Guia práctica para la implantación de las principales pasturas perennes en zona semiárida (pdos. de bahía blanca y cnel. rosales): Pasto Llorón (Eragrostis curvula) y Agropiro Alargado (Thinopyrum ponticum)

Una pastura perenne o de larga longevidad es una inversión de capital que agrega valor al Campo. En zonas semiáridas, donde los factores climáticos principalmente la lluvia, son muy erráticos en cantidad y distribución, las especies perennes con tolerancia a sequía son un eslabón fundamental en la producción ganadera. Las mismas poseen varios beneficios entre los más importantes: permite incrementar la estabilidad y niveles de producción de forraje, disminuir los costos de alimentación del rodeo y mejorar la condición físico-química de los suelos. Sin embargo, poseen algunas dificultades en su implantación, para las cuales se debe intentar controlar la mayor cantidad de variables dentro de las posibilidades del productor, para disminuir al máximo la probabilidad de fracaso. Pensemos que una pastura es un recurso que se dispondrá por muchos años, es un capital instalado, y por esto, los recaudos en la implantación son esenciales para su logro. Así también posteriormente, los cuidados en el manejo del pastoreo para asegurar su perdurabilidad. La siguiente es una guía práctica para la implantación de especies megatérmicas como Pasto Llorón (Eragrostis curvula) y templadas como el Agropiro (Thinopyrum ponticum) formulada en función a experiencias reales en campo de productores de la zona y ensayos de experimentación adaptativa. Estas especies son las que según nuestra experiencia, presentan los mayores niveles de adaptación frente a sequía.

1. Planificación y elección de lote: Es ampliamente conocido que el agropiro es una especie que presenta un mejor desempeño en suelos pesados (arcillosos, limosos), mientras el pasto llorón en suelos livianos (arenosos). Sin embargo, la topografía y la profundidad efectiva de suelo se relacionan con la capacidad de almacenar agua, derivando en que una misma pastura en suelos profundos producirá una mayor cantidad de forraje que en suelos someros. No obstante, nuestros ensayos en la zona demuestran que en suelos someros (hasta 30-40 cm) durante periodos secos el pasto llorón presenta normalmente mayores niveles de producción, debido a su mecanismo de fotosíntesis C4, que le otorga una mayor eficiencia del uso del agua. Lo anterior no significa que no pueda implantarse agropiro en estos ambientes, per se debe tener presente que sus niveles de producción serán menores.

2. Elección de cultivos antecesores de preparación de lote:El antecesor es muy importante, para reducir los niveles de infestación de malezas de muy difícil control una vez implantadas las pasturas, como: “pajas” (Stipas spp.) o gramíneas rastreras (roseta, gramilla, gramón, setarias, etc). En el caso de elegir un lote de campo natural con estas malezas, se recomienda realizar una “limpieza” previa (1 o más años) a través de cultivo de verdeos de invierno que permiten el control de estas especies por alta competencia de agua y nutrientes, sumado a la aplicación estratégica de herbicidas en función de las malezas presentes, cultivo y periodos de barbecho. El centeno es un competidor muy eficiente en este aspecto. Asimismo, permiten “aflojar” suelos de campos naturales y nivelarlo para que la sembradora de pasturas pueda realizar un buen trabajo, especialmente con semillas muy pequeñas. Para la siembra en bajos es importante determinar los parámetros de salinidad y sodicidad para identificar la estrategia adecuada. El tipo de vegetación previo suele ser un indicador empírico. El pelo de chancho o pasto liebre (Distichlis sp) en general Indican niveles de salinidad tolerados por especies como agropiro. Mientras suelos donde existe Salicornia, normalmente se relacionan con altos niveles de salinidad que llegan ser no aptos para especies incluso como agropiro.

 

 

 

 

3. Realizar análisis de suelo de rutina:conocer los nutrientes disponibles y características químico biológicas en la condición inicial (Fósforo, PH, Materia Orgánica) es importante para evaluar las necesidades y posibilidades económicas de realizar una fertilización de arranque. El fósforo es un nutriente importante que beneficia el desarrollo radicular.

