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Importancia de la formación académica del herrador

Publicado: 1 de agosto de 2007
Por: Hugo A. Funtanillas - Médico Veterinario
Es una imposición de la actividad hípica  cotidiana, que el herrador posea la suficiente idoneidad ya sea ejerciendo su profesión en forma independiente o para constituirse en colaborador imprescindible del médico veterinario con quien puede conformar un conveniente y beneficioso ensamble técnico -binomio-, actuando de manera similar a lo que en medicina humana conforman el mecánico dental con el odontólogo o el técnico óptico con el oftalmólogo o el técnico ortopedista con el traumatólogo;  ello no está ocurriendo desde hace mucho tiempo y de la manera deseada, con la mayoría de los herradores en actividad, y tiene como causa esencial, la falta de formación académica del herrador. Cuantitativamente, las escuelas existentes son pocas y se mantiene la desproporción entre quienes hacen cursos y la población equina actual.

Se dispone entonces, a nivel nacional de una excelente y variada actividad hípica en las distintas disciplinas, la que se acompaña de un reconocido y jerarquizado cuerpo de médicos veterinarios dedicados a la misma, pero faltando, sin embargo, igual correlación en cuanto al nivel en general del servicio de herradores, pieza fundamental de esta tríada primaria.  Poseer  tal formación, asegura además de un ejercicio profesional cercano a lo ideal, la correcta interpretación y ejecución de las prescripciones que el médico veterinario realice sobre herrados normales, correctivos o terapéuticos; (otras veces, el colaborador es el veterinario cuando el herrador se encuentra con obstáculos propios de la actividad de aquel y debe solicitar su apoyo o asistencia). En definitiva, es el caballo el depositario del esfuerzo y los conocimientos de ambos.

En contraposición a lo que ocurre con otras disciplinas o profesiones, no podría decirse del herrado, ”que los tiempos modernos, exigen una particular formación, etc, etc...”; la exigencia del conocimiento del pie desde lo científico (histología, anatomía, fisiología, biomecánica, etc), existió y existirá siempre; son pilares de los que no se puede prescindir; ha sido la profesión en sí misma la que ha estado expuesta a través de la historia, a ciclos de crisis y auge en distintos países según el grado de desarrollo  de éstos o las situaciones por las que éstos atraviesan y quizá ello haya influido en mayores o menores exigencias desde lo económico afectando el nivel  técnico, pero ello no implica por ejemplo, que la importancia funcional del balance del pie o la normalidad de las proporciones del casco, por citar sólo dos,  sean más importante hoy que en 1890.

En todo caso, cierto es que los tiempos modernos, han aportado y aportan tecnología para mejores investigaciones, (circulación sanguínea, física aplicada al pie; comportamiento metabólico celular; revisión de conceptos y teorías centenarias, etc) pero los cimientos, son básicamente los mismos y precisamente los que le faltan al herrador no profesional, y sin los cuales al actuar empíricamente, da mérito y vigencia total por una parte, a la antigua expresión “el herrador hace lo que sabe, pero no sabe lo que hace, y por otra a que el herrar, no sea ni ciencia ni arte, cuando  demostrado y aceptado está, debe ser Ciencia y Arte.Sobre esa falta de conocimientos de base, es imposible edificar el resto de lo que conforma un herrador profesional, viéndonos obligados a dejar el caballo en manos de quien sólo cubre exigencias entonces, como mero “colocador de herraduras”.

Tiene entonces el herrador, la gran responsabilidad de conocer su oficio (lo cual no implica solamente destreza o habilidad con las herramientas, aspecto por el cual muchas veces el común de la gente suele valorarlo), a tal punto de cubrir el requisito mínimo de poder “hablar un mismo idioma” con el médico veterinario, para  lograr trabajar con solvencia técnica frente a cada caso, fundamentando con asidero, las diferencias de enfoque técnico o análisis de los distintos defectos, marchas defectuosas, etc y las correspondientes alternativas de solución (donde además, puede jugar un gran papel el ingenio, sin apartarse de los principios físicos o biomecánicos rectores de la Podología Equina).

Hablar un mismo idioma, significa utilizar el mismo vocabulario técnico y poseer igualdad de conceptos y principios (no necesariamente de criterios) en los distintos temas; de lo contrario será imposible la interacción, conformen o no un equipo de trabajo.

