En una breve introducción sobre esta patología que causa verdaderos problemas en los rodeos se pretende alertar y tomar medidas necesarias para lograr una buena vigilancia epidemiológica en Neospora caninum ya que es considerado el agente etiológico causante de aborto más importante en los principales países productores de ganado bovino. En este trabajo se revisan los métodos de diagnóstico que se utilizan habitualmente en la neosporosis bovina, como la toma de muestra y remisión al laboratorio.
INTRODUCCIÓN
Neospora caninum es un protozoo apicomplejo, estrechamente emparentado con Toxoplasma gondii, que forma quistes tisulares en sus hospedadores (se describe detalladamente en Dubey et al. 2002). En relación con su ciclo biológico, el perro actúa como hospedador definitivo e intermediario (McAllister et al. 1998).
En infecciones naturales se han identificado tres estadios del parásito: taquizoítos, bradizoítos y ooquistes. Los taquizoítos y los quistes tisulares que contienen los bradizoítos son estadios propios de los hospedadores intermediarios. Los taquizoítos, asociados a la fase aguda y fenómenos de recrudescencia de la neosporosis, pueden multiplicarse virtualmente en cualquier tipo celular, mientras que los quistes tisulares, asociados a la fase crónica de la infección, se encuentran principalmente en el sistema nervioso central. Los perros pueden eliminar en sus heces ooquistes resistentes a las condiciones ambientales, los cuales adquieren la capacidad infectante aproximadamente a las 24 horas de su eliminación. Las rutas de transmisión del parásito incluyen la transplacentaria y la ingestión, bien de tejidos que porten quistes tisulares o de esporozoítos contenidos en los ooquistes esporulados. La infección por N. caninum origina trastornos musculares, parálisis y mortalidad en los perros; y abortos y morbilidad neonatal en vacas.
LA NEOSPOROSIS BOVINA
La neosporosis bovina se diagnosticó por primera vez en un rebaño de Nuevo Méjico con historial de abortos persistentes (Thilsted y Dubey 1989). Se han publicado diversas revisiones sobre la neosporosis bovina que pueden consultarse (Dubey y Lindsay 1996, Dubey 1999, Ortega-Mora et al. 1999, Anderson et al. 2000).
Distribución y frecuencia
La infección por N. caninum en el ganado vacuno tiene distribución mundial y los estudios epidemiológicos realizados muestran tasas de prevalencia elevadas, tanto individuales como de rebaño y tanto en sistemas de producción lecheros como de carne. En Argentina los rodeos se estima que pueden obtener valores cercanos a los 35 y 40 %, de prevalencia. Actualmente, la neosporosis se considera como la principal causa de aborto en el ganado lechero de Estados Unidos, Nueva Zelanda, Europa, Centro y Sur America y probablemente Asia (Dubey y Lindsay 1996, Dubey 1999, Hempill y Gottstein 2000, Morales et al. 2001, Corbellini et al. 2002, Kim et al. 2002, Moore et al. 2002). En el Reino Unido, una estimación teórica atribuye a N. caninum 12,5% del número total de abortos bovinos (Davison et al. 1999a).
Selección de trabajos sobre la infección por Neospora caninum en fetos bovinos abortados utilizando diferentes técnicas de diagnóstico (histopatología, inmunohistoquímica, serología y PCR). Los resultados se ofrecen como porcentajes.
a) IHC en fetos con HP compatible.
b) HP en muestras positivas por PCR.
c) PCR en fetos con HP compatible.
Por su elevada tasa de prevalencia en el ganado bovino, N. caninum se considera en la actualidad como uno de los agentes etiológicos más importante del aborto transmisible bovino y a la neosporosis como una enfermedad con gran impacto económico en la industria ganadera.
