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La ganadería argentina y sus particularidades

Publicado: 26 de agosto de 2016
Por: Fernando Eluchans. Médico Veterinario. Director de Vetifarma
La ganadería en la Argentina, tal como lo indica el título de esta nota, tiene sus particularidades que mucho nos cuestan explicar cuando evaluamos cada uno de los eslabones que participan ,  y, ni hablar si  nuestro interlocutor es extranjero, cosa que nos pasa cuando visitamos países con alta producción de carne. No hace falta tener que ir a los Estados Unidos o Australia, países de punta en producción de carne, para intercambiar y explicar nuestro sistema o cadena ganadera o “cadena de la carne” como le llamamos mas recientemente, países estos donde el interlocutor queda sin palabras o cree no entender, cuando, por ejemplo, les contamos que faenamos un alto porcentaje de animales con 300 Kg.
Esto deja también sin entendimiento a productores más cercanos como los brasileros o uruguayos, y,  por que no  productores de Paraguay, por nombrar países por los que históricamente ejercimos supremacía en cuanto a la producción de carne, tecnología  e imagen ganada en el mundo de las carnes. Como explicarles que tenemos una genética adaptada a los diferentes ambientes ofrecidos para la cría en el país, ya sea en el norte o el sur, con variedades de clima, pero con razas adaptadas y muy mejoradas para explotar las posibilidades pastoriles o de entrega de alimentos alternativos en la ganadería actual.
Que tenemos un buen nivel genético en distintas razas y sus cruzas  esta mas que aceptado, pero que  el sistema está viciado de particularidades que hacen ineficiente la cadena,  es también bien sabido y muy poco tratado para llevarnos a una mejoría que redunde en; mayor producción por Ha, mejores índices productivos, una  verdadera  explotación del máximo posible de producción de carne según posibilidades de crecimiento y entrega de mas kilos a menor precio. Una cadena productiva donde proveedores de genética, criadores y comercializadores estén verdaderamente entrelazados y coordinados para poder, recién allí, armar un plan para nuestra querida ganadería.
Es frecuente que cada vez que entremos en el tema de mayor producción para obtener saldos exportables, hablemos del número de vientres que hay en el país, como si solo con incrementar el número de vientres vayamos a solucionar el problema productivo.   También comentamos la real baja tasa de destetes que tenemos,  a pesar de contar con todas las posibilidades técnicas para subirlas mediante tratamientos que van desde la reproducción hasta la correcta nutrición de los vientres y, por consiguiente, mas  terneros producidos
Entonces miramos rápidamente cual es la tasa de retención de hembras según la faena de estas y que, según el nivel de estímulo económico,  quedaran pastando como futuras reproductoras o las veremos en el corral de un FeedLot o en sistemas intensivos para rápidamente y antes de un año de vida, y con deficientes índices de conversión, vayan a faena sin que siquiera hayan terminado su crecimiento o posibilidad de entrega en kilos de carne post faena.
Hay entonces varias formas de llegar a producir más kilos de carne en el sistema, aunque,  en los últimos 20 años, muy poco o nada se ha hecho para poner sentido común a la producción.
 Con solamente dejar que cada animal que es recriado y engordado en los diferentes sistemas de terminación, puedan llegar a tener la posibilidad de crecer y terminarse de acuerdo al tamaño de adulto y a cumplir sus curvas de crecimiento, sin cortarlas rápidamente porque el caprichoso sistema de venta o consumo de nuestro país ordena que cuando mas ternero mejor, con un tamaño de cortes pequeños basados, tal vez, en lo que pasaba hace ya más de 25 años, donde el sistema intensivo confinado no existía y se comercializaban novillos o vaquillonas con pesos superiores a  los 400 Kg al momento de la faena y que en nuestros sistemas pastoriles de aquella época, no garantizaba que ese animal hubiera estado menos  de 2 años en las pasturas.
Entonces, y en mercados cercanos a  la ciudad de Buenos Aires, se popularizo la “carne de ternera”, como garantía de terneza, colores suaves y niveles de engrasa miento bajos y cortes pequeños. Eran apenas un bajo  porcentaje de animales que con 200 o 220 Kg, buena terminación y mamones o recién destetados, producían esa media res que no superaba los 65 Kg , por la que se obtenía un precio muy superior a la carne de animales más grandes. En esas épocas esto era un bien escaso y de ahí que, simplemente por escasez, obtenían mejores precios.