Cuando no se cuenta (como en la mayoría de los casos) con un herrador auxiliar permanente y profesional, con el que se trabaja “en equipo”, la situación es distinta por cuanto aquí, es posible que el médico veterinario - especialista en podología o no - deba dirigir a un herrador circunstancial, (lo cual ocurre en muchísimos lugares de nuestro vasto territorio),  proceder éste que es conveniente, quede aclarado, con el propietario o encargado del animal antes de iniciar el trabajo, a  efectos de evitar situaciones incómodas derivadas por ejemplo, de las características personales del herrador o de las posibles reacciones del mismo, quien debe entender que en ese momento, él tiene la responsabilidad de ejecución de lo que el médico veterinario indique, para lo cual éste a su vez, debe asumir total responsabilidad en el resultado del trabajo.

No es raro encontrar algún  herrador circunstancial al que le resulta difícil someterse a la dirección de un tercero -el médico veterinario concretamente- al que además, ni siquiera conoce. Téngase en cuenta que, muchas veces y en muchos lugares como se dijo antes, para ese herrador no profesional, la incursión de un  médico veterinario en el herrado, (en “sus herrados”) puede representar una “invasión de territorio”, a partir de la cual, con seguridad quedarán al descubierto las consecuencias de su  mala técnica  lo que en la gran mayoría de los casos, se debe a falta de formación académica con lo que su “prestigio local” como herrador y quizás su caudal de trabajo –y por ende sus ingresos-, se vean comprometidos. Pero esto no debe tornarse en un lucha de personalidades o voluntades; sólo debe ser tenido en cuenta para hacer el trabajo de la mejor manera posible.

Como contrapartida, encontramos también –afortunadamente-, muchos herradores no profesionales, que conscientes de sus limitaciones técnicas y  con deseos manifiestos de aprender, se desempeñan como excelentes colaboradores del médico veterinario que puede dirigirlo “sin problemas”, siendo permeables a sugerencias o correcciones; pero aún así, en estos casos, resulta muy difícil muchas veces hacer docencia dado que al no existir el mínimo de formación técnica, es prácticamente imposible transmitir concepto alguno; se desconocen incluso, las partes del casco.... y por supuesto está ausente todo conocimiento de forjado de herraduras, por lo que es imposible pensar en elaborar una herradura correctiva por sencillo que sea su diseño. Téngase en cuenta también que no pocas veces, estamos ante formación de escuela primaria solamente y la profesión de herrador ha sido tomada como medio de vida (a veces incluso, como segundo trabajo...). Estos que pueden parecer aspectos meramente “domésticos”, son también parte del quehacer diario de quienes andamos entre cascos y herraduras, por lo tanto, no constituyen  de ningún modo hechos aislados.

Cuando no se estará con el herrador al momento de herrar, es otra práctica también dejar las indicaciones por escrito; ello no es lo ideal por razones obvias, pero en ocasiones, por imposición de las circunstancias debe ser hecho así; ejemplos: cuando el médico veterinario entiende que parte del tratamiento de una patología o cuadro clínico, está en modificar aspectos del herrado, o cuando sin patología presente, se advierten pies con deformaciones que pueden y deben ser modificadas o corregidas para evitar lesiones a corto plazo (y no está presente quien hierra al animal). Este proceder encierra el riesgo de ejecución incorrecta al no estar presente el médico veterinario.

Por su parte, el propietario del equino debe saber que es sumamente riesgoso “depositar” un importante capital económico en manos de quien no es profesional; recordemos al respecto que de la salud o normalidad los pies, depende más del 50% del buen rendimiento del caballo y que del total de claudicaciones,  casi el 80%, tienen relación directa con el pie y a su vez, de ese porcentaje, el 80% se debe a alteraciones del eje podofalangeano o malas prácticas de herrado; de aquí se desprende la posible incidencia negativa (daño!!) que el hombre puede causar cuando desconoce las más elementales reglas del herrado normal. (al respecto Fogliata decía en el siglo XIX que “el herrador con su pujavante,-cuchilla de entonces- puede hacer lo mismo que la guadaña de la muerte que decapita a buenos y malos...”, en franca alusión a que el desconocimiento no permite diferenciar en el desvasado las partes normales de las que no lo son). Tratando de hacer un parangón: ¿dejaría usted su vehículo de primera marca, utilitario o no, en manos de cualquier persona que practique “alineación y balanceo” sin tener los conocimientos mínimos sobre el tema? (haciendo abstracción, claro está, que esta actividad, hoy cuenta con apoyo de la computación...).