Transmisión
La transmisión congénita de N. caninum se considera la forma más importante de mantenimiento y difusión de la neosporosis. Numerosos trabajos demuestran que la transmisión transplacentaria del parásito es muy eficaz en los bovinos infectados naturalmente, oscilando entre 72 y 95% (Schares et al. 1998, Wouda et al. 1998, Davison et al. 1999b, Dubey 1999). La transmisión congénita repetida en hembras con infección crónica es posible en gestaciones sucesivas y los terneros permanecen infectados de por vida (Dubey y Lindsay 1996, Schares et al. 1998, Wouda et al. 1998a, Davison et al. 1999b, Dubey 1999). Otras formas de transmisión vertical, como por ejemplo mediante el calostro o la leche podrían ser también posibles (Uggla et al. 1998), pero todavía no se han demostrado en animales infectados naturalmente.
Los modelos matemáticos de simulación indican que solamente la transmisión vertical no es suficiente para mantener la infección en los rebaños bovinos (French et al. 1999) y los estudios epidemiológicos indican la existencia de la transmisión horizontal (Thurmond et al. 1997, Davison et al. 1999b, Hietala y Thurmond 1999, Dijkstra et al. 2001, 2002).
Se ha podido comprobar que los terneros (De Marez et al. 1999) y las vacas gestantes (Trees et al. 2002) pueden infectarse experimentalmente con ooquistes de N. caninum eliminados por el perro, cuando estos se administran por vía oral. Sin embargo, recientemente se ha reproducido experimentalmente el ciclo de transmisión perro-ternero (Gondim et al. 2002) y se ha demostrado que los perros (hospedadores definitivos) infectados mediante la ingestión de tejidos de bovinos (hospedadores intermediarios naturales) con neosporosis crónica eliminaban una mayor cantidad de ooquistes del parásito en sus heces que aquellos infectados con tejidos murinos (hospedadores intermediarios experimentales).
La reciente confirmación de la presencia de ADN de neospora caninum, en semen de toro contaminado y la transmisión intrauterina de vaquillonas infectadas con semen contaminado con taquizoitos (Serrano 2006), obliga a pensar en estrategias reproductivas aplicables al control de la enfermedad.
DIAGNÓSTICO DE LA NEOSPOROSIS BOVINA
El diagnóstico de la neosporosis bovina es difícil debido a la inexistencia de manifestaciones clínicas en los animales infectados crónicamente y al escaso número de parásitos en los fetos abortados (Jenkins et al. 2002). Por ello, la confirmación de la infección requiere la asistencia de un laboratorio de diagnóstico veterinario. Actualmente, el diagnóstico de la neosporosis bovina se basa en la detección de anticuerpos específicos frente al parásito en los bovinos adultos y la observación de lesiones compatibles en el cerebro, corazón e hígado de fetos abortados.
DIAGNÓSTICO DE LA INFECCIÓN POSTNATAL POR N. caninum
Las vacas que han abortado no muestran manifestaciones clínicas y éstas solo se han observado en terneros menores de dos meses de edad. Los terneros infectados por N. caninum pueden nacer con menos peso del esperado, ser incapaces de levantarse y presentar manifestaciones nerviosas. Las extremidades (con más frecuencia las posteriores) pueden estar flexionadas o hiperextendidas y el examen neurológico puede revelar ataxia, disminución del reflejo patelar y pérdida de la consciencia propioceptiva. También pueden presentar exoftalmia y la apariencia asimétrica de los ojos. Sin embargo, debe destacarse que estos casos son muy infrecuentes y que la gran mayoría de los terneros infectados congénitamente nacen clínicamente normales.
