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Bancos de biomasa para la sostenibilidad de la ganadería tropical

Publicado: 11 de julio de 2016
Por: Martínez ZRO1 , Padilla CC11Instituto de Ciencia Animal, Mayabeque. Cuba.
INTRODUCCIÓN
Los períodos de sequía, también llamados de estiaje, veranos o épocas de nortes, son la causa fundamental de la discontinuidad de los procesos productivos de la ganadería. La forma de afrontar el período seco varía sustancialmente, en dependencia del tipo de propietario (promedio de animales), el grado de intensidad de la explotación ganadera, las posibilidades económicas, y los conocimientos tecnológicos que se apliquen para solucionar el déficit de alimentos en el período seco. Uno de los aspectos esenciales para solucionar este problema es el sistema de pastoreo, el que aún no se ha examinado de acuerdo con las particularidades que éste tiene en el trópico.
Desde su fundación, el Instituto de Ciencia Animal ha dado gran importancia al manejo de los pastos como factor determinante en la disponibilidad de alimentos en el período de sequía.En los últimos diez años, se han desarrollado sistemas de pastoreo que utilizan bancos de biomasa, éstos permiten que el ganadero disponga de pastos durante todo el año. Además, con recursos internos, puede lograr una producción de leche y carne estable.
El objetivo de esta sección del curso es examinar detalladamente los antecedentes que nos hacen confiar en el pastoreo racional tropical con bancos de biomasa, como una solución para el período seco.


ANTECEDENTES
Un ganadero del trópico, independientemente de la cantidad de animales que posea, tiene que prever qué alimentos suministrará a sus animales en el período seco. Las empresas más organizadas pueden decidir qué carga animal mantiene sobre sus tierras. Si el ganadero pone pocos animales, y apenas tiene problemas en la seca, la productividad de sus tierras será baja, y tendrá un estrecho margen entre costos y beneficios. Mientras más animales pone el productor en sus áreas, tendrá más dificultades con los alimentos en el período seco. Sin embargo, la productividad de sus tierras será mayor, y mejorarán sus oportunidades para incrementar las ganancias. Algunos datos de una empresa comercial grande de la provincia de La Habana, Cuba, en la década de 1980, servirán de ejemplo.
La empresa Valle del Perú contaba en esa época con más de 15 000 vacas lecheras, más del 70 % de éstas tenía entre 1 /8 y ½ de sangre Cebú, el 30 % restante lo constituía animales de la raza Holstein. La actividad empresarial tiene entre sus funciones básicas la ejecución del pronóstico del balance de alimentos de un año para otro (Figura 1).
Bancos de biomasa para la sostenibilidad de la ganadería tropical - Image 1
Esto consiste en estimar las producciones que pueden aportar las áreas de pastos y forrajes y determinar la cantidad de alimentos que se deben almacenar o producir para satisfacer el déficit en el período seco. El cálculo se hace sobre la base de la materia seca disponible o de nutrimentos específicos, como la energía, las proteínas y los minerales. En Cuba, este déficit ocurre regularmente entre octubre y abril y es el mes de febrero el más crítico de todos. Esta empresa optaba por producir más de 140 000 t de forrajes con regadío y fertilización, 76 000 t de ensilajes y 1100 t de heno . Para estas producciones se utilizaron las especies king grass, (Pennisetum purpureum), estrella africana (Cynodon nlemfuensis) y la bermuda cruzada No. 1 (Cynodon dactilon). Se realizaban de cinco a seis cortes por año, con rendimientos entre 79 y 103 t/ha/año. Con estas producciones para el período seco y con el uso de concentrados y sales minerales, los indicadores productivos de la empresa fueron buenos. La producción total de leche resultó superior a 41 millones de litros, con una carga global de 2.5 vacas/ha. La frecuencia de partos es un buen indicador para analizar la relación entre las vacas y el sistema. Los partos disminuyen en los meses de junio, julio y agosto, como respuesta a la alta carga calórica del verano. Una alimentación inadecuada en enero, febrero y marzo, se hubiera reflejado en una disminución de los partos en septiembre, octubre y noviembre. No obstante, una brusca disminución de partos en diciembre, indica que hay problemas que no se han resuelto al finalizar el período seco. Los datos obtenidos con una alta población de animales y en función de la producción indican las potencialidades productivas del trópico, que aún están al alcance de la lechería especializada.
