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¿Hay un nuevo paradigma de extensión agropecuaria y forestal?

Publicado: 18 de agosto de 2020
Por: Ricardo O. Russo. Universidad de Costa Rica, Estación Experimental Alfredo Volio Mata.
INTRODUCCIÓN
Las capacidades y competencias del extensionista en el marco de la globalización deberían estar acorde a las necesidades emergentes con los cambios ocurridos en el ámbito rural y estar sensibilizadas al cambio climático, así como facilitar la participación de la población productora rural. En respuesta a esta preocupación, la intención es reflexionar y discutir en torno a los retos que supone el cambio del paradigma tradicional de la extensión agropecuaria y forestal (modelo lineal “del investigador al agricultor”) frente a las nuevas formas de interpretar y repensar lo rural y enumerar las funciones y competencias necesarias en la persona que se desempeñe como extensionista. En este marco el objetivo de esta ponencia es la reflexión sobre la existencia de un nuevo paradigma de extensión agropecuaria y forestal.
¿Qué es un paradigma?
La noción de paradigma fue introducida por Thomas S. Kuhn (1962) en su libro “La estructura de las revoluciones científicas” y se ha convertido en una expresión de uso frecuente en los medios académicos y universitarios. En la definición de Kuhn “Un paradigma es lo que los miembros de una comunidad científica comparten, y, recíprocamente, una comunidad científica consiste en hombres que comparten un paradigma” (Kuhn, 1962).
Marín Ardila (2007) interpreta que un paradigma es un conjunto de valores y saberes compartidos colectivamente, es decir, usados, implícita o explícitamente, por una comunidad y que “compartidos” significa también convalidados tácita o temáticamente. Y analiza que un paradigma es:
a) Algo que está constituido por los descubrimientos científicos universalmente reconocidos que, durante cierto tiempo, proporcionan a un grupo de investigadores problemas tipo y soluciones tipo, y
b) El conjunto de las creencias, valores reconocidos y técnicas que son comunes a los miembros de un grupo dado.
En este caso, la comunidad de extensión agropecuaria y forestal en su ideario conceptual comparte un paradigma que ha ido evolucionando a través del tiempo y de las circunstancias cambiantes de una época de cambios y también de un cambio de época.
¿Qué es la extensión en el sector agropecuario y forestal?
Extensión agraria, agrícola, agropecuaria o rural, también llamada extensionismo son denominaciones que ha recibido un proceso de comunicación que conlleva transferencia tecnológica a una población rural. Algunos autores se refieren al mismo como un vínculo dinámico entre la investigación científica y la producción agropecuaria (Engel 2000); otros lo interpretan como una democratización del conocimiento y de sus aplicaciones prácticas en la vida cotidiana de los pueblos (Cano, 2004); mientras que la FAO, lo define como una función y también como un sistema de conocimiento que promueve su utilización para el desarrollo de los seres humanos, sus comunidades y sociedades (Qamar 2005, Rivera el al., 2001). Al respecto, un conocido especialista en extensión agropecuaria, el Dr. Paul Engel (Profesor de la Universidad de Concepción, Chile, y Director del Centro para Estudios y Gestión para el Desarrollo Rural Sostenible (CEDRO) de la misma), afirma que: “debe producirse un cambio paradigmático que reoriente fundamentalmente la conceptualización, los enfoques y metodologías de la extensión agropecuaria. Ya no basta la extensión como vehículo de transmisión de resultados de la investigación tecnológica hacia los productores agropecuarios, la extensión debe posicionarse como instrumento para fortalecer la capacidad de autoaprendizaje e innovación permanente de las comunidades rurales hacia la competitividad y la sostenibilidad” (Engel, 2000).
La extensión agropecuaria y forestal en el país, según González Mejía (2000), ha tenido un proceso evolutivo condicionado por los distintos modelos o esquemas de desarrollo que se han impulsado y por las necesidades particulares del sector agropecuario, en especial del pequeño y mediano productor. El mismo autor analiza que desde su creación, el sistema de extensión ha pasado por cuatro enfoques fundamentales: (1) el llamado general; (2) el de capacitación y visitas; (3) el de desarrollo de sistemas agrícolas; y (4) el basado en la participación; que se produce a raíz de la aplicación de los programas de ajuste estructural y con el avance de las medidas de apertura comercial y liberalización de los mercados. El análisis puntualiza que, bajo los tres primeros enfoques, la extensión cumplió tres funciones básicas: en primer término, contribuyó a la modernización de la producción; segundo, hizo un énfasis particular en la educación no formal o capacitación de los productores; y en tercer lugar, participó activamente de los procesos de modernización social del medio rural costarricense.
