Explorar
Comunidades en español
Anunciar en Engormix

Doma Racional Equina: El Paso atrás

Publicado: 24 de junio de 2008
Por: Andrés Neira, Médico Veterinario, Domador e Instructor de Doma Racional Equina.
Tenemos en este momento un potro que sabe cabestrear correctamente y que además está desensibilizado o descosquillado. Un buen ejercicio que se puede hacer para que se tranquilice cada vez más y confirme su confianza en nosotros, es desenredarle la crin y la cola.

A continuación le enseñamos el paso atrás, recular o cejar, un ejercicio de doma de suma importancia que con el transcurso de los días, nos ayudará a preparar el cuerpo del potro para meter las patas en los giros y al frenar. El paso atrás, ayuda a fortalecer y a dar mayor flexibilidad al lomo en la zona de los riñones y a que el potro meta los posteriores por debajo de la panza para tener una mejor reunión, con lo cual se aumenta la posibilidad de frenar metiendo el posterior, como si quisiera sentarse cada vez que frena; además nos servirá como método de castigo.

Para enseñar a dar pasos hacia atrás, parados en el suelo, tomamos el cabestro corto -más o menos unos 20 cm-. y de frente al potro, comenzamos a realizar movimientos suaves con el cabestro, como de serpiente, a la vez que empujamos hacia atrás, suavemente. Si ejercemos demasiada presión sobre la nariz, en el afán por obligar al potro a ir hacia atrás, lograremos el efecto contrario.

Lo mismo que cuando le estábamos enseñando a cabestrear, permanecemos atentos a cualquier amago por retroceder en manos o patas, el cual será premiado mediante la terminación inmediata de la presión sobre la nariz o el movimiento que se estaba realizando. Lo dejamos descansar y repetimos la operación hasta lograr que el animal realice un paso completo mediante el movimiento de sus cuatros miembros. Se va aumentando el ejercicio, hasta lograr que el potro dé tantos pasos como queramos, premiando siempre el buen desempeño dejándolo descansar varios segundos antes de continuar.

Sé que en la mayoría de los casos esto de cejar es lo ultimo que se le enseña a un potro, durante su proceso de doma. Y sin querer entrar en discusión con los tradicionalistas, antes de continuar, recordemos que aquí se está explicando un método diferente al que normalmente se ejecuta y que tiene pasos que tal vez algunos no compartan conmigo; pero puedo asegurarles me han dado excelentes resultados.

LA PRIMERA ENSILLADA

Pensemos en la forma que tienen los caballos de ir reconociendo y confiando en las cosas que están a su alrededor, dejamos que el potro vea y huela los aperos o atalaje que le vamos a poner. Los dejamos en un sitio donde los pueda ver y acercarse a olerlos. Hay que dejarlo tranquilo, que se tome su tiempo para llevar a cabo esta operación; no hay que molestarlo ni afanarlo; él sabrá cuánto tiempo necesita.

Cuando ya no muestre ningún miedo a estos aditamentos, podemos llevarlo al botalón y atarlo a éste para ensillarlo. Es posible que al sentirse atado a algo firme, intente halar para soltarse; puede que dé unos cuantos tirones, pero como ya aprendió a ir a favor de la presión, cuando se le enseñó a cabestrear, rápidamente dejará de hacerlo, volvemos a acariciarle el lomo y el tórax por el lugar donde pasará la cincha más adelante.

Le “presentamos” nuevamente esos aparejos que había reconocido hace unos minutos; le mostramos la gualdrapa o sudadero desde una distancia lejana y nos vamos acercando con ella; luego comenzamos a acercársela hacia su cuerpo, y lo acariciamos con ella suavemente del mismo modo que lo hacíamos al principio con nuestra mano. Le tocamos nuevamente todo el cuerpo; debemos demostrarle que este elemento que le estamos acercando tampoco va a hacerle ningún daño. Siempre lenta y suavemente; la posamos sobre su lomo, que es donde finalmente debe ir, y en esa zona, hacemos con ella, un mayor énfasis en cuanto a movimientos: quitarla y ponerla repetidas; repetir como siempre por el lado contrario.

