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Control de la enfermedad de Newcastle en México

Publicado: 3 de junio de 2019
Por: Ángel Mosqueda Taylor, M.V.Z. E.P.A. M.P.V.M. Asesor Avícola Independiente. México
EPIDEMIOLOGÍA DE LA ENFERMEDAD DE NEWCASTLE. La epidemiología es ese campo de las ciencias biológicas que estudia las relaciones entre los distintos factores y condiciones que determinan la frecuencia y distribución de un proceso infeccioso o no infeccioso, una enfermedad o un estado fisiológico en una comunidad humana o animal (C. Schwabe, Univ. de California, U.S.A.).
 El caso que nos ocupa es la enfermedad de Newcastle (ENC), cuyas características la hacen sumamente importante pues es un problema de la avicultura mundial, tanto de los países y regiones donde la forma virulenta o velogénica (ENCV) es enzoótica como de aquellos considerados como “libres” de estas formas virulentas.
A partir de su debut formal y bien determinado en la isla de Java y luego en Inglaterra, en 1926, se ha diseminado paulatinamente en el resto mundo en forma de pandemias. Los avances de la biotecnología han permitido escudriñar sobre los puntos de origen de estos peculiares brotes y su ulterior distribución a través de los países y continentes. Estos estudios, de elevado nivel científico, muestran cómo las circunstancias y la propia evolución del virus han facilitado la propagación de este padecimiento, así como su perpetuación en muchas naciones. Mediante estudios del genoma viral se ha establecido la relación de parentesco, cercano o lejano, entre los distintos virus de ENC aislados en el mundo, y por ende sus movimientos entre los países y regiones.
En lo que se refiere a su capacidad patogénica, se distinguen tres niveles: baja, media o elevada virulencia, o en otro vocabulario, cepas enterotrópicas de efecto subclínico, cepas lentogénicas productoras de brotes respiratorios, cepas mesogénicas, causantes de problemas respiratorios y en ocasiones (en aves de corta edad) signos nerviosos y mortalidad,  finalmente, las cepas altamente virulentas o velogénicas (frecuentemente neurotrópicas) y las peores de todas, las velogénicas viscerotrópicas (ENCVv). Diversos países desarrollados se mantienen libres (mediante la eliminación de focos de infección) de las formas altamente virulentas, como los Estados Unidos de América, Canadá, y diversos países europeos. En algunos países latinoamericanos se ha podido erradicar la forma velogénica de la ENC, como en Brasil, Argentina, Chile y Costa Rica, pero en otros, como Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador esta perjudicial forma de la enfermedad es enzoótica. En países asiáticos y africanos la ENCVv es también un problema muy importante. En el caso de México, nuestras autoridades han decretado al país como LIBRE de la forma virulenta de la enfermedad, en base principalmente al bajo nivel de notificación de casos en la avicultura comercial. Esto carece de exactitud, si bien es reconocible que la ENCV es ahora un padecimiento mucho mejor controlado (NO ERRADICADO) en el país. En el presente año se han notificado brotes en diversas partes de la República Mexicana en aves de traspatio y gallos de pelea, lo cual significa que seguimos teniendo circulación viral intensa. Eso ha hecho que los programas sanitarios y de vacunación sean reforzados. Por desgracia, es precisamente en la avicultura informal donde se carece de la cultura de la prevención, aparte de que queda al margen de las normas oficiales de control por cuestiones socio-políticas.
Entre los factores que han contribuido a que la ENCV y ENCVv adquieran un carácter enzoótico se distinguen:
  • Las fallas de planeación en el diseño y crecimiento de la avicultura, cosa notable en nuestros países latinoamericanos.
  • Debilidad de los programas de bioseguridad. Por diversas razones, a veces educacionales y culturales, algunas empresas no le conceden la importancia necesaria a la bioseguridad. Al visitar granjas, en ocasiones se comprueba la falta de ropa de trabajo limpia; no siempre se dispone de baños con regaderas en buen estado para uso de todo el personal que ingrese a la granja; no se respetan los tiempos de vacío sanitario entre una parvada y otra; no siempre se tiene cuidado al movilizarse de un sitio contaminado a otro donde no está presente la infección viral; etc.
