El ensilaje de forraje verde es una técnica de conservación que se basa en procesos químicos y biológicos generados en los tejidos vegetales cuando éstos contienen suficiente cantidad de hidratos de carbono fermentables y se encuentran en un medio de anaerobiosis adecuada. La conservación se realiza en un medio húmedo, y debido a la formación de ácidos que actúan como agentes conservadores, es posible obtener un alimento suculento y con valor nutritivo muy similar al forraje original.
PROCESO DE ENSILADO
Ventajas del ensilaje de planta entera:
1.- El producto final, cuando se ha realizado un proceso de conservación adecuado, presenta mínimas diferencias con el forraje verde.
2.- Este proceso tiene bastante independencia de los factores climáticos, lo que significa para el productor mayores posibilidades de hacer reservas forrajeras en zonas problemáticas.
3.- Permite equilibrar la desuniformidad que se registra entre la oferta de forraje a lo largo del año y los requerimientos casi constantes de los animales.
4.- Permite balancear la composición de la ración frente a pastoreos deficitarios.
5.- Permite, mediante el encierre de la hacienda, esperar que haya piso para una pradera o verdeo con exceso de humedad en el suelo.
6.- Permite conservar forrajes que serían difíciles de henificar, tales como el maíz o el sorgo.
7.- Es el método de conservación que mejor se adapta en cultivos enmalezados.
8.- No tiene riesgos de incendio.
9.- Luego de las pasturas es el forraje que presenta menor costo, muy por debajo de granos o almacenados.
El forraje que se desea conservar por vía húmeda es cosechado por máquinas especialmente diseñadas para este propósito, las que cortan y pican el forraje, que luego se transporta y acumula sobre el terreno, o construcciones especiales.
En esta masa verde acumulada comienza muy pronto a producirse una serie de transformaciones bioquímicas que al cabo de cuatro o cinco semanas concluyen dando como resultado un producto que se conoce con el nombre de silaje.
El proceso se divide en dos etapas:
1.- Etapa aeróbica o en presencia de aire: Al hacerse el silo es imposible eliminar totalmente el aire (oxígeno); el remanente es consumido por la acción de la respiración de los tejidos vegetales aún vivos y por la acción de las bacterias aerobias. Esta primera etapa da origen a transformaciones importantes dentro de la masa ensilada. Es muy importante que esta etapa dure lo menos posible, ya que la respiración consume azúcares solubles y genera agua, anhídrido carbónico y energía en forma de calor. Esta es la razón por la cual el silo eleva su temperatura en la primera etapa o hasta que se acabe el oxígeno. Es fundamental la eliminación del aire en la masa ensilada. Puede hacerse mediante una compactación adecuada o mediante el uso de bombas de vacío, en el caso que el depósito lo permita. La detención de la respiración y la muerte de las células de la planta pueden lograrse muy rápidamente mediante ácidos, no siendo fácil el manipuleo de los mismos.
La acción de las enzimas comienza en esta etapa y se caracteriza por originar hidrólisis y degradaciones de ciertas sustancias contenidas en las plantas, tales como los azúcares, el almidón y las proteínas. Los mohos, las levaduras y las bacterias aeróbicas también están presentes en esta etapa, su actividad se limita al período inicial y hasta tanto no se haya eliminado el oxígeno de la masa ensilada. Si por alguna razón esta eliminación se demora o no se produce una adecuada compactación, los daños que se generan pueden ser considerables. Cuando el silo esta bien construido, es decir si no existe la posibilidad de entrada de aire, este primer ciclo se cumple en un tiempo relativamente breve, quedando prácticamente anulada la actividad de los microorganismos mencionados. Como consecuencia de la eliminación del oxígeno las células vegetales también mueren, se rompe su estructura, se libera jugo celular y la temperatura del silo comienza a disminuir.
2.- Etapa anaeróbica o en ausencia de aire: En esta segunda fase de fermentación propiamente dicha, un nuevo grupo de microorganismos comienza a desarrollarse activamente. Están favorecidos por la difusión de los jugos celulares, cuyo contenido en azúcares fácilmente fermentables, les sirve como fuente principal de energía. El papel más importante de estos microbios es el de actuar sobre los hidratos de carbono solubles contenidos en la masa ensilada y transformarlos en otras sustancias más simples. Los principales productos de esta actividad bacteriana están constituidos por ácidos orgánicos, tales como láctico y acético, que van acidificando el medio húmedo hasta un nivel que hace posible la conservación del forraje. En esta etapa del proceso debe predominar la fermentación láctica intensa, la que hará posible preservar eficientemente el forraje verde ensilado. Las bacterias responsables de los diferentes procesos que pueden producirse en la masa ensilada se encuentran sobre la superficie del vegetal que está siendo picado y se introducen al silo junto con la planta picada. Es evidente que cuanto más rápido se desarrolle esta actividad mejor será el proceso de conservación del forraje. Y el tiempo que se tarde en alcanzar valores óptimos de acidez dependerá, entre otras variables, de la cantidad de aire presente en el forraje picado, la concentración de azúcares del cultivo cosechado y del grado de hermeticidad que posea el silo.
