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Los suelos dedicados en la ganadería en Cuba: características, manejo, oportunidades y retos

Publicado: 1 de octubre de 2018
Por: Dra. Sandra Lok Mejías Departamento Pastos y Forrajes Instituto de Ciencia Animal, Cuba.
RESUMEN
Con el objetivo de reseñar el estado de los suelos dedicados a la ganadería en Cuba, las oportunidades para su adecuado uso y proyectar los principales retos para garantizar su mejora y conservación se desarrolla el presente trabajo, en el que sobresale que estos manifiestan deterioro progresivo y están afectados por uno o más factores limitantes en el 90,6 % del área agrícola utilizable de las principales empresas ganaderas del país, 45 % poseen baja fertilidad natural y 30.3% con poca profundidad efectiva. Se muestra que existen avances en el manejo agroecológico de los suelos, donde su mantenimiento y mejora puede ser posible al emplear prácticas culturales que benefician sus procesos y funciones. Además, se informa acerca de los principales estudios realizados en la temática en los últimos años y se plantean los retos para la investigación y el desarrollo del conocimiento del suelo en las áreas ganaderas.
Palabras clave: suelos en la ganadería, oportunidades, retos. 
 
 
INTRODUCCIÓN
El suelo es el recurso natural que a lo largo de la historia ha proporcionado el sustento para la población humana; sin embargo, la creciente población mundial y su demanda de alimentos aumentan cada día más la presión sobre este medio. En las zonas tropicales del mundo se buscan alternativas para conservar los suelos, pues se ha confirmado que no es el clima cálido lo que impide la producción adecuada de la tierra, sino el manejo inadecuado de estos (Sánchez et al. 2011).
El deterioro del suelo es el preámbulo de la desertificación y constituye el problema ecológico contemporáneo de mayor importancia en los países en desarrollo (Botero,  2011). Este proceso se define como “la disminución o destrucción del potencial biológico de este recurso natural, el que se ocasiona por su mal uso y manejo, y produce procesos degenerativos del medio físico, económico y social asociados en su entorno” (FAO, 2008). Sus principales procesos son la degradación de la cobertura vegetal,  la erosión hídrica y eólica, la salinización, la acidificación, el deterioro físico, químico y biológico (Sánchez y Ocampo, 2010), todos los que a su vez contribuyen inevitablemente a la pérdida de su fertilidad y por tanto, de su productividad agrícola.
Los suelos de Latinoamérica poseen 45% de pérdida de su fertilidad natural, mientras que en Cuba presentan el 43 % afectado por la erosión y el 70 % con bajos contenido de MO, entre otros factores que denotan su pérdida de fertilidad y necesidad de manejos que permitan su recuperación, mejora y conservación. Además, la ganadería se caracteriza por utilizar aquellos suelos de menor valor productivo y por tanto en estos, las características antes mencionadas se incrementan. 
En este sentido, el objetivo de este trabajo es reseñar el estado de los suelos dedicados a la ganadería en Cuba, las oportunidades para su adecuado uso y proyectar los principales retos para garantizar su mejora y conservación. 
 