  • Falta de organización (y voluntad) entre los miembros de la comunidad avícola para establecer lazos de comunicación y cooperación que faciliten la notificación, el control y prevención de brotes de esta y otras enfermedades infecciosas de las aves. El carácter de enfermedad “grave” convierte en “indeseable” y “desprestigiante” el dar a conocer un foco de ENCV, cuyo ocultamiento obra en perjuicio de las granjas y empresas vecinas.
  • La idiosincrasia, el desarrollo socioeconómico, la cultura general y tradiciones de las comunidades, son aspectos que influyen sobre el modo como un problema tan importante como la ENCV es manejado. En los países con mejores recursos y desarrollo socioeconómico y sanitario, o en aquellos con un profundo interés (particularmente comercial) por erradicar la forma virulenta de ENC se ha procedido a la eliminación de los focos de infección, estableciendo luego una buena vigilancia epidemiológica, y ello les ha facilitado incursionar en el mercado de exportación de productos avícolas y reducir sus costos de operación. En los países donde ya se ha arraigado la forma altamente virulenta es muy difícil o imposible emprender programas de eliminación de focos mediante el sacrificio de aves y cuarentena, pues esto produciría la quiebra de la avicultura, y más bien se tiene que optar por un camino más largo como es el control y la prevención de brotes con el auxilio de buenos programas de bioseguridad, comunicación y vacunación.
  • Criterios para el uso de agentes inmunizantes que no siempre son acordes con la realidad de cada empresa o región. En parte, esto se debe a falta de comunicación entre empresas y a no tener el cuidado de profundizar en las raíces del problema en cada región, cuyas características y circunstancias deben ser estudiadas de manera muy profesional.
  • Movilización de aves, personas, productos, subproductos, utensilios y otras cosas que puedan ser portadoras de la infección. Por ejemplo, en México la mayor parte del pollo es comercializado “en pie”, es decir, vivo, trasladándose de la granja a depósitos de pollo vivo o a mataderos, muchos de ellos de tipo casero, con la consiguiente diseminación de microbios. Las gallinas ponedoras de huevo para consumo humano, al terminar su ciclo productivo son también trasladadas a otros sitios, ya sea para su sacrificio o para ser pelechadas. Igualmente importante es la movilización de pollinaza y gallinaza para uso agrícola o alimentación animal, y de restos de alimento sobrante de granjas donde se haya presentado ENC virulenta, aunque esta práctica, desde la llegada del virus de influenza H7N3 se ha ido restringiendo, por lo que se procura no sacar las aves ni su gallinaza de la región contaminada.
La pollinaza en estos momentos y desde hace un tiempo es un producto que ha incrementado su valor comercial a causa de la elevación en el precio de los ingredientes para alimentos balanceados. Experiencias personales y de otros colegas demuestran que cuando la pollinaza procedente de aves enfermas de ENC se moviliza sin control sanitario, se almacena o distribuye cerca de granjas avícolas las posibilidades de contagio son elevadas.
La cultura popular de criar aves de combate y organizar exposiciones y eventos de competencia propicia una movilización de este tipo de aves no siempre controlada sanitariamente, y no son pocas las ocasiones donde estos eventos son relacionados con la aparición de brotes de enfermedades. Cuando estas aves son portadoras de virus o bacterias patógenas, al perder su inmunidad a causa de estrés pueden multiplicar y propagar esos agentes y contagiar aves susceptibles. Tal es el caso con la enfermedad de Newcastle.
  • El excesivo desafío que existe en algunas zonas con ENCVV enzoótica hace difícil la prevención y control de la infección pues llegan a presentarse brotes prematuros que afectan al ave antes de que desarrolle una inmunidad adecuada a través de la inmunización. Por otro lado, es conocido que un nivel alto de inmunidad puede ser vencido después de varios desafíos, especialmente cuando se trata de cepas muy virulentas.