Importancia de la fermentación láctica:
.- Asegura la concentración de ácido láctico, elemento conservante natural, que es digerido por el animal sin formar productos secundarios contaminantes o poco palatables para el ganado.
.- Las bajas temperaturas que se generan durante la fermentación láctica aseguran la conservación de un máximo de elementos nutritivos.
.- Las pérdidas por respiración son mínimas.
.- En condiciones normales las bacterias lácticas se encuentran presentes y en cantidad adecuada en el forraje cortado.
.- Se obtiene un silaje aceptado por el animal.
.- No causa efectos secundarios o nocivos sobre el animal ni modifica el sabor o la apariencia de la leche, manteca o queso.
.- Genera condiciones no propicias para el desarrollo de microorganismos indeseables.
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE CULTIVOS PARA ENSILAR
Cuando se desee ensilar un cultivo debe tenerse en cuenta ciertas cualidades tales como:
.- Alto rinde de materia seca por unidad de superficie.
.- Alto valor nutritivo.
.- Componentes del vegetal que faciliten el proceso, dentro de los cuales el contenido de azúcares solubles es fundamental. Su concentración está condicionada por la especie vegetal que se considere. Por supuesto que deberá ser alto y con una marcada supremacía sobre el contenido de proteínas. La relación azúcares/ proteínas deberá ser elevada para evitar que el exceso de nitrógeno producido por los procesos degradativos forme productos tóxicos y/o que neutralicen el ácido láctico formado. Las leguminosas (alfalfa por ej.) presentan una relación azúcares/proteínas muy baja, razón por la cual su conservación mediante esta técnica es complicada y requiere procesos previos y construcciones especiales que disminuyan el riesgo de putrefacción del material.
Tabla Nº 1. Concentración de azúcares solubles y proteínas en cultivos forrajeros.
Los valores que se presentan en la tabla 1 son válidos cuando los cultivos son cosechados en el momento más adecuado.
Otro factor condicionante del contenido de azúcares solubles es el estado de madurez del cultivo al momento de picado. A medida que las especies se desarrollan, sus componentes generan cambios en la composición morfológica y química de la planta completa. La materia seca aumenta, junto con el contenido de almidón y fibra. Simultáneamente se reduce el contenido de proteínas. En los cultivos más utilizados, tales como maíz y sorgo granífero, el momento de corte se establece cercano al estado de madurez fisiológica.
En la alfalfa podemos encontrar una relación azúcares / proteínas de 0,5 (10 % de azúcares y 20 % de proteínas). Si bien esta propiedad hace más difícil su conservación, se pueden fijar algunas pautas de manejo que son específicas para este cultivo y para poder ser ensilado.
a.- El cultivo posee mayor concentración de azúcares al final de la primavera y comienzos del verano. Por lo tanto es la época más recomendable para la confección del silo.
b.- En cualquier momento que se decida cosechar la alfalfa, siempre nos encontraríamos con valores de humedad muy por encima del rango recomendado. Por lo tanto es imprescindible realizar un oreo previo al ensilado, para permitir alcanzar valores de humedad acordes con un buen proceso de fermentación. Cuanto menor es el contenido de humedad menor es la concentración de azúcares solubles necesarios para lograr un buen ensilaje. El preoreo consiste en la confección de andanas que normalmente son de poco volumen y para picarlas se juntan dos o más de ellas. Es evidente que este cultivo es difícil de ensilar y se deben tener las mayores precauciones para no llevar tierra o bosta a la andana. De ser posible se deben cortar con cortadoras-acondicionadoras que no tengan contacto con el suelo y permitan un rápido secado del material. Si se juntan las andanas hay que tener precaución para que el rastrillo no levante tierra, ya que el suelo es un lugar sonde se desarrollan bacterias del Género Clostridium, enemigas de un buen proceso de fermentación.