Cuando lo notamos cómodo y tranquilo con este objeto sobre su cuerpo, hacemos lo mismo con la silla: acercársela lentamente, permitir que la huela, tocar y acariciar en la medida de lo posible todas las partes del cuerpo que se puedan con ella; posarla sobre su lomo, moverla tanto como se nos ocurra hasta notar la tranquilidad por parte del animal y repetir del lado contrario.

El paso siguiente será bajar la cincha para que cuelgue por el lado y agarrarla despacio desde la izquierda para comenzar entonces a colocarla en el lugar correspondiente alrededor del tórax; siempre de manera lenta. Comenzamos a apretarla poco a poco, permitiendo que el animal se vaya acostumbrando a esa presión que realiza la cincha sobre su tórax y que lo preocupa. Nunca había sentido algo similar y eso lo pone tenso, así que debemos esperar a que se tranquilice antes de intentar apretarla más.

La cincha debe quedar lo suficientemente apretada como para que la silla no se dé la vuelta y quede colgando por debajo del potro. No es necesario que la apretemos al máximo de nuestras fuerzas como si quisiéramos quebrar al potro por la mitad, pues lo único que se logra con este exceso de presión es que se asuste más y quiera safársela con mayor violencia. Lo que debemos hacer es soltarlo lentamente y hacer que nos siga despacio, que camine mientras se va acostumbrando al peso y a la presión de la silla. A medida que notamos se siente cómodo, vamos apretando un poco más la cincha, hasta lograr que esté lo suficientemente ajustada, como cuando lo montamos. También puede ocurrir, que al soltar al potro del botalón, trate de quitarse la silla. Si ése es el caso, dejemos que haga todo lo que quiera, hasta que se dé cuenta que no hay nada que pueda hacer en contra de esa silla; que no se suelta por más que lo intente. Durante ese tiempo, debemos haber mantenido contacto con el potro mediante un cabestro largo que nos permita acompañarlo en sus carreras y saltos, estando a una distancia segura pero controlándolo en caso de que intente irse de espaldas y tratamos que se detenga. Cuando se aquiete, nos acercamos y ayudamos a tranquilizarlo, acariciándolo y de alguna manera haciéndole entender que no tiene por qué asustarse. Recordemos que él se siente seguro con nosotros, porque somos su líder.

Una vez el potro se muestre tranquilo con respecto al hecho de cargar la silla, que no se asusta más con ella y no vuelve a corcovear, ni a salir corriendo cada vez que los estribos lo tocan, continuamos con el trabajo a la cuerda.


EL TRABAJO A LA CUERDA. PASO, TROTE, GALOPE Y ALTO

Con el potro ensillado y resignado a que no puede safarse de la montura que le hemos colocado, tendremos que enseñarlo a trabajar a la cuerda.

Este procedimiento lo iniciamos siempre dentro del corral redondo y no en un sitio abierto, por una sencilla razón: si trabajamos el potro dentro del corral, no necesitamos luchar con él utilizando toda nuestra fuerza o amarrándolo al botalón para que no se escape. Por ello, preferimos siempre trabajar dentro del corral redondo ya que si se aleja o pretende hacerlo, en lugar de pelear contra él podemos soltar por completo el lazo y el mismo corral se encargará de contenerlo. Una vez que se calme, volvemos a ejercer control sobre el potro, tomando el lazo tan corto como queramos.

Hacemos que comience a andar hacia delante ayudándonos con una fusta larga de adiestramiento, un palito largo o un látigo para ir ejerciendo presión sobre el tren posterior. Le damos la orden que hayamos escogido para que camine: por ejemplo, –PAASO- Lo natural es que el potro quiera salir a correr por el susto que le da el toque en su posterior y debemos dejar que lo haga; pretendíamos que se moviera hacia delante y si lo logramos, alejamos la fusta del cuerpo del potro y dejamos que se detenga. Lo acariciamos, dejamos que se relaje y repetimos hasta lograr que comience a andar tranquilamente en círculos pequeños a nuestro alrededor.
Después de varios intentos el potro comenzará a andar, con el sólo hecho de ver la fusta acercándose o mejor aún: solamente pronunciando la palabra escogida..

