Hay quien odia el frío y/o el calor ... pero ¿qué tiene esto que ver con la avicultura?

A principios de invierno o verano, la frase más recurrente en nuestras conversaciones son las quejas consagradas como “Odio el frío” o “Odio el calor”. Estas percepciones están íntimamente ligadas no solo a nuestros gustos personales, sino al período de adaptación que sufre nuestro cuerpo ante los cambios de clima, que al sacarnos de la “normalidad”, la inercia, provocan estrés en nuestra fisiología. La misma realidad ocurre dentro de los galpones de cría de aves: pollos de engorde, pavos, gallinas ponedoras. Cualquier cambio, es decir, salir de la zona de confort actual, provoca estrés.

El inicio del invierno (o verano) es un período muy complejo, no solo por cambios de temperatura y precipitaciones, sino también por cambios en la dinámica de aumento o disminución de la luminosidad solar. A estos cambios se suman los días de pérdida de rendimiento, que resultan en mayores costos de producción con menor retorno de la inversión. En este período, es fundamental que estemos equipados con herramientas que nos ayuden a controlar el estrés. El control del estrés comienza con ajustes en el manejo y el ambiente, pero ¿qué hacemos hoy para controlar el estrés en la nutrición de las aves?

Cada vez más tenemos disponibles nuevas herramientas y conceptos para hacer frente a diferentes desafíos productivos, uno de los cuales es el propionato de cromo. Cuando un animal se encuentra con un factor de estrés, el sistema neurogénico se activa. Los intentos fallidos de combatir o escapar del estresante pueden desencadenar la activación del eje hipotalámico-pituitario-adrenal, que inicia efectos en cascada, provocando la liberación de cortisol y los consiguientes cambios conductuales, metabólicos, inmunológicos e intestinales. Los estudios en la literatura han demostrado que los corticosteroides pueden tener un impacto negativo en el rendimiento de las aves de corral y que el propionato de cromo es capaz de reducir los niveles de corticosteroides en las aves, aliviando las pérdidas causadas por el estrés desde su origen.

El propionato de cromo es una fuente segura y altamente biodisponible de cromo para uso en dietas avícolas, siendo el cromo un mineral esencial que actúa para reducir los efectos del estrés, mejorando el rendimiento general, en particular, la eficiencia alimenticia y el rendimiento de canal, además de controlar la mortalidad de los lotes.