Como se conoce, después de 1990 ocurrieron en Cuba cambios radicales en las relaciones comerciales y financieras con el resto del mundo. Por otras causas, como la globalización y el libre comercio, los problemas actuales de América Latina radican en la comercialización de los productos agropecuarios. La baja competitividad ha disminuido el flujo de los recursos financieros para la ganadería. Por eso, las tecnologías competitivas en años anteriores resultan hoy demasiado costosas. La utilización de la caña de azúcar como forraje, el forraje regado y fertilizado, el ensilaje y otras formas de llevar alimentos voluminosos a animales estabulados son tecnologías clásicas pero costosas, fundamentalmente por el combustible, que es un problema para Cuba y otros países. Por estas razones, el Instituto de Ciencia Animal ha dedicado sus mayores esfuerzos al pastoreo, ha establecido métodos de manejo con varias especies, de manera que se pueda pastar todo el año con una carga razonable y bajos costos.
Una de las tecnologías de mayor impacto en la actualidad está basada en una concepción tropical del pastoreo racional. Voisin, (1963), fue quien mejor describió la importancia del control del tiempo en el pastoreo (ocupación y descanso) y desarrolló su obra “Productividad de la hierba” bajo las condiciones climáticas de los países templados. En ella se preguntaba: “¿Hasta qué límite es ventajoso el equilibrio de las fluctuaciones estacionales de producción por la sola variación del número de parcelas?”. En este estudio afirmó: “Existe, por ejemplo, una fluctuación muy conocida que nunca se intenta equilibrar mediante el pasto y es el descenso de producción de invierno, a la que se pone remedio con otros recursos: en general con la suplementación en el establo”. Voisin dividió entonces la alimentación de los animales en dos etapas: a) con métodos externos, cuando el pasto no produce y b) con métodos internos, cuando el pasto produce.
Aunque en el período seco del trópico el pasto no produce o produce poco, nuestro propósito es alimentar los animales todo el año con métodos internos o mediante la autosuficiencia alimentaria, ya que los métodos externos son demasiado costosos.
Para cumplir este propósito se debe comenzar por el pastoreo racional o intensivo, tecnificado o con control de tiempo, como ha sido indistintamente nombrado en Cuba, México y otros países. Lo novedoso de este tipo de pastoreo es que se aprovecha la posibilidad de utilizar especies que almacenan alimento en pie durante ciclos largos, lo que permite equilibrar la producción de biomasa durante todo el año. Es una concepción tropical del pastoreo racional.
 
CURVAS DE CRECIMIENTO
Las especies de los géneros Panicum, Brachiaria, Cynodon, Digitaria y otros, comúnmente utilizadas en pastoreo, presentan el punto de inflexión de acumulación de biomasa aproximadamente a los 60 d en la época lluviosa. Sólo podrán acumular biomasa en períodos cortos de crecimiento con acumulados de 4 a 5 t de MS, la velocidad de crecimiento para el período lluvioso disminuye después de los 35 ó 40 d. Por otra parte, la producción total en el período seco es sólo el 30 % de la producción anual. De esta manera, podemos afirmar que con estas especies no se pueden solucionar diferencias estacionales que requieren manejar la biomasa desde el período lluvioso, para que se consuma en el período seco.
Para trasladar biomasa desde junio para noviembre o diciembre, hacen falta especies con ciclos de crecimiento de más de 150 d. La caña de azúcar, por ejemplo, tiene ciclos de acumulación de biomasa de 365 d por lo que contribuye en gran medida a la solución del déficit de alimentos durante el período seco en el trópico, sin embargo hay que llevársela al animal. Por otra parte, la hierba elefante acumula biomasa durante 180 d, y tiene alto rendimiento en el período lluvioso y bajo en el período seco. Si se corta dos veces por año, según su ciclo, puede producir tanta biomasa como la caña de azúcar. En la década comprendida entre 1980 y 1990, al utilizar el cultivo de tejidos como técnica mutagénica, se seleccionaron mutantes a partir del clon king grass (donante de ápices). Uno de estos mutantes, el Cuba CT-115, se caracterizó por tener rendimientos aceptables con una altura mucho menor que el resto de los clones. Su ahijamiento, relación hoja-tallo, concentración de azúcares, y otros aspectos valorados permitieron su utilización en pastoreo.
