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Criterios para rehacer las rotaciones forrajeras: Siembras tardías en invierno

Publicado: 16 de marzo de 2020
Por: Ing. Agr. Rodrigo Zarza, Ing. Agr. Alejandro La Manna, INIA La Estanzuela
Introducción
Ante situaciones climáticas adversas durante el periodo otoño-invierno, la instalación de pasturas se ve afectada principalmente por atrasos en la fecha de siembra. Esto no sólo afecta el inicio del crecimiento y los días al primer pastoreo, sino que también se dan varias condiciones que impactan de forma negativa a la cadena forrajera. Así por ejemplo, las praderas sembradas en el otoño anterior ven comprometida su persistencia, y aquellas sembradas en la primavera su implantación y establecimiento. Las de mayor edad son las que presentan el único forraje verde, lo que habitualmente conduce a que sean sobrepastoreadas. Si además se considera la frecuente reducción del área de pastoreo a principios del otoño las disminuciones en la producción de forraje pueden ser muy importantes. En este contexto, nos encontramos con un área importante del establecimiento que no ha sido sembrada o con problemas de implantación, ya ingresando en el invierno. En esta situación, se sobrecargan las pasturas ya instaladas, aumenta el consumo de reservas y concentrados y la falta de forraje fresco se hace muy evidente, debiendo considerarse una serie de recomendaciones para la recomposición de las rotaciones forrajeras.
Se entiende como rotación una sucesión en el tiempo de cultivos anuales (de grano ó forrajeros) y de pasturas plurianuales, que busca maximizar y estabilizar la producción de forraje para pastoreo directo y/ó para hacer reservas, combinando aspectos económicos y ambientales para lograr una producción lechera sustentable. Bajo las condiciones actuales la sucesión en el tiempo se ha visto interrumpida, y la maximización de la producción de forraje no será posible por los atrasos en la época de siembra, por lo cual, este es un primer elemento importante a considerar cuando se plantea esta recomposición.
SEMBRAR AHORA PERO PENSANDO EN LA ROTACIÓN
Por supuesto que ante la situación planteada, qué sembrar ahora es una decisión importante, pero no menos importante es tener en cuenta cómo articular la siembra actual con las necesidades de recomponer la rotación para los próximos años, buscando encadenar lo mejor posible la secuencia de cultivos anuales y praderas para minimizar gastos y obtener la mayor productividad.
Si bien hoy lo urgente es cómo hacer pasto, el tema de cómo y dónde vamos a hacer las reservas en la primavera y verano próximo, o las praderas del próximo otoño no debe quedar de lado a la hora de decidir la siembra. No necesariamente el lugar más adecuado para reinstalar una pradera que se perdió, es sembrarla en el mismo potrero en dónde estaba.
Teniendo en cuenta esto y dependiendo de que el clima comience a normalizarse hay que planificar la rotación considerando nuestro objetivo final, una vez que esté normalizada la producción de pasto.
CRITERIOS A MANEJAR PARA ARMAR LA ROTACIÓN
Un punto de partida conveniente es dividir el área de rotación del tambo en cuatro partes, considerando el grado de engramillamiento y/o la presencia de especies forrajeras productivas, para encarar las acciones más apropiadas en cada lugar.
a) En la parte más limpia de gramilla y con pérdida de especies productivas
En potreros con poca gramilla, lo ideal sería usarlos para sembrar pradera, pero en las circunstancias actuales el forraje inmediato se alcanza más fácilmente con algunas de las opciones de verdeos de invierno disponibles. Estas gramíneas tienen un establecimiento rápido y pueden extender su producción, dependiendo de los ciclos, hasta fines de primavera. Dentro de los verdeos existen variedades precoces o de ciclo largo, más o menos tolerantes al pastoreo, lo que permite producir forraje en distintos momentos y con manejos diferentes según los sistemas de producción. Sin embargo, en las condiciones actuales, ya en pleno invierno, la elección del material a sembrar es fundamental para no hacer esfuerzos inútiles. Una alternativa que combina las dos opciones mencionadas es la siembra de praderas consociadas, alternativa que bajo estas condiciones puede ser una herramienta útil.
La pradera sembrada tarde (junio-julio) no aportará forraje este invierno pero asociada a trigo, en general, logra una buena implantación y además entrega muy buen forraje (en volumen y calidad) para ensilar temprano, fines de octubre, y luego da pastoreos de alta calidad en verano. En resumen, permite hacer una reserva temprana y ganar un año en la instalación de praderas nuevas. Naturalmente que la pradera asociada a trigo también puede ser pastoreada si fuera necesario.
b) En la parte más engramillada.
