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Doma Racional Equina - Segunda Parte: El Liderazgo del Hombre

Publicado: 4 de enero de 2008
Por: Andrés Neira, Médico Veterinario, Domador e Instructor de Doma Racional Equina
Con el potro solo, dentro del corral, comenzaremos a espantarlo obligándolo a correr alrededor. Podemos utilizar una cuerda larga que se va arrojando por detrás de las patas o sobre el anca para obligarlo a avanzar; también, un látigo pero no para golpearlo sino porque el ruido que genera al blandirlo en el aire lo hace avanzar; o tocarlo con una caña larga en el posterior, obligándolo siempre a ir hacia el frente. El potro al principio correrá espantado, porque esto es nuevo para él y procura mantener su espacio de fuga; pero con el paso del tiempo, se dará cuenta de que no queremos hacerle ningún daño con nuestra actitud; buscará detenerse para descansar y en ese momento dejamos de ejercer la presión que estábamos haciendo; esperamos que el potro al detenerse dirija toda su atención hacia nosotros, nos mire y nos siga con la cabeza si nos movemos. Generalmente, las primeras veces que para, nos mira por unos segundos, pero luego se distrae con los ruidos externos o trata de mirar hacia fuera. Si el potro hace esto, lo corremos de nuevo, tantas veces como sea necesario hasta que él entienda que no le debe importar otra cosa en el mundo más que su domador. Debemos lograr que toda la atención del potro esté puesta en nosotros. Además, buscaremos que nos muestre sumisión, no sólo con el hecho de mirarnos fijamente, sino que baje la cabeza como si oliera el piso; éste será el momento en que nos esté aceptando como su líder; es la forma en que ellos lo hacen en la naturaleza y es el punto que estábamos buscando mediante el ejercicio de correrlo. Podremos notar que cuando dejamos de presionarlo y le permitimos que se detenga, además de las dos acciones anotadas, hace un movimiento de mascado o tascado con lo que nos demuestra que le gusta lo que estamos haciendo: dejar de hacerlo correr y presionarlo para que lo haga. El potro nos comunica en su lenguaje corporal con estas tres acciones algo así como: - TE ACEPTO COMO MI LIDER. AHORA ATENDERÉ TUS ÓRDENES Y ESTARÉ SUMISO A TI. PERO POR FAVOR NO ME HAGAS CORRER; ME GUSTA MÁS ESTAR QUIETO QUE EL EJERCICIO FÍSICO Con ello, estamos imitando el ritual que se daba entre la yegua líder y ese potro rebelde que explicaba al principio Al obligarlo a correr, primero le causaba miedo, pero lo fue asumiendo con el paso del tiempo. Lo alejamos de nuestro lado, tal como lo hace la yegua; en este caso no hay una manada a la cual volver pero hay un ser que aunque diferente en cuanto a la apariencia física, hace lo mismo que un líder haría si estuviera en el campo y espera que el potro le preste atención y lo tome como líder. Lo que seguiría en la naturaleza, sería darle la espalda esperando que el potro viniera hacia nosotros y nos siguiera. Para ser franco, hasta el día de hoy solamente un potro de todos los que he trabajado, ha hecho esto: permitió que lo tocara cuando estuvo cerca de mí. TOCANDO AL POTRO (DESCOSQUILLE) Y COLOCANDO UN CABEZAL Hasta ahora hemos logrado que el potro se pare, nos mire y seguramente nos siga con la cabeza si nos movemos hacia algún lado. Pues bien, lo que sigue es poder tocarlo. Debemos lograr romper el espacio o distancia de fuga sin que el potro huya y vuelva a restablecerlo Necesitamos generarle tal confianza, que se dé cuenta que se puede quedar quieto, permitiendo que estemos junto a él y que esto no lo debe afectar en absoluto. Para lograrlo, nos paramos de tal forma que nuestro hombro apunte hacia el potro y no lo miramos de frente Recordemos que para él somos depredadores y el hecho de mirarlo lo asusta, se siente amenazado. En la mano llevamos un lazo que le pondremos más adelante alrededor del cuello; así iremos achicando el espacio, caminando en semicírculos alrededor del potro. Si llegara a espantarse y correr, lo presionamos nuevamente esperando que se detenga y volvemos a caminar en semicírculos. Si el potro se pone tenso o se mueve en dirección contraria a nosotros pero sin huir, nos detenemos y quedamos quietos sin hacer ningún movimiento, simplemente esperando que