Los productores de quesos comunicaron ajustes de hasta 1,5 por ciento a la cadena minorista (lo que regirá para los tipos blandos o semiblandos, de mayor consumo), mientras que entidades de consumidores dieron cuenta de incrementos de entre cinco y 10 por ciento en toda la línea, desde la semana última.
Incluso, se achicó la diferencia de precio en góndola entre las primeras y segundas marcas. Por caso, el litro de leche descremada de La Serenísima cuesta 1,46 peso, mientras que La Armonía (también fabricada por Mastellone Hnos.) pasó de 1,29 peso a 1,45 peso.
“Estamos convencidos de que el control de precios termina por agitar el fantasma del desabastecimiento”, opinó Nidia Carbajo, titular de Defensa de Usuarios y Consumidores.
En tanto, los valores en tranquera de tambo no sufrieron variantes, pese a que los productores temen que, con el correr de las semanas, la industria exportadora presione para bajar los actuales precios, debido a que las retenciones fueron incrementadas desde un cinco hasta un 15 por ciento (en el caso de la leche en polvo), lo que recortará los ingresos de los procesadores.
Algunas empresas queseras de la provincia adelantaron que mantendrán este mes los valores que pagaron al productor en julio, en el orden de los 55 y 56 centavos por litro.
Por el momento, la fuerte competencia entre las industrias para abastecerse de materia prima y así cubrir un consumo interno tonificado –lo mismo que las exportaciones– aleja la amenaza de un recorte a los tambos.
Los aumentos al consumidor, en tanto, son consecuencia –según explican las industrias– de ajustes en los costos y un lógico corrimiento después de haberse mantenido virtualmente congelados ciertos rubros desde marzo, debido al acuerdo de precios con el Gobierno.