Fue a principios de los 90, cuando comenzaron a aparecer los primeros corrales de engorde en nuestro país y, donde comienza la aparición del “ternero bolita”, los destetes, y más aun si eran de un frame bajo, iban a esos primeros FeedLots, a tratar de no pasar los 220 Kg de peso de faena con buen engrasamiento,  porque sino serian castigados con un 10 a 15 % en su precio de venta en pie. Estos, suplantaron en gran medida a esos terneros sacados gordos del pie de la madre,  y  que iban a faena como comentáramos anteriormente.
Eran épocas donde, a quienes nos tocó trabajar en la intensificación, nos costaba mucho explicar las ventajas del sistema que venía con mala prensa porque éramos uno de los principales productores de carnes a pasto. Que iban a decir en el mundo, acaso que nos pasaríamos a alimentar con concentrados y de esta manera  producir carnes  mas “nocivas” para la salud de los consumidores. Esa era la discusión en la Argentina hacia fines de los 80, un inútil gasto de energía sin ver qué pasaba en el mundo de las carnes y cuáles eran las mejores pagas, que requería el consumidor no se tenía en cuenta.
 Entonces comenzó el sistema para una producción a corral, intensiva, con pocos días en el corral y tratando de acelerar el engorde de esos terneros para que categoricen como “bolita” y obtengan sobreprecio que justifique el sistema, siempre y cuando las medias reses no  superasen los 65/68 Kg.
En lo personal, pensé que eso de faenar con tan bajo peso y alterando las curvas de crecimiento iba a durar poco. Que sería un primer paso para introducir el sistema intensivo al país, y que, rápidamente quienes faenan y los consumidores mismos aceptarían un tamaño mayor del corte, pero, garantizando las características que busca el consumidor de carnes, es decir, sabor, jugosidad y terneza, por nombrar los más importantes.  Pero no, muy por el contrario, lo que ocurrió fue que cada vez más carnicerías y consumidores querían ese tipo de carne y entonces año a año fue bajando el peso de faena.
No hace falta decir mucho para entender que para producir los mismos kilos de carne, cada vez hacían falta más animales, más terneros, mas vacas que los produzcan. 
Cuando uno habla esto con quienes faenan, nos dicen que ellos eligen vender este tipo de producto porque es homogéneo y además lo que requiere el mercado. Así entonces, será muy difícil poder tener altos saldos exportables, siempre que  no saquemos de cada animal el máximo de kilos a producir con máximas características de calidad en lo que se refiere al consumidor.
Dicho de otra manera, entender definitivamente que nuestros rodeos, aun en aquellos animales provenientes de razas británicas (A Angus, Hereford, etc.), tienen la capacidad de crecer y terminarse para faena, con un peso de 450/470 Kg. Y por supuesto que si vamos a animales con un frame superior a 4, podríamos terminarlos con 500 Kg tranquilamente. Es entonces donde deberíamos mirar que pasa cuando damos 100 Kg mas por animal faenado. Matemáticamente vemos que es muy lógico sacar un 20 % más de carne por animal faenado.
No es difícil entender que el impacto que lo antes expuesto tendría es muy  significativo. Esto no quiere decir que no tengamos que mejorar las tasas reproductivas y productivas y que sería bueno mantener un stock de madres superior. Esto es también prioritario y sumando todo y con los recursos forrajeros con que contamos, podríamos producir una cadena de carne con un costo más ajustado.
Nos cuesta mucho en ganadería bovina de carne pensar como productores intensivos. Solo como ejemplo, hacer una breve comparación con la producción porcina, la carne más consumida en el mundo. Aquí, al igual que con los bovinos, se trabaja con buena genética y se tiende a producir animales que sean capaces de crecer y terminarse con pesos superiores cada vez. Hasta no hace tanto, se llegaba a 100 Kg de peso vivo en un capón para faena y ahora se está llegando a los 130 Kg, el animal estará 30 días más en la granja y licuara costos fijos  como es la producción de un lechón nacido.
 En los bovinos, nos preocupamos en una buena genética en la mayoría de los casos, luego el criador vende un ternero que en general  va a corrales de confinamiento o FeedLots y  aquí permanecerá unos 90 días, para llegar a los 310/350 Kg de peso de faena en una buena parte de los casos, muy  pocos días como para poder explotar el máximo de las posibilidades de crecimiento que haga económicamente más eficiente el sistema.