vuelva a tomar confianza en que nada malo le queremos hacer y esperando ese movimiento de tascado que nos indica su gusto con lo que esta pasando. Seguramente nos querrá oler y debemos permitir que lo haga. Seguimos acercándonos cada vez más hasta llegar a la zona de la escápula, la espalda; será el primer sitio que toquemos, colocando la mano suavemente sobre esta zona. Vemos que le tiembla la piel con esta acción, pues de todas formas se encuentra algo nervioso; ésta es una parte bastante sensible. Lo acariciamos suavemente y mantenemos, un contacto permanente. Si levantamos la mano, podemos perder lo que ya teníamos ganado y tendríamos que volver a comenzar a tocarlo suavemente. No por el hecho que ya lo hayamos tocado, va a aceptar que la mano se separe y vuelva a hacerlo repentinamente de nuevo. Continuaremos acariciándolo hacia la zona de la cruz y por encima del cuello, sobre la crin, esperando siempre el tascado por parte del potro, para indicarnos que le gusta lo que esta sucediendo. Cuando tengamos “ganada” esta zona, comenzaremos a tocarlo también con el lazo que llevamos, poniéndolo sobre el cuello y pasándolo suavemente hacia el lado contrario, hasta que podamos agarrarlo por debajo; entonces le ataremos el lazo con un nudo que no sea corredizo alrededor del cuello, para ejercer ahora un mayor control. Con el lazo al cuello, acercarnos será más fácil y podemos continuar tocando y acariciando todo el cuerpo del potro, comenzando por la espalda, pasamos a la cruz y de allí al lomo y a la panza. Después podemos probar hacia la zona del anca y si vemos que el potro lo permite, incluso cogerle la cola. Todo esto lo debemos hacer, situándonos siempre lo más cercanos a la zona de la cruz, pues es un sitio desde el cual estamos protegidos en el caso que estando tocando al potro se asuste y quiera mandar una patada o un manotazo, mientras que lo estamos acariciando. Suelo además agarrarme de un mechón de la crin: si el potro se mueve, yo siempre voy pegado a él. Repetimos la acción por el otro lado tal cual lo hicimos por donde empezamos Los caballos por su conformación cerebral, necesitan que se repita cada cosa que se les quiera enseñar, por ambos lados, derecho e izquierdo, ya que cada uno es totalmente independiente del otro. Teniendo confianza en la parte posterior, seguimos por la zona del cuello, lentamente, hasta llegar a la cabeza entrando por la nuca. Aquí es muy posible que encontremos resistencia a ser acariciados, pues ellos cuidan muchísimo su cabeza. Seguramente cuando lleguemos con la mano a la nuca, el potro tratará de alejarse de ella. Lo normal es que el susto que nos genera este movimiento brusco del potro, haga que alejemos también nuestra mano, pues estamos algo nerviosos y listos a reaccionar, pero debemos evitarlo. Cuando el potro mueva su cuello y cabeza tratando de quitarse la molestia que le genera nuestra mano, mantengamos el contacto en el cuello del caballo, devolviéndonos un poco sobre la zona que ya habíamos tocado y que el potro estaba aceptando. Esperamos con la mano quieta en ese sitio a que se tranquilice y volvemos a acariciar toda la zona. Continuamos nuestra trayectoria hacia la cabeza y repetimos esto de devolvernos y esperar, las veces que sea necesario. Recordemos que a este potro nadie lo había tocado antes y no podemos esperar que se sienta completamente tranquilo en ese momento. Algunas veces los potros no terminan por entregar su cabeza, si les llegamos por el cuello y nuca; si éste es el caso, intentemos tocar primero por debajo de la mandíbula, apoyando nuestra mano como queriendo tomar el caballo por allí y desde ese punto, comenzamos a avanzar por el resto de la cabeza. He visto algunos que fueron más dóciles tocando primero la boca o la nariz cuando comenzaron a olerme y otros que se dejaron tocar primero la frente; de allí pude continuar con el resto de la cabeza y cara. Recuerden que aquí la paciencia es la principal virtud que debemos tener. Tengan la seguridad que con un poco de ella, terminaremos por tener un potro que se deje acariciar toda la cabeza, cara, boca, nariz, ojos y principalmente las orejas. Cuando el potro nos tenga esa confianza, nos permita acariciarlo en ese centro de mando, porque sabe que no tenemos intención de dañarlo, le tocamos las orejas, imitando el movimiento que más adelante le haremos al colocar un cabezal. Llevamos sus orejas hacia atrás y hacia adelante, lo que el cabezal le hará. Cuando lo logremos, le colocamos el cabezal que usaremos los días posteriores, siendo cuidadosos primero en permitir que lo huela para que lo reconozca y se dé cuenta que no es malo, acariciándolo un poco con el cabezal en la mano para que le tome confianza y se lo ponemos en su lugar. Una vez el cabezal esté asegurado, amarramos de éste una soga larga a manera de cabestro, a partir de la argolla de la barbada, preferiblemente con un mosquetón fuerte que aguante la fuerza del potro; luego le soltamos la atadura que le teníamos del cuello. Es importante anotar que la posición correcta del bozal u hociquera del cabezal debe ser en el punto medio, entre los ojos y los ollares; en esta zona el potro tiene suficiente sensibilidad para ejercer un correcto control sobre él. Si dejáramos el bozal demasiado abajo, prácticamente actuando sobre la punta de la nariz como es común verlo, el dolor producido en este sitio sería muy fuerte y puede volver hipersensible a nuestro potro haciendo que después tengamos problemas para manejarlo. Hasta aquí, habrán pasado alrededor de unos 45 minutos a 1 hora. Muchos pensarán que hubiera sido más rápido enlazarlo, pegarlo al botalón y a la fuerza colocarle el cabezal sin demorarse más de 5 minutos -la manera en que tradicionalmente se ha realizado-, pero traerá como consecuencia que el ejemplar tenga miedo de estos elementos, al recordar que para cogerlo se utilizó la fuerza generándole pánico y dolor. Como he venido repitiendo, la técnica de la doma que estoy recomendando, debe estar acompañada por la virtud de la paciencia. En la medida de lo posible, no queremos estresar al animal y ser lo más racionales en su trato, aprovechando al máximo las actitudes que por naturaleza maneja el potro. ENSEÑANDO A CABESTREAR Una vez tengamos a nuestro potro con el cabezal y el cabestro atado de la argolla, le enseñamos a cabestrear, pero no con el tradicional amarrado al botalón dejando que luche por soltarse hasta rendirse; esto no es racional: el potro se golpea la nuca en cada tirón seco que da contra el palo, produciendo un hematoma que muchas veces no desaparece y se pierde el animal. Aunque es un sistema que ha funcionado durante muchos años y con el cual cabestrea fácilmente sin oponer resistencia, sólo lo hace para evitar el dolor que siente en su nuca. Los caballos son muy sensibles al dolor; al halar del cabestro y éste del cabezal, camina buscando evitar el dolor que le genera; de manera que para enseñarlo a cabestrear racionalmente, se pueden utilizar técnicas sencillas y que no ofrecen ningún peligro para el potro: 1ª Amarrarle un peso muerto entre 15 y 20 kilogramos en el extremo opuesto de una cuerda de 8 metros, que se le prende al cabezal. En los tres primeros metros debe estar cubierta por un tubo de manguera negra -de las utilizadas en las fincas para conducir el agua-, para evitar que el potro se enrede y se lastime las patas. Lo dejamos suelto dentro de un corral o potrero donde no haya árboles o palos en los que se pueda enredar, para que siga aprendiendo que es más sencillo ir a favor de ese peso que estar arrastrándolo por todos lados. Finalmente veremos cómo el potro termina por quedarse en un solo sitio solamente caminando alrededor del peso. Hemos logrado que aprenda a ceder a la presión y no sólo eso: para ventaja nuestra, que no es necesario le ejerzan una gran fuerza para controlarlo. Así nos resultará más fácil posteriormente enseñarle a estar atado a algo fijo e incluso a quedarse amarrado a una estaca o cualquier objeto no muy fuerte; aprenderá a “manejar” una cuerda larga sin enredarse. Nos permitirá, si así lo queremos más adelante, dejarlo amarrado en cualquier parte con la posibilidad de moverse y no cortos y quietos en un solo sitio, como es lo más normal en nuestro medio. 2ª Yo mismo enseño al caballo a salirse de la presión que da el tirar del cabestro. En principio, no podemos pretender que el potro nos siga, si tiramos desde el frente, pues su naturaleza le dice que si lo halan, deberá hacerlo en sentido opuesto. Cuando un potro no sabe cabestrear, lo único que logramos si tiramos de frente es que se vaya hacia atrás, como queriendo sentarse o que intente pararse en las patas, llevando su cuerpo hacía atrás. Sería necio de nuestra parte, pensar que nuestro peso va a ganarle o arrastrar el peso del potro para obligarlo a seguirnos. Debemos pararnos en un ángulo de 90 grados con respecto a la espalda del potro y desde allí halar de manera firme y uniforme hacia nuestro lado, sin tirones, esperando atentamente que voltee la cabeza hacia nosotros para aflojar la soga, a manera de premio, acabando con la presión que estábamos ejerciendo y permitiéndole que vaya procesando la información. Si nos mira, no lo molestamos más, similar a cuando lo corríamos; si se detenía y nos miraba no lo presionábamos más. Ahora queremos que entienda que si nos mira, no lo molestamos halando la cuerda. Así debemos continuar hasta que, además de la cabeza, comience a buscar una posición más cómoda dando pasitos laterales con las manos, hasta que termine por girar todo su cuerpo para quedar el frente hacia nosotros. Cada vez que logremos el más mínimo movimiento, de manos o de patas buscando girar para darnos el frente, debemos aflojar la presión para permitirle grabar la información: queremos que gire hacia donde le indiquemos y recibirá como premio, no molestarlo más. Y vamos abriendo el ángulo hasta lograr que comience a andar de frente, siguiendo a favor de la presión contrario a lo que su naturaleza le manda. Cuando lo consigamos, hacemos que nos siga por todo el corral, dando uno que otro tirón suave; si se queda, lo obligamos a estar siempre cerca de nosotros, sin dejar que nos adelante. Recordemos lo que hace la yegua en la naturaleza: permite que el potro la siga para conducirlo hacia la manada, pero nunca el potro la adelantará; así haremos que se siga fortaleciendo el vínculo que hemos construido: somos su líder y confía en nosotros. Estaremos atentos a mostrarle siempre quién es el líder; por esto no debemos permitirle que nos adelante; él sabrá que si está detrás o junto a nosotros, si se lo permitimos, se sentirá bien y tranquilo; en tanto que si intenta quedarse alejado o tratando de ir al frente, recibirá ese pequeño tirón con el cabestro y preferirá continuar siendo sumiso antes de que lo molesten. Después de un rato, soltamos el cabestro del bozal y el potro nos seguirá como si aún lo tuviera atado. Se habrá generado un vínculo de confianza, de jerarquía y de necesidad de protección del caballo hacia nosotros. Esta será la primera sesión que haremos con nuestro potro, desde el momento de entrarlo por primera vez al corral hasta que aprenda a cabestrear. No importa si nos extendemos más de la hora que generalmente utilizaremos cada vez que trabajemos con él; pero en ese primer día es importante que el vínculo al cual me refería antes, quede establecido. El ejercicio de correrlo dentro del corral esperando que baje su cabeza y nos dé el frente, lo repetiremos siempre al inicio de las sesiones que vendrán en los siguientes días, para hacer que el potro se “entregue” cada día de manera más rápida, a la vez que logra fijar en su mente, que cada vez que un humano esté dentro del corral, en su pesebrera o incluso en el potrero, él deberá quedarse quieto dando el frente y esperando a ser cogido, porque de otra manera, vendrá la persecución que tanto lo molesta y cansa. Si viene hacia nosotros, podemos dejar de lado la primera parte del entrenamiento y comenzar con lo que se tenga planeado para ese día. Tenemos que estar seguros de que el potro aprendió a cabestrear de manera, correcta antes de pasar al siguiente paso del sistema que será enseñarle a dar el paso atrás, cejar o recular, lo cual es algo totalmente antinatural para él, pero que nos ayudará a manera de castigo cuando esté haciendo algo mal, y no tener que usar el castigo físico como generalmente se hace.
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Andres Neira
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ramon perez
6 de septiembre de 2018
Muy interesante, siempre es mejor la paciencia que los malos tratos. Acabo de leer por primera vez su información, por eso me inscribí para continuar actualizado.
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Marinacci Gustavo
Marinacci Gustavo
29 de julio de 2009
a quien corresponda : me dirijo al Foro por que mi caballo se lastimo la pata y se corto el tendón flexor anterior , es una herida grave , y con el veterinario estamos viendo como hacer para enseñarle a que se eche y pueda descansar . Por que como lo tengo en un corral , no se echa y sobrecarga la pata lastimada . Si alguien sabe algún método para enseñarle a echarse se lo agradeceré creo haber sentido un método de levantarle una mano con una soga , creo que se le llama Mano Amiga , pero no logramos que se eche . Saludos Cordiales Gustavo Marinacci
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Andres Neira
10 de noviembre de 2008
la tercera parte de estos artículos ya esta publicada bajo el titulo Artículo: Doma Racional Equina: El Paso atrás
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Andres Neira
10 de noviembre de 2008
Hola a todos los foristas,muchos me han preguntado como adquirir mi libro, como saben por políticas de engormix no se pueden colocar direcciones de correo o de páginas web por estos foros. El libro hoy en dia ya esta en su segunda edición que viene en presentación de pasta dura, mejor fotografía y mayor contenido. como les dije por aquí no puedo poner la forma de contactarme directamente pero pueden probar un truco que creo no va en contra délas normas de engormix, usando cualquier buscador escriban ANDRES NEIRA DOMA RACIONAL EQUINA COLOMBIA, eso tendrá que llevarlos de alguna manera a mi página donde podrán encontrar la manera de contactarme o mediante el face book por mi nombre ANDRES NEIRA allí estoy inscrito y puede ser otra forma de contacto
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Victor Frattini
Victor Frattini
10 de noviembre de 2008
HOLA ANDRES ME INTERESA MUCHO, PODER OBTENER TU LIBRO DE DOMA RACIONAL. YO VIVO EN URUGUAY Y AQUI EL MISMO NO SE CONSIGUE COMO SE PODRIOA LOGRAR ESTO? GRACIAS
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Henry Alvarez
14 de octubre de 2008
Hola Amigo, Andrés Neira, desde Chile un gran abrazo y felicitaciones: Mira tengo una potranca de 9 meses muy dócil sabes lo que pasa cuando quisimos arreglar sus manos y patas se puso difícil no pudimos realizar el trabajo con lo cual suspendimos de inmediato , si me puedes dar consejos . Atte
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Hector Lambruschini
14 de octubre de 2008
Soy criador de Caballos Peruanos de Paso, He adquirido una yegua de 8 anos la cual esta de freno, Pero al ensillarlo esta se pone muy nerviosa pero lo supera, el problema es cuando uno la monta la yegua abre las piernas y manos como buscando mas apoyo y comienza a temblar y mostrar mucho nerviosismo, hasta el punto que ceja (retrocede) se sienta y se hecha,o también gira en círculos con la intención de sacarte, cual podría ser el problema ya que es una buena yegua como genética, la cual deseo montar con total tranquilidad.
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Sergio Hernandez Avalos
10 de septiembre de 2008
Sr. Tomaselli, Entiendo su inquietud con respecto a los efectos en el tiempo de la doma racional. En mi experiencia puedo decir que la gracia de esta doma radica en el vínculo amistoso que se logra entre el caballo y el ser humano. El caballo aprende a convivir sin miedo. Un caballo domado con doma tradicional si es dejado en un potrero sin trabajo por un tiempo, puede reaccionar sin querer ser montado igual que un caballo domado por doma racional, esto tiene su explicación por una perdida de costumbre natural. Ahora la diferencia entre los tipos de doma yo las evidencio principalmente durante el trabajo de los caballos en las diversas disciplinas. Generalmente se puede ver una actitud más desenvuelta en el trabajo con movimientos poco rígidos, mayor curiosidad y una entrega mayor al aprendizaje por parte de un caballo domado por el sistema de doma racional, en relación al otro tipo de doma. Si se realiza un trabajo adecuado en la doma racional se pueden manejar las reacciones del caballo dirigiendo sus manifestaciones de molestia para que no sean perjudiciales para su jinete u otras personas. Lo importante es saber que los caballos son seres que sienten y pueden variar su comportamiento de un día a otro. La doma es un proceso tan individual que no se debe aplicar como una receta de cocina.
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Ignacio Guerrero Perez
10 de septiembre de 2008
boy a descifrar tres reglas de comportamiento de los caballos a mi ver. el caballo nace y crece sin mañas lo único que sabe es comer y defenderse, lo que quiere decir que cualquier extraño que haga el animal es debido a un mal manejo. y el tiempo de amansar y dar rienda depende en un porcentaje considerado al temperamento y vergüenza que tenga el caballo. termino diciendo un proverbio charro. no hay caballo mañoso sin manos torpes.
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Andres Neira
10 de septiembre de 2008
Un saludo a todos los foristas, ante todo agradeciendo la acogida que han tenido los artículos que son en realidad extractos de mi libro LA DOMA RACIONAL EQUINA, para todos ya esta publicada hace tiempo la tercera parte de estos artículos escritos para engormix,se llama DOMA RACIONAL EQUINA. EL PASO ATRÁS, por un error involuntario quedo ese nombre pero es la tercera entrega , espero lo disfruten también, un saludo
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