El compromiso de la avicultura es seguir creciendo; queremos hacer más, pero la coyuntura local e internacional nos obligan a ser flexibles y adaptarnos a la realidad: si la producción aumenta, si la demanda interna no crece en la misma proporción, si las exportaciones no tienen un flujo continuo y su crecimiento no está sostenido, la crisis de precios y el desfalco para muchos productores estará a la vuelta de la esquina.

Decíamos en el editorial del número 256 de la revista CAPIA Informa que el fino equilibrio que atraviesa el sector se ve amenazado por algunas cuestiones: 1) estamos cómodos con el precio de venta; 2) el balance entre entrada y salida de animales es de casi 2 a 1, según datos de cabañas y frigoríficos, 3) el continuo ingreso de nuevas instalaciones que no reemplazan las existes, sino que amplían la capacidad instalada, 4) la poca o nula entrega de mercadería a las quebradoras, 5) la suba constante de los costos de producción y 6) los bajísimos volúmenes de exportación de huevo en cáscara.

Insistimos con estos puntos porque estamos convencidos de que una industria sólida sólo es posible si atendemos las necesidades del conjunto, de cara al hoy, al mañana y al pasado mañana.

En esa línea se entiende el trabajo que estamos realizando en pos de la celebración de la Semana Mundial del Huevo. El objetivo es expandir las fronteras de nuestro alimento insignia en beneficio no de unos, sino de todos los integrantes de la familia avícola. Para eso contamos con su apoyo.

Este año el desafío se acrecentó. Vamos a celebrar la semana Gourmet del Huevo con más de 30 restaurantes inscriptos que se reparten en 9 provincias; repartiremos la segunda edición de “El libro del Huevo” con nuevos tips y nuevas recetas; estamos terminando de recibir los artículos de merchandising, y comenzamos en julio el envío y divulgación de la gacetilla de prensa.

Estamos convencidos de que la unión hace la fuerza y en esta última década eso ha quedado claramente demostrado.