 
DESARROLLO 
La ciencia de los suelos en Cuba se inició con los estudios de los suelos relacionados con la caña de azúcar por Hugh H. Bennett y Robert Allison, quienes introdujeron la clasificación de suelos sobre la base del Sistema Norteamericano de Series y Familias.  Posteriormente, escribieron las primeras obras científicas relacionadas con el tema: The Soils of Cuba (Bennett y Allison, 1928) y Some New Cuban Soils (Bennett, 1933). 
Los estudios específicos en áreas dedicadas a la ganadería tuvieron sus inicios después del triunfo revolucionario con el desarrollo de instituciones dedicadas a lograr el desarrollo pecuario.
Características generales de los  suelos dedicados a la ganadería en Cuba
Según la segunda Clasificación Genética de los Suelos de Cuba, los suelos se ubican en 10 agrupamientos y los que ocupan mayor área  son:  
  •  Pardos (pardos siálitico)  que representan 27,3% del área con 2,4 MM ha
  •  Ferralíticos, con 23,6% del área y 2,0 MM ha
  •  Vertisol que representan 12% del área con 1,0 MM ha 
Las categorías agroproductivas de los suelos se clasifican en categoría I para los suelos que permiten a los cultivos expresar más de 70 % de su potencial; la II para aquellos que posibilitan entre 51 y 70 %  de su potencial; la III para los que admiten entre 30 y 50 %  de su potencial y la IV para los que solo logran hasta 30 %  de su potencial. 
Los resultados de los estudios realizados a todos los cultivos de importancia económica en el ámbito nacional, muestra que 23,2% del área estudiada se clasifica de productiva a muy productiva (categoría I y II), lo que indica que pueden obtenerse rendimientos superiores a 50% del potencial en una amplia gama de cultivos. 
Sin embargo, el76,8% del área agrícola nacional poseen suelos de poca a muy poca productividad (categoría III y IV), afectados por factores edáficos limitantes que les impiden alcanzar los rendimientos potenciales, por lo que es necesario, ampliar las medidas de acondicionamiento y mejoramiento de suelos para aumentar su productividad. Las áreas con ganadería, precisamente están ubicadas en suelos con estas características.  
Durante el año el MINAGRI (2015), realizó estudios agroquímicos en las principales empresas ganaderas de todo el país (tabla 1), las que en su conjunto tienen como área agrícola total 310 269 ha y equivale a 12 % del área dedicada a la ganadería y de las que se muestrearon 77 562 ha (25 % del área en evaluación).
Este análisis indicó que el 90,6 % del área agrícola utilizable de las empresas ganaderas evaluadas en todo el país estuvo afectada por uno o más factores limitantes: 45 % con baja fertilidad natural, lo cual es la característica más frecuente en los suelos ganaderos; 30.3% con poca profundidad efectiva lo que reduce el volumen de agua y nutrientes disponible para el sistema radicular; 20,5 % con baja capacidad de retención de humedad, que se presenta principalmente en suelos arenosos;  22 % con topografía irregular que deriva poca profundidad efectiva, erosión y perdidas rápidas de humedad; 7,4 % con salinidad a lo que se asocia toxicidad, aumento de la presión osmótica y condiciones físicas desfavorables; 29,7 % con mal drenaje lo que afecta el equilibrio aire - agua en el suelo y favorece a la compactación; 26 % con acidez que afecta la disponibilidad de algunos nutrientes esenciales o el incremento de elementos tóxicos como el Aluminio y 11,8 % con pedregosidad lo que disminuye el volumen de suelo disponible a explorar por las raíces, ocasiona daños mecánicos a las plantas y animales, disminuye el almacenaje de agua y nutrientes e interfiere en las labores culturales de los pastos y forrajes. 
Los suelos dedicados en la ganadería en Cuba: características, manejo, oportunidades y retos - Image 1
Febles et al. (2007) plantearon que uno de los problemas en la actualidad más complejos y difíciles de encontrar solución adecuada, es el uso racional y óptimo de los suelos en los trópicos húmedos, sin que se hayan alcanzado hasta el presente, resultados definitorios o concluyentes que permitan diagnosticar el uso y manejo más ajustado en conformidad con los ambientes biofísicos que caracterizan a cada ecosistema.
La diversificación productiva y el aprovechamiento eficiente de los recursos disponibles deben ser la clave para garantizar la vida del suelo y mejorar la calidad de vida de la población (Gómez, 2015). En ese sentido, serán determinantes la competitividad de las estrategias agroecológicas para manejar el suelo.
 