En síntesis, se producen  menos kilos de los que está preparado para entregar el biotipo animal y eso lo hace más costoso por unidad, se gasta más en costos fijos que con más días y kilos podrían diluirse, luego al momento de la faena también se incrementan los gastos operativos por menor peso.
 Es así que tenemos una ganadería que no coordina sus distintos eslabones y que podríamos decir que tal vez sea el proceso de cría el que mayor eficiencia tiene en aquellos casos donde los índices de destete y tasas de crecimiento están bien ajustados.
La pregunta que deberíamos hacernos es   ¿Es lógico faenar animales livianos, en casos con sobreengrasamiento con el consiguiente deterioro económico y, luego  pensar que lo único que nos queda por hacer es incrementar el número de vientres y  mejorar un 10 % los índices procreativos?
Un plan ganadero a discutir debería dividirse en al menos tres aspectos, no sin antes comentar que, entrar nuevamente en el mercado exterior es prioritario e imprescindible. Estudiar además que tipo de carne es la que podríamos exportar   en volumen.
  • El primer punto es,  definitivamente,   cual es el biotipo a establecer en nuestro país para producir eficientemente de acuerdo a lo que requieren los mercados
  • El segundo es la definitiva mejoría en los índices productivos.
  • Y el tercero es obtener el máximo de kilos posible de cada animal que entra al sistema
Ninguna será más importante como para que los evaluemos por orden de importancia. 
Cuál es el biotipo que deberíamos tener?
Este punto es ampliamente debatido aunque nunca hay un acuerdo entre lo que tenemos o queremos como tamaño de animal y lo que necesita el mercado. No es motivo del presente hacer una profunda explicación del desempeño de cada biotipo, pero si, tener bien en cuenta cual será el que sea capaz de entregar la máxima eficiencia productiva.
 Si lo miramos desde el punto de vista de la cría, el país tiene varias regiones con sus particularidades y evidentemente en todas aquellas  regiones donde las cruzas predominantes incluyan razas indicas, tendremos que trabajar con animales con un frame mayor, aunque en una zona de gran cantidad de vientres como lo es la cuenca del Salado, podemos encontrar animales con un frame o tamaño menor, incluso con una muy buena adaptación y posibilidad de producir mas terneros de un peso al destete adecuado que no difiere en general de aquel  que proviene de animales de frame o talla mayor.
Aun se ven defensores de animales de mayor tamaño y un interesante grupo de productores que producen con frame menor pero con mucha mayor eficiencia reproductiva, madres que mantengan un mejor estado corporal por requerir menos alimentos en épocas críticas y con posibilidades de obtener un ternero de buen peso es lo que deberemos buscar , y, fundamentalmente homogeneidad.
 Luego esos terneros irán a poblar los establecimientos de engorde a corral o esquemas de recría y suplementación alta, y el uniformar  animales con frame moderado redundara en beneficios ya que estarán adaptados para producir animales terminados con un peso superior a los 400 kilos que debería ser una meta de peso mínimo de faena.
 Claro que los planteos de recría y alimentación deberían cambiar ya que si lo encerramos en un corral con dietas de 60 % de maíz grano y con unos niveles de proteína moderados, tendremos animales terminados en cuanto al nivel de engrasamiento, con menos de 320 kilos y seguiremos con baja tasa de producción de kilos por madre, lo que es uno de los problemas de la ganadería bovina en nuestro país.
 Solo como comentario, expresar que en la producción porcina, una madre alojada en la actualidad y en nuestro país está produciendo  por encima de los 3000 kilos e incluso ya hay explotaciones que han llegado a una producción de 3600 kilos por madre/año y otras con el objetivo de los 4000 kg/madre para el 2016.
 En el caso de nuestra producción Bovina podríamos ponernos como meta entregar 400 Kg/madre/año y además que, como ya se ha mencionado en varias ocasiones en este trabajo,  adaptemos el biotipo a la necesidad de faenar animales con pesos de 450 Kg o mas y con niveles de engrasamiento normales lo que se logra con un plano de alimentación adecuado y respetando las curvas normales de crecimiento animal.