4. Elegir semilla de calidad y ajustar la densidad de siembra en función de esa calidad: la calidad de la semilla es responsable de gran parte del éxito de la implantación. En el caso de semillas grandes como las del agropiro se debe realizar pureza (% peso de las semillas sin peleteado, respecto al peso de la muestra) y poder germinativo (% de germinación de 100 semillas). Mientras en especies con semilla muy pequeña como pasto llorón y otras megatérmicas se puede simplificar ambos aspectos con una muestra de 0,25 gr., la cual se pone a germinar por 28 días y se cuentan los embriones germinados en ese periodo. Las densidades mínimas de semilla a la siembra recomendadas en Bahía Blanca son: a) Agropiro 400-500 semillas/m2 (25-30kg/ha) para lograr pasturas densas para la zona entre 40-80 plantas/m2, b) Pasto llorón y otras megatérmicas: 1000-1400 semillas germinables/m2 (3-6 kg/ha en pasto llorón) para alcanzar 25-70 plantas/m2 en la pastura implantada. Estas densidades son altas y representan coeficientes de logro (% de plantas logradas respecto a semillas sembradas) muy bajos (menores al 2% en pasto llorón y al 10 % en agropiro) respecto a las de la región pampera húmeda. A partir de los ensayos de los últimos años hemos comprobado que serían las mínimas recomendables para nuestra zona, en función de la alta mortandad de plántulas en periodos de sequia en implantación, donde las altas densidades funcionarían como una especie de seguro frente a la sequía.

Es importante controlar la limpieza de la semilla (despalillado), de manera de evitar dificultades a la hora de la siembra por atorado en los tubos de bajada. El uso de algún inerte permite resolver problemas de bajada de la semilla, por ejemplo por falta de peso específico en el agropiro, y volumen en el pasto llorón, etc.

 

5. Preparar la sembradora: la máquina debería contar idealmente con reguladora de profundidad y rueda tapadora de semilla. El suelo para que estos implementos trabajen adecuadamente debe estar medianamente nivelado y compactado para que estas semillas de tamaño muy pequeño no se entierren.

6. Fecha de siembra: En el caso del agropiro la fecha de ideal de siembra en la zona es en otoño (10 de marzo a 10 de abril). En el caso de las especies megatérmicas se recomienda la siembra a fines de verano en base a una mayor proporción de lotes logrados con éxito en zona, entre fines de enero y 15 de febrero, para llegar con un buen desarrollo antes de las primeras heladas (abril). En el caso en el que partamos de un perfil cargado de humedad en los meses de agosto y septiembre, y según las tendencias de lluvias estacionales, cabría la posibilidad de esperar éxito en la siembra de primavera anticipada (fines de agosto a septiembre, previo a las altas temperaturas a partir de noviembre.

7. Profundidad de siembra:en el caso de semillas pequeñas como las de pasto llorón y otras megatérmicas la siembra debe ser en superficie (sin enterrar). Se debe buscar que la semilla quede bien compactada contra el suelo y más aún si es suelo limoso (alta proporción en nuestra zona), de lo contrario quedarán “flotando” y no logran embeberse bien de la humedad para poder germinar. Lo ideal es contar con cajón alfalfero, de no tenerlo, hay que buscar la posibilidad que la semilla caiga detrás del tren de siembra y antes de la rueda tapadora, para evitar que la semilla se entierre demasiado. Especies templadas como el agropiro toleran una mayor profundidad 1-3 cm, pero no más que eso. Siempre se recomienda una altura de suelo por encima de la misma de 2-3 veces el tamaño de la semilla. En caso de ser necesarias labranzas de preparación del lote es importante hacerlo con anticipación (30-60 días) para que el suelo se asiente bien antes de la siembra y la sembradora no se hunda por su propio peso (por suelo demasiado suelto).

7. Distanciamiento de siembra:en función de los ensayos en zona, se recomienda para ambas especies el menor distanciamiento posible (17,5cm). Si bien esto incrementa la competencia entre las plántulas de la pastura (competencia intraespecífica), también incrementa la competencia con las malezas (interespecífica) dejando menor cantidad de vacios en la superficie que luego son ocupados por malezas. Por otro lado, hemos comprobado que una mayor densidad y menor distanciamiento deriva también en pasturas con plántulas con corona más chica y que tienden menos a encañarse, lo cual desemboca en forraje de mayor calidad, que tienden a no formar pajonales de pocas matas y muy grandes. Luego de más de 3 años de la implantación de la pastura, cuando las plantas logran un porte y desarrollo radicular potencial, hemos observado que la alta densidad de plantas en las pasturas, no es un factor que afecte la supervivencia de plantas individuales en periodos de sequía.

8. Acompañantes:en zonas semiáridas, en este tipo de siembras de alta densidad, no se recomienda el agregado de acompañantes, de manera de disminuir la competencia (interespecífica) por el uso de agua y nutrientes limitantes. Sin embargo, en caso de ser indispensablemente necesario por ejemplo para calibrar la densidad de siembra en máquinas de grano fino donde por la abertura del dosificador hay que completar un volumen mínimo, por semillas de bajo peso específico, por suelos planchables, etc. se recomienda utilizar inertes o una especie a contraestación (por ej. en siembras de primavera un cereal de invierno y en siembras de verano, mijo, moha u sorgo).