En el año 2009, se realizó el Segundo Congreso Nacional de Extensión Agropecuaria, en el IICA, Coronado, del 5 al 7 de agosto; allí la Asociación Nacional de Extensionistas Agropecuarios y Forestales (ANEAF) planteó la necesidad de generar una reflexión, dentro de la comunidad de extensionistas, para intentar construir un perfil local de las capacidades y competencias del extensionista en la globalización; lo que implicó un desafío a partir de una participación colectiva y una propuesta de construir el perfil del extensionista entre todas las personas relacionadas con extensión agropecuaria y forestal (Russo 2009).
El enfoque de extensión tradicional se fundamentó en el paradigma tecnológico productivista basado en la petroquímica y en el fitomejoramiento. Sin embargo, este paradigma productivista no logró resolver los serios problemas que aún subsisten de marginación y atraso; y la pobreza rural sigue siendo más importante que la urbana, lo que ocasiona migración hacia los centros urbanos. La explicación de FAO (2002) sobre el tema, es que la pobreza se concentra principalmente en las zonas rurales, especialmente entre los pequeños agricultores y las familias sin tierra y gran parte de la pobreza urbana es consecuencia de la privación y el declive económico en las zonas rurales, que generan una emigración desesperada a las ciudades. Por otra parte, el PNUD observa que las mejoras observadas a nivel regional no han sido balanceadas entre el campo y la ciudad, al menos no en todos los países. La brecha en la incidencia de pobreza entre ambas zonas, medida como la razón entre la pobreza rural y la urbana, ha aumentado en el tiempo. Entre 2002 y 2012, la pobreza rural paso de ser 1.6 veces la pobreza urbana a ser un poco más del doble (Gómez Arteaga 2015).
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Pero todo esto es estadístico-descriptivo, no cuestiona la falta de éxito del paradigma productivista desde el punto de social ni plantea, al menos hasta ese momento, que es necesario un nuevo paradigma de extensión que en el que los extensionistas o las organizaciones e instituciones encargadas de esta función, se planteen nuevas capacidades y competencias.
El nuevo paradigma emergente requiere que la extensión se integre a un sistema de información y conocimiento, participando conjuntamente con el sector académico, los organismos internacionales y las empresas privadas en este proceso innovador con profundos significados e implicaciones de carácter tecnológicos, económicos, sociales y ambientales.
El nuevo paradigma de la extensión puede interpretarse como un modelo holístico “del agricultor a la cadena de innovación tecnológica, y finalmente, al investigador”) debe responder a una visión amplia, que busque estrechar las relaciones entre los actores que intervienen en los procesos del desarrollo agropecuario y forestal; y a su vez, entender las interdependencias de los factores de la agricultura, la ganadería y la actividad forestal. La población dedicada a la actividad agropecuaria y forestal es en realidad la clientela, más que beneficiaria de la extensión. Las actividades de extensión son más efectivas cuando dicha población se involucra en definirlas, administrarlas y adoptarlas; y de esta forma validar uno de los objetivos de la extensión rural: el de “generar cambios y mejorar la calidad de vida de los agricultores y sus familias” y así reducir la pobreza rural.
A todo esto, diversas organizaciones sostienen que la lucha para reducir la pobreza debe comenzar en el campo, con políticas y recursos que fomenten el crecimiento y el desarrollo rural de base amplia y con un nuevo paradigma de extensión.
CONSIDERACIONES FINALES
Quienes han ejercido la función de extensión, han accionado en una interfaz de debate permanente entre la “oferta” de conocimientos técnicos, por un lado, y las “demandas” reales de la población receptora, por el otro, generándose así un espacio de conflictos que aún perdura.
Quizás, porque la extensión, fue por mucho tiempo, a la luz del viejo paradigma, entendida como una herramienta cuyo propósito era “dar al extensionista un listado de formas de comunicarse, para que luego pudiese comunicar bien los conocimientos que se quisiesen transmitir”, es que nuestro desafío es hacer una reflexión profunda del concepto y la praxis de la Extensión, a la luz del paradigma emergente, identificando los nuevos espacios cognitivos capaces de brindar los saberes necesarios al extensionista, para enfrentar la realidad con la solvencia suficiente y generar las acciones adecuadas, desde una comprensión holística de la complejidad de las diferentes situaciones que debe resolver.
Finalmente, la extensión, al igual que la educación, es una praxis política y como tal no se debe enfocar en la enseñanza, sino en el proceso de aprendizaje basado en el interés de los grupos integrantes del sector productivo rural y considerar al extensionista como un instrumento de acción política, facilitador de procesos sociales a nivel comunitario. Esto podría resumirse con la frase “Gestión comunitaria de la extensión”.