Estas curvas indican que primero crece el hueso, un tejido de bajo costo de producción, luego crece el musculo con un costo intermedio y por último la grasa, necesaria para dar buenas características a la carne, pero que, en muchos casos este tejido de alto costo de producción, causa deterioro en la calidad de la res por desperdicios a la hora de su venta final.
Los índices productivos
Este es también un punto que amerita un largo trabajo en sí. Debemos tener en cuenta que tenemos el paquete tecnológico adecuado en nuestro país y con técnicos muy preparados como para subir notablemente los índices de producción que durante muchos años se siguen manteniendo bajos. Si pudiéramos mejorarlos en 8/10 % y luego haciendo los números de los vientres que tenemos, podríamos sorprendernos de la posibilidad de entrega de terneros destetados. Esto es viable aunque habrá que hacer un paquete de políticas que incentiven realmente a esos productores con bajos índices de eficiencia productiva a retener sus vientres.
Faenar animales que hayan tenido la posibilidad de crecer
Algo ya dijimos al hablar del biotipo. Nuestro país tiene un nivel genético de base en cabañas de elite de muy alto merito, luego eso es transferido al productor criador que cuando esta mínimamente tecnificado la incorpora a sus rodeos generales. Estamos acostumbrados a asistir a remates de ganado seleccionado donde se expresa el merito genético de cada reproductor con índices de crecimiento que luego ni son tenidos en cuenta en los engordes intensivos donde es normal mezclar procedencias distintas, frame distintos, historias nutricionales y sanitarias disimiles y una misma alimentación con la consiguiente ineficiencia por no poder ajustarla de manera homogénea  afectando la eficiencia de crecimiento y terminación.
Podemos apreciar perfectamente en nuestros viajes de capacitación que hacemos a diferentes países, que puntos no se negocian para tener una producción eficiente. En el último,  realizado durante el mes de noviembre de 2015 al estado de Nebraska, Estados Unidos, tuvimos la posibilidad de visitar la Universidad de Nebraska y su división de investigación donde los investigadores y el Departamento de extensión, están abocados en la actualidad y entre diversos temas, a poder extraer el  máximo de kilos de cada individuo, sin alterar, o incluso mejorar, la calidad de la carne obtenida.
El frame o biotipo de allí es, naturalmente alto, o sea animales con posibilidad de terminarse cerca de los 700 Kg de peso vivo en novillos y hacia allí van. Esto no es mas que sentido común, si tenemos la posibilidad d agregar mas kilos, vamos en principio a tener mayor índice de eficiencia y por otra parte subir la producción con el mismo número de terneros. Allí además el tratamiento según procedencia de los animales y biotipo es una práctica común e innegociable.
 O acaso no es normal que estemos preocupados de tener el mínimo de días los animales en el corral, estando muy ocupados en llegar al peso  de faena lo antes posible para rotar la mayor cantidad de veces posible los ciclos a lo largo del año transformando al sistema en algo mas cercano a un esquema de alta rotación para no ser afectado financieramente en un mercado cambiante. Claro que, nuestro país se caracteriza por no tener un plan ganadero armónico que obligan al productor a protegerse  financieramente por cambio permanentes en las reglas.
Los sistemas intensivos ya no vuelven atrás y de aquí en adelante deberemos ver la producción de una forma diferente. Cuando a un productor de América del Norte le preguntamos a que peso ingresan los animales al FeedLot, y la respuesta es a 320/380 Kg. todos nos miramos diciendo,  “pero si a ese peso nosotros lo estamos faenando”. Sera que están equivocados los productores de los países con mayor tradición y producción de carne bovina, o será que en la Argentina seguiremos trabajando de una manera poco racional donde la producción intensiva es sustentable solo cuando otras variables la puedan favorecer (precio de invernada, precio del maíz, compensaciones, etc.). el objetivo es eficientizar los costos en todos los puntos que intervienen en la cadena de producción, es decir, dar mas valor al ternero, tener mas días para diluir costos fijos y en la industria frigorífica, bajar también los costos.
 Debemos hacer un planteo de producción intensiva donde en cada establecimiento se haga un esquema de acuerdo al biotipo del animal para poder sacar el máximo de kilos por madre. 