 
MANEJO AGROECOLÓGICO DE SUELOS EN LA GANADERÍA 
Los ecosistemas de pastizales se caracterizan por presentar la vegetación abierta dominada por especies herbáceas y cuya producción primaria es aprovechada directamente por los herbívoros (Miller, 1990). También, pueden estar formados por la unión armónica de especies herbáceas, arbustivas, arbóreas y otras, lo que origina los denominados sistemas silvopastoriles. Suelen estar situados en zonas con suelos de productividad relativamente baja que no son adecuadas para usos agrícolas intensivos (Kaine y Tozer, 2005). En ellas, el pastoreo es un procedimiento eficaz para recolectar y transformar su producción primaria en productos para uso o consumo humano, a la vez que a través de sus bostas y orina puede contribuir al reciclaje de los nutrientes. 
La composición y productividad de los pastos está regulada por la actividad de los herbívoros y el hecho de que su manejo requiera contar con otro nivel trófico,  supone un grado añadido de complejidad para la Ecología aplicada al manejo de los recursos naturales (Quero et al. 2007). 
Huss et al. (1996) y Yado et al. (1996)  definen como “pastizal” cualquier área que produce pastos para el consumo del ganado. Según estos autores se reconocen dos clases fundamentales de pastizales, cuya diferencia principal reside en la intensidad de manejo y los tratamientos culturales a que son sometidos. Estas dos clases son los pastizales naturales, que son aquellas tierras que asientan pasto nativo o autóctono para el consumo animal y los pastizales artificiales, que son aquellas tierras de pastoreo con manejo intenso, que usualmente tienen especies forrajeras introducidas y reciben prácticas culturales. 
Según Herrero (2005) los pastizales, independientemente del tipo, están constituidos por elementos bióticos y abióticos que conforman una unidad indisoluble, de cuya dinámica y armonía depende el adecuado funcionamiento del ecosistema. Entre los componentes abióticos se encuentran las sustancias inorgánicas, que intervienen en los ciclos materiales, el régimen climático, el suelo, la topografía y la altitud. Entre los bióticos se ubican las plantas u organismos autótrofos, los consumidores de materia orgánica y los desintegradores como las bacterias, hongos, nemátodos y otros. Todos los componentes poseen funciones específicas e interactúan entre sí, por lo que la estabilidad productiva del pastizal y su persistencia en el tiempo están influidas por el equilibrio dinámico existente entre las partes del sistema. 
Otros elementos que actúan en los ecosistemas de pastizales y son parte indisoluble de ellos son los factores económicos, sociales y culturales, cuya influencia se refleja directamente en el manejo a que son sometidos. Todos estos componentes son interdependientes e interactivos y funcionan como un todo único, donde la alteración de alguno de ellos se refleja en los otros y por lo tanto en el funcionamiento armónico del ecosistema.
El suelo, es componente fundamental de estos agroecosisitemas y según Milera (2013) es la base de la pirámide para lograr su adecuado manejo ecológico. La conservación del suelo es el mantenimiento de su salud y calidad, es decir,  lograr que funcione adecuadamente, lo que se manifiesta mediante el estado de sus propiedades físicas, químicas y biológicas y permite lograr su productividad agrícola sostenible con impacto ambiental positivo.
Así mismo, la conservación edáfica está relacionada con la resiliencia del suelo, que no es más que su capacidad para recuperar su integridad funcional después de un disturbio, manteniendo el equilibrio dinámico en sus procesos y funciones (Obando, 2004). Cuando el suelo es continuamente disturbado su capacidad para restablecer el equilibrio dinámico de sus funciones decrece y requiere de la aplicación de buenas prácticas de manejo para recuperarse. Cuando los disturbios se reiteran el suelo puede perder su capacidad de recuperación.
A su vez, los factores que afectan la resiliencia del suelo son fundamentalmente el clima y el manejo (quema, cambios en la composición florística, manejo animal, labores culturales y otras).
La conservación del suelo se determina a partir de la determinación de propiedades específicas del mismo (p.e. el contenido en materia orgánica) y por la observación de su estado (p.e. la fertilidad). La manifestación de procesos como la compactación, la pérdida de materia orgánica, pérdida de sus estructura, salinización, acidificación son indicadores de la degradación del suelo (Kumar y Kafle, 2009).
Según Amézquita (2004) un suelo de buena calidad para el desarrollo de la agricultura debe tener adecuada conductividad hidráulica de modo que permita que en él entre el agua y que ésta se redistribuya fácilmente dentro del volumen del suelo ocupado por las raíces; con una resistencia a la penetración que posibilite que la presión ejercida por las raíces en su proceso de crecimiento, sea capaz de deformarlo para que ellas puedan penetrarlo, con una porosidad de por lo menos 50%, con una buena distribución de macroporos (18%), mesoporos (25%) y microporos (12%), lo cual debe garantizar buen ingreso de agua, buen almacenamiento y buena humedad residual. Además, debe poseer contenidos adecuados de todos los elementos nutritivos en forma disponible y buen reciclado de estos. Entre estas características el contenido de materia orgánica (4 - 5%) posee gran importancia por su efecto para equilibrar las condiciones físicas, químicas y biológicas.