El momento de cosecha también tiene una estrecha relación con el contenido de humedad del forraje al momento del picado. Se considera como rango óptimo al que fluctúa entre 60 y 70 % de humedad. Valores inferiores generan un aumento de la temperatura en la masa ensilada durante la primera etapa debido a la dificultad que ofrece el forraje a la compactación y consecuentemente a la expulsión del aire. En el caso de cosechar con baja humedad la masa es elástica y tiende a retornar al volumen inicial. En consecuencia es necesario reducir el tamaño de la partícula picada con el objeto de atenuar el efecto “resorte” del forraje y así disminuir el volumen que ocupa el aire dentro del silo. Se aconseja, en estos casos trabajar con partículas de 1,2 a 0,9 cm.
Cuando el contenido de materia seca del forraje a ensilar es superior al 70 % la compactación se ve muy facilitada, pero se producen fuertes pérdidas de nutrientes por escurrimiento de los jugos de la planta. Además en el medio se generan condiciones favorables para el desarrollo de bacterias del género Clostridium, capaces de alterar la calidad del forraje conservado.
La tecnología empleada en el silobolsa reúne características que le permiten optimizar como ningún otro dispositivo los procesos de compactación, aislamiento y extracción. Debido a su implementación durante la década del 90 se generó una revolución en los métodos de conservación de forrajes por vía húmeda. Lo que años antes era considerada una técnica con riesgos pasó a ser una rutina más en el establecimiento, permitiendo derivar la atención a la optimización del manejo del cultivo, ya que el proceso correcto de conservación estuvo garantizado.
EMBOLSADO DE FORRAJE
En el proceso de conservación de forrajes húmedos, la hermeticidad del silo juega un papel preponderante. El elemento constitutivo del silobolsa es el polietileno. Entre otras propiedades, posee la capacidad de conservar la humedad del forraje almacenado e impedir el ingreso de aire (oxígeno) debido a la hermeticidad que genera.
La capa blanca externa tiene como función reflejar gran parte de la radiación solar incidente. Gracias a ello se logra disminuir la temperatura del silo, la permeabilidad del polietileno y se atenúa el daño clásico de “quemado del plástico”, con sus típicos resquebrajamientos y pérdida de aislamiento.
La permeabilidad del polietileno no sólo depende de la temperatura, el grosor es otra variable condicionante. Una reducción del 50% del espesor genera un aumento del 200 % en la permeabilidad a los gases. Con altas temperaturas y para espesores similares de polietileno, una película blanca-negra es cuatro veces menos permeable que una mono-laminada negra.
LLENADO DE LA BOLSA
Al comienzo del llenado se debe suministrar el material picado en forma constante y pareja, por lo menos en los tres primeros metros. Se debe prestar atención al freno hasta que la bolsa alcance el tamaño del túnel y las ruedas comiencen a desplazarse. Una vez que se forma el principio de la bolsa se deben controlar las marcas de estiramiento y regular el freno.
Las condiciones del cultivo a campo, la uniformidad del picado, el horario de labor, y otras causas pueden hacer cambiar la presión de trabajo. Por lo tanto se debe vigilar constantemente el estiramiento producido en la bolsa, tratando de no sobrepasar el valor máximo establecido por el fabricante. En promedio, el forraje dentro de la bolsa alcanza valores de 500 a 880 Kg./m3, dependiendo del grado de compactación y del contenido de humedad del forraje almacenado.
La bolsa tiene un estiramiento diferencial según el lugar que se trate. Los laterales tienen un estiramiento intermedio (+/- 7 %), en la parte superior es máximo (15-18 %) y en la zona que está en contacto con el piso es prácticamente inexistente por acción del peso del forraje. Las marcas laterales indican el estiramiento máximo que puede soportar la bolsa sin consecuencias para la duración de la vida útil de la misma; y está ligado a la garantía que emite el fabricante.
En caso de embutir materiales problemáticos como la alfalfa, es conveniente emplear vagones forrajeros con descarga trasera que posean norias en el piso, ya que aportan el forraje en forma pareja a la bandeja de la embutidora. Existen máquinas que permiten un aporte uniforme de forraje picado debido a que poseen un molinete ubicado en forma anterior y por encima del rotor.
Los primeros días, luego de confeccionados los silos bolsa y dependiendo que tipo de fermentación que se genere, pueden producirse emanaciones de gases, la cantidad depende del tipo de bacterias, tipo de material, humedad, nivel de compactación, etc. Como consecuencia debemos facilitar un escape.
a- Confección con materiales con alta humedad.
