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Argentina - Una buena confección del ensilaje y el uso de inoculantes pueden retrasar el proceso de deterioro.

Publicado: 16 de mayo de 2013
Fuente: Clarin Rural. Guillermo Piñeiro product manager en Producción Animal de Becker Underwood Argentina SA.
En muchos países, los forrajes ensilados son muy apreciados como alimento animal. En Europa, por ejemplo, se almacena más del 90 por ciento de los forrajes como silaje, y en nuestro país la inclusión de los forrajes conservados como ingrediente de la dieta aumenta cada año.
Para producir un silaje de buena calidad es esencial asegurar que se produzca una buena fermentación microbiana en la fase anaeróbica. En las primeras horas de confección de un ensilado (fase aeróbica), el oxígeno presente entre las partículas del material ensilado en la masa vegetal disminuye rápidamente debido a la respiración del material y a los microorganismos aeróbicos y aeróbicos facultativos como levaduras y enterobacterias. Además hay una actividad importante de varias enzimas vegetales, como las proteasas y las carbohidrasas, siempre que el pH se mantenga en el rango normal para el jugo del forraje fresco.
Una vez consumido el oxígeno, estamos en presencia de un ambiente anaeróbico, el cual se extiende por varios días o hasta varias semanas dependiendo de las características del material ensilado y de las condiciones en el momento del ensilaje. A partir de los azúcares solubles del cultivo, las bacterias lácticas del forraje producen ácido láctico, el cual se acumula permitiendo el descenso del pH o aumento de la acidez del silo. La anaerobiosis y el ambiente ácido es lo que inhibe la proliferación de los microorganismos, dando lugar al inicio de la fase estable. Con la adición de inoculantes bacterianos, el proceso de descenso de pH se acelerará en forma importante debido a la alta carga de bacterias lácticas de los mismos, permitiendo controlar el proceso fermentativo.
Finalmente, mientras se mantenga el ambiente sin aire, ocurrirán pocos cambios. Pero cuando se abre el ensilado inevitablemente ocurre un deterioro aeróbico.
Tapado: la ausencia de oxígeno favorece una mejor conservación del silo
La tasa de deterioro depende de la concentración y de la actividad de ciertos microorganismos, aunque se reportan pérdidas por deterioro que oscilan entre 1,5 y 4,5 por ciento de la materia seca por día de exposición.
El período de deterioro puede dividirse en dos etapas, la primera se inicia con la degradación de los ácidos orgánicos que conservan el ensilaje por acción de levaduras y, ocasionalmente, por bacterias que producen ácido acético. Esto induce un aumento en el valor del pH permitiendo el inicio de la segunda etapa de deterioro, donde se constata un aumento de la temperatura y la actividad de microorganismos perniciosos.
Para atenuar las pérdidas será preciso inhibir la actividad y desarrollo de los organismos responsables de este deterioro, y para eso existen hoy nuevas herramientas.
Estudios realizados en Balcarce por Luis Maria Gutierrez y otros investigadores de la Universidad de Villa María confirman que los silajes tratados con el inoculante de segunda generación lactobacillus buchnerison más estables que los no tratados por su capacidad para degradar, bajo condiciones anaeróbicas, el ácido láctico en ácido acético, lo cual causa a su vez una disminución muy significativa del número de hongos y levaduras presentes.
Fuente
Clarin Rural. Guillermo Piñeiro product manager en Producción Animal de Becker Underwood Argentina SA.
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Jorge Welch
Ascus Biosciences
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