Avances en la aplicación de tecnologías en la alimentación de vacas lecheras

La lechería global, incluyendo la Latinoamericana, está enfrentando tiempos de grandes desafíos e interesantes oportunidades. Entre los desafíos podemos destacar la gran volatilidad en los precios de los insumos (fertilizantes, granos, tierra, etc.) y los productos producidos (leche y sus derivados). La inestabilidad climática y/o política en ciertas regiones del mundo y sus efectos sobre la volatilidad en los precios nos muestran que vivimos en un mundo cada día más globalizado. Así mismo, cambios en las condiciones de producción por decisiones políticas o regulatorias, como la eliminación de las cuotas de producción de leche en la Unión Europea hasta regulaciones en el uso de insumos como hormonas, antibióticos, etc. generan desafíos (y oportunidades) que los productores deben enfrentar cada vez más a menudo.

Además de esos factores a nivel “macro”, los cambios también han sido y serán significativos a nivel de las empresas lecheras en particular. En todo el mundo sigue la tendencia a la consolidación, con cada vez menos productores pero con más vacas. Los márgenes son estrechos y por eso la economía de escala y el acceso a la tecnología explican, al menos parcialmente, este fenómeno. Como en tantos otros aspectos de la vida moderna, en nutrición de vacas lecheras la tecnología disponible hoy es increíblemente más avanzada a la de no hace muchos años.

Por lo tanto, el desarrollo y utilización de tecnologías que permitan maximizar la rentabilidad y sustentabilidad en el largo plazo nunca han sido tan relevante como en nuestros tiempo y en los años venideros.

En esta presentación solo nos vamos a referir a algunos ejemplos de cambios tecnológicos en lo que respecta a la alimentación de vacas lecheras, reconociendo que es solo un eslabón importante de los muchos que hacen al éxito de una empresa.

 

La buena noticia en este contexto es que el avance tecnológico nunca ha sido más rápido como en nuestros tiempos (a todo nivel). A continuación, y solo a modo de ejemplo, vamos a discutir alguna de las áreas de la alimentación de vacas lecheras donde se ven y verán grandes avances tecnológicos.

 

Los avances en la estimación de los nutrientes que las vacas lecheras modernas requieren han sido muy importantes. Sin embargo, en los mercados en desarrollo como en muchos de Latinoamérica, los alimentos aún son mayormente caracterizados solo por sus niveles de algunos pocos nutrientes básicos (típicamente proteína y energía). Esto representa una sobre simplificación que no permite distinguir calidades entre productos y mucho menos predecir la respuesta animal y el resultado económico de los mismos.

En los mercados más desarrollados se ha avanzado mucho del simple análisis y formulación por la concentración de nutrientes básicos como proteína cruda a sus fracciones y la digestibilidad de dichas fracciones como puede verse en el Cuadro 1. La mejor identificación de los nutrientes y sus fracciones permiten tener una nutrición más precisa que a su vez debería resultar en una mejor predicción de la performance animal, mejorar el ingreso sobre los costos de alimentación y reducir el efecto sobre el medio ambiente reduciendo la excreción de nutrientes.

En la medida que seguimos avanzado en las tecnologías, podremos tener mejores predicciones sobre efectos que hoy son mayormente ignorados por los modelos de formulación. A continuación un par de ejemplos. En la medida que nuestro conocimiento científico progresa en entender el metabolismo de nutrientes por parte de ciertos tejidos o sistemas específicos, vamos a poder formular dietas en forma más precisa para cada situación. Si por ejemplo, tenemos una predicción más precisa de qué tipo de nutrientes necesita el sistema inmune cuando hay algún estímulo para su activación o en condiciones de estrés, podríamos ayudar con la dieta adecuada ante situaciones específicas, tanto estimulando o deprimiendo ciertas reacciones.

Como otro ejemplo del avance en la “sintonía fina” de nutrientes y su efecto sobre la performance de las vacas lecheras puede citarse aquellos relacionados con la regulación del consumo en vacas en transición, también llamado “teoría de la oxidación hepática” (HOT por sus siglas en ingles). Esta teoría indica que ciertos nutrientes absorbidos o movilizados por la vaca (i.e. ácido propionico, NEFAs) van a ser oxidados en el hígado y esto envía una señal al cerebro para deprimir el consumo al menos en el corto plazo. Este tipo de conceptos permitirían formular dietas que aporten energía pero con fuentes específicas para evitar que las vacas frescas tengan un consumo deprimido y esto resulte en menor producción o problemas metabólicos.

En definitiva, se ha avanzado mucho en este área de la nutrición y hoy más que nunca sabemos que formular solo por algunos nutrientes básico es una sobre-simplificación que puede tener consecuencias negativas en la producción y salud de las vacas lecheras de alta producción y últimamente en el resultado económico de la empresa.

 

Los rumiantes tienen la ventaja comparativa de poder aprovechar la fermentación a nivel ruminal para proveerse de energía, proteína y otros nutrientes claves. Esta característica no solo permite el uso de forrajes y alimentos altos en fibra sino que además se pueden utilizar un gran número de subproductos de la industria (pulpa de cítricos, cascarilla de soja, DDG, etc.) de limitado valor en otras especies (cerdos y aves). Estos subproductos usualmente presentan ventajas competitivas en cuanto a precios (dependiendo de la zona, disponibilidad, etc.), pero frecuentemente tienen una gran variabilidad en cuanto a composición. Incluso dentro de un mismo proveedor (planta), la variación en el tiempo puede ser muy alta, dependiendo de la materia prima utilizada y de los procesos de elaboración de cada producto (etanol, aceites, azucares, etc.). En un contexto en el cual la utilización de subproductos puede presentar mayores oportunidades debido al alto costo de otros insumos, es de vital importancia saber qué es lo que le vamos a ofrecer a nuestras vacas. Similares comentarios pueden hacerse para el uso de pasturas y otros forrajes que representan una alta proporción de las dietas en Latinoamérica. Es sabido que las pasturas cambian en composición de una estación del año a otra, de un potrero a otro, e incluso dentro de un mismo día. En todos los casos, frecuentes análisis de laboratorio nos brindaran la información necesaria para corregir la dieta, mantener un aporte de nutrientes constante y maximizar rentabilidad. A su vez, los análisis deben ser completos en términos de los nutrientes discutidos en la sesión anterior (mucho más que proteína y energía).