La forma final que adopta la bolsa tiene una relación directa con el tipo de material y la humedad que este posee. Si los materiales tienen bajo contenido de materia seca es posible que en la batea del rotor se acumule agua. Podemos suponer que luego de embutir el mismo la mezcla de jugos vegetales se depositaran en la parte inferior de la bolsa. Estos jugos poseen azúcares solubles, muy importantes para el proceso de fermentación y para la nutrición animal. La pérdida de este tipo de efluentes puede llegar a ser muy importante pudiendo alcanzar valores de más de 100 litros por tonelada de forraje húmedo y pérdida de hasta un 15 % de materia seca. Frente a esta situación es conveniente aumentar el tamaño del picado y disminuir la presión del freno. Siempre se debe respetar la forma del silo bolsa, ya que si la bolsa sale muy por debajo de la altura del túnel, se enciman los pliegues o se depositan líquidos en la parte inferior de la misma. Los materiales con alto contenido de humedad facilitan las fermentaciones indeseables (Clostridium sp.) y la descomposición de las proteínas. En el caso de maíz, cuando los valores de humedad en el momento de picado se encuentran por encima del 70%, en la bolsa existe un reacomodamiento del material, asentándose y compactándose post-confección, tomando la bolsa una forma más achatada. Esto genera que aumente el estiramiento en los flancos y como consecuencia aumenta en mayor medida en la parte superior. Por lo tanto, se debe tener precaución de trabajar con el límite mínimo de estiramiento.
b- Confección en períodos de alta temperatura ambiental.
Frecuentemente tanto el maíz como el sorgo se cosechan en épocas donde las temperaturas máxima diarias alcanzan la temperaturas máximas del orden de los 35-40 grados y nocturnas de 22-25 ºC. Esto determina que tanto el forraje como la bolsa alcancen temperaturas acordes. Tal característica genera varios inconvenientes. El plástico disminuye su resistencia al estiramiento y aumenta su permeabilidad y se generan deslizamientos entre las capas de polietileno constitutivas. El forraje ingresa a la bolsa con una temperatura demasiado elevada como para generar un buen comienzo del proceso de conservación. Cuando esto sucede las precauciones para controlar el estiramiento de la bolsa deben ser extremas. Nunca debemos permitir que se sobreestire la bolsa bajo estas condiciones. De ser posible en estos casos se debe trabajar con cultivos que presenten porcentajes de humedad menores al 63% para evitar la deformación extrema de la bolsa. Otra medida a tomar es aumentar el tamaño de picado y evitar trabajar en horas de elevada temperatura ambiental.
CALIDAD DEL PRODUCTO FINAL
Para evaluar la calidad del material obtenido luego de 3-8 semanas de fermentación se pueden emplear métodos químicos, tales como la determinación del contenido de ácido láctico, ácido butírico, Nitrógeno amoniacal, etc. La acidez alcanzada por la masa de forraje luego del proceso de conservación es un excelente indicador de la calidad del producto final. Valores cercanos a 3,5 son deseables cuando se ha conservado maíz o sorgo, tanto forrajero como granífero. En el caso de la alfalfa, y por motivo ya descriptos, no es posible alcanzar tales niveles de acidez. En la tabla adjunta se presentan valores promedio de los compuestos más representativos de la calidad del silaje:
Tabla Nº 2. Valores de laboratorio indicativos de un buen proceso de conservación en diferentes cultivos.
Caracteres organolépticos de los diferentes tipos de silaje
Silaje bien fermentado (láctico)
Color: Amarillo-verdoso, al marrón verdoso. Verde oscuro para la alfalfa y marrón claro para maíz y sorgo.
Olor: Agradable, avinagrado y picante.
Textura: Muy firme. Es difícil desagregarlo.
Acidez: pH 3,3 - 4,0.
Aceptabilidad: Buena.
Valor nutritivo: Similar al forraje verde.
Silaje butírico
Color: Pardo o verde oliva.
Olor: Desagradable, rancio. No picante.
Textura: Blanda, de consistencia viscosa.
Acidez: pH mayor a 4,5 en maíz y sorgo, y superior a 5,5 en alfalfa.
Aceptabilidad: Muy baja, algunos animales pueden tolerarlo.
Valor nutritivo: Regular debido a la descomposición de las proteínas.
Silaje sobrecalentado
Color: Marrón.
Olor: Acaramelado, con un leve aroma atabacado.
Textura: Bastante floja. Es fácil desagregarlo.
Acidez: Muy variable.
Aceptabilidad: Muy buena por caramelización de los azúcares.
Valor nutritivo: Regular a bajo.
Silaje mohoso
Color: Manchas algodonosas blancas sobre una base grisácea-marronada.
Olor: Rancio. No picante.
Textura: Floja. A veces gelatinosa.
Acidez: pH mayor a 5.
Aceptabilidad: Muy mala. El ganado no lo acepta.
Valor nutritivo: Muy bajo y muchas veces tóxico
Silaje pútrido
Color: Verde oscuro, grisáceo o negro.