  • La abundancia de aves de traspatio y combate, denominada “avicultura informal” desafortunadamente ha ido quedando al margen de los programas sanitarios e inmunológicos, por lo que muchas de estas aves permanecen susceptibles toda su vida, hasta la llegada natural de un virus de la ENC. Si este es velogénico ocasionará estragos notables por mortalidad y desecho, y si es una cepa lentogénica la infección puede pasar desapercibida y producir cierta inmunidad. O sea que, con honrosas excepciones, no hay una cultura de prevención mediante bioseguridad ni vacunación en estas aves, convirtiéndose por lo tanto en víctimas y reservorios de la infección. En muchas regiones se acostumbra tener una mezcla de aves de traspatio, que incluye aves acuáticas como patos y gansos, mismos que al ser más resistentes a los virus de alta patogenicidad pueden actuar como reservorios temporales. Poco o nada ha podido hacerse para evitar que las comunidades se establezcan cerca de núcleos avícolas comerciales, los cuales poco a poco van siendo rodeados por la población humana rural o semi-urbana la cual  generalmente desarrolla una gran avicultura de traspatio. Se carece de datos precisos, pero se calcula que podría haber alrededor de 25 millones de gallinas de traspatio, y una cantidad similar de aves de combate dispersas en la República Mexicana.  
  • Numerosas especies aviares son susceptibles, resaltando la gallina doméstica, las palomas y los pavos, siendo otras, como las aves acuáticas, mucho más resistentes.
  • El virus es capaz de infectar al ser humano, considerándose una zoonosis de poca importancia en lo general, con reportes de conjuntivitis grave a veces acompañados de signos más generalizados como cefalea y malestar corporal. Sin embargo, hay al menos un reporte donde un virus velogénico de la ENC de palomas es aislado como agente probablemente relacionado con la muerte por una grave neumonía de una persona (Goebl, S.J. et al, 2007.). Por lo tanto, el humano puede actuar como portador de la infección clínica o subclínica y constituir un peligro para la diseminación de la ENC si no se tienen cuidados sanitarios.
  • El virus resiste por largos periodos en condiciones de sombra y materia orgánica, como las heces. Esto le ha permitido infectar aves de muy corta edad en granjas con antecedentes de brote (infección residual).
  • La propagación vertical como tal (transovárica) no es algo plenamente aceptado pues los VENV matan fácilmente al embrión, pero en cambio se ha comprobado la infección temprana de pollitos recién nacidos debido a contaminación del cascarón y la liberación de partículas virales durante la eclosión. Hemos conocido brotes de ENCV en pollito de pocos días de nacidos procedentes de parvadas de reproductoras que sufrieron la enfermedad, donde la propagación a la descendencia fue facilitada por la vacunación in ovo, seguramente por el arrastre de partículas virales presentes en el cascarón o sus membranas al penetrar la aguja. En estos casos el problema fundamental ha sido el deficiente manejo sanitario del huevo, de la planta incubadora y de los implementos de vacunación.
  • El hecho de que prácticamente todas las parvadas de aves comerciales en casi todo el mundo son vacunadas contra la ENC hace que la posibilidad de manifestación clínica por parte de las cepas virulentas se reduzca, e incluso pueda pasar desapercibida la infección, la cual de manera accidental ya sea por el aire o por fallas de bioseguridad puede ser trasladada hacia otra parvada con un nivel inferior de inmunidad.
  • En las regiones con ENCV enzoótica comúnmente se aplican vacunas inactivadas emulsionadas en aceite por vía parenteral a partir de la primera o segunda semana de edad o incluso antes, desde la propia planta de incubación. Para ello hay necesidad de utilizar grupos de vacunadores, cuya circulación entre granjas constituye un riesgo de propagación de enfermedades infecto-contagiosas. Existen en la actualidad una variedad de opciones de inmunización gracias a la biotecnología, por lo que las vacunas recombinantes (“vectorizadas”) y el perfeccionamiento de métodos como la aspersión han ido ganando terreno como parte de los programas de prevención contra el padecimiento.