 
CAMBIO TECNOLÓGICO EN UNA LECHERÍA
Con estos criterios y durante seis años, se evaluó una nueva tecnología (Bancos de biomasa con Cuba CT-115) destinada a solucionar el déficit de la seca, ésta sustituyó paulatinamente a otras ya existentes. El pastoreo del Cuba CT-115, reservado en pie, permitiría eliminar los períodos de insuficiencia alimentaria durante el año. El proyecto se desarrolló en una finca lechera de 60 ha y 130 vacas Siboney (3 /8 H. 1 /8 C), localizada en los 22o 53’ N y en los 80o 02’ oeste a una altura de 50 msnm. El 80 % del suelo se caracterizó por ser pardo carbonatado y el resto ferralítico pardo rojizo, poco profundo, con aproximadamente entre 3 y 4 % de materia orgánica, pH neutro, poca pendiente, ubicado en zonas de poco drenaje superficial e interno.
La siembra del pasto elefante se realizó de forma gradual, se llegaron a sembrar 20 ha (30% de la finca). Las otras 40 ha están establecidas de estrella africana, mezcladas con pastos naturales (Paspalum y Andropogum sp). De éstas, 5 ha se intercalaron con Leucaena leucocephala, Albicias y otros árboles. En el primer año del proyecto, cuando solo el 12 % de la lechería tenía CT-115, el déficit de alimento del período seco se pudo satisfacer solo en un 47 %, por lo que hubo que acudir a recursos externos. Cuando las siembras llegaron a 20 ha de CT-115, los bancos de biomasa solucionaron el 95 % del déficit de todo el periodo seco. Una hectárea de biomasa de Cuba CT-115 almacenado en pie, puede alimentar 600 vacas/dia (comidas de 10 kg de MS) durante los seis meses de la seca en tres ocupaciones o rotaciones. Esto equivale a 25 t de hojas y tallos consumibles/ha, más de 4 t por animal. Se concluye que con el 30 % del área sembrada de CT-115 se puede autoabastecer de forrajes a la lechería todo el año. Más significativo aún es que el resto del área (70 %) tuvo un adecuado reposo, produjo más de lo esperado y se logró finalmente el equilibrio en la oferta de pastos durante todo el año. El equilibrio en la alimentación se refleja en el incremento paulatino de los parámetros productivos de la vaquería, la que incremento la producción desde 74000 l /año hasta, 180 000 l/año al tercer año. 3000 l/ha total. Esta producción/ ha con pastos todo el año y un Kg de concentrado diario como promedio por vaca en ordeño resulto tener una alta rentabilidad. Es importante considerar la repercusión económica que tuvo el cambio tecnológico, para esto se compararon datos ofrecidos por Urdaneta, Fernández y Sarmiento (1998). Estos autores publicaron las relaciones económicas obtenidas en lecherías con éxito económico en el estado del Zulia, Venezuela. El análisis detallado de la composición de los gastos revela que la tecnología aplicada redujo los gastos de alimentación al 15.1 % de los gastos totales, mientras que en los sistemas clásicos ( ensilajes y forrajes) fueron del 56.7 %.

MANEJO
Para manejar una lechería con la tecnología de Bancos de Biomasa de CT-115 hay que cumplir dos premisas:
a) Tener 30 % del área sembrada de CT-115
b) Tener un mínimo de divisiones o acuartonamiento
Independientemente del tamaño de la unidad, se recomienda como óptimo tener más de 20 parcelas en el área de CT-115 (30 %), y más de 20 parcelas en el resto del área (70 %). Por esta razón, el tamaño de las parcelas será diferente en función del área. La fecha de inicio del pastoreo se debe ajustar a las condiciones climáticas de cada región. En la Habana, la fecha óptima es el 15 de noviembre porque las lluvias terminan en esa fecha, y es oportuno que el rebrote de la primera rotación disponga de alguna humedad en el suelo. Otras personas prefieren comenzar en diciembre para adentrarse más en el período seco. La carga que se va a utilizar no debe ser predispuesta y depende en gran medida del estado de los pastos en el otro 70 % del área. En nuestro caso, esta área está constituida por 60 % de estrella y 40 % de pastos naturales, y se ha podido trabajar con 2.2 UGM/ha.
Para la carga, nuestra recomendación coincide con las siguientes palabras de André Voisin: “El cultivador que se lanza al pastoreo racional plantea generalmente, en primer lugar, la siguiente cuestión: ¿Cuántos animales podré cargar?” Yo le respondo: “No lo sé, no puedo saberlo. Nadie puede saberlo".
