Reza el refrán "La moda no incomoda", refiriéndose a las diferentes tendencias que tenemos los humanos con respecto a todo lo que, de una u otra manera, influye en nuestro diario vivir, llegando al limite de parecernos a una veleta, cambiando nuestros conceptos de acuerdo hacia donde mas fuerza tenga el viento. Esta particularidad no es ajena al mundo de los caballos; vivimos de moda en moda, el mejor reproductor, la yegua y el potro de moda; el veterinario, el herrador y el montador de moda; el criadero, las construcciones y las teorías sobre el manejo y la doma de moda; las herraduras el estilo de herrar, y como es apenas lógico, los aplomos de los caballos.
Pues resulta que al caballo si le incomoda la moda, especialmente la que tiene que ver con el aplomo y el herrado de sus cascos, con un agravante, no somos concientes de dicha incomodidad y de los efectos secundarios que conlleva la moda de "corregir" los aplomos.
Quiero hacer una claridad, cuando me refiero a la "corrección" de los aplomos, y es que al querer obtener una "verticalidad" -mal conceptuada, por la moda de calificar los buenos aplomos del caballo-, intentamos obtener una respuesta positiva arreglando el casco, dirigiéndolo hacia donde debería estar con respecto a la alineación de los miembros (teóricamente), sin tener en cuenta la conformación anatómica del caballo y la dirección de los ejes óseos de los miembros, en otras palabras, generalmente no se tiene conocimiento sobre la anatomía del caballo, como se forman y alinean dichos ejes con respecto a sus articulaciones y su componente de ligamentos, tendones y músculos; igualmente, se desconoce la anatomía del casco, como es su fisiología de crecimiento y que estructuras protege, por consiguiente, se ignora las consecuencias que se provocan por desviar, de manera irresponsable, los ejes de soporte del caballo. La regla del común se circunscribe única y exclusivamente al recorte del casco, pretendiendo "enderezar" el miembro solo con el "arreglo" (desvío del eje natural) del casco; lo que equivaldría a pretender enderezar una varilla torcida, dirigiendo la punta de la misma hacia el lado contrario donde esta la curva.
Tomemos como ejemplo general, los miembros anteriores y hagamos el ejercicio del análisis anatómico de los ejes óseos, de la verticalidad de sus aplomos y por que motivo se desvían de dicha verticalidad; y en concordancia con lo anterior, veamos los efectos secundarios al tratar de darle una línea ideal en contra de su alineamiento original.
No vamos a entrar en una descripción detallada de cada conformación ósea, de cada parte de los huesos, solo haremos una descripción breve de donde esta el problema y su causalidad; el objetivo es mostrar que los problemas de aplomos no se presentan directamente en el casco, a no ser que se manifieste una gran negligencia o descuido en el momento del arreglo y herrado del mismo.
Los huesos crecen por medio de la proliferación de células cartilaginosas que se multiplican a partir de la placa de crecimiento y se transforman en células óseas, todos los huesos tienen placas epifisiarias o de crecimiento que se cierran a determinada edad, y que dependen de las fuerzas que soportan para crecer en forma ordenada.
Cuando por motivos de posicionamiento fetal o de soporte mecánico, se reciben fuerzas descompensadas que presionan las placas de crecimiento en forma desequilibrada, se presentan crecimientos anormales en dichas placas generando desviaciones a nivel del radio, los carpos o cuboides, el metacarpo y las falanges, especialmente la primera; donde vamos a observar crecimientos desequilibrados de la zona distal medial o lateral del radio; conformación en forma de cuña de los huesos cuboides o metacarpianos; crecimientos proximales y/o dístales mediales o laterales del tercer metacarpiano; crecimientos anormales proximales y/o dístales de la primera falange; lo que genera desviaciones angulares de las articulaciones del carpo (falsa rodilla) y del menudillo (nudo), hacia medial (interna) o lateral (externa) provocando un movimiento de braceo o de remado -según se presente la desviación- al realizar el caballo su desplazamiento.
Fig. 2. A la derecha y al centro, caballos con desviación angular de los carpos en diferentes grados. A la izquierda, desviación angular del carpo acompañado de rotación del eje óseo central hacia lateral Fig. 4. Derecha y centro, desviación angular del metacarpo distal y primera falange hacia medial. Izquierda, desviación angular del metacarpo distal y primera falange hacia lateral. Un componente adicional es el ordenamiento genético, cuya mayor incidencia se manifiesta en la conformación anatómica del tórax; y su forma de expresión mas frecuente es el de rotación del eje central del miembro sin desviaciones angulares del mismo a nivel de las articulaciones. Esta rotación se puede presentar hacia medial (interna) o lateral (externa), la conformación anatómica mas frecuente esta dada por la presencia de un tórax estrecho, es decir en forma de V o de quilla de barco, lo que hace que los codos se dirijan hacia la zona medial del tórax, ocasionando la rotación del eje óseo central del miembro hacia lateral, esta conformación se acompaña de un escaso desarrollo (pobreza) de la masa muscular del pecho, brazos y espalda. El efecto contrario lo desencadena el tórax en forma de U o de costado de barril, lo que genera un desplazamiento de los codos hacia lateral, provocando la rotación del eje óseo central del miembro hacia medial(interna) sin la presencia de desviaciones angulares a nivel de las articulaciones; dicha conformación se acompaña de la presencia de una abundante musculatura en el pecho, brazo y espalda.