Olor: Repulsivo por la presencia de amoníaco y aminas típicas de los tejidos en descomposición.
Textura: Gelatinosa, blanda.
Acidez: pH mayor a 5.
Aceptabilidad: Muy mala.
Valor nutritivo: Muy malo y muchas veces tóxico para el ganado
SILAJE DE GRANO HÚMEDO
La alternativa de ensilar en bolsas grano con mayor contenido de humedad que el destinado a producción normal tiene como principal ventaja la facilidad operativa, baja inversión relativa y buenas condiciones de conservación. En años con sequía y elevada temperatura se debe seguir muy de cerca la evolución de la humedad del grano en el cultivo, ya que se puede producir una deshidratación muy rápida del grano. Es posible que se alcance una caída de humedad de hasta el 1 % diario. Este fenómeno es un inconveniente a tener en cuenta, ya que el rango de humedad para realizar un buen trabajo está acotado entre 35 y 25 % de humedad. De no contarse con una operatoria ajustada a cosecha, el cultivo puede tener una pérdida excesiva de humedad que lo inhiba para ensilarlo. Si los valores de humedad son demasiados bajos no se produce fermentación y aparecen microorganismos indeseables, tales como hongos, que generan una importante pérdida de calidad. Si la humedad es excesiva (> 35 %) el trabajo se hace ineficiente debido al bajo rendimiento de cosecha (ha/hora), ya que el material ofrece una mayor resistencia a la trilla. El resultado final obtenido es una disminución de la superficie cosechada, mayor costo operativo de la cosechadora y un menor contenido de nutrientes por unidad de peso.
Proceso de ensilaje de grano húmedo:
Con mínimas modificaciones a la cosechadora, tales como mayor velocidad de rotación del cilindro, el forrado del mismo, reducción de la separación cilindro cóncavo, aumento del tamaño de los orificios de las zarandas o incluso su extracción y un aumento de la intensidad del viento permiten cosechar el grano con una humedad óptima para ensilar de 25-30%. En nuestro medio, el trabajo de embolsado de grano húmedo lo realizan embutidoras específicas, que cuentan con tolva y martillos partidores. Estas máquinas realizan un muy buen trabajo en granos, mediocre en planta entera de maíz o sorgo y no son aptas para conservar cortes de pasturas.
Las diferentes marcas de embutidoras poseen diferentes perímetros de túnel. Esto condiciona la elección de la bolsa. Si se utilizan bolsas con diámetros mayores a la del equipo pueden quedar cámaras de aire o paredes flojas post llenado, situación que genera deterioro en la calidad del grano conservado. La máquina ensiladora efectúa el quebrado del grano, y mediante un sinfín, embute y compacta el grano en la bolsa. La compactación se regula según el grado de frenaje de la ensiladora y tractor: A mayor frenaje, mayor compactación y mayor aprovechamiento de la bolsa (más Kg/metro).
El rendimiento promedio de las ensiladoras es de aproximadamente 20 ton/hora de trabajo efectivo sobre base húmeda. Tal valor esta condicionado por la humedad del grano y por la calibración del quebrado. La humedad de ensilado que ha demostrado ser más adecuada fluctúa entre 26 y 30 %, tanto para maíz como para sorgo. Valores superiores a 30% reducen la velocidad de trabajo en el movimiento del grano; y valores inferiores a 25% aceleran excesivamente la caída del grano y hacen más difícil el trabajo de los rodillos quebradores, principalmente en sorgo, que es un grano más pequeño y duro.
El quebrado del grano se efectúa con el objetivo de mejorar la compactación y facilitar el ataque de las bacterias que intervienen en el proceso de fermentación láctica. De este modo se logra acortar los tiempos para la estabilización del silaje y reducir las pérdidas de calidad.
Los granos son deficitarios en azúcares simples, sustrato utilizado por las bacterias lácticas para permitir la conservación con pérdidas mínimas. Pero poseen abundante contenido de almidón que, mediante degradación previa, puede aportar el sustrato básico necesario para una adecuada fermentación. Las amilasas del grano y de los microorganismos que proliferan en una primera etapa son capaces de desdoblar parte del almidón en azúcares mucho más simples, solubles en los jugos de la masa ensilada, tales como maltosa, fructosa y glucosa. Esto sólo ocurrirá con valores de humedad dentro del rango óptimo. Con valores inferiores, la actividad enzimática disminuye, hay baja transformación de almidón en azúcares simples, la fermentación se retrasa, se eleva la temperatura y se incrementan los niveles de pérdidas en cantidad y calidad.