Pruebas serológicas
Las técnicas serológicas que detectan anticuerpos séricos específicos frente a N. caninum- se utilizan habitualmente para demostrar la infección en los bovinos adultos y en el rebaño, permiten conocer si la neosporosis es causa del fallo reproductivo comparando la prevalencia de la infección en las vacas que abortan y en aquellas que no lo hacen (Thurmond y Hietala 1995). La transmisión congénita también se ha evaluado mediante la determinación de anticuerpos frente a N. caninum en el suero precalostral de terneros recién nacidos, puesto que en los bovinos no existe transferencia de anticuerpos de la madre al feto durante la gestación (Paré et al. 1996, Thurmond y Hietala 1997). Sin embargo, aunque un resultado serológico positivo ayuda a identificar un animal adulto infectado, un resultado negativo no descarta definitivamente la infección porque los anticuerpos séricos frente a N. caninum pueden fluctuar con la edad y el estado de gestación (Pereira-Bueno et al. 2000, Quintanilla-Gozalo et al. 2000).
En el futuro, el conocimiento del patrón de reconocimiento específico de taquizoítos y bradizoítos podría ser muy útil para distinguir entre las fases aguda y crónica de la infección por N. caninu
DIAGNÓSTICO DEL ABORTO CAUSADO POR N. caninum
El aborto es el único síntoma observado en las vacas infectadas por N. caninum y los fetos pueden morir en el útero, ser reabsorbidos, momificarse o autolizarse. Pueden abortar vacas de cualquier edad desde los tres meses de gestación hasta término y una vaca puede abortar repetidamente en gestaciones sucesivas. Los abortos pueden ser esporádicos, endémicos y epidémicos.
La historia clínica y los datos epidemiológicos pueden ser orientativos pero el diagnóstico definitivo de la neosporosis precisa del examen del feto en un laboratorio de diagnóstico equipado adecuadamente. Las muestras diagnósticas incluyen el feto abortado que debe ser enviado con la placenta y suero de la madre. Si esto no es posible, entonces deben enviarse muestras de cerebro, corazón e hígado fetales. Las muestras de suero pueden obtenerse del fluido serosanguinolento acumulado en las cavidades corporales fetales. El diagnóstico laboratorio se realiza mediante el examen histopatológico del feto, serología de la madre y del feto
Histopatología y detección del parásito
El método más corriente para diagnosticar la infección por N. caninum en fetos bovinos abortados es el examen histopatológico de los tejidos fetales, identificando, a continuación, al parásito en la zona lesionada.
Las lesiones macroscópicas son poco frecuentes en los abortos por Neospora. Histológicamente, pueden observarse lesiones inflamatorias degenerativas en todos los tejidos fetales, pero con más frecuencia en el sistema nervioso central, corazón, musculatura esquelética e hígado (revisado en Dubey y Lindsay 1996). Las lesiones diagnósticas más significativas se encuentran en el cerebro y consisten en una encefalomielitis no supurativa caracterizada por infiltraciones multifocales no supurativas, con o sin necrosis multifocal. Otras lesiones histológicas que pueden observarse frecuentemente incluyen miocarditis no supurativa, miositis focal no supurativa y hepatitis portal no supurativa, frecuentemente con necrosis hepática focal y neumonía focal intersticial no supurativa.
Las lesiones fetales típicas, como la encefalitis y miocarditis multifocales no supurativas, no son patognomónicas, pero la sensibilidad y especificidad de la histopatología fetal es elevada y puede realizarse un diagnóstico presuntivo cuando se observan lesiones compatibles. La histopatología se ha utilizado como técnica de referencia (Baszler et al. 1999), aunque es necesario siempre confirmar la presencia del parásito porque otros protozoos, como diversas especies del género Sarcocystis, podrían causar lesiones similares (Jenkins et al. 2002). El método más frecuentemente utilizado para la detección de N. caninum es la inmunohistoquímica (IHC) del cerebro y otros tejidos fetales como el pulmón, hígado y corazón (Lindsay y Dubey 1989). Además, el estado frecuentemente autolítico de los fetos puede disminuir la precisión diagnóstica. Esta falta de sensibilidad es una de las razones por las que la IHC no ha sido considerada como una técnica útil en el diagnóstico de la neosporosis fetal.
A continuación adjunto un informe del laboratorio como respuesta por el envío de muestra de un aborto, cuyo diagnóstico presuntivo era de neosporosis.