Cano G., J. 2004. El perfil del extensionista a la urgencia de los tiempos. Dialoguemos (INTA Argentina), 8, 3-10.

Engel, P. 2000. Facilitando el desarrollo sostenible: ¿hacia una extensión moderna? Centro de Estudios y Gestión para el Desarrollo Rural Sostenible (CEDRO), Universidad de Concepción, Chile. Mimeo.

FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación). 2002. La reducción de la pobreza y el hambre: La función fundamental de la financiación de la alimentación, la agricultura y el desarrollo rural. Documento preparado para la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo. Monterrey, México, 18-22 de Marzo de 2002. FAO, Roma, Febrero de 2002. Disponible en: http://www.fao.org/docrep/003/Y6265S/y6265s00.htm

Gómez Arteaga, N. 2015. La tiranía de los promedios 2.0: El desbalance rural-urbano en la transformación de América Latina. PNUD en Nicaragua: Disponible en: http://www.ni.undp.org/content/nicaragua/es/home/presscenter/articles/2015/11/11/la-tiran-a-delos-promedios-2-0-el-desbalance-rural-urbano-en-la-transformaci-n-de-am-rica-latina.html

González Mejía, H. 2000. Hacia una nueva concepción de la extensión. En: Documentos en Línea sobre Extensión Agropecuaria. Ministerio de Agricultura y Ganadería de Costa Rica. Disponible en: http://www.mag.go.cr/bibliotecavirtual/a00155.pdf

Kuhn, T. 1962. La estructura de las revoluciones científicas, México, Fondo de Cultura Económica.

Marín Ardila, L.F. 2007. La noción de paradigma. Signo y Pensamiento (Colombia), vol. XXVI, núm. 50, pp. 34-45.

Méndez Sastoque, J. 2006. Los retos de la extensión ante una nueva y cambiante noción de lo rural. Rev. Fac. Nal. Agr. Medellín, Vol.59, No.2. p.3407-3423.

Qamar, M.K. 2005. Modernizing national agricultural extension systems: a practical guide for policy-makers of developing countries. Rome, FAO.

Rivera, W.M., M.K. Qamar and L. Van Crowder. 2001. Agricultural and Rural Extension Worldwide: Options for Institutional Reform in the Developing Countries. Rome, FAO, Disponible en: ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/004/y2709e/y2709e.pdf

Russo, R.O. 2009. Capacidades y Competencias del Extensionista Agropecuario y Forestal en la Globalización. Revista Comunicación (CR), Vol. 18, Núm. 2, pp. 86-91.

Suárez López, G.I. s/f. Los extensionistas agrícolas como promotores del desarrollo comunitario. Disponible en: http://www.mag.go.cr/biblioteca_virtual_extension_educ_invest/004.html

Thornton, R.D. y G. Cimadevilla (eds). 2008. Grises de la extensión, la comunicación y el desarrollo. 1a ed. Buenos Aires: Inst. Nacional de Tecnología Agropecuaria – INTA

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