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Indicadores de estrés por calor en el ganado lechero

Publicado: 13 de octubre de 2022
Por: MC. Mariana Barragán Arrañaga. Celtic Holland
Debido al cambio climático, el estrés por calor es el factor más determinante en el desempeño del ganado lechero en los últimos años. Su salud reproductiva y productiva se ve perjudicada, por lo que los investigadores de México y del mundo han hablado constantemente en publicaciones científicas  (Dash et al., 2016; Polsky y von Keyserlingk, 2017; Silanikove, 2000). Pero ¿Qué es el estrés por calor? Se define como la suma de las fuerzas externas en un animal que provocan un aumento de la temperatura corporal y por ende, una respuesta fisiológica. Para comprender esta prueba por la que pasan las vacas, se han desarrollado diferentes índices térmicos para evaluar en qué nivel de estrés se encuentra el ganado de climas áridos y cálidos. Los indicadores para medir el estrés por calor en vacas lecheras son la tasa de respiración (TR), frecuencia cardiaca (FC) y la temperatura corporal (TC). La mayor parte de las investigaciones realizadas concentran estos indicadores particulares en conjunto con el umbral de ITH. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos umbrales cambian de acuerdo a la raza, localización del establo y estrategias de manejo (Bjerg et al., 2018). 
Indicadores cuantificables de las vacas lecheras en respuesta al estrés por calor 
Fisiológicos
El centro termorregulador de las vacas se encuentra en el hipotálamo y una de sus  funciones es controlar el balance calórico, manteniendo una temperatura corporal estable. Cuando los animales se exponen a aumentos de temperatura ambiental se activan una serie de mecanismos que promueven la disipación del calor, destacándose entre ellos la vasodilatación periférica. A continuación se describen algunos de estos mecanismos fisiológicos:
Temperatura corporal
En varios estudios, la temperatura corporal es el indicador mayormente utilizado para medir el estrés por calor. Internamente se toma la temperatura en el área rectal, vaginal, ruminal y timpánica. Un estudio realizado por Garner et al. (2017) con 12 vacas Holstein lactantes alojadas durante cuatro días en dos cámaras de clima controlado (6 y 6 por cámara), donde un grupo fue puesto entre 74 y 84 de ITH (condiciones de estrés), mientras que el segundo se encontraba entre 55 y 61 de ITH. Como resultados, durante todo el periodo experimental la temperatura rectal fue elevada en las vacas bajo estrés que las que se encontraban en condiciones termoneutrales (40.0 y 38.5 °C respectivamente), la piel de la ubre en vacas estresadas era significativamente mayor (39.8 vs 35.2 °C), en este estudio no fue medida la producción de leche pero se cree que fue mayor en vacas con un ITH neutral. Otro estudio muy interesante, encontró un aumento de la temperatura rectal a medida que aumentaba los valores del ITH, teniendo sus horas pico a las 11:00, 15:00 y 19:00 (80.9, 83.7 y 80.8 de ITH respectivamente), mientras que la temperatura rectal a estas horas se encontraba en 39.6, 40.1 y 39.8 respectivamente (Shehab-El-Deen et al., 2010). 
Otro indicador interesante es el de la temperatura timpánica, que también muestra un rango más amplio en las condiciones de un verano caluroso que en el frío del invierno. Cuando las temperaturas altas se mantienen por más de tres días de duración, los procesos de  termorregulación no pueden mantener una temperatura constante (Mader et al., 2010)
Tasas de respiración y jadeo
Diversas investigaciones han tomado la tasa de respiración o respiración por minuto (TR) como un indicador en estudios de estrés por calor. Un estudio realizado por Vizzotto et al. (2015) en el subtrópico correlacionó la TR y el uso de sombras en el ganado, demostrando que las vacas que no tenían acceso a la sombra contaban con una TR más alta (80.5 rpm) que las que sí contaban con sombra (60.5 rpm), así como una puntuación más elevada en el jadeo (1.5 vs 0 a las 13:00 h, 2.5 vs 0.5 a las 17:00 h)  en comparación a las vacas en potreros con sombra, para medir el jadeo de las vacas se utiliza una escala de puntuación entre 0 a 4, en la que cero es sin jadeo y cuatro jadeo intenso. 