El herrador no profesional, tampoco conoce las posibles consecuencias, de la mala o ausente formación académica, con lo cual puede acumular años de práctica o ejercicio sin enterarse sobre los posibles daños causados porque además, estos daños no se evidencian de un día para el siguiente sino a mediano o largo plazo ; esta circunstancia, más el hecho de no haber tenido a su lado alguien que le señale los errores, lo inducen a creer, no sólo que ha hecho todo bien sino a jactarse, de que, como se dice comúnmente, “nunca rompió un caballo” cuando como dijimos antes, lo que ocurrió es que no se enteró!!; (¿o acaso es remota la posibilidad de que una venta importante no se realice porque -por ejemplo- las radiografías revelan signos de Enfermedad del Navicular -producto de mal herrado durante los dos últimos años...?-).

La diferencia entre el herrador profesional y el empírico, no necesariamente se traduce –como podría pensarse- en  mayor caudal de trabajo y por ende mayores ingresos (dinero) a favor del primero, sobre todo cuando el segundo se desempeña  en un medio donde las diferencias técnicas no pueden ser apreciadas por falta de competencia de alguien realmente idóneo. Por lo tanto, en un medio como el señalado, ¿quién está en condiciones de evaluar su trabajo, si no hay un médico veterinario con el mínimo de conocimientos como para hacerlo?.

Por otra parte, tampoco debe recaer ligeramente sobre el herrador, (como ocurre a menudo), toda disfunción o falla de rendimiento del caballo...; no todo es “problema de herraje”(*), como suele decirse; quizá una correcta exploración clínica, revele lo contrario.

De lo expuesto se desprende también, la necesidad imperiosa de que el médico veterinario, domine los aspectos básicos de la podología en general y del herrado en particular, primero como instrumentos importantes de la semiología clínica, contribuyentes a solucionar parte del  problema claudicógeno (sobre todo 2do y 3er problemas de Bouley), luego para poder conformar el deseable binomio con el herrador y finalmente para valuar el trabajo de éste   y orientarlo o corregirlo cuando el caso lo imponga.