VIRUS DE LA ENFERMEDAD DE NEWCASTLE. Es conocido también como Paramyxovirus serotipo 1, y es el único miembro de este grupo, perteneciente a la familia de los Paramyxovirus, género Avulavirus. Posee una envoltura y un genoma de ácido ribonucleico compuesto por seis genes, que codifican para las respectivas proteínas: nucleoproteína (NP), fosfoproteína (P), matrix (M), fusión (F), hemoaglutinina-neuroaminidasa (HN) y la RNA polimerasa (L) (Miller, P. et al, 2010). Particularmente importante es el sitio de corte de la proteína de fusión por ser la responsable de la mayoría de los cambios en virulencia de las cepas. Hay cambios determinantes en la secuencia de aminoácidos en este sitio, por ejemplo, las cepas más virulentas posen fenilalanina en la posición 117, en vez de leucina, que la poseen las cepas de baja virulencia.
Clasificación por patotipos. El periodo de incubación va de 2 a 15 días, de acuerdo con el tipo de cepa, el grado de desafío y el estado fisiológico del ave.
En base al tiempo medio de mortalidad de embriones de pollo se reconocen cinco patotipos, a saber:
  • Cepas enterotrópicas, prácticamente apatógenas o de efecto subclínico.
  •  Cepas lentogénicas, donde la más virulenta es la LaSota. Matan al embrión de pollo después de 90 horas post-inoculación (PI).
  • Cepas mesogénicas, que producen mortandad embrionaria entre 50 y 90 horas PI.
  • Cepas velogénicas y velogénicas viscerotrópicas. Matan al embrión en un periodo menor de 60 horas.
Existen otros procedimientos para clasificar los patotipos de un modo práctico además de la ya mencionada mortandad embrionaria PI. Uno de ellos es la medición del Índice de Patogenicidad Intracerebral (IPIC) empleando pollitos de un día de edad. En esta clasificación el valor máximo es de 2. Hay cepas como las enterotrópicas con un IPIC de cero. De las cepas lentogénicas, la LaSota es la que posee el valor más alto (0.4), y de las velogénicas viscerotrópicas se conocen cepas con valores que se acercan o llegan al máximo de 2, como sucede con algunas cepas mexicanas y de otros países.
Clasificación por genotipos. En años recientes han surgido muchos estudios del genoma del virus de la ENC dando lugar a varias clasificaciones, una de las cuales divide a estos virus en dos clases: I y II. La clase I contiene 9 genotipos y la II, 18 genotipos. En la I todos son lentogénicos y propios de aves acuáticas. La clase II, con sus 18 genotipos contiene todos los virus lentogénicos, mesogénicos y velogénicos conocidos de las aves comerciales. Estudiando los aislamientos antiguos y modernos con objeto de conocer su parentesco genético se ha podido determinar el movimiento de estos virus entre continentes y países. En América, las cepas altamente virulentas pertenecen predominantemente al genotipo V (por ej. México, Guatemala), VII (Venezuela, Perú, Colombia), XII (Perú, Colombia) y XVI (Rep. Dominicana), aunque no son los únicos que han estado presentes en el continente.
Los genotipos 1, 2, 3, 4 y 9 son aislados antes de 1960, siendo los demás genotipos relativamente más recientes. Se han encontrado pequeñas diferencias entre la cantidad de nucleótidos presentes en el genoma viral de los aislamientos previos a 1960 y los posteriores a este año, lo que indica un dinámico  proceso evolutivo.
No obstante la diversidad de genotipos, se admite la existencia de un solo serotipo, por lo cual vacunas elaboradas con virus de un determinado genotipo confieren protección contra los demás genotipos. Por ejemplo, las vacunas con la cepa lentogénica LaSota (perteneciente al genotipo II), protegen contra cepas de ENCVv altamente virulentas de genotipos V, VII, XII, etc.