Hay que tener en cuenta que aunque actualmente no se vea mucha gramilla, por efecto del sobrepastoreo, esta sobrevive bajo el suelo y volverá a infestar la superficie en el corto plazo. Es por esto que en los potreros con más gramilla deberíamos tener dos objetivos: producir forraje y hacer el mejor control posible de la gramilla. Los cultivos ideales para lograr ambos objetivos son los verdeos anuales a base de avenas y/o raigrás. Es importante tener presente que en una chacra engramillada siempre hay un gran volumen de yemas bajo el suelo que escaparán a la acción de los herbicidas por estar inactivas, por lo tanto será necesario un buen control en la primavera/verano siguiente, lo que nuevamente se debe combinar con el cultivo adecuado.
La avena y el raigrás son dos de las opciones tradicionales que se manejan para este tipo de situaciones, pero deben hacerse un par de consideraciones importantes. En lo que refiere a las avenas (bizantinas, sativas o strigosa), las siembras tardías limitan la expresión de su alto potencial de crecimiento otoñal; en estos casos el trigo puede ser una buena alternativa con posibilidades de una utilización doble propósito. Lo que debería evitarse es la siembra de avenas negras, ya que si bien tienen un rápido crecimiento, elongarán temprano disminuyendo la posibilidad de un segundo pastoreo. Incluso en el caso que se buscara una opción para reservas, el material a cosechar será en su mayoría de baja calidad, con una alta proporción de tallos y muy pocas hojas.
En raigrás hay dos tipos productivos, los westerwoldicum (Lolium multiflorum var. westerwoldicum) que no tienen requerimientos de frío y por tanto casi todos los macollos florecen independientemente de la época de siembra y mueren en el verano, y los de tipo multiflorum o italiano (Lolium multiflorum ssp italicum), con requerimientos de frío, en los que los macollos formados a fin de invierno y primavera no florecen y por tanto pueden ingresar al verano en estado vegetativo y tener un comportamiento bianual (Gutierrez; Calistro, 2013). En base a esto, cuando la opción es sembrar raigrás en fechas muy tardías sería recomendable aprovechar las características de los raigrases del tipo multiflorum, para extender la producción de forraje hasta mediados de diciembre si las condiciones del verano lo permiten.
Si bien ambas especies responden a la fertilización nitrogenada, no es previsible que después de una sequía haya falta de N en el suelo, por lo que sería conveniente esperar a tener el cultivo instalado para tomar la decisión de si es necesario fertilizar, considerando además que el período de crecimiento se reduce por los atrasos en la fecha de siembra.
Cualquiera sea la opción, cultivo puro ó mezcla, para la primavera/verano siguiente se deberían mantener los dos objetivos: continuar con el control de gramilla para llegar con un potrero en condiciones para la siembra de pradera en el otoño siguiente y producir forraje. Esto se logra usando los tradicionales cultivos forrajeros de verano para pastoreo, ensilaje o grano húmedo, de acuerdo a las necesidades y posibilidades de cada tambo.
c) Potreros con algún aporte de pasto y niveles intermedios de gramilla.
En estas áreas tampoco puede perderse de vista el control de gramilla y pueden servir de puente, tanto en el corto plazo por el forraje que aún puedan aportar, como en el mediano plazo hasta lograr estabilizar la rotación, si se destinan a especies bianuales.
Si estas áreas fueron quemadas y están bajo barbecho una alternativa podría ser la inclusión de mezclas de Cebadilla y trébol rojo, de raigrás y trébol rojo que harán un aporte en el invierno tardío que si bien no será mucho, nos garantizan calidad y un otoño siguiente con una pradera ya instalada de altos rendimientos.
d) Praderas aún en buen estado.
En estos casos, además de racionar cuidadosamente los pastoreos para el lote de vacas con mayor producción, el objetivo debería ser fortalecer las plantas existentes, realizando un pastoreo racional con alambrado eléctrico, que permita acumular forraje hasta unos 15-30 cm según las especies, antes de realizar pastoreos intensos. Si la población de leguminosas se ha mantenido, se justifica ir previendo alguna refertilización al inicio de la primavera.
Puntos claves a considerar
Hay algunos puntos clave para lograr implantaciones con éxito: la calidad fisiológica y sanitaria de las semillas, la fecha de siembra y la preparación de la cama de siembra. La semilla es el insumo básico, y en estas situaciones muy probablemente se haya comprado a fines del verano o temprano en el otoño, y han estado almacenadas en condiciones que pueden ser muy diversas. Habría que considerar el tiempo de aplicación en el caso de haberse usado curasemillas o inoculantes. El análisis de vigor y el sanitario de la semilla son muy importantes, ya que las siembras no se realizarán en condiciones óptimas.
