo, deben evitarse las raciones estimuladoras de la insulina basadas en propionato y almidón no degradable en rumen, ya que los niveles elevados de insulina en sangre favorecen la distribución de la energía a los tejidos y el aumento de la síntesis y del depósito de grasa corporal. Las raciones al final de la lactación deben ser lipogénicas y fibrosas (basadas en altos niveles de fermentación de la fibra, del acetato y del butirato) y aportar poca cantidad de energía, almidón (< 11 %) y proteína (< 14 %).
Autores:
Hassan Taweel
Adisseo
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Giaccone Ariel Oscar
6 de enero de 2016
BUENOS DIAS, LE AGRADEZCO POR EL ARTICULO MUY INTERESANTE, QUERIA CONSULTARLE SOBRE EL TIEMPO DE SECADO DE VACAS MULTIPARAS, 30 DIAS SON SUFICIENTES PARA LA CORRECTA INVOLUCION Y POSTERIOR DESARROLLO DE LA GLANDULA MAMARIA?
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