Brotes de Gripe Aviar 2023: Por ahora, solo preguntas

Tal vez será, que tantas veces repetimos que “Dios es Argentino”, que últimamente, decidió que era tiempo de no permitir más, tanta insolencia. Quizás, se cansó de perdonarnos. Se cansó de cuartearnos cada vez que nos caíamos a la zanja. O advirtiendo que además de nuestra impericia, no hicimos nada para evitarlo. Probablemente advirtió que ni siquiera hicimos el intento de salir por nuestros medios, siempre esperando que alguna circunstancia favorable surgiera a nuestro favor y nos salvara. Tantas veces un viento favorable había vuelto a inflar las velas, permitiendo que zafáramos de la varadura, que culminamos creyendo que efectivamente
“Dios era argentino”.

Últimamente nuestra imprudencia, fue mucho más allá. Pusimos al volante a gente que sin siquiera tiene una idea de cómo se conduce el vehículo “en lo seco”; le dimos la conducción, en un camino de chacras, abovedado y con barro de “una semana lloviendo”.

Tal vez harto de nosotros, se dijo: Es hora de que esta gente aprenda.
Hasta ahora fue por las buenas y no resultó. Será por las malas, pues. Cómo el resto del mundo deberán hacerse cargo de una “Pandemia” y así nos fue. Aún con un nivel técnico y científico de país desarrollado tuvimos más de 130 mil muertes, en términos relativos y absolutos, una tragedia mayúscula.

Luego, y enseguida de la pandemia una sequía de nivel “Bíblico” que aún se está desarrollando y aún no hemos podido cuantificar sus efectos directos e indirectos, no solo sobre la merma de la producción de alimentos, sino también, sobre la reducción de flujos de trabajo y divisas generados por la exportación.

Como broche de oro, siguiendo con la alegoría de las plagas de Egipto, aparecieron los brotes de “LA GRIPE AVIAR”, enfermedad que, aunque poco probable, puede hacerse zoonótica. A este respecto nuestra entidad y muchos amigos del medio rural reaccionamos preocupados y fuimos impulsados a investigar sus causas, sus consecuencias y oportunamente ofrecer algunas propuestas. Si bien es campo de nuestros “hermanos de vientre académico”, los médicos veterinarios, no dejamos de ocuparnos, así como ellos se ocupan, cada vez más cotidianamente, por lo que sucede en lo que es área de nuestra incumbencia, ya que el entramado subyacente de ciencias básicas y aplicadas, difumina cada día más las fronteras de especialización profesional, exigiendo una mayor interdependencia y acciones multidisciplinarias. Es evidente que la Gripe Aviar (enfermedad avícola causada por ciertos tipos de virus de la gripe tipo A que normalmente infectan a las aves) es uno de esos problemas que merece un enfoque multidisciplinario.

En la vida de ejercicio profesional, hemos recogido una gran cantidad de amigos veterinarios. Ellos, ante esta contingencia, nos han puesto al corriente de algunos hechos y circunstancias de los cuales no podemos más que formularnos una cantidad de preguntas, que esperamos sean respondidas desde el intercambio de conocimientos y experiencias de los agentes involucrados.

Conocemos qué hace años, esta enfermedad, la gripe aviar, se desarrolla en el hemisferio norte. Que ocasiona enormes pérdidas. “Según la Organización Mundial de Salud Animal, un poco más de 100 millones de aves de corral murieron o fueron sacrificadas por la gripe aviar entre principios de octubre 2022 y el 3 de febrero de 2023”. Esta situación se ve reflejada en el aumento de los precios al consumidor de carne de aves y huevos en los países afectados.

Sabemos que una enfermedad de estas características tiene muchas vías de propagarse hasta nuestras tierras: Aves migratorias. Aves vivas introducidas por el hombre, Huevos fértiles de abuelos reproductores y Productos biológicos como vacunas y sueros, entre otros. Las aves migratorias son imposibles de controlar. Van y vienen todos los años.