Es sumamente importante lograr que el potro se desplace únicamente al paso, en este instante de la doma, aunque seguramente querrá arrancar al trote o al galope. Debemos insistir hasta lograr que vaya al paso, comenzando a dar pequeños tirones suaves con la cuerda que sostenemos en nuestra mano, a la vez que repetimos la orden escogida con la voz –PAASO-. Los tirones con la cuerda serán una molestia para el potro y lo obligarán a reducir la marcha. Debemos insistir dando tantos tirones como sean necesarios hasta conseguir que vaya al paso y dejamos de molestarlo permitiéndole que camine tranquilamente, aflojando la presión de la cuerda y repitiendo siempre la orden de voz. Si vuelve a apurar la marcha como normalmente pasa, repetimos los tirones; entonces el potro grabará en su cabeza la información que si trota o galopa, vendrán los tirones; en tanto que si camina tranquilamente, no hay molestias. También empieza a relacionar la orden de voz de paso, con la acción que le estamos pidiendo; es decir, que camine.

En consecuencia, lo primero que enseñamos a nuestro potro es que debe comenzar siempre el trabajo al paso. No queremos caballos apurados en esta etapa; necesitamos controlar a nuestro potro; más adelante se les permitirá o mejor se les exigirá ir apurados, pero no todavía; eso llegará a su debido tiempo.

Tenemos pues un potro que va al paso, cuando se lo pedimos, mediante el movimiento de la fusta o la orden de la voz. Ahora haremos que se detenga cuando se lo ordenemos. Escogemos un nuevo sonido para lograrlo: puede ser un silbido o el común y tradicional –HOOOO-.

Desplazándose al paso, damos la orden de detenerse, a la vez que tiramos de la cuerda obligándolo a estar de frente. Este tirón debe ser continuo, hasta lograr que se detenga por completo. Muchas veces vendrá a nuestro lado y se detendrá únicamente cuando esté junto a nosotros, lo cual es permitido. Recordemos que él se siente bien y seguro a nuestro lado, pero lo importante es que repitamos la orden de voz, todo el tiempo hasta que esté totalmente inmóvil. Con el tiempo, el potro comenzará a detenerse en el borde del corral al escuchar la orden de voz, sintiendo que no es necesario venir a nuestro lado, sino únicamente queremos que se detenga.

Cuando el potro haya aprendido de manera correcta la mecánica de comenzar a andar y detenerse, cuando se lo pidamos mientras se desplaza al paso, haremos que trote apurándolo con el sonido del látigo o simplemente manteniéndolo extendido, apuntando hacia el posterior del potro, a la vez que le damos la orden de voz que hayamos escogido para esto –TROOOTAAA-. Si alarga al galope, utilizamos nuevamente los tirones suaves con la cuerda para disminuir la marcha, esperando que se desplace al trote para aflojar la presión. Si al sentir los tirones va al paso, porque fue lo que le enseñamos anteriormente, entonces lo apuramos con el látigo, no pegándole sino haciendo que suene en el aire o golpeando el piso detrás suyo, para que vaya más rápido hasta que se desplace con la cadencia del trote que estamos buscando. Después de un rato comenzará a entender que el hecho de apurarlo junto a este nuevo comando de voz, es porque queremos llevarlo al trote y así lo hará en primera instancia, para evitarse los tirones en la nariz si va al galope y la molestia del látigo si fuera al paso, encontrando que el término medio es donde se sentirá cómodo, desplazándose al trote, relajado y sin que lo estemos molestando, bien con el látigo o con el lazo.

Cuando el potro entienda la mecánica del trote, comenzamos a hacer medias paradas o disminuciones en el aire de marcha. Pediremos que salga al trote, lo haremos disminuir al paso y de ahí, también al alto. La idea es que comience a entender cada una de las diferentes órdenes de voz que le estamos enseñando: si el látigo va al frente apuntando su posterior deberá apurar el aire de marcha y si se aleja, disminuirlo.