A juzgar por lo que estamos viendo en estos días, respecto de escuelas y cursos, es halagüeño ver bastante gente joven que, no sólo decide incursionar en esta disciplina, sino que además, comprende que es imposible  ejercer esta hermosa profesión de herrador, sin formación académica, lo cual implica  una positiva  tendencia al cambio, pero aún insuficiente por lo dicho en párrafos anteriores respecto a las condiciones socioeconómicas reinantes y esto vale tanto para la necesidad de crear más escuelas en distintos lugares del país, (ya que hoy contamos sólo con el esfuerzo de las Escuelas de Herradores del Hipódromo Argentino, la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires y el Ejército Argentino, que forma a su personal de herradores), como para que, en su defecto, haya una afluencia importante de aprendices hacia donde están estas únicas escuelas... Al respecto, no podemos entonces, dejar de recordar lo que el Dr. Pires expresara : “sin herradores competentes, el herrado es una aventura”; esa competencia, en términos de idoneidad, comienza por la formación académica. Y decimos comienza, dado que los valiosos aportes de un muy buen curso, deben representar para el futuro herrador profesional, sólo “la llave de la biblioteca...”, llave que no puede dejar de tener.
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Hugo Funtanillas
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Enrique Izquierdo V
Enrique Izquierdo V
11 de agosto de 2008
Para mí esta claro que herradores los hay empíricos y con título buenos y malos en su oficio, sin embargo el herrador profesional cuando es bueno aventaja al empírico puesto que entiende la morfología y funcionamiento del sistema locomotor del caballo y quizás puede ir mas allá en su praxis y entender lo que hace y por que lo hace.
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Felix Castrillo Jimenez
31 de enero de 2008
Sr. Irazusta: me agrada comprobar, como hablando las personas se entienden. Vd., lo ha dicho perfectamente en Inglaterra, hacen falta cuatro años de estudios, para poder ser herrador profesional, Con estos estudios y esta preparación, el herrador es una persona tan preparada técnica y científicamente, que no tendrá nunca un problema con un Veterinario. Ya que este, conociendo su capacitación solo tendrá que hablar con él que problema se tiene que solucionar y el Herrador sabe perfectamente lo que tiene que hacer. Por desgracia esa no es la realidad en España. Aunque las Escuelas de Herradores, yo solamente conozco la de Sierra de Madrid, están solucionando estas deficiencias. Y retornando al tema que dio origen a este foro. ES DE SUMA IMPORTANCIA LA FORMACIÓN ACADÉMICA DEL HERRADOR. Con mucho gusto intentaré asistir al I CONGRESO DE PODOLOGÍA VETERINARIA, PARA VETERINARIOS Y HERRADORES. Aunque en la actualidad estoy bastante alejado de la podología y mi principal ocupación es la reproducción asistida. Aunque no dejo de tener el ADams, como libro de cabecera. Un saludo
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Juanjo Irazusta
Eki Herrajes Irazusta SL
31 de enero de 2008
Hola a todos otra vez, Espero que esta conversación entre en Sr. Castrillo y yo les sirva a todos, pues en caso contrario no viene a cuento ya que podemos hacerlo en privado. Sr. Castrillo, La excepción confirma la regla y seguro que estamos de acuerdo en que su caso es excepcional. Como es el caso de Zigor, el veterinario herrador de Vizcaya, buena persona y mejor amigo, o el caso de Kike Bastida... haber los hay... y además son de los mejores herradores que tenemos en España. Cuando se aunan la formación, la pasión, el reciclaje y las ganas de mejora continua, los resultados vienen solos. Pero normalmente son veterinarios que tienen la capacidad de sacrificio para agachar los riñones y trabajar con las manos o los que ya han pasado por ello como es su caso. Le invito a que acuda al I CONGRESO INTERNACIONAL DE PODOLOGÍA EQUINA PARA HERRADORES Y VETERINARIOS que se celebrara en Valencia el 24, 25 y 26 de Abril 2008 en Valencia, puede inscribirse a través de Internet. Es un punto de encuentro entre ambos gremios, verá que tengo mucho aprecio por los veterinarios motivados y aplicados con el herraje así como con los que no se entrometen en lo que no saben, que somos buenos amigos y que nos ayudamos todo lo que podemos. También podrá comprobar el buenísimo nivel de muchos herradores. En Valencia podremos charlar cara a cara y estoy seguro que llegaremos a entendernos. Yo ni soy veterinario ni soy herrador, trabajo con veterinarios y herradores, y eso si, reconózcame que su caso y el de los veterinarios que saben herrar es una pequeña minoría. Los herradores, entre otras cosas por su falta de formación académica reglada y reconocimiento profesional, están infravalorados y le aseguro que, cosa que ocurre muy a menudo, les sienta muy mal el aplicar procedimientos erróneos porque lo ha dicho el Sr. Veterinario, que no se entera que aquello que se creía correcto hace 10 o 5 años hoy se sabe que es contraproducente. Hans Casteljins, fue primero herrador y luego veterinario, Cum Laude por cierto, y hoy es uno de los podólogos mas reconocidos del mundo pues mi amigo Hans acostumbra a acudir a los congresos que imparte tanto a veterinarios como herradores con una camiseta que dice: ¿En que se diferencian Dios y un veterinario? En que Dios no se cree veterinario. En países como Inglaterra donde la profesión de herrador esta regulada, 4 años de formación, solo un herrador titulado puede herrar caballos a cambio de remuneración, ni tan siquiera un veterinario puede hacerlo. En España y América Latina cualquiera puede llamarse herrador y cobrar por ello por lo que las intromisiones llueven por todas partes.
