Los criadores de caballos, desde hace varios años, saben que desvasar los potrillos es una tarea importante dentro de sus haras, de hecho, muchos herradores de caballos ya forman parte de la organización interna de estos establecimientos.
Técnicamente, desvasar los potrillos en edad temprana es importante, pero más importante aun es hacer el trabajo de forma correcta. Esto significa que de nada sirve desvasar los potrillos si la técnica de recorte, utilizada por el herrador, es incorrecta.
Un desvasado incorrecto, aplicado en potrillos con aplomos normales o en un intento de corregir una deficiencia de aplomo, puede ser más perjudicial que dejar a la naturaleza que haga el trabajo por su cuenta. No obstante, la naturaleza, en la mayoría de las ocaciones, tampoco puede resolver los problemas que afectan a algunos potrillos. Por lo tanto, para obtener caballos adultos con aplomos realmente correctos, hacen falta herradores especialmente capacitados.
Partamos desde las bases para comprender el por qué de este concepto.
Los huesos de los miembros de los potrillos poseen placas de crecimiento que permanecen "abiertas" y blandas hasta, aproximadamente, los 2 años de edad o más en algunos casos. La edad de cierre depende de la ubicación del hueso. Los huesos distales cierran antes que los proximales. Las placas se ubican entre las epífisis y la diáfisis de cada hueso largo. Se aprecian en la siguiente imagen.
Estas placas son estructuras que tienen como función compensar el inarmónico crecimiento de los potrillos, y se "cierran" u osifican cuando el animal ha estabilizado su desarrollo.
Cualquier corrección o modificación, bien o mal realizada, que el herrador practique durante estos 2 años, quedará sellada para siempre luego de que estas placas se cierren. Por lo tanto, es de vital importancia utilizar técnicas de recorte de cascos que no interfieran en el correcto aplomo del futuro caballo adulto.
La forma del casco es la consecuencia de la conformación del caballo y, mientras las placas de crecimiento se encuentran abiertas, la forma del casco podrá ser, a su vez, la causa de una futura mala conformación.
Toda información que desciende hacia el casco produce en éste una reacción. Si el cuerpo envía información sobre una conformación con defecto de estevado, el casco reacciona, modificando la forma de su estuche córneo, pero debido a que el estuche córneo crece de forma permanente, acentuando el defecto día a día, luego, el casco comienza a enviar, hacia el cuerpo, una información diferente e incrementada. El cuerpo recibe esa información incrementada y se adapta. Luego, enviará hacia el casco una nueva información, aun más defectuosa. El aplomo del caballo ingresa en un círculo vicioso. Lo que se originó con un defecto de estevado de grado 3, terminó con un defecto de grado 5.
Contrariamente, cuando el herrador estabiliza un defecto de conformación a través de un recorte correcto de casco, éste comenzará a enviar una información nueva hacia el cuerpo. El cuerpo se adapta y enviará, hacia el casco, una información sobre un defecto menos defectuoso. El casco la recibe y reacciona, mejorando la forma de su estuche córneo. En este caso, el circulo es virtuoso. Se puede pasar, por ejemplo, desde un origen de grado 3 a un final de grado 0.
Cuando el animal cierre las placas de crecimiento, casco y aplomo estarán recibiendo la información correcta.
En las dos próximas imágenes, se puede observar un cambio de información manifiesto mediante un seño en la pared. La nueva forma del casco, desde el seño hacia arriba, es producto de una reacción a la nueva información que los potrillos emiten desde su conformación hacia el casco. Son los casos de dos correcciones de aplomo durante el período de crecimeinto de los potrillos. Si bien el período de crecimiento inarmónico dura, aproximadamente, dos años, en estos casos, el gran cambio de información, y creo que definitivo, se manifiesta luego de un año y medio. A los dos años, los cascos y conformación ya estaban totalmente estables y simétricos.
Cabe recordar que los potrillos pueden nacer con aplomos normales o con determinadas desviaciones de miembros. La siguiente imagen muestra una deviación angular lateral desde el carpo, corresponde al defecto de valgo.
Las desviaciones latero mediales (vistas de frente o atrás) son las más comunes. Y se pueden clasificar en:
- Angulares: La dirección del miembro, en alguna de las articulaciones, se desvía hacia alguno de sus lados. En el caso del defecto de varo la desviación es medial, es decir hacia adentro. En el caso de valgo, la desviación es lateral, es decir hacia afuera.