Formamos las combinaciones que se nos ocurran en procura de que el potro entienda qué es lo que queremos de él: pedir paso-alto; paso-trote-paso-alto; trote-paso-alto; trote-alto-paso; lo que se nos venga a la cabeza; eso sí y atención a esto: dejemos que pase un tiempo prudencial entre cada una de las órdenes, en especial cuando se pida el alto: esperemos que lo esté haciendo bien antes de cambiar la orden.

Luego que el potro entienda las combinaciones de alto, paso y trote, podremos pedir el galope, de la misma manera que lo hicimos con el trote, apurando con el sonido del látigo, apuntando a su posterior y dando la orden de voz que escojamos para tal fin: por ejemplo, -GAAALOP- luego comenzaremos como ya lo habíamos hecho antes, con las medias paradas y las combinaciones que se nos ocurran.

Si por alguna razón, el potro no quiere trabajar a alguna de las manos, trabajémoslo del centro hacia afuera del corral, trayéndolo cerca al botalón, si es que existe y obligándolo a desplazarse hacia fuera, ayudándonos con el látigo cerca de él. El hecho de estar cerca, lo obliga a caminar hacia ese lado que es difícil y poco a poco alargando la cuerda lo tendremos trabajando cerca a la pared.

Si el potro logra hacer todos los ejercicios que he explicado de la manera como queremos, podremos realizar el trabajo, suelto en el corral, sin necesidad de la cuerda. Sería el mejor indicio para saber que aprendió a entender y a obedecer los comandos de voz, que finalmente serán los que nos ayuden cuando estemos montando y que nos darán una seguridad extra para su control, incluso en el evento de llegar a perder el control con las riendas.

EL PRINCIPIO DE LA REUNION

Cuando un potro se desplaza naturalmente al trote o al galope, lo hace llevando su cuello estirado, la cabeza arriba y el posterior salido hacia atrás. Esta es la forma más cómoda para el, pero no es la que queremos tener. La posición que deseamos es que lleve su cuello alto, un poco echado hacia atrás y con una cabeza lo más cercana posible, que forme un ángulo de noventa grados con respecto al suelo, acompañado por un posterior metido bajo la panza que lo ayude a impulsarse correctamente haciéndolo más ágil y suave. Así ejerce la mayoría de su amortiguación con las patas y no con las manos.

Con un potro trabajando correctamente los ejercicios a la cuerda, el siguiente paso consiste en colocarle un bozal u hociquera que se ajuste bien sobre su nariz para evitar peladuras, con el cual controlamos la cabeza hacia atrás y con la ayuda del látigo, metiendo las patas, comenzando así a “redondear” al caballo. A partir del bozal, atamos unas riendas auxiliares fijas que llamamos riendas de atar; van desde los lados del bozal, atadas a los lados de la cincha. Al principio no ejercen mayor presión sobre la nariz del potro más allá de una pequeña tensión que lo obligue a mantener su cabeza baja y un poco contenida hacia atrás, pero que en ningún momento llegan a incomodar el libre desplazamiento del potro. Con las riendas de atar en esta posición, lo trabajamos a la cuerda, al paso, trote y galope, esperando que comience a acostumbrarse cada vez más a este nuevo aditamento.

Cuando ya no pelee más con las riendas y acepte de alguna manera esta “incomoda” posición, acortamos lenta y paulatinamente las riendas de atar, hasta tener la cabeza en un ángulo cercano a los 90 grados con respecto al suelo El ejercicio tomará el tiempo que el potro nos indique, ya que le estamos dando flexibilidad al cuello, trabajando principalmente el ligamento de la nuca que hasta ese momento no había tenido mayor esfuerzo. Llegar a esa posición de la cabeza, podrá en algunos potros, tomarnos dos o tres días, mientras que con otros once, doce o quizás quince; todo depende de la capacidad individual de cada animal para ganar esa flexibilidad que estamos buscando.

Durante esos días, al mismo tiempo realizamos el trabajo a la cuerda porque los dos se complementan. Para que el potro se ejercite correctamente en el cuello, debe estar en movimiento, principalmente en el aire de trote. Con este ejercicio le estamos fortaleciendo el lomo; más adelante evitará que se le hunda cuando comencemos a subir la cabeza, algo que comúnmente se puede ver en caballos que aparentemente tienen una buena posición de cabeza, pero para conseguirla, hunden el lomo y sacan el posterior.