Otro factor a manejar es la densidad de siembra, que en estas circunstancias suele incrementarse para cubrir los riesgos de implantación. En este caso también los análisis de semilla contribuyen a determinar el aumento de densidad que hay que hacer.
Si bien con la siembra directa el problema del ingreso a las chacras se ha reducido, no significa que no sea necesario cuidar los aspectos vinculados a humedad del suelo y calidad de siembra. Los factores climáticos son muy importantes porque determinan las condiciones en las cuales la semilla va a germinar y la plántula va a crecer. El momento de ingreso al primer pastoreo también está ligado a las condiciones climáticas prevalentes, humedad y temperatura, que definen las tasas de crecimiento diario. A nivel de suelo también es importante ver el anclaje de las plantas y evitar el ingreso con suelos húmedos.
Criterios para rehacer las rotaciones forrajeras: Siembras tardías en invierno - Image 1
El atraso en las fechas de siembra determina un desarrollo más lento, lo que se traduce en períodos más largos al momento de la primera utilización (Figura 1). En estas circunstancias, al final del ciclo se registra un menor número de pastoreos y una menor producción total de forraje. En evaluaciones de ensayos de siembra temprana de verdeos de invierno realizados en INIA La Estanzuela (2009, 2010 y 2011) el promedio de cortes alcanzados para las siembras de febrero fue de 7, mientras que para las de marzo se redujo a 5. La combinación de temperatura, humedad e intensidad de luz, determina la velocidad y el desarrollo de las forrajeras, por ello en siembras tempranas se busca capitalizar la mejor relación de esa triple combinación para maximizar la producción. En el Cuadro 1 se presentan los valores de temperatura, número de heladas y precipitaciones de los meses de marzo a julio, en base a la serie de promedios históricos (1965 - 2014) para INIA La Estanzuela.
Criterios para rehacer las rotaciones forrajeras: Siembras tardías en invierno - Image 2
 
Criterios para rehacer las rotaciones forrajeras: Siembras tardías en invierno - Image 3
Mediante el análisis gráfico de las temperaturas (Figura 2), se ve como la temperatura desciende, desde el mes de marzo hasta julio, y luego comienza a incrementarse hacia el mes de agosto. Al mismo tiempo el número de heladas aumenta, siendo el mes de julio el de mayor cantidad de eventos. En lo que refiere a las precipìtaciones, en promedio, los meses de invierno presentan un valor menor al de los meses de otoño para años normales.
Algunas alternativas para siembras tardías
En el contexto que se ha descripto, se podrían identificar opciones para siembras tardías de invierno para implantaciones exitosas.
En verdeos de invierno, una de las opciones más recomendable es la de raigrás tipo multiflorum de ciclo largo, que mantiene un aporte de forraje verde hasta avanzado el invierno. Cuando se dispone de semilla de avena, las del tipo sativa son más recomendables, ya que podran ofrecer algún pastoreo y una reserva interesante. Las bizantinas si bien realizan algún aporte de forraje en pastoreo, tienen menores rendimientos en cortes para reserva.
En pasturas perennes, donde lo que se busca es generar un buen stand de plantas que persistan y produzcan por un período mayor a los 3 años, las siembras en estas condiciones no serian las más favorables. Sería preferible implantar pasturas bianuales, que en el otoño próximo puedan generar importantes aportes de forraje. Sin embargo, hay que considerar que hasta fines de setiembre será difícil acceder al pastoreo. Entre las leguminosas, el trébol rojo es la opción más recomendable para fechas tardias, la alfalfa se podrá sembrar aunque dependiendo de las tempertauras y heladas. La opción de sembrar mezclas puede ser interesante por la capacidad de compensación que se genera, y aquí el trébol rojo con cebadilla o achicoria pueden ser alternativas disponibles. Una tercera opción podría ser la siembra de raigrás de ciclo largo con trébol rojo.
Otra estrategia es la siembra asociada. La posibilidad se sembrar especies forrajeras con algún cereal de invierno garantiza al menos un pastoreo de alta calidad o en su defecto una reserva muy buena, que en el mes de noviembre podria estar alcanzando los 6 a 10 toneladas MS/ha. Luego, durante el verano si el agua no es limitante la pradera podrá ofrecer forraje para pastoreo directo. En este tipo de siembra los trigos son el complemento ideal, aunque también se dispone de materiales de triticale para ocupar ese lugar.