Consideraciones finales
Debemos ir definitivamente en nuestro esquema ganadero de producción de carne, a un dialogo que tenga en cuenta los diferentes actores del sistema desde la producción hasta llegar al consumidor. Ese consumidor estará aquí pero también en el exterior  ya que históricamente nos hemos caracterizado por tener una fuerte presencia en los mercados internacionales. Asi entonces la producción será la que requiera el mercado, no la que en determinados nichos locales reclama animales de muy bajo peso que ni siquiera han llegado a producir el 70 % de las posibilidades de entrega de kg de res.
Tener en cuenta que los conceptos de Kg per cápita de carne consumidos han variado notablemente en cuanto a la cantidad y la composición de las diferentes carnes. Todos debemos tener en cuenta que en nuestro país, en los últimos 20  años se ha pasado, de consumir 5/6 kg de carne de cerdo, a superar los 15 Kg. , lo mismo con la carne de pollo donde se consumen mas de $40 Kg/hab/año, y aun así el consumo de carne bovina consumida en Argentina es record mundial.
Estas carnes  (pollo y cerdo fundamentalmente), son alternativas y no competencia de la carne bovina, y tienen la posibilidad de ser producidas a un costo menor por Kg. Así la ganadería bovina debería verse beneficiada para posicionarse produciendo para el alto consumo nacional y con posibilidades de excedentes para exportar en serio sin afectar los precios del mercado local.
Técnicamente estamos preparados, ahora habrá que rápidamente organizar a los eslabones del sistema productivo para lograr una producción  donde el sentido común sea lo que prime.
Algo muy importante sería también, que dentro del paquete tecnológico para lograr la máxima eficiencia de manera racional, se tenga en cuenta  utilizar dentro del paquete tecnológico a aplicar, como por ej.  los   implantes hormonales que se utilizaron en nuestro país y luego se prohibieron hace algunos años, con el consiguiente aumento en los costos de producción al no tener la posibilidad de utilizarlos, tal como ocurre de manera normal en todos los lugares productores de carne que luego van a los mercados donde podríamos ingresar.
Esto mejorara los índices de eficiencia de producción por mejor índice de conversión y favorecer un crecimiento donde el engrasamiento  precoz no siga siendo un inconveniente que empeora el rendimiento en res y con un costo productivo mayor. Así como esto se deberían analizar alternativas para salir de un sistema tan cerrado y de tan poca creatividad a lo largo de, al menos los últimos 20 años.
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Fernando Eluchans
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jose luis delgado
9 de marzo de 2018
Tiene mucha razón en cuanto a la relación entre amortización de los costos y eficiencia con el tamaño o peso de faena. Le haría, sin embargo, varias glosas: 1. En los Estados Unidos el costo del maíz es subsidiado; directa e indirectamente (el costo del dinero a crédito, por ejemplo, es cero o casi cero); y, al menos por ahora, un kg de carne producido en feedlot siempre resulta más caro, y así deberá asignarse consecuentemente su precio. Cuándo recomendamos copiar el sistema gringo, realmente tenemos conciencia de las diferencias de poder adquisitivo, gustos y mercados, entre ellos y nosotros? 2. El mercado interno o consumidor argentino de carne vacuna es el mayor activo (un verdadero tesoro) de su industria cárnica; entonces, para qué provocarlo o arriesgarlo? 3. El uso de implantes hormonales es bueno? Presupone inocuidad y calidad de carne? Qué dicen al respecto los europeos? 4. Ni qué decir, como esto es un sistema, de los intereses muchas veces contrapuestos entre el tamaño maduro de la vaca de cría y las altas necesidades de crecimiento de sus novillos. Esto último, una lección que en Estados Unidos, con la bendición de sus universidades, está siendo aprendido de nuestros productores argentinos criollos. Saludos a todos desde Colombia.
Anthony Arauz
23 de diciembre de 2016
Buenos dias.quisiera saber si el ganado de ceba se puede engordar solo con formulas osea alimentos preparados .y no nesesariamente con forraje.
Hector A   Pucchio
14 de septiembre de 2016

coincido en forma totalcon lo expresado por el columnista, pero de acuerdo a lo que observo en el trabajo diario en el campo, hay a mi criterio dos puntos mas para agregar: a- falta mucha capacitacion en el propietario y en el empleado, b- con la ganaderia hay que trabajar los 365 dias del año. ademas se han destruido alambrados y aguadas y es muy caro todo para volver a iniciar la actividad. faltan lineas de creditos a largo plazo y con otras tasas

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