Cabe anotar que con las riendas de atar podemos también corregir muchos problemas de los caballos. Si observamos que nuestro potro lleva su cabeza demasiado baja o “zambullido”, tendremos que buscar una posición más alta de las riendas de atar. Del mismo modo, si mantiene una posición de cabeza demasiado alta, el cuello muy atrás y el lomo hundido, lo trabajamos llevando su cabeza hacia abajo; esto se hace metiendo ambas riendas de atar por entre los brazos del potro a nivel del pecho y amarrándolas del centro de la cincha, siempre que no estén demasiado cortas.

El cuidado que se debe tener en lo que respecta al largo de las riendas de atar, donde he hecho especial énfasis en que no estén demasiado cortas, o tan cortas que impidan el libre desplazamiento del potro, desde el primer momento en que son colocadas, tiene como fin, evitar que comience a luchar por quitarse esa molestia que le impide ir hacia delante, ni que se desplace cabeceando de manera incomoda, incluso levantándose sobre su tren posterior, ya que las riendas de atar realizan una acción de retención que no logra entender en ese momento. Deben ser acortadas poco a poco, esperando que el animal vaya cediendo paulatinamente a la presión que ejercen las riendas, con lo cual irá aprendiendo a tener la posición correcta.

Otro ejercicio, en procura de que se vaya armando y redondeando, es ir achicando el círculo en todos los aires, para que el potro se venga cada vez más cerca nuestro, sin cambiar la cadencia en la cual se está desplazando; así, va cediendo a la rienda, bajando su cabeza y trayendo el posterior, con lo cual damos una herramienta extra para trabajarlo a la cuerda en cualquier lugar, en caso de no poder hacerlo dentro del corral. Por ello, no debemos exagerar trabajando siempre en el borde del corral.

Cuando usamos riendas de atar, estamos trabajando principalmente la flexión longitudinal; pero en este momento de la doma también vamos trabajando la flexión lateral, que nos dará como resultado un potro con buena boca, que gire suavemente a los laterales y sobre las patas. Llevamos la cuerda que nos ha servido como guía hasta este momento, ya no directamente desde el cabezal a nuestra mano, sino rodeando al potro; es decir, saliendo del cabezal pasándola por el lado, entre su costado, la pared del corral y llevándola hacia nuestra mano por el posterior. El potro avanza hacia el frente y de vez en cuando halamos el cabestro suavemente, haciendo que coloque su cabeza un poco hacia fuera. Con ayuda del látigo continuamos ejerciendo presión para que se desplace hacia adelante, lateralmente, cruzando las manos.

Cuando tengamos prendidas las riendas de atar, no hagamos cabestrear al potro, ya que están en ese momento realizando una presión hacia atrás, -una acción de retención- y nosotros al halar realizando una presión hacia adelante, no tendríamos efecto alguno: el potro se quedaría quieto.