Afortunadamente el avance en las técnicas e instrumentos utilizados en los laboratorios de calidad de alimentos han sido importantes. Por ejemplo, equipos como los basados en reflectancia en el infrarrojo cercano (NIR), cuando están calibrados adecuadamente, permiten obtener resultados casi inmediatos de composición nutricional de distintos ingredientes. No solo hoy contamos con análisis más rápidos y menos costosos, sino que además son mucho más completos como se discutió con anterioridad (Cuadro 1).

Estos resultados no solo permitirán formular raciones en base a nutrientes en forma más precisa, sino que son una herramienta útil para determinar el precio a pagar por un ingrediente dependiendo de su calidad.

 

La vaca lechera moderna presenta altos requerimientos nutricionales que van mucho más allá que proteína y energía como se discutió anteriormente. Eso no es nuevo y en la medida que seguimos seleccionando las vacas por producción y mejorando las condiciones de producción, los requerimientos seguirán en aumento. La estimación de dichos requerimientos en forma precisa es clave para poder formular dietas que permitan expresar el potencial productivo de la vaca al tiempo que reduzcan los riesgos de problemas de salud como las enfermedades metabólicas. El conociendo científico en esta área ha avanzado significativamente gracias al uso de nuevas técnicas de investigación (i.e., in silico, epigenética, nutrigenómica, etc.) y a la mejora en las vías de comunicación y transferencia de dichos descubrimientos. También han evolución los modelos de estimación de nutrientes, pasando de modelos empíricos a complejos modelos mecanísticos que integran complejas simulaciones de procesos biológicos, con factores ambientales y de manejo. Cuando dichos modelos se basan en datos científicos y tienen componentes económicos que permiten formular raciones a mínimo costo, representan herramientas de suma utilidad en tiempos de gran volatilidad de precios de insumos y gran variedad de subproductos disponibles (a veces temporalmente) para la alimentación animal.

Cada programa tiene sus ventajas y limitantes y no es objetivo de esta presentación comparar programas disponibles y dar recomendaciones. La exactitud con la cual los programas predicen resultados va a depender en gran medida de la exactitud de los datos o variables asumidas (nivel de consumo, estado fisiológico del animal, factores ambientales, calidad de los alimentos disponibles, etc.). Además, es el sentido común y la experiencia profesional del nutricionista quien determinara el uso correcto de cualquiera de dichos programas.

 

Esta frase que es tan utilizada en nuestro medio, nunca ha sido tan importante como ahora y lo será probablemente aún más en el futuro. Sin embargo, en los mercados más avanzados hoy el principal desafío no es “medir”, sino interpretar y utilizar los datos disponibles en la toma de decisiones. Hoy muchos ranchos lecheros recolectan miles de datos diarios, incluyendo producción y composición individual de las vacas, tiempo de rumia, horarios y cantidades de alimentos entregados, peso, condición corporal, datos reproductivos y de salud por mencionar algunos. Por ejemplo, ya hay en el mercado algunos robots de ordeño que registran hasta 100 datos diferentes de la vaca cada vez que esta entra para ser ordeñada. Esto puede representar un avance significativo en la nutrición de vacas lecheras ya que estas tecnologías nos dan un “feedback” en tiempo real, que bien interpretado, nos pueden ayudar a corregir situaciones mucho más rápidamente. Además, la creciente incorporación de tecnologías como los ordeños por robot y los alimentadores automáticos nos estan permitiendo poder pasar de una nutrición grupal a una individual. Esto implica que ya que tenemos la posibilidad de ofrecer a cada vaca parte de su dieta en forma individualizada en términos de cantidad y calidad, representando un cambio significativo del concepto de la nutrición que va a requerir de una aplicación integrada de las tecnologías antes discutidas: mejores análisis de nutrientes, modelos más avanzados de formulación, retroalimentación en tiempo real sobre los cambios producidos, para mencionar algunos.

 

 

Los desafíos actuales de alta volatilidad, márgenes estrechos y consolidación de la industria representan una oportunidad para el desarrollo y aplicación de tecnologías en todos los aspectos de la producción de leche. Específicamente en el área de nutrición, algunos ejemplos de los avances tecnológicos han sido el mayor foco en nutrientes que permitan una mejor caracterización de ingredientes y predicción de la performance de las vacas (y en definitiva del resultado económico), en el desarrollo de modelos más complejos y precisos de formulación y en el uso de los datos disponibles en tiempo real. Los avances tecnológicos nunca han sido tan dinámicos y rápidos como en estos tiempos.

La lechería en Latinoamérica aún tiene mucho terreno por ganar en términos de aplicación de tecnologías y en el cambio de algunos paradigmas. Esto representa una gran oportunidad ya que aquellas empresas que puedan adaptarse a los cambios y apliquen las tecnologías disponibles para la toma de decisiones tendrán mucha mayor oportunidad de crecer aún en tiempos de grandes desafíos como se ha visto en otros mercados del mundo.