Actualmente una de las alternativas para contrarrestar los efectos del estrés por calor es el enfriamiento de las vacas, mediante regaderas o baños de aspersión de agua, mayormente utilizada en ganado lechero. Pinto, Hoffmann, Ammon, Heuwieser et al. (2019) observaron en un estudio con 20 vacas lecheras Holstein israelíes multíparas en condiciones de estrés por calor (ITH 68) que las vacas de pie enfriadas 8 veces al día, mostraron una TR más baja (60,2 rpm) en comparación con la RR de vacas enfriadas 3 veces al día (73,1 rpm). 
Frecuencia cardiaca (FC)
El gasto cardiaco es otro de los indicadores mayormente tomados para medir el estrés por calor. Existen estudios comparativos por épocas, uno de ellos fue con vacas tunecinas Holstein Friesian, donde, en el verano con un ITH de 83.3 la FC media de los animales se encontraba aumentada a 78.1 en comparación a la primavera con 62 (ITH 65.6). Daltro et al. (2017) encontraron una FC media más alta por la tarde (99,2 latidos por minuto, ITH medio: 84,6) que por la mañana (56,8 latidos por minuto, ITH medio: 74,2) en Holstein raza pura en Brasil. 
Comportamiento
En periodos donde la carga de calor se eleva, el comportamiento de las vacas será la búsqueda de sombra, áreas ventiladas o húmedas, pero no siempre se cuenta con suficiente espacio sombreado. Schutz et al. (2010) mostró que las vacas pasaban más tiempo alrededor del bebedero a medida que aumentaba la carga de calor debido a la poca o ninguna sombra. Además, el comportamiento tendía a ser agresivo. 
Otro signo conductual del estrés por calor que se puede utilizar como indicador del estado fisiológico es el grado de actividad física (Herbut y Angrecka, 2018; Pilatti, Vieira, Rankrape y Vismara, 2019). En episodios de estrés por calor las vacas limitan el tiempo que pasan acostadas, pero esta posición es importante fisiológicamente ya que es tiempo de reposo para problemas comunes de la pezuña y cojeras, aumenta la ingesta y por ende, la rumia (Broucek et al., 2013). Allen et al (2015) registraron los datos de podómetros para medir la posición en la que se encontraban los animales y un dispositivo intravaginal para medir la temperatura, y encontraron que  existe una correlación entre el tiempo que pasan de pie con la temperatura; ya que cuando esta supera los 38.9°C había un 52% de probabilidades de que la vaca estuviera de pie. 
Respecto a la correlación que existe cuando una vaca está en pie y el ITH, Allen et al (2015) encontraron que al llegar a un ITH de 68, el comportamiento de las vacas comenzaba a variar, pero al llegar a ITH alto (80-89) el 76% de las vacas se encontraba de pie y mostraban jadeo. 
Existen muchos más indicadores por los que pudiéramos sugerir que el ganado lechero está pasando por picos de estrés calórico, como bajas en producción o bajas en alguno de los puntos de calidad de la leche, pero todos se abordarán en la siguiente edición. Por lo pronto, podemos concluir que la prevención y el diagnóstico temprano de los cambios fisiológicos como del comportamiento contribuye en un manejo más efectivo del ganado, evitando pérdidas en producción de leche y del bienestar del animal.
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Los indicadores para medir el estrés por calor en vacas lecheras son la tasa de respiración (TR), frecuencia cardiaca (FC) y la temperatura corporal (TC).
Un estudio realizado por Vizzotto et al. (2015) en el subtrópico correlacionó la tasa de respiración y el uso de sombras en el ganado, demostrando que las vacas que no tenían acceso a la sombra contaban con una tasa de respiración más alta (80.5 rpm) que las que sí contaban con sombra (60.5 rpm).
Pinto, Hoffmann, Ammon, Heuwieser et al. (2019) observaron en un estudio con 20 vacas lecheras Holstein israelíes multíparas en condiciones de estrés por calor que las vacas de pie enfriadas 8 veces al día, mostraron una tasa de respiración más baja (60,2 rpm) en comparación con la tasa de respiración de vacas enfriadas 3 veces al día (73,1 rpm).
Allen et al (2015) encontraron que al llegar a un ITH alto (80-89) el 76% de las vacas se encontraba de pie y mostraban jadeo.
La prevención y el diagnóstico temprano de los cambios fisiológicos como del comportamiento contribuye en un manejo más efectivo del ganado, evitando pérdidas en producción de leche y del bienestar del animal.
Autores:
Mariana Barragán
Celtic Holland División México SA de CV
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