El embolsado debe realizarse sobre un terreno lo más parejo y limpio posible, teniendo como objetivo optimizar las condiciones de trabajo de la ensiladora. En caso de terrenos con desnivel debe trabajarse en contra de la pendiente, lo que mejorará la compactación. En la medida de lo posible s evitará la colocación en zonas de pendiente excesiva. Este mismo criterio rige para zonas anegables, para evitar inconvenientes durante la extracción o riesgos para el producto conservado.
El tamaño de la bolsa debe estar de acuerdo a la necesidad de extracción diaria. Las bolsas de mayor difusión son las de 1,5 y 2,7 m de diámetro. Estos valores dependen de la ensiladora empleada. Las bolsas de diámetro menor se recomiendan por tener un menor frente de exposición al aire durante el período de suministro. En cambio las de mayor diámetro (9 pies) se justifican cuando la necesidad de extracción determine un avance diario no menor a 30 cm. Este valor es equivalente a 1 ton/día de grano húmedo ensilado.
La bolsa puede ser cortada y cerrada cuando se ha almacenado la cantidad de grano deseada, permitiendo de ese modo un adecuado cierre hermético de la estructura.
Es importante tener en cuenta las diferencias entre bolsas, ya que la radiación solar, las temperaturas extremas y la acción del agua son agentes que la debilitan, pudiendo llevar a la pérdida de calidad del grano ensilado por el ingreso de aire y/o agua. Al seleccionar el tipo de bolsa debe considerarse que hay diferencias en cuanto a calidad, composición del polietileno y número de capas intervinientes, lo que se expresa en períodos diversos de garantía de conservación. Por esta razón, entre otras, debe tenerse muy en cuenta por cuanto tiempo se almacenará el grano antes de ser utilizado.
El grado de daño que se genera disminuye a medida que aumenta el grosor de la película. Las bolsas gruesas (+ de 200 micrones) han mostrado un excelente comportamiento.
La forma de extraer el material puede variar según la técnica de suministro al ganado. Se puede extraer con una pala y distribuirlo a balde o en bolsas hasta utilizar tornillos sin fin en el caso de utilizar volúmenes de grano muy importantes.
Se debe tener en cuenta que el cierre de la bolsa debe hacerse inmediatamente después de la extracción y antes del suministro con el objeto de mantener lo más posible el ambiente anaeróbico dentro del silo.
En este tipo de producto (grano de maíz o sorgo) no se considera necesario el uso de aditivos y/o conservantes estabilizadores ya que al respetar las pautas básicas de manejo se alcanza una excelente calidad en la conservación.
HONGOS Y TOXINAS
El silaje de grano húmedo pierde calidad y puede ser afectado por la proliferación de hongos si se expone al aire por un período prolongado. Bajo estas condiciones o por deficiencias en la aislación/compactación es posible encontrar en la masa ensilada niveles importantes de micotoxinas tales como aflatoxina, fumonisina ochratoxina, vomitoxina y zearalenona.
Según la bibliografía, el pH de un buen silaje de grano húmedo deberá situarse entre valores de 4-4,5. Estos valores aseguran un buen producto final. En la conservación de planta entera se requieren valores inferiores de pH (3,5-4) para que el proceso de conservación sea considerado adecuado.
CONSUMO ANIMAL
Cuando el proceso se desarrolla en forma adecuada se logra una muy buena aceptación por parte de los animales, tanto en tambos como en invernada. En cambio, las deficiencias en las técnicas de conservación (Falta de anaerobiosis, filtraciones de agua) y suministro (silaje con demasiado tiempo de exposición al aire) generan fuertes rechazos por parte del animal. Por lo tanto, la optimización del proceso se expresará en un mayor aprovechamiento y en un uso eficiente del capital asignado.
El grano de sorgo es menos preferido que el de maíz por los animales. Para impedir su selección se debe realizar un manejo adecuado de las raciones, si es posible a través de un mixer o equipamiento similar. El acostumbramiento y el diseño de la infraestructura de suministro del forraje juegan un papel muy importante.
Esta técnica, bien implementada se adapta perfectamente a las condiciones de producción imperantes en nuestro país con excelentes resultados productivos.
CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE MAÍCES PARA SILAJE Y SU CULTIVO
El uso de maíz para forraje, ya sea como planta en pié o ensilado es una práctica común en todos los países de agricultura avanzada, ya que contribuye a resolver el problema que plantea la estacionalidad de la producción forrajera frente a requerimientos animales de relativa constancia. El cultivo de maíz se adapta para la alimentación del ganado debido a tres causas principales:
a.- Alto volumen de producción.
b.- Alto contenido de hidratos de carbono.
c.- Amplitud del período de aprovechamiento.