Un suelo degradado tiene pérdida de nutrientes básicos para el desarrollo de los cultivos y de la microfauna edáfica. Además, una de las manifestaciones de su deterioro puede ser la disminución de la cobertura del suelo. Según Quirós (2002) la pérdida de este indicador puede ocasionar salida de alrededor de 124 kg N ha-1, 1,03 kg P ha-1, 23,91 kg K ha-1, 31,94 kg Ca ha-1 y 7,04 kg Mg ha-1. Mientras, con cobertura de 90%, la disminución de nutrientes por escorrentía son menores considerablemente: 14,5 kg/ ha de N; 0,12 kg/ha de P; 1,72 kg/ha de K; 2,56 kg/ha de Ca y 0,65 kg/ha de Mg. 
La conservación del suelo en áreas dedicadas a la ganadería tiene como objetivo realizar prácticas de manejo que permitan detener la degradación de este recurso o recuperar sus características en un rango que no afecte la producción y la calidad de los pastos y forrajes. Debe basarse en el conocimiento del estado de sus propiedades, el tipo de suelo, la pendiente, el tipo de pasto presente, con qué fin se explota y las características del ganado.
Entre los principios básicos que permiten la conservación del suelo en áreas dedicadas a la ganadería se encuentran: la utilización del suelo según su aptitud agrícola, la regionalización de los pastos, el uso de tecnologías que se adecuen a las potencialidades edafoclimáticas de cada sistema, el empleo de leguminosas, los sistemas silvopastoriles, fertilización estratégica, uso de abonos orgánicos, laboreo mínimo para la siembra, adecuado manejo animal, plantar siguiendo las curvas de nivel, mantener alta cobertura del suelo, el uso de abonos verdes, la aplicación de biofertilizantes y bioestimulantes, los microorganismos benéficos o efectivos, entre otras que al integrarse o combinarse acertadamente posibilitan el manejo integrado de la conservación del suelo.
El manejo acertado de situaciones asociadas a la degradación del suelo debe estar sustentado por un proceso secuencial de análisis del problema (Lascano, 2004 y Lok et al. 2012):
  1.  Diagnóstico del problema: Identificación del tipo de degradación, efectos de la degradación y evaluación del impacto ecológico, social y económico de la degradación (línea base) 
  2. Aplicación de alternativas tecnológicas que permitan la prevención, reducción y rehabilitación 
  3. Seguimiento y control sistemático del efecto de las respuestas tecnológicas aplicadas mediante indicadores de sostenibilidad
Este análisis es particular para cada agroecosistema y de su realización depende la eficiencia del proceso de mejora y conservación del suelo.
En los pastizales la evaluación integral del funcionamiento del sistema debe realizarse con el grupo de indicadores del complejo suelo-planta-animal que sean capaces de monitorear dicho funcionamiento y que oportunamente alerten e indiquen la mejor conducta a seguir para su manejo.
Por otra parte, se prevé la intensificación de la producción debido a las necesidades crecientes de la población mundial y como respuesta al cambio climático en los agroecosistemas, donde el suelo como base ecológica deberá no solo mantener su funcionamiento en las nuevas condiciones, sino que también tendrá que garantizar las producciones requeridas.
Al considerar que la actividad ganadera es de las mayores emisoras de gases de efecto invernadero a nivel global, debido a que es la principal fuente de producción de CH4(23 veces más poderoso que el CO2 y el que duplicó sus  concentraciones atmosféricas en los últimos años);  que alrededor  del 85% de este metano se produce en el proceso digestivo de los animales de producción; que el 15% adicional de las emisiones de metano de la agricultura animal se produce por las áreas de desechos sin tratar de animales en producción, las cuales son fuente de contaminación del agua y que en el ciclo terrestre del Carbono, el carbono orgánico del suelo representa la mayor reserva en interacción con la atmósfera no cabe dudas del valor que tiene el conocimiento de los procesos y funciones del suelo que garantizan la estabilidad del carbono en el suelo. 
Ante estas disyuntivas se aplican y monitorean tecnologías ganaderas que han demostrado su eficiencia para la mejora y conservación del suelo y  las que permiten almacenar el carbono en el suelo, siempre que sean adecuadamente manejadas. Algunas de las  tecnologías que han probado su eficiencia para ello son: 
  •  Silvopastoril basada en Leucaena leucocephala en asociación con gramíneas para la producción de leche y carne
  •  Asociación de gramíneas y mezcla de leguminosas rastreras para la producción de carne
  •  Bancos de biomasa con Pennisetum purpureum vc. Cuba CT-115
  •  Monocultivo de gramíneas 
La evaluación de estas tecnologías por Lok et al. 2015 para determinar el carbono almacenado mostró que el silvopastoreo, la mezcla de leguminosas y el banco de biomasa incrementaron el carbono almacenado en el suelo (CAS) con el tiempo de explotación. El monocultivo disminuyó el CAS y tuvo los menores valores entre las tecnologías evaluadas, los que estuvieron entre 60.4  y 43.7 t ha-1. 
El CAS en los tres años de evaluación, independientemente de la tecnología, estuvo entre 43 y 65 t C ha-1 y fue superior a lo que reportó FAO (2008), como promedio, para la región tropical.Esta fuente indicó que generalmente, fluctúan entre 35 y 40 t C ha-1 de 0 a30 cm de profundidad. El comportamiento encontrado debió estar relacionado con las características de las tecnologías, ya que el carbono en el suelo está almacenado como parte de la materia orgánica (Post et al., 1982) y los contenidos de materia orgánica y su dinámica dependen entre otros factores de la vegetación, sus peculiaridades y manejo. 
Los avances en estudios relacionados con la fertilidad del suelo muestran que existen oportunidades de manejo eficiente de este recurso natural, y que además del uso de tecnologías ganaderas, cada vez más se emplean prácticas culturales que mejorar su cobertura, biodiversidad, resiliencia y fertilidad.  
 