Las siembras de invierno determinan que se enlentezca la implantación y el desarrollo de algunas gramíneas, como festuca o dactylis, y aumenta el riesgo de daño por frío en algunas leguminosas, así como el retraso de la nodulación. A nivel experimental, la información sobre siembra de pasturas con destino a pastoreo en el mes de julio es poca. Sin embargo, hay algunas situaciones donde para determinar el comportamiento de las diferentes especies o cultivares se ha sembrado en fechas tardías. Se presentan algunos resultados de ensayos evaluados en INIA La Estanzuela de siembras tardías, extraídos de la Base de datos e-INIA Archivos de Pasturas, que se encuentra en fase de desarrollo.
En el Cuadro 2 se presenta información sobre distintas fechas de siembra para raigrás tipo multiflorum, INIA Matador (tetraploide), sembrado en forma convencional durante 1983, en base a datos del Ing. Agr. Jaime Garcia. Durante esos años el atraso en las fechas de siembra por dificultades en los labores hacía más frecuente este tipo de situaciones. Una de las ventajas de la siembra directa es reducir ese tiempo y capitalizarlo en fechas de siembra más tempranas. En este ensayo se evaluaron cinco fechas de siembra, que se correspondían con las segundas quincenas de los meses de marzo, mayo, junio, julio y agosto.
Criterios para rehacer las rotaciones forrajeras: Siembras tardías en invierno - Image 4
En la Figura 3 se muestran los rendimientos estacionales para raigrás INIA Titán y festuloium INIA Merlín, sembrados en la segunda quincena de agosto de 1996.
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También se sembraron ensayos de mezclas de gramíneas o gramíneas que incluyeron trébol rojo (Figura 4) durante la segunda quincena de agosto.
Criterios para rehacer las rotaciones forrajeras: Siembras tardías en invierno - Image 6
También se generaron datos de leguminosas en siembras puras en la segunda quincena de agosto (Cuadro 3), que muestran una mejor adaptación del trébol rojo en este tipo de siembras.
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En la Figura 5 se muestra el contraste entre siembras de abril y agosto para algunas gramíneas sembradas en el mismo año (2003). Para cada una de las gramíneas se presenta la producción estacional, y en el último gráfico la acumulada para cada una. En todas se aprecia un mayor rendimiento de las siembras tempranas respecto a las tardías, donde la diferencia se basa en la producción invernal de las siembras de abril.
Criterios para rehacer las rotaciones forrajeras: Siembras tardías en invierno - Image 8
Durante estos últimos años se han registrado otoños complicados, por lo que también se dispone de ensayos con fechas tardías. En el Cuadro 4 se presentan los datos de rendimiento de forraje de leguminosas puras sembradas en INIA La Estanzuela en el año 2012, en dos fechas de siembra (normal y tardía). Ambos ensayos se sembraron con igual densidad (20 kg/ha para alfalfa y 15 para trébol rojo) y los resultados corresponden al forraje acumulado hasta la primavera (noviembre) del primer año de instalación. El atraso en la fecha de siembra, como se mencionó anteriormente, disminuye la utilización en el primer año de producción, y consecuentemente la producción de forraje.
Criterios para rehacer las rotaciones forrajeras: Siembras tardías en invierno - Image 9
Consideraciones finales
Los sistemas pastoriles se han enfrentado a cambios en las condiciones ambientales, los otoños de los últimos años han sido muy difíciles. Para sobrellevar esta contingencia es importante extremar las medidas de manejo, que resultan muy importantes cuando las cosas se complican.
La principal es la fecha de siembra. A medida que nos alejamos de las fechas óptimas se va perdiendo rendimiento, y eso hay que tomarlo en cuenta pues tiene que cubrirse con otro tipo de alimentos. La calidad de semilla es otro factor que siempre nos va a dar un seguro frente a situaciones adversas, por lo que se recomienda realizar los análisis de calidad y sanitarios. La fertilización, si bien es una herramienta que permite corregir algo, no puede recuperar la producción invernal que se pierde por atrasos en la siembra. El manejo de los barbechos y el control de malezas ayudan mucho en situaciones en las que hay que sembrar inmediatamente por atrasos. A su vez, el manejo del pastoreo es una decisión diaria en los sistemas lecheros, por lo que es una variable que se debe ir ajustando en función del desarrollo de las pasturas. Hay que tener en cuenta que en siembras tardías se puede dar un escaso desarrollo radicular y el arrancado de plantas en el pastoreo puede ser importante. Hay quienes piensan que el manejo de las pasturas es un arte, y como tal deber ser dinámico y estar sujeto a la creación del artista. Desde la investigación se aportan herramientas y conocimiento que sustentan las bases para la creación de cada de esas obras que a diario se exponen en los establecimientos.
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Alejandro La Manna
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