En una investigación exhaustiva que arroja nueva luz sobre el manejo de los terneros machos de lechería, un equipo de científicos liderado por Anna Bassols, Núria Amigó, Marc Pérez-Rodado, Yolanda Saco, Raquel Peña, Raquel Pato, Lucia Pisoni, Maria Devant y Sònia Martí ha publicado el estudio "Metabolómica fecal para comprender la disfunción intestinal en terneros machos de lechería a la llegada a la granja de cría". Este trabajo, difundido en la prestigiosa revista Scientific Reports (DOI: 10.1038/s41598-025-90407-3) , utiliza tecnologías avanzadas de metabolómica por resonancia magnética nuclear de protones (H-NMR) para diseccionar fisiológicamente qué ocurre en el intestino del ternero cuando es sometido a las condiciones habituales de comercialización.
El contexto del estudio aborda una problemática crítica en la industria: los terneros machos de lechería suelen recibir menores volúmenes de calostro que las hembras de reposición y enfrentan un proceso de comercialización estresante que incluye la mezcla en centros de acopio y transportes largos. Durante estas etapas, es práctica común que los animales reciban solo soluciones rehidratantes en lugar de leche, lo que genera un déficit nutricional agudo combinado con el estrés del manejo. Para evaluar el impacto real de estas prácticas, los investigadores diseñaron un protocolo experimental con 82 terneros Holstein de aproximadamente 14 días de vida, dividiéndolos en tres grupos diferenciados: un grupo Control (alto calostrado, sin transporte, dieta láctea continua), un grupo LCMR (bajo calostrado, transporte de 19 horas, pero mantenidos con sustituto lácteo) y un grupo LCRS (bajo calostrado, transporte y restricción alimentaria severa, recibiendo solo solución rehidratante durante la simulación de acopio).
La Lactoferrina como "Alarma" de InflamaciónUno de los hallazgos más inmediatos fue el comportamiento de la lactoferrina fecal, una glicoproteína derivada de los neutrófilos que actúa como indicador de inflamación intestinal. Curiosamente, la ingesta de calostro no afectó los niveles de lactoferrina a la edad de inicio del estudio (días 14-15). Sin embargo, tras la simulación del paso por el centro de acopio y el transporte, los terneros del grupo restringidos nutricionalmente (LCRS) mostraron un aumento significativo de este marcador. Este incremento coincidió temporalmente con pruebas anteriores de permeabilidad intestinal (Cr-EDTA), sugiriendo que el daño en la capa de enterocitos precede a la aparición de la lactoferrina en heces, validándola como una herramienta de pronóstico sanitario.
El Perfil Metabolómico: Evidencia de Degradación Tisular Más allá de la inflamación general, el análisis metabolómico profundo reveló qué estaba ocurriendo exactamente a nivel molecular. El estudio identificó 41 metabolitos polares y 10 no polares, encontrando diferencias drásticas en el grupo que sufrió restricción de alimento (LCRS) en comparación con los otros dos.
Degradación de la Barrera Intestinal: Los terneros restringidos presentaron niveles fecales significativamente elevados de los aminoácidos prolina y glicina. Los autores explican que la glicina y la prolina son componentes mayoritarios del colágeno tipo I y IV, estructuras fundamentales de la membrana basal del intestino y del tejido conectivo. Su presencia elevada en heces no digeridas sugiere que, ante la falta de nutrientes, la mucosa intestinal se está degradando físicamente, liberando componentes tisulares al lumen intestinal.
Pérdida de Protección Funcional: Se observó una caída significativa en los niveles de butirato en el grupo restringido. El butirato es esencial para la homeostasis intestinal, actuando como fuente de energía para los colonocitos y ejerciendo funciones antiinflamatorias. Su disminución deja al intestino vulnerable.
Marcadores de Estrés Metabólico: El formato y la creatina aumentaron notablemente en los animales restringidos. El formato, a diferencia de los ácidos grasos volátiles beneficiosos, suele asociarse a procesos inflamatorios. Asimismo, la aparición de lactato fue exclusiva de este grupo, lo cual suele vincularse a disbiosis y diarrea en terneros neonatos.
Implicaciones para el Manejo La conclusión más contundente del estudio para el sector productivo es la jerarquía de los factores de estrés. A la edad de 2-3 semanas, la restricción alimentaria tiene un efecto mucho más devastador sobre la salud intestinal que el transporte o la calidad del calostrado inicial. El hecho de que el grupo LCMR (transportado pero alimentado con leche) no mostrara el mismo perfil de daño severo que el grupo LCRS indica que el aporte continuo de nutrientes lácteos puede amortiguar significativamente el impacto del estrés del transporte.
El análisis demuestra que mantener a los terneros solo con electrolitos (solución rehidratante) durante los días de acopio y transporte no es inocuo; provoca una degradación medible de la arquitectura intestinal, predisponiendo al animal a patologías y retrasando su recuperación productiva al llegar a la granja de destino.
Dado que los datos demuestran que el suministro de leche (incluso con bajo calostrado previo) protege la integridad de la mucosa intestinal durante el transporte mucho mejor que los electrolitos, ¿debería la industria reevaluar los protocolos estándar de alimentación en los centros de acopio para hacer obligatorio el uso de sustitutos lácteos en lugar de solo hidratación?