Una de las observaciones científicas inquietantes es la comprobación de que un virus lentogénico puede, bajo circunstancias y periodos indeterminados mutar hacia una mayor virulencia, y se piensa que la abundante circulación entre las aves puede facilitar este fenómeno. Existen teorías interesantes sobre la forma en que en la naturaleza surgen nuevos genotipos, o nuevas formas de virulencia entre cepas nuevas o ya existentes.
Los SIGNOS Y LESIONES se relacionan con su patogenicidad, y van desde una presentación subclínica inaparente (cepas enterotrópicas), pasando por cuadros respiratorios de variable magnitud con las cepas lentogénicas (más acentuados con cepa LaSota).
En seguida están las cepas mesogénicas, que son tal vez las menos mencionadas y conocidas, reconociéndose que pueden causar serios problemas respiratorios e incluso signos nerviosos en aves de corta edad.
El patotipo más importante desde todos puntos de vista lo constituyen las cepas velogénicas, de las cuales se conoce una gran variedad. Algunas son predominantemente neurotrópicas, causantes de tortícolis, incoordinación marcha en círculos, parálisis, ataxia y otros signos nerviosos. Otras son de carácter más septicémico y enterotrópico, consideradas por lo mismo más letales y peligrosas. Estas producen un cuadro de violenta aparición, con postración, diarrea de color verde esmeralda y maloliente, con signos nerviosos en algunas aves. Las lesiones, en el caso de las cepas lentogénicas son fundamentalmente respiratorias, con irritación traqueal, conjuntivitis y rinitis. El mayor peligro en este caso lo representa la posibilidad de complicarse con otros virus o bacterias dando lugar a un síndrome respiratorio complicado, con “infecciones rodantes” o “reacciones en cadena” que invariablemente terminan en un cuadro de colibacilosis sistémica. Con las cepas de alta virulencia las lesiones respiratorias son mucho más acentuadas, observándose hemorragias petequiales en laringe y tráquea, y es típica la aparición de hemorragias en proventrículo y otras zonas del aparato digestivo. Las cepas velogénicas viscerotrópicas son las que mayormente dañan el aparato digestivo pues ocasionan ulceraciones en forma de botón, a manera de verdaderas placas diftéricas que dejan una superficie sangrante al ser removidas.
En años recientes se ha hecho cada vez más importante el efecto negativo de estos virus sobre el aparato reproductor de gallinas ponedoras y reproductoras pesadas durante la época de producción, en las cuales son frecuentes los descensos de la producción de huevos, con afectación de su calidad externa, sin que se produzca mortandad, signos o lesiones características. Las parvadas afectadas ya no retornan a su producción normal quedando a veces muy por debajo del ritmo de postura que tenían antes del brote, el cual comienza en unas casetas y se va diseminando a las demás con velocidad moderada. Se piensa que este fenómeno podría relacionarse con el nivel de inmunidad que las aves poseen cuando llegan a la edad de madurez sexual, después de haber recibido varias aplicaciones de vacunas vivas e inactivadas, pero en verdad se requieren estudios más completos que ayuden a aclarar esto que a todas luces es atípico.
Para fines prácticos se diría que en el campo existen DOS FORMAS PRINCIPALES DE PRESENTACIÓN, una infección comparativamente benigna representada por la acción de cepas lentogénicas, que a la par que son capaces de causar problemas respiratorios  (especialmente graves cuando hay complicaciones como la infección por otros virus, Mycoplasma, presencia de agentes inmunosupresores o fallas de manejo), son utilizadas como vacunas para proteger contra sus hermanos mayores, que son los virus velogénicos y velogénicos viscerotrópicos, causantes verdaderos de lo que el mundo denomina “enfermedad de Newcastle”.
Todo esto hace que la ENC sea un ente multifacético, con distintas caras, y que nos presente en el campo cuadros clínicos muy distintos entre sí. Es ya más común enfrentar una especie de “síndrome” que una enfermedad clásica.