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Felix Castrillo Jimenez
31 de enero de 2008
Sr. Irazusta: No tengo por menos que darle la razón en su exposición, buenos y malos profesionales los hay en todos los campos. Cuando uno sale de la Facultad no tiene patente de corso de heno de ahí se sale con los principios básicos para aprender, sobre todo en aquello que mas nos interesa Yo he estado en congresos junto con herradores, estuve en Salamanca en un curso sobre laminitis,(Por cierto acompañado de un buen amigo herrador de Vizcaya) he asistido a cursos dados por profesores tan prestigiosos como Jean Marie Denoix, he colaborado en la facultad de Veterinaria de Córdoba con el profesor Manuel Novales. he visto cientos de casos clínicos en los que se estudiaba el caballo desde los doce pares craneales, hasta las ultimas vértebras caudales, se estudiaban las articulaciones una por una, los aplomos su comportamiento en las tres marchas, tanto sobre terreno duro como sobre arena, giros a una mano a la otra, subidas y bajadas, radiografías, ecografías, en fin todo aquello necesario, para localizar, diagnosticar y poner tratamiento para la soluciones problema, aprendí a herrar, con uno de los mejores a mi juicio profesionales que he conocido. ¿Sabe porque?, porque malamente puedo decir a nadie que haga lo que yo no se hacer. En la empresa Herrajes y Caballos de Santa Coloma de Gramallet, tienen un vídeo mio, herrando caballos, Dicha empresa me invitaba todos los años al concurso de herraje, para que participase, lo que nunca hice, porque no era ese mi objetivo. Con todo esto que he hecho, quiero decirle, que aun estoy al principio del camino de saber los que quisiera sobre locomoción y claudicación. Por tanto, no debe generalizar tan categóricamente sobre los conocimientos que mas o menos tengamos los veterinarios sobre las cojeras y miembros de los caballos. y que sepa, que el estudio de la patología, diagnosis y tratamiento es responsabilidad del veterinario lo contrario es intrusismo profesional. Eso si exijan que sea especialista en aquello para lo que es consultado.
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Ricardo Rodriguez Salto
31 de enero de 2008
Para Don Carlos Carabajal: Muchas Gracias. El libro del Sr. Anz ya lo adquirí. Intentaré conseguir el del Dr. Funtanillas. He recopilado los trabajos publicados por el Sr. Anz en la web de Uruguay y estoy muy atento a todo lo que se publica en el rubro equino en Engormix. Intento estar lo mas actualizado posible. Muchas gracias por su indicación la tendré en cuenta, en especial lo de la escuela del hipódromo para mandar a capacitar gente. Saludos
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Juanjo Irazusta
Eki Herrajes Irazusta SL
31 de enero de 2008
Hola a todos, Decirle Sr. Castrillo que tengo una muy mala costumbre, comercialmente hablando, de decir las cosas tal como creo que son y el hecho de dirigirme a un cliente, amigo o proveedor no hace variar mis opiniones y así las reflejo siempre. Yo confío en los buenos profesionales en general el caso descrito del potro lo SOLUCIONO el buen profesional herrador. Resumiendo, el potro(2,5 años) estaba mal aplomado (largo de pinzas) por un mal mecánico (herrador) y cojeaba, el dueño le llama al veterinario y le pronostica artritis de navicular y propone infiltrarlo, yo no me lo puedo creer y le envío un buen mecánico que lo aploma correctamente y hasta hoy, un año después todo va perfectamente. DIAGNOSTICO: Entiendo y acepto que los rayos x, venografías, termografías, etc. ayudan y hasta en algunos casos son imprescindibles para efectuar un diagnóstico correcto aunque a veces por su elevado coste el propietario no se decide a utilizarlos. También creo que la experiencia y un buen ojo clínico pueden diagnosticar con mucho acierto en muchos casos y en otros obligatoriamente debido a los costes veterinarios ya que sino el caballo va al matadero. TRATAMIENTO: Y aquí es donde yo creo que viene el problema. La mayoría de los tratamientos son una aplicación mecánica correcta y esta es la especialidad en la que se forman y trabajan los herradores. Prácticamente los veterinarios ni saben ni aprenden cuales ni como aplicar esas soluciones mecánicas. No veo en las escuelas y congresos a muchos veterinarios aprendiendo a aplomar, a utilizar la herradura conveniente en cada caso, a forjarla, a utilizar correctamente resinas y siliconas, arreglar cuartos y razas, aprendiendo a dar soporte, como y con que a ranillas, suelas y talones, ... Zapatero a tus zapatos, cada cual tiene su misión y a veces han de trabajar conjuntamente pero respetando cada uno su parcela de conocimiento. Buenos y malos profesionales los hay en los dos gremios. Lo triste es que la Titulitis se imponga sobre la lógica, la razón y en los vulgares casos como el del potro citado sobre los resultados.
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Felix Castrillo Jimenez