"Todo lo que podemos decir a un principiante del pastoreo racional es que, si lo conduce convenientemente, se verá llevado, en años sucesivos a aumentar considerablemente la carga global de ganado en sus pastos. Cualquier indicación más precisa sería un engaño”.
En otras palabras, la carga es una particularidad de cada finca. El cultivador debe comenzar con los animales que tiene en su finca, y se dará cuenta poco a poco, que le sobra comida o mejor que le faltan vacas. La introducción paulatina de animales le incrementará la producción de la finca con un mínimo de inversiones. Las siembras nuevas de CT-115, se dejan descansar entre 90 y 120 días para iniciar el pastoreo. Si se siembra muy temprano (mayo-junio) podrá estar muy alto en noviembre, por lo que se recomienda un pastoreo rápido y poco intenso en julio o parte de agosto para evitar demasiado desarrollo. El ciclo anual de pastoreo contempla la utilización alterna de las dos áreas (30 % de C-115 y 70 % de otras gramíneas). En el primer pastoreo, el animal se enfrenta a un alto volumen de biomasa que ofrece alimento suficiente para mantener 100 vacas durante tres días en una hectárea (300 vacas/d/ha), por lo que la rotación puede durar 60 d. Terminados los cuartones de CT-115 se pasa al resto del área. Por su tamaño, un cuartón de 2 ha soporta, al menos, 100 vacas durante dos días (100 vacas/d/ha). Por lo que la rotación termina 40 d después, ya que para esa fecha el primer cuartón pastado de CT-115 tiene 95 d de reposo. Este puede soportar, al menos, 100 vacas en dos días (200 vacas/d/ha); por lo que con 20 cuartones estarán 40 d. Posteriormente, se realizará una segunda rotación de 30 d en el resto del área y una tercera rotación de 20 d en el área de CT-115. Cuando esa última termine, habrán transcurrido (60 + 40 + 40 + 30 + 20) 190 d, y en la mayoría de los casos habrá concluido el período seco.
Con las lluvias se inicia una cuarta rotación en el 70 % del área, para iniciar en julio- agosto, la cuarta y última rotación del año en el área de CT-115. Aprovechando el periodo lluvioso y la necesidad de pastar con más intensidad en el resto del área (70%) dejamos descansar el CT-115 entre 90 y 100 días antes de que se inicie el nuevo ciclo. Como sabemos que cada finca tiene sus características propias, el productor debe tener en cuenta sus riegos de acuerdo con la carga que maneje o quiera manejar. Entonces podrá planificar otros suplementos, según los niveles productivos que necesite obtener.
Un aspecto relevante de la tecnología es la capacidad del C-115 para rebrotar y subsistir en el período seco. En el tiempo de reposo durante el período lluvioso, este pasto no sólo almacena reservas aéreas en forma de biomasa convertible, es importante también la reserva de agua y carbohidratos solubles. Esto, unido a la profundidad de sus raíces, hace que el área de CT-115 pueda ser pastada tres y hasta cuatro veces durante el período seco, y pueda sostener más de 600 vacas/d/ha en todo el período. Como sistema, la tecnología tiene un balance negativo de NPK, el que disminuye de año en año, hasta adquirir estabilidad a los cinco años de explotación. En los primeros años se pierden 48, 21 y 69 kg de NPK, debido a la volatilización, escurrimiento y a la producción animal extraída. Las pérdidas se pueden equilibrar y los rendimientos pueden ser estables si se devuelven nutrientes al suelo. La inclusión de leguminosas en el sistema ha sido estudiada para mejorar el balance de NPK.
Merece una mención especial, la introducción de leguminosas en el otro 70 % del sistema con gramíneas de bajo porte. Esta planta aporta una importante cantidad de Nitrógeno al sistema. Acerca de su manejo.
 
 
REFERENCIAS
Voisin, A. 1963. Productividad de la hierba. Ed. Tecn. S.A. Madrid
Urdaneta, F., Fernández, F., Sarmiento, G. 1998. Factores de éxito en sistemas de producción de ganadería bovina de doble propósito en el sector el Laberinto, Estado Zulia, Venezuela. II Aspectos técnicos y económicos. Rev. Fac. Vet. (LUZ) 8:19
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Autores:
César Padilla
ICA - Instituto de Ciencia Animal- Cuba
Ramon Omar Martinez Zubiaur
ICA - Instituto de Ciencia Animal- Cuba
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