9. Control de malezas post emergencia:Una vez pasada el estadio de 5 hojas de la pastura gramínea como el llorón y agropiro, se pueden aplicar herbicidas convencionales para el control químico de malezas de hoja ancha. Hay que tener en cuenta que con estos herbicidas convencionales no se pueden controlar malezas de la misma familia de la pastura (hoja fina).

11. Primer pastoreo:es importante tener precaución ya que la planta podría descalzarse en el caso de no estar bien desarrollado el sistema radicular con un pastoreo prematuro. En la práctica se recomienda el “tironeo” de las plantas para probar que no hay descalces y su correcto anclado. En el caso del pasto llorón y otras megatérmicas es recomendable realizar el primer pastoreo luego de la primera floración. En el caso de las especies templadas como agropiro, se podría realizar un primer pastoreo a principios de encañazón, en noviembre con categorías pequeñas a alta cargas y poco tiempo.

12. Organizar el pastoreo rotativo: el pastoreo continuo es el mayor enemigo de las pasturas implantadas, y atenta contra su perdurabilidad, dado a que favorece el sobrepastoreo de las plantas de mayor palatabilidad (pastura) por sobre especies malezas de baja palatabilidad. En este sentido el pastoreo de los primeros rebrotes de la pastura continuamente conlleva a la muerte de las plantas. Para evitar y controlar esta situación se recomienda el pastoreo rotativo. El rotativo más eficiente es el diario, no obstante se puede organizar rotativos de mayor periodicidad (de 3-4 días, semanal, quincenal, etc) en función de las capacidades operativas del campo. Para el mismo se debe determinar el tamaño de las parcelas a partir de, la disponibilidad de forraje en la pastura y el consumo estimado de la carga animal en función de la duración objetivo que se desea que permanezcan los animales en la parcela. Esto permite que una vez consumida una parcela se pueda dar el descanso suficiente a las plantas, hasta que las mismas alcancen por lo menos 20-25 cm. de altura nuevamente. En caso de lluvias se recomienda retirar los animales de la pastura ya que el pisoteo con suelo húmedo suele derivar en la destrucción de la misma. Para esto es recomendable la diagramación vecina a los lotes de pastura en el campo de pequeñas superficies de sacrificio (1 a 2 ha) donde se pueda encerrar a los animales de noche para disminuir el tiempo de pisoteo de la pastura o asignar rollos en caso de imposibilidad de entrada a la pastura por varios días de lluvia.

13. Fertilización: Las gramíneas presentan una alta respuesta a la fertilización nitrogenada, sobre todo en la primavera especialmente megatérmicas. No obstante en zona semiárida esta respuesta se ve sumamente condicionada por la ocurrencia de lluvias y disponibilidad de agua en el perfil del suelo. Por lo que económicamente, la aplicación de fertilizantes nitrogenados debería se estratégica en función del año y las condiciones de humedad.

La implantación de pasturas en zona semiárida conlleva algunas consideraciones especiales respecto a regimenes más húmedos, en función principalmente de estrategias de ajustes a la variabilidad de la precipitación.

El objetivo de este trabajo es brindar al productor zonal con baja estabilidad económica financiera y baja escala, mayores herramientas para minimizar riesgos y poder fortalecer su sistema.

El trabajo técnico de la Agencia de Extensión Bahía Blanca se ha volcado en una primera instancia a la búsqueda de forrajeras altamente tolerantes a sequía y estrategias de implantación orientadas a la minimización de los riesgos de la región. En los últimos años se ha trabajado de manera consistente en la siembra en varios establecimientos, probando también otras especies como festuca, falaris, pasto ovillo, sorgo negro, digitaria, mijo perenne entre otras especies. A partir de estos ensayos de experimentación adaptativa en campos de productores se ha obtenido una amplia base de información en cuanto a producción y calidad de cada una de estas especies a lo largo del año con diferentes manejos, densidad, fecha y profundidad de siembra, etc. Hoy se está trabajando con sistemas reales de producción que ya poseen una alta proporción de estas pasturas implantadas en la evaluación de estrategias de manejo de todas las variables productivas, para optimizar la conversión de dichas forrajeras en los mayores niveles de producción de carne posible para estos ambientes limitantes de la región semiárida sur y establecer propuestas de encadenamiento forrajero.