 
RETOS DE LA CIENCIA DEL SUELO EN ÁREAS DEDICADAS A LA GANADERÍA 
En el contexto actual donde priman los cambios climáticos, los que tienen implicaciones directas en el comportamiento del suelo, los retos son muchos. 
El estudio del suelo se ha caracterizado por la descripción de su estado y la consecuente aplicación de enmiendas que permitieran la recuperación de su potencial productivo. Se accionó para corregir los efectos de la perdida de fertilidad y no directamente sobre las causas, las que están vinculadas al detrimento del equilibrio dinámico que necesita el suelo para poder mantener sus procesos y funciones.
Por años, los análisis agroquímicos primaron para el manejo del suelo. Durante la última década las investigaciones revelaron que los indicadores físicos y biológicos poseen mayor peso en la variabilidad de los sistemas ganaderos, debido, fundamentalmente, al  efecto que ejerce la acción del componente animal en el sistema y el papel de la biota edáfica en la formación y estructura de los agregados del suelo, la disponibilidad de nutrientes, los espacios porosos, la profundidad efectiva, la densidad aparente, la fitomasa subterránea, el ciclo del carbono y su almacenamiento en el suelo, entre otros. 
En los últimos diez años la ciencia del suelo relacionada con el uso de este recurso en áreas dedicadas a la ganadería, según lo presentando en congresos y conclaves internacionales, trabajó fundamentalmente en: 
  •  Uso de modelos de simulación para la prevención de las condiciones del suelo en diversos sistemas en diferentes estados de manejo y características climáticas
  •  Aplicación de técnicas nucleares para determinar los requerimientos del suelo, el agua y los nutrientes para lograr prácticas sostenibles
  •  Aplicación de técnicas isotópicas para monitorear la transformación de pesticidas
  •  Conocimiento de los procesos de reciclaje de nutrientes.
  •  Mineralización de los nutrientes del suelo
  •  Procesos y relaciones que determinan el flujo y almacenaje de C.
  •  Importancia de los procesos biogeoquímicos y mecanismos que garantizan sostenibilidad del suelo y el agua
  •  Aplicación de fertilizantes orgánicos, inorgánicos y biofertilizantes, así como la evaluación del efecto de sus posibles combinaciones
  •  Efecto de diferentes sistemas de manejos en la fertilidad  
  •  Indicadores de sostenibilidad
  •  Fijación biológica del N a través del uso de leguminosas en los sistemas
  •  Biodiversidad, determinación de la función de la biota edáfica y la determinación de microrganismos asociados a los sistemas con su función en ellos
Por ejemplo, en el X Congreso de la Sociedad Cubana de la Ciencia del Suelos (2015), solo el 24.5% de los trabajos presentados se correspondieron con resultados en la ganadería y de las temáticas discutidas tuvieron predominio la conservación y la biología del suelo. Esto demostró que en la actualidad la mayor cantidad de estudios van encaminados a profundizar en el conocimiento de estos temas como vías fundamentales para lograr la sostenibilidad y la vida útil de los sistemas ganaderos y que aún son pocos los esfuerzos que se hacen por dominar y conocer el suelo en los mismos, en relación con otros sistemas agrícolas, aun cuando del total del área agrícola nacional, el área dedicada a la ganadería posee aproximadamente el 40 %. 
A partir del anterior análisis y el estado del arte actual de en la materia, los principales retos de esta disciplina son: 
  •  Avanzar en la comprensión y aplicación de principios básicos para la restauración ecológica de los suelos
  •  Profundizar en el conocimiento de sus procesos y funcionamiento equilibrado, así como de los factores que lo determinan
  •  Lograr manejo integrado del suelo sobre bases agroecológicas que permitan potenciar su resiliencia y garantizar su sostenibilidad
  •  Determinar las relaciones entre propiedades climáticas y físicas del suelo con la actividad enzimática de los microorganismos, la que se relaciona con la mineralización o descomposición de la materia orgánica y la estabilidad del carbono
  •  Lograr metodologías eficientes de evaluación del impacto en el suelo
  •  Difundir  la aplicación de fertilizaciones estratégicas con fuentes alternativas de fertilización que permitan la producción potencial de los pastos y forrajes y la manifestación de las capacidades agro productivas del suelo
  •  Perfeccionar y difundir el manejo de los residuales pecuarios como biofertilizantes
  •  Determinar presencia o no de metales pesados en los residuales pecuarios
  •  Elevar la aplicación de tecnologías ganaderas con probada eficiencia para la conservación y mejora del suelo
  •  Continuar generando y transfiriendo métodos de manejo eficiente del suelo
  •  Considerar y manejar el suelo en las áreas ganaderas como elemento primordial para lograr adecuadas producciones y garantizar la supervivencia de estos sistemas
  •  Incentivar el estudio de la fertilidad del suelo en sistemas ganaderos 
 