Extracto del Libro del autor: "LA DOMA RACIONAL EQUINA"
Temas relacionados
Autores:
Andres Neira
Seguir
Únete para poder comentar.
Una vez que te unas a Engormix, podrás participar en todos los contenidos y foros.
* Dato obligatorio
¿Quieres comentar sobre otro tema? Crea una nueva publicación para dialogar con expertos de la comunidad.
Crear una publicación
Oroño Hernan
14 de mayo de 2011
muchas gracias un abrazo son muy utiles tus consejos
Andrés Oñate Bañados
11 de abril de 2011
Nada mas que decir muchas gracias por tus aportes tan profesionalmente descritos, nos ayudas en infinidades de recursos para aplicarlos a nuestros caballos Saludos Andrés Oñate Bañados Chile
Oroño Hernan
10 de abril de 2011
me parece muy interesante de hecho tengo una potranca de dos años y estoy empezando a trabajarla de esta forma muchas gracias por los consejos que nos da andres sere un eterno agradecido. me gutaria saber un poco mas sobre como trabajarlo una vez que uno esta montado para no cometer errores hay gracias y un abrazo a todos
Andres Neira
29 de noviembre de 2010
DISCULPEN ES 7,5 A 8 MTS DE RADIO
Andres Neira
29 de noviembre de 2010
HOLA EL RADIO DEL CORRAL DEBERA ESTAR ENTRE 6 Y 10 METROS, SIEMPRE HE DICHO QUE SERIA IDEAL TENER LOS DOS PUES EL PEQUEÑO NOS FACILITA LOS PRIMEROS TRABAJOS DE ACERCAMIENTO Y EN EL GRANDE NOS ES BIEN COMODO HACER LOS TRABAJOS MONTADO, SI NO ES POSIBLE ESTO UNO DE 7,7MTS DE RADIO ESTARIA BIEN
Joaquin
Joaquin
28 de noviembre de 2010
hola soy joaquin y quisiera saver las medidas recomendadas de un corral redondo para la doma racional,osea, del palenque que se encuentra al medio cuantos metros tiene que haber hasta la tablas.muchas gracias. espero una pronta respuesta.
Mirian Arce
16 de abril de 2009
Hola Andrés, me pareció sumamente importante tu artículo sobre doma racional, intenté comunicarme por facebook, pero hay muchos colombianos con tu nombre. Me gustaría mucho poder conseguir el libro. Saludos.
Andres Neira
10 de noviembre de 2008
Hola a todos los foristas,muchos me han preguntado como adquirir mi libro, como saben por políticas de engormix no se pueden colocar direcciones de correo o de páginas web por estos foros. El libro hoy en dia ya esta en su segunda edición que viene en presentación de pasta dura, mejor fotografía y mayor contenido. como les dije por aquí no puedo poner la forma de contactarme directamente pero pueden probar un truco que creo no va en contra dé las normas de engormix, usando cualquier buscador escriban ANDRES NEIRA DOMA RACIONAL EQUINA COLOMBIA, eso tendrá que llevarlos de alguna manera a mi página donde podrán encontrar la manera de contactarme o mediante el face book por mi nombre ANDRES NEIRA allí estoy inscrito y puede ser otra forma de contacto
Emanuel Suarez
Emanuel Suarez
3 de noviembre de 2008
Me parecio muy interesante tu explicación sobre la doma , concuerdo contigo en todos los pasos menos en el que para ensillar atas de firme el caballo . A mi me parece mas facil ensillarlo en un corral redondo y tenerlo con la mano y si se puciera trabajoso se le podria hacer un pie de amigo (manearlo de una pata). desde ya muchas gracias
Hector Mauricio
Hector Mauricio
12 de agosto de 2008
Muy bueno el articulo, gracias por todos estos aportes. Quisiera aportar algo mas que tal vez pueda servir, ya que la doma racional o natural se puede ampliar a todo lo que nuestra imaginación, paciencia y experiencias puedan ir creando con respecto a la armónica relación antre hombre y caballo. Bueno es con respecto a la ensillada, cuando amanse a mi potro de 2 años aprox. en ese tiempo era muy inquieto por condición natural le costaba mucho estar tranquilo, sin leer muchos libros ni tener datos muy exactos, siempre trataba de buscar una relación lo mas natural posible con el, ya lo tenia amansado de bozal y comencé a ensillarlo casi de igual manera como explica el articulo, con la única diferencia que utilicé solo un cojín abultado al cual le prendí dos cintas con nudos a los costados que simulaban estribos, y la cincha nada mas, con esto puede prevenir que el caballo se pudiera lastimar si llegaba a tener problemas en roces o rebolcones, y también el no destruir una silla de verdad, a medida que se acostumbraba le iba añadiendo mas peso a mi cojín y adornos que colgaban y sonaban, de esta manera lo acostumbre hasta que pase a la silla de montar real, y no tube nunca problemas al respecto. Bueno ojalá pueda servir a alguien y repito, con nuestra imaginación, iniciativa y paciencia podemos crear muchas técnicas para ir trabajando a nuestro caballo, pero también equivale a tener la experiencia que se logra con el tiempo de convivencia con los caballos estudiando y fucionandose con su natural comportamiento. Gracias.
Súmate a Engormix y forma parte de la red social agropecuaria más grande del mundo.
Iniciar sesiónRegistrate