IMPACTO ECONÓMICO. Varias son las razones que hacen de la ENCV un gran problema de la avicultura:
  • Pérdidas directas por mortandad, improductividad y desecho. En casos graves, que en la avicultura comercial generalmente se presentan en aves vacunadas, puede ocurrir una mortandad elevada, dependiendo de una serie de circunstancias. El descenso de la producción de huevo, la merma en la ganancia de peso, la elevación de la conversión y la necesidad de sacrificar aves con secuelas nerviosas o desgastadas corporalmente son a veces tanto o más importantes como la mortandad que produzca el brote.
  • Costos por complicantes bacterianos y convalecencia, lo cual es mayormente severo en presencia de infecciones colaterales con otros virus o bacterias como M. gallisepticum, o factores inmunosupresores.
  • Costos de inmunización, tanto por la adquisición y aplicación de vacunas como por los tratamientos de las reacciones post-vacunales.
  • Gastos en programas de bioseguridad, aún en países donde es exótica la forma velogénica.
  • Perjuicio en las relaciones comerciales avícolas entre regiones y países, ya que ENCV suele ser un motivo (tal vez el más importante como enfermedad infecciosa dentro de la avicultura) de restricción para los tratados de comercio avícola internacionales.
  • En países o regiones muy pobres, donde la avicultura es fundamentalmente informal o casera, la ENCV ha llegado a ser una causa de escasez de proteína de origen animal (huevo y carne de ave). Es obvio que alrededor de esto surgen otras dificultades debido a la desnutrición y reducción del potencial socioeconómico.
  • Costos por:
    •  eliminación de focos de infección (sacrificio de parvadas enfermas);
    •  en algunos países hay pago de indemnización por sacrificio de parvadas enfermas;
    •  gastos por cuarentena y pruebas de diagnóstico;
    • en el caso de países donde hay un programa o campaña nacional de erradicación y control se realiza una importante inversión en recursos humanos para vigilancia epidemiológica.
MANEJO INMUNO-SANITARIO DE LA ENCV Y/O ENCVV EN ZONAS DONDE ES ENZOÓTICA. Hay que admitir que en la avicultura comercial la inmensa mayoría de los brotes ha sucedido en aves vacunadas.
¿Qué quiere decir esto?:
  • ¿las vacunas no siempre tienen la efectividad necesaria?,
  • ¿estamos vacunando mal?,
  • ¿es insuficiente el vacunarlas y se requiere algo más que solamente vacunarlas?,
  • ¿las aves que son vacunadas no siempre tienen la capacidad para desarrollar una inmunidad adecuada?,
  • ¿o será que tal vez no estamos utilizando el juego de elementos suficientemente bien armonizado para que en su conjunto nos lleve a un control y prevención más efectivo?
Lamentablemente todo esto de una forma u otra es verdad, y eso es lo que nos ha colocado frente a un escenario en el que hacemos muchas cosas con el fin de evitar los brotes de ENC, PERO SIN LOGRARLO EN EL GRADO QUE EXIGE NUESTRA AVICULTURA.
¿PORQUÉ HA LLEGADO A SER TAN IMORTANTE LA ENCV / ENCVV EN ALGUNOS PAÍSES DE LATINOAMÉRICA?. Para responder esta pregunta hay que referirnos al tipo de organización de la avicultura comercial, hasta lo que es ahora: una industria de gran importancia como proveedora de proteína de origen animal para el humano. En un principio, la actividad avícola se estableció y fue creciendo sin grandes recursos y sin una visión clara, como un negocio sin reglas, con muchos dueños que pocas veces (más bien, nunca) se pusieron de acuerdo, de modo que fueron multiplicándose las zonas avícolas sin organización y sin una noción sanitaria. Con el paso de los años, tardíamente se reconoce que hubo errores importantes que está costando mucho corregir, como es, por ejemplo, la elevada concentración de granjas y su cercanía entre ellas en ciertas zonas, y el carácter enzoótico que han adquirido muchos microbios que en su momento pudieron haber sido controlados de mejor manera.