 
CONCLUSIONES
Los suelos dedicados a la ganadería poseen factores limitantes y pérdida de su fertilidad general lo que se ha incrementado en los últimos años e influye en la productividad de los sistemas ganaderos.
Existen oportunidades para el manejo adecuado del suelo que permiten su recuperación y conservación.
Es reto primordial profundizar el conocimiento de los factores que influyen y determinan en los procesos y funciones del suelo ante los cambios climáticos. Se debe incentivar y rescatar el estudio de la fertilidad del suelo en sistemas ganaderos.
Amézquita, E., Thomas, R.I., Rao, I.M., Molina, D.L. y P. Hoyos. 2004. Use of deeprooted tropical pastures to build-up an arable layer trough improved soil properties o fanOxisol in the Colombia. Agric. Ecosyst. Env. 103. 269-277.

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Kumar, A.A. y Kafle, N. 2009. Land degradation issues in Nepal and its managementethrught agroforestry. JournalAgricultural and Enviroment. 10: 115123.

Lascano, C. 2004. Prevención, reducción y rehabilitación de tierras degradadas en los trópicos, un desafió para CIAT y sus socios. Simposio Fertilidad de suelo. CIAT. CDRoom.

Lok, Sandra., Díaz, J., Crespo, G, y Torres, V. 2015. Servicios ambientales generados por la aplicación de tecnologías ganaderas en sistemas agropecuarios tropicales. Memorias del Congreso Suelos 2015. ISBN: 978-959-296-039-8. Quero, A.R.,

Enríquez, J, y Leonor Miranda. 2007. Evaluación de especies forrajeras en América Tropical, avances y estado actual. Interciencia. Vol 32, No. 008, pp 566571. 

Quirós, O. 2002. La conservación de suelos en la producción orgánica. Memoria del II Encuentro de Investigadores en Agricultura Orgánica. Agricultura Conservacionista, MAG. San José, Puerto Rico. Sitio de consulta: http://www.infoagro.go.cr/organico/19.Conservacion_suelo.htm. Fecha de consulta: 25/7/2011.

Yado, R., Salinas, J. y Lerma, E. 1996. Manejo de recursos naturales. Universidad autónoma de Tamaulipas. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootécnia. pp.102.

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Sandra Lok Mejias
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