Con la detección de los primeros casos en el país, el SENASA dispuso medidas de contención, establecidas en el ‘Manual de contingencia de influenza aviar’, con el fin de evitar la dispersión de la enfermedad en otros establecimientos productores de aves destinadas al circuito comercial. Al mismo tiempo, comunicó la novedad a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). Se restringió temporariamente la exportación y en poco tiempo se restituyó el estatus de país libre de la enfermedad, y el reinicio de los envíos al exterior de productos avícolas.

¿Podría ser que ya tuviésemos la enfermedad, con una cepa benigna, instalada en nuestro país, en aves silvestres y de corral doméstico?
¿Se efectuaron los debidos controles, en la introducción, tanto de aves vivas como de huevos fértiles?
¿Se realizan los controles en los materiales biológicos introducidos al país por firmas privadas?
Son dudas que nos asaltan al recordar que por una vacuna para otra enfermedad aviar ingresó a nuestra avicultura “la enfermedad de Gumboro”

Como los casos más dramáticos se dieron en granjas con instalaciones muy modernas y con muy buena bioseguridad, nos preguntamos:

¿Cómo puede suceder eso, en zonas eminentemente avícolas sin afectar a muchísimas granjas que no poseen esas mismas medidas?
¿Cuántas cepas hay de este mismo patógeno?
¿Se han retenido aves serológicamente positivas, en “LAZARETOS”, para proceder al estudio de las causas de supervivencia?

También nos resulta absolutamente curioso que en algunos casos -que son de nuestro conocimiento- no se realizaron contrapruebas.

¿Cuál es precisamente, la razón de no realizar contrapruebas?
¿Cuál es el razonamiento, además, de no permitirlas?
¿Cuál es la razón de no habilitar en forma inmediata la llegada de los equipos y medios para la sero detección, de distintos países?
¿Cuál es la razón que no se haya recurrido al INTA Castelar -que tenemos entendido- cuenta con investigadores del máximo nivel, en virología?
¿Se ha ejercido alguna forma de coerción, sobre quienes fueron objeto del rifle sanitario?
¿Se hicieron pruebas con antivirales que disminuyesen la gravedad de los ataques?
¿Existen vacunas para este mal, que provean aunque más no fuese una inmunidad parcial?
¿De ser así, por qué no se importan en forma urgente?
¿O debemos volver a resignarnos con recibir la solución parcial del problema, 3 o 4 meses después, cuando satisfaga la conveniencia de algún amigo?

Estas y muchas preguntas más, hasta el día de hoy, no han sido respondidas satisfactoriamente por las autoridades de los organismos técnicos de prevención y control.
Recordemos que más allá de eventuales indemnizaciones a los damnificados, por el momento, la producción de carne de ave y de huevos de las aves que se sacrifiquen, evidentemente no va a llegar al mercado, reduciendo drásticamente la oferta, incrementando los valores de intercambio y hasta forzando la importación para poder cubrir una demanda consistentemente creciente de la carne aviar y de ovoproductos tanto por los cambios en los hábitos de consumo como por la escasez y consecuente incremento en los precios de la carne vacuna y sus derivados.

Una de las primeras funciones y obligaciones del funcionario público es la de informar. En ningún caso, el hermetismo nos lleva por buen camino.

Siempre que se niegue a hacerlo solo provocará inevitablemente sospechas. Recordemos como nos fue a fines de los 90 por ocultar los brotes de Fiebre Aftosa.

Nos quedan también preguntas relacionadas a las acciones futuras respecto al impacto sobre los precios y los mercados. Cuál será el impacto, con su respectivo costo/beneficio de la estricta aplicación del rifle sanitario para el mantenimiento de aquellos y por ultimo pero muy lejos de ser menos importante, las normas sanitarias que implementará el SENASA para evitar la dispersión de la enfermedad.

De este análisis surgirán, es al menos nuestra expectativa al ofrecer este escrito, las respuestas y las acciones para poder mantener el camino de crecimiento que la avicultura viene implementando aceleradamente en las
últimas décadas.