- Rotacionales: El miembro, a partir de alguna de sus articulaciones, gira sobre su propio eje hacia alguno de sus lados. En el caso del defecto de estevado la desviación es medial y en el caso de izquierdo la desviación es lateral.
A su vez, se podrían clasificar en:
- Congénitas: Son las desviaciones que posee el potrillo al nacer, originadas por causas naturales, genéticas y por posturas durante la gestación en la madre. Son siempre primarias porque responden a la causa original e inicial que produce dicha desviación.
- Adquiridas: Son las desviaciones que aparecen luego del nacimiento, generadas por desordenes en la alimentación del potrillo, por recortes incorrectos por parte del herrador o por desgastes o roturas naturales del casco, de acción negativa. Pueden ser primarias y secundarias. Estas desviaciones primarias responden a una causa original e inicial y las secundarias surgen a partir de una segunda causa, estableciéndose éstas últimas en el mismo miembro que ya presenta una desviación primaria.
Las desviaciones secundarias se podrían clasificar en:
- Unidireccionales: Conservan la misma dirección que la desviación primaria. Ambas laterales o ambas mediales, en un mismo miembro.
- Contrapuestas: Se presentan con una dirección opuesta a la desviación primaria. Una lateral y la otra medial, en un mismo miembro.
La aplicación de una incorrecta técnica de recorte de casco, en potrillos que nacen con aplomos normales, genera defectos irreversibles. Y al aplicar la misma técnica incorrecta cuando se pretende corregir desviaciones, el resultado da origen a desviaciones secundarias que se establecen sobre desviaciones primarias, lo cual es muy perjudicial para el futuro del animal, sobre todo cuando las desviaciones secundarias se contraponen a las primarias.
Analicemos el ejemplo de la siguiente foto.
Es el resultado de una mala práctica por parte de un herrador cuando el animal fue potrillo.
Este caballo ya adulto posee, en un mismo miembro, un defecto de valgo desde la rodilla (línea roja, desviación primaria) combinado con un defecto de varo desde el nudo (línea azul, desviación secundaria). Es porque, de potrillo, el herrador ha intentado corregir el defecto de valgo, utilizando una técnica de recorte incorrecta. Como resultado ha obtenido un defecto secundario de varo sobre un defecto primario de valgo. En este mismo miembro existen dos tipos de desviaciones, una contrapuesta a la otra.
Esa combinación de direcciones contrapuestas origina un miembro con aplomo muy deficiente, causante de múltiples deformaciones a nivel articular. El resultado final es una disminución de la capacidad deportiva o de trabajo del animal por múltiples lesiones que luego detecta el Médico Veterinario. Esta combinación de desviaciones se manifiesta en el pie mediante la deformación del casco, como lo muestra la foto siguiente.
El talón medial se comprime debido al defecto de valgo (línea naranja) y el hombro lateral se comprime debido al defecto de varo (línea azul). La línea amarilla muestra la dirección real del caballo.
Hasta el momento, he podido observar que los potrillos no nacen con esta combinación de defectos. Es generada por quien desvasa el potrillo de forma incorrecta, en un intento de corregir el defecto primario.
Al inicio de su crecimiento, el potrillo, desde su conformación, emitía una información correspondiente al defecto de valgo. Pero luego, el herrador, obligaba al casco a emitir, hacia el cuerpo, una información contrapuesta y antinatural. Durante los dos primeros años de crecimiento, casco y conformación se encontraron inmersos en una lucha de poderes.
Cuando un recorte de casco no considera los principios básicos del natural funcionamiento del pie, con relación al inarmónico crecimiento del potrillo y las posibles desviaciones, se obtiene como resultado el más común de los defectos: una desviación secundaria contrapuesta a una desviación primaria. Es el ejemplo del caso anterior.
Los principios básicos y naturales del pie son la flexibilidad longitudinal del casco y los límites naturales de corte, correspondientes estos al Balance F de dicho pie. Esta simple información, bien interpretada, es la base que le permite al herrador preservar aplomos correctos durante el crecimiento del potrillo y corregir defectos sin crear desviaciones sobre desviaciones.
Tanto los conocimientos del herrador como los aplomos de todo potrillo, forman parte de la futura conformación resultante de un caballo adulto.
Los conocimientos son esenciales, los objetivos son claros. Superar la actual capacidad deportiva de los caballos adultos es uno de ellos.