Incluso en los países avanzados como los Estados Unidos se tienen zonas muy densamente pobladas que en la actualidad ha sido imposible someter al orden sanitario que se hubiera querido desde hace mucho tiempo, y que por lo mismo representan ahora zonas conflictivas. Por ello, cuando ocurre una infección es factible que se disemine a varias granjas de distintas empresas. Esto es mucho peor donde hay problemas socioeconómicos y culturales, con reglamentación sanitaria elaborada tardíamente y no siempre concordante con la realidad,  que se topa con el rechazo y la incomprensión de quienes han sido parte del negocio avícola desde hace muchos años, por lo cual dichas reglas se vuelven muy difíciles de cumplir y hacer cumplir.
En un plano más positivo, debe reconocerse que hay países cuya avicultura tuvo también un inicio incierto y lento,  con limitaciones económicas y técnicas, pero que al paso de los años, al parejo de su crecimiento  fueron estableciendo reglas más claras del juego, enderezando el camino y corrigiendo errores pasados a modo de asegurar en el futuro una mayor productividad. Uno de los mayores reflejos de esto es la ausencia de algunas enfermedades importantes, como la forma virulenta de la ENC, menores costos por concepto de prevención y control de enfermedades, todo lo cual impacta decisivamente sobre el costo de producción. Varios de estos países son latinoamericanos, como Brasil, Argentina y Costa Rica.
Sin embargo, en el caso de la ENC se trata de un padecimiento con inmensos recursos de propagación; su grado de infecciosidad y contagiosidad no son cosa fácil de minimizar o neutralizar, por lo que casi se le adjudica el mismo grado de importancia en los países con ENCV Y ENCVV enzoótica o libres de ella, y esto es por la simple razón de que ningún país puede debilitar su sistema de bioseguridad sin correr el riesgo de una eventual llegada de un virus patógeno de  ENC. Para países exportadores de carne de ave y/o huevo es crucial mantenerse libres de esta enfermedad.
¿QUÉ ES LO QUE SÍ O NO  PODEMOS Y DEBEMOS HACER ANTE UN PROBLEMA DE ENCVv ARRAIGADO EN NUESTRA AVICULTURA?
¿Por donde deberíamos comenzar ante un reto de tal magnitud? No es fácil determinar un punto de partida, y más bien se deben abordar simultáneamente varios caminos. Uno de ellos es el regreso a las bases:
a. Preguntémonos si lo que estamos haciendo en BIOSEGURIDAD es lo correcto. Este es un tema demasiado amplio y solo se enfatiza lo siguienteNo es posible quitar al vecino de enfrente, tampoco eliminar las aves de traspatio o de combate de nuestras comunidades. Lo que sí es posible es colocar barreras para dificultar la entrada de microbios a nuestras granjas, a través de controlar el tráfico humano, las aves de vida libre, la movilización de insumos, vehículos, equipo, vendedores, familiares, utensilios personales; entrenar a nuestro personal para que cumpla y haga cumplir todo esto. En el tema de bioseguridad, se requiere educar, comenzando por los mandos superiores y continuando con el resto hasta abarcar todo el personal; hay que mantener buenas barreras físicas (bardas, cercas, puertas, letreros, vados, arcos sanitarios, etc.) haciéndolas utilizables y efectivas. 
b. Las medidas de bioseguridad de la granja, tan mencionadas en todas partes y tan poco cumplidas, son siempre un tema a considerar si queremos verdaderamente reducir al mínimo las posibilidades de desafío viral.
Un buen comienzo es el disponer de ropa limpia, bien identificada y controlada para uso del personal y visitas.
Con demasiada frecuencia, los trabajadores de granjas son poseedores de aves en sus casas, por lo cual pueden ser propagadores de virus y bacterias si no se toman precauciones serias. Puede intentarse persuadirlos de deshacerse de ese tipo de aves, pero en la práctica generalmente solo se consiguen resultados poco satisfactorios.
