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Argentina. Los forrajes en el sistema.

Publicado: 3 de abril de 2006
Por: Ing. Luis Romero INTA Rafaela

Los altos requerimientos nutricionales de los sistemas lecheros actuales incluyen necesariamente la disponibilidad de forrajes conservados y/o granos todo el año.

Los forrajes conservados nos permiten:

Cubrir los déficit que se producen tanto por la curva de distribución de las praderas como por las variaciones climáticas (sequías, excesos de lluvias).

Aumentar y mantener la carga animal de un establecimiento.

Balancear dietas, aportando fibra, energía, proteína en función del tipo de forraje que se utilice.

Disminuir los problemas de empaste.

Manejar mejor las pasturas.

Utilizar más eficientemente los excedentes que se producen en la primavera y el verano.

Ningún sistema de conservación (henificación, henolaje, ensilaje) mejora la calidad del material original. Por lo tanto la prioridad debe ser transformar un forraje recién cortado (muy inestable) lo más rápidamente posible y con las menores pérdidas, a un estado que permita la conservación prolongada del producto (estable), disminuyendo al mínimo las pérdidas en cantidad y calidad de materia seca (MS).

La planificación es clave en su negocio.

Ya planificó sus forrajes conservados?

Si está en eso, recuerde tener en cuenta:

La cantidad y categorías de animales a suplementar.
Los requerimientos de los animales.
La cantidad de materia seca a suministrar por animal y por día.
La cantidad de tiempo que va a suplementar.
Un seguro por contingencias (sequías, inundaciones, problemas de empaste, etc).

Un ejemplo:

Tomemos la superficie de maíz para silaje a realizar por año según:

Rendimiento esperado
necesidades de los animales (para el caso vacas en ordeño),
pérdidas que normalmente se producen (durante la cosecha, almacenaje y suministro),
Si los rendimientos son muy bajos, van a incidir directamente sobre el costo del alimento. Por eso, cuanto más alto es el rendimiento y bajas las perdidas, menor será el precio del kg de materia seca que llega a la boca del animal.

Recuerde siempre considerar un margen de seguridad, en función de su disponibilidad de pasturas y reservas.

Considerando un rendimiento medio en la zona, estimado en 10.000 kg, 12 has de silo serían suficientes para cubrir la demanda de 100 vacas totales.

Si el cultivo seleccionado (en este caso maíz) no llega a cubrir la demanda, se deberá recurrir a otros, que tengan mayor rendimiento por ha para que, con menos has se cubra la demanda a un menor costo.


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