En nuestro país el uso de maíz como planta forrajera es frecuente en muchas zonas ganaderas y fundamentalmente lecheras, consumiendo la planta entera en el lote o picándola para conservarla en silos. Actualmente la mayor parte de la semilla que se comercializa en el país como maíz forrajero está formada por híbridos seleccionados como graníferos y que se han manifestado como buenos productores de materia seca. Con frecuencia son materiales formados por 3 o 4 líneas endocriadas que permiten un abaratamiento en el costo de producción de la semilla híbrida. Corrientemente se asume que la planta de maíz garantiza un excelente alimento tanto fresco como conservado (silaje). Dada la gran variabilidad que se observa en la especie es posible encontrar diferencias para caracteres de importancia forrajera en híbridos comerciales.
En los primeros ideotipos de maíz no se discriminaba su aptitud. El mejor híbrido granífero era considerado como el mejor forrajero. Se aceptaba que el rendimiento y la calidad del silaje están determinados por el rendimiento de grano y la proporción de materia seca del grano por encima del resto de los componentes del vegetal. Por tal razón los mejoradores trabajaron en el desarrollo de germoplasma e híbridos para producción de grano únicamente. Tales aseveraciones están basadas en investigaciones realizadas en EE.UU. en las décadas de 1930 y 1940. Este criterio es el que se aplica actualmente en muchas regiones de EE.UU. y explica en parte la escasa presencia de híbridos forrajeros en ese mercado, el más importante del mundo. Otra razón para seguir este enfoque es que programas de mejoramiento separados para silaje y para grano necesitan mayor cantidad de recursos. Muchos investigadores europeos y canadienses han cuestionado estos criterios basados en que el silaje es hecho con la planta completa y no solamente con el grano. Algunos investigadores consideran que el maíz para silaje es primeramente un alimento energético, y su valor nutritivo puede ser pensado en función de la digestibilidad y de los factores que la afectan. Como consecuencia de esta propuesta sugieren como criterio de selección el uso de parámetros tales como "Materia Seca Digestible" o “Energía Digestible de la Materia Seca”, obtenidos a partir del producto de la materia seca de planta completa por su digestibilidad In Vitro o su energía digestible.
Consideramos a continuación las diferencias más importantes entre un híbrido granífero y otro forrajero:
Planta granífera
Todo el rendimiento es aportado por el grano.
Planta donde la altura no tiene relación con la capacidad de rendimiento en grano.
Tallo sólido y sano, que asegure por largo tiempo la transferencia de elementos nutritivos a la espiga. Corteza espesa y fibrosa permitiendo aguardar el comienzo de la cosecha o la sobremadurez.
Planta forrajera
Toda la planta contribuye al rendimiento en materia seca.
Planta alta, foliosa, completamente verde y productora de forraje de calidad al momento de la cosecha (Picado).
Tallo rico en azúcares y poco fibroso, muy palatable y digestible para los animales, suficientemente sólido para asegurar la cosecha (Picado).
Creemos que un híbrido forrajero debe poseer un período de crecimiento prolongado para la zona considerada, es decir con un ciclo más largo que los híbridos graníferos más utilizados en el lugar, cañas y raíces fuertes, hojas todavía verdes al momento de madurez fisiológica, alto rendimiento de grano y elevado valor nutritivo por unidad de peso del forraje. En investigaciones hechas en la década del 70 se halló una correlación negativa entre la relación espiga/(caña+hojas) y el rendimiento de materia seca de la planta completa. Se observó que los híbridos de alta producción para grano no siempre dieron el mayor rendimiento para silaje.
Es posible afirmar que a igual ciclo, la parte vegetativa juega un rol al menos tan importante como la parte grano para explicar las variaciones de rendimiento de materia seca entre variedades al momento del picado. Tal variación en el rendimiento potencial puede ser explicada a través de las diferencias existentes en la cantidad y eficiencia del uso de la energía solar interceptada. La espiga y la caña+hojas realizan un aporte similar al rendimiento de la planta al estado de cosecha para ensilaje. Existe una variación significativa tanto para rendimiento de espiga como para caña+hojas entre los materiales disponibles en el mercado.
En nuestros trabajos, realizados desde 1990 en adelante, no hemos encontrado diferencias de calidad de espiga entre maíces. Una situación opuesta aparece cuando las evaluaciones se realizan en la caña+hojas. Es esperable que los hidratos de carbono estructurales (Celulosa y Hemicelulosa) y la Lignina, presentes en la fracción vegetativa, estén estrechamente correlacionados unos con otros. La Fibra Detergente Neutra (FDN) está compuesta de hemicelulosa, celulosa y lignina; la Fibra Detergente Ácida (FDA) incluye celulosa y lignina. La celulosa y hemicelulosa de los forrajes son completamente digestibles, pero la lignina es casi indigerible y su presencia puede inhibir total o parcialmente la digestión de los otros constituyentes orgánicos. Entonces podría esperarse que la digestibilidad sea afectada por la variación en la concentración de lignina y por la asociación de lignina con celulosa y hemicelulosa.