MUY IMPORTANTE: La ropa completa y calzado, además de mochilas, utensilios, relojes, celulares, etc., de quien tiene que ingresar a la granja debiera quedarse en un cuarto aparte (“baño seco”), antes de pasar al área de regaderas, usando para ello ropa y sandalias de traslado.
El personal suele entrar a la granja portando mochilas u otro tipo de envases para sus cosas personales y comida, envases que probablemente nunca son aseados y menos desinfectados por lo cual representan un peligro sanitario. Se les puede proveer de envases propios de la granja, previamente desinfectados prohibiendo que ingresen los del personal.
Al tomar el baño de regadera es muy conveniente contar con champú desinfectante para el cuerpo.
Establecer reglas para que cualquier cosa que tenga que entrar a la granja o salir de ella cuente con un tratamiento sanitario. Hoy en día ya no es tan común el movilizar equipo entre granjas, pero lo que si es frecuente es el descuido sanitario al movilizar personal y  vehículos sin las precauciones necesarias.
Solemos dar importancia a la higiene del personal propio de la granja solamente durante el periodo en que el pollo está en engorda, hasta antes de la venta, olvidándonos que un brote de enfermedad de Newcastle podría suceder en cualquier momento por la entrada de personal procedente de sitios o granjas contaminadas. Esto pasa por ejemplo con los grupos de cargadores durante la venta del pollo, los lavadores, acarreadores de pollinaza, etc. Aunque una granja esté en venta de pollo, o en limpieza, se deben tener precauciones y cometer el menor número de errores sanitarios posibles. De particular importancia es evitar el traslado y utilización de alimento sobrante de una parvada enferma, alimento que normalmente es colectado de los platos y tolvas, con restos de pollinaza y gran cantidad de microbios de la granja. Es necesario hacer muy bien los cálculos de consumo de alimento para que no sobre o bien, quede muy poco al finalizar una parvada, y cuando se trata de una granja con problema de ENCV lo mejor es deshacerse de él por otros medios, por ejemplo, incinerarlo o enterrarlo.
c. El aire, como acarreador de microbios no lo podemos controlar, y siempre será incierto si representa un peligro sanitario o no. Esto depende de la cercanía entre granjas, vientos dominantes y grado de contaminación en las granjas y fuera de ellas (en los caminos o en los campos, por ejemplo). Por ello es importante que cuando una granja es sometida a limpieza y desinfección se tome en cuenta los alrededores de casetas, quemando las plumas, barriendo y asperjando cierto tipo de desinfectantes que actúen en presencia de materia orgánica.
d. La preparación correcta de la granja entre una parvada y otra, con un periodo de vacío sanitario apropiado, el uso de productos higienizantes y máquinas hidrolavadoras de tipo profesional, el control de ratas e insectos (como el escarabajo negro Alphitobius diaperinus) y demás acciones de limpieza y desinfección son cruciales para el control de la ENCV. Han sido frecuentes los casos de brotes prematuros debido a contaminación residual de la granja, pues el virus puede persistir por muchos meses a la sombra, sobre todo en materia orgánica. Hoy en día ha cobrado mayor importancia la utilización de productos modernos de limpieza de instalaciones pecuarias, con detergentes con propiedades desincrustantes, desengrasantes, y desinfectantes, aparte de aparatos espumantes, y un apropiado juego de desinfectantes con acción residual y que soporten la presencia de ciertas cantidades de materia orgánica.
2. Los aspectos de comercialización son un tema por demás importante, ya que implica la salida del pollo, gallina o huevo hacia otros sitios fuera de la granja. En México, la comercialización de pollo y gallina en pié, y la movilización de pollinaza y gallinaza se considera que ha contribuido a la perpetuación de algunas enfermedades como la que aquí se trata.
3. Trabajar sobre el aspecto de la COMUNICACION. Combatir ese nocivo prejuicio de “evitar que los demás sepan cuando ocurre un problema grave y contagioso en nuestra granja”, como podría ser la ENCV. El negar u ocultar a ultranza cualquier evidencia de problema  no  ayuda