31 de enero de 2008
Sr. Irazusta: Aunque no tengo el gusto de conocerlo, pero si mira entre las listas de clientes,verá que si me tiene a mi entre ellos y anualmente recibo los catálogos de la casa Ekin. Con la exposición, somera y básica de ingresos y gastos de un herrador, no pretendía en absoluto llevarle la contabilidad a nadie, solamente reflejar que un buen herrador, es un profesional, que está bien retribuido y por lo tanto se le debe exigir,una buena formación académica, que era el tema que daba origen a este foro. Por otro lado se ve que Vd., tiene mas confianza en su herrador que en su veterinario. ya que en lugar de hacer la radiografías y las infiltraciones que este le aconsejó, opto por el herraje. Lo mismo que le digo del herrador le digo del veterinario, busque un especialista en podología equina, cuando trate de problemas de locomoción de algún caballo. En cuanto al Sr. Gabino Fernández, que en ningún momento he menospreciado para nada la profesión herrador. En cuanto al motivo de la exposición ingresos y gastos, ya lo he aclarado anteriormente. Mi profesor de herraje (Víctor) un inglés afincado en la costa del Sol, tenia 46 años cuando fue mi profesor, herraba ocho caballos diarios y terminaba la jornada perfectamente. En cuanto a la brecha existente entre herradores y veterinarios, yo no la tengo con los que conozco y trabajo,ahora si, cuando alguno se mete en el ejercicio ilegal de mi profesión, (como odontología, caudotomia, castración y diagnósticos y tratamientos de claudicación y otro, etc.) Entonces sí me tendrán en contra.
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Carlos Carabajal
Carlos Carabajal
30 de enero de 2008
Estimados: He llegado tarde a este tema tan discutido,y creo que en todos los casos hay algo de razón.- Primero le respondo al Dr. Rodriguez Salto.- Existe la escuela Argentina de herradores que funciona en el hipódromo de Palermo y además la empresa Mustad da clínicas en el interior del país.- Lo trabajos de Daniel Anz ya están plasmados en su libro que salio a la venta.-Al menos en San Isidro lo hay.- Y existe otro libro prácticamente nuevo del Dr. Hugo Funtanillas Veterinario de mucha experiencia.-El también ha publicado trabajos en esta página.-
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Gabino Fernandez
30 de enero de 2008
Como herrador profesional desde hace 26 años,me he sentido insultado por el señor Castrillo. No solamente habla desde el desconocimiento de la profesión de herrador,sino que hace gala de una impertinencia supina al sacarle las cuentas de la vieja a una profesión tan respetable como la suya.Con sus palabras,no hace sino ahondar la tradicional brecha existente entre los herradores y los veterinarios. Un herrador de 20 años de edad, que hierre a la inglesa,es decir,sosteniendo el mismo las patas del caballo,un ritmo de seis caballos diarios,cinco días a la semana, de promedio,no los soporta mas allá de los treinta años de edad sin adquirir alguna lesión que le dificulte en extremo o le invalide para la practica de la profesión. Como ha expuesto muy acertadamente Juanjo Irazusta, son muchos los que empiezan,pocos los que siguen y muy pocos los que consiguen llegar a los 50 años de edad herrando caballos de manera profesional.
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Elmer Cifuentes
Elmer Cifuentes
30 de enero de 2008
Muy interesantes los aportes del artículo, pienso que deslumbran y promueven el profesionalismo de la actividad no solo en las exigencias de los propietarios si no también en las autoexigencias que se deben plantear el herrador empírico y profesional, pues todo con el mejor propósito que es el bienestar de nuestros caballos, si es en realidad que nos apasionan, de suponerse es que su bienestar es nuestro bienestar, es un beneficio reciproco en todos los niveles (emocionales, económicos, profesionales, etc). Vivo en Colombia y poseo tres caballos para hipoterapia, debido a que los beneficios de la hipoterapia, parte de los estímulos que genera el caballo con su andar tridimensional (biomecánica) y los cuales recibe la persona con deficiencias motrices, es de primordial importancia un buen herraje para una apropiada mecánica del movimiento en su paso y un apropiado resultado en el paciente. Soy profesional de Terapia Física y me apasionan los temas científicos en caballos, a veces pienso que debí estudiar Veterinaria, sin embargo conozco la fisiología, histología, anatomía, biomecánica, etc, del ser humano y con pasión he podido aprender y estudiar su homología en el caballo... Claro que... esto, dirán algunos veterinarios en el foro expertos en el tema, no es lo mismo y comparto esa opinión, pues bien de igual forma quisiera saber si alguien en el foro conoce de alguna academia en Colombia para formación de herradores y me pueda dar los datos, le agradecería mucho, es para mi importante conocer a profundidad la actividad, como ya explique el primer beneficio de la técnica que aplico a personas con limitaciones motrices es el paso del caballo. Y una ultima solicitud, si alguien conoce bibliografía concreta de biomecánica del caballo que se consiga en Colombia, también le agradezco me de la información y si es posible donde la podría conseguir. Mil gracias y me disculpen la extensión del comentario.
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