En principio no es suficiente evaluar la concentración de lignina, ya que esta información no explica las diferencias en digestibilidad encontradas entre los maíces. Es necesario conocer como se combina la lignina con el resto de los hidratos de carbono estructurales. Se encontraron diferencias genéticas significativas entre híbridos para FDA, FDN y Proteína Cruda (PC). Por efecto de la selección, los híbridos para grano poseen un mayor contenido de FDA, LDA y Constituyentes de la Pared Celular (CPC), y menor Digestibilidad In Vitro de la Materia Seca (DIVMS) que muchas variedades sin proceso de selección granífera. Por lo tanto, se plantea la posibilidad de que la selección para rendimiento de grano y resistencia a vuelco puede disminuir la calidad del forraje. Es bien conocido que la capacidad de resistir en pie hasta el momento de cosecha depende de la dureza de la caña (resistencia al quebrado), de la tolerancia al vuelco (podredumbre de la base del tallo y raíces) y del área foliar expuesta al viento. La dureza de la corteza muestra una correlación positiva con el contenido de lignina. Una gran resistencia de la caña no sería deseable para híbridos forrajeros.
El aumento de rendimiento de grano en híbridos de maíz durante las últimas décadas se verificó principalmente al mejorarse genéticamente la resistencia de la caña al quebrado, al vuelco y a la capacidad de mantener la prolificidad aun en densidades elevadas. Existe una correlación positiva y significativa entre la dureza de los tallos y el contenido de lignina (LDA). Es evidente que si bien un elevado contenido de lignina es contraproducente en materiales forrajeros, una baja concentración implicaría pérdidas importantes por vuelco o quebrado. La mayor parte de los materiales que no han sido sometidos a un proceso de selección para producción de grano poseen alta incidencia de estos problemas. Generalmente, tampoco responden positivamente a un aumento de la densidad. Tales desventajas también los hacen inadecuados para producción de forraje, aunque la cosecha se realice 40-50 días antes que para grano. Uno de los condicionantes más importantes de la calidad del silaje es el momento de picado. Cualquier atraso que se produzca en la cosecha significa pérdidas de calidad. Lamentablemente, muchas veces no le es posible al productor elegir el momento de cosecha, ya que está condicionado por la presencia de máquinas no propias en ese momento “justo”. Bajo esta circunstancia es muy probable que se produzca un atraso en el picado. Por lo tanto es preferible contar con híbridos que posean un elevado “Stay Green”, característica típica de híbridos graníferos, que le confiere la propiedad de ser más plásticos con respecto al momento de cosecha. En la actualidad se está trabajando en el mejoramiento de maíces de acuerdo a su destino. Por lo tanto en los últimos años el mercado semillero se ha hecho más específico, aumentando las opciones que tiene el productor. Este avance se debe a que la superficie sembrada para silaje se incrementó en forma explosiva. También los grandes demandantes de este tipo de maíz, los productores de leche, han mejorado sus técnicas de producción y sus conocimientos de nutrición y pueden aprovechar al máximo las ventajas que poseen los híbridos seleccionados para ensilar.
Los criterios modernos de selección de materiales forrajeros se orientan hacia dos conceptos fundamentales:
a.- Calidad técnica: Se basa en la aptitud que tiene un maíz para ser ensilado. Es decir la capacidad para producir un excelente proceso de conservación. Tal valor se alcanza cuando las pérdidas en calidad y cantidad durante esta etapa son mínimas.
Esta aptitud depende principalmente del contenido de materia seca al momento de picado y la concentración de azúcares solubles que sirven de sustrato a las bacterias que intervienen en el proceso de fermentación, principalmente láctica.
b.- Calidad biológica: Es bastante complicado definir este concepto. Para poder hacerlo se debe tener en cuenta la respuesta del animal al producto (Producción de carne, leche o lana). Es prácticamente imposible la utilización del animal como tester, ya que el número de híbridos a evaluar es tan grande que se hace económicamente inalcanzable trabajar con grupos de animales homogéneos entre sí (Edad similar, peso, constitución genética, estado sanitario, etc.). Podemos decir que la mayor calidad biológica se logra cuando el contenido de energía, de digestibilidad y la tasa de ingesta de la materia ensilada son máximos y se alcance el valor de conversión mas elevado.