Fig 5. Derecha pecho estrecho, torax en V. Centro, Pecho dentro de los parámetros de normalidad, bien compensado. Izquierda, pecho amplio, con torax en forma de U.
Cuando queremos redirigir el eje óseo central sin tener en cuenta los factores y conformaciones anteriormente citadas, corremos un gran riesgo de ocasionar lesiones pasajeras o permanentes en el corto y mediano plazo. Como no tenemos conocimiento de causa de los posibles daños que ocasionamos, es muy fácil pasar por alto algunos signos que nos indican la lesión y su pronóstico.
Cada vez que intentamos "corregir", por medio del recorte y/o herrado, una conformación anatómica dada por la presentación de un crecimiento anormal de las placas de crecimiento o por la rotación del eje óseo central del miembro, vamos a provocar una inestabilidad a nivel de las articulaciones y de los ligamentos colaterales de dichas articulaciones, en otras palabras, las carillas articulares que se encuentran bien equilibradas sin importar la conformación anatómica, entraran en una asimetría ocasionada por la diferencia de presión en el miembro, ocasionada por la inestabilidad y el desequilibrio de la pisada, ya sea por que el casco quedo mas alto de un lado que del otro, o por que en nuestra inmensa sabiduría, le pusimos una herradura que genera dicho desequilibrio. Al desequilibrar la articulación, sus carillas, que estaban en un perfecto balance, se desplazan de la siguiente forma: la zona donde queda el casco y/o la herradura mas alta sufre mayor presión, las carillas entran en contacto y con cada movimiento de apoyo del casco (contusión) estas sufren un trauma constante, lo que ocasiona micro fracturas y desprendimientos pequeños de cartílago, con la consecuente cicatrización de los mismos, la formación de osteofitos y la posterior cojera. En el lado opuesto, donde el casco y/o la herradura están mas bajos, las carillas articulares de separan ocasionando una distensión de la capsula articular y de los ligamentos colaterales de la articulación, provocando una disrupción del tejido, ya sea en el origen, la parte media o la inserción del mismo, lo que a la postre genera entesofitos u osteofitos, dependiendo donde este localizada la lesión. Pueden presentarse, igualmente, fracturas de los bordes articulares, esguinces de tercer grado con la presencia de disrupción completa del ligamento.
Fig. 6. A la Derecha dedo bien alineado, articulaciones equilibradas.
Centro. Dedo con desviación hacia lateral/medial, carillas articulares equilibradas.
Izquierda. Efectos sobre un dedo con desviación lateral/medial al que se ha pretendido "corregir" su desviación angular. Obsérvese el desequilibrio en sus carillas articulares
Sin embargo, estas lesiones pasan inadvertidas para el ojo no entrenado, y se manifiestan de una manera muy particular, con un asincronismo en la ejecución del andar (claudicación leve), mas conocido como "galoche", lo que solo es una forma de defensa del caballo al tratar de contundir con menor fuerza el miembro que le esta incomodando, descargando su peso en el miembro contrario, ya sea lateral o diagonal. Apenas lógico entender, que por falta de conocimiento, se pretenda que las cojeras sean de boca, o por falta de arreglo, y es muy común que se recurra al uso de cadenas, coscojas, pesas, filetes, además, de otros artilugios propios de gitanos, para tratar de arreglar el asincronismo del caballo, para terminar, al cabo del tiempo, en una cojera manifiesta, cuya causa es desconocida y atribuible a un golpe en la pesebrera o en el camión de transporte. Cuantos caballos hemos visto en igualdad de condiciones? cuantos caballos a los 10 o 15 días después de herrado han manifestado un asincronismo? Y cuantas de esas veces hemos recurrido a la ayuda diagnostica de una persona conocedora del tema de las claudicaciones? Creo que son incontables.
Fig. 7. Derecha y centro, fractura de la carilla distal de la primera falange. Izquierda, osteofito en la carilla articular proximal de la segunda falange Fig. 8. Diferentes aumentos de volumen en la cuartilla por la presentación de osteofitos
Ahora bien, observemos algunos cambio que suceden en la capa externa del casco; los tubulos cornéales, cuyo crecimiento es longitudinal de arriba hacia abajo y en un ángulo que se corresponde con la angulación de la muralla o pared, están constituidos de queratina, una sustancia que no tiene la virtud de cicatrizar por si sola. Cuando cambiamos las presiones en el casco por medio de un desequilibrio del mismo, provocamos que los tubulos cornéales se desvíen de su angulación normal, formando concavidades, que al sufrir una mayor tensión, terminan por separar la unión de dichos tubulos, ocasionando fisuras conocidas como cuartos y razas; sí estas fisuras son completas y llegan hasta la dermis provocan un pellizco del corion laminar, inflamándolo, ocasionando en muchas ocasiones el sangrado por la fisura y la posterior claudicación.
Fig. 9. Centro y derecha desviación del casco (concavidad) por querer "corregir" una desviación angular con rotación del eje óseo central. Izquierda, fisura (cuarto) que se presenta en la cara medial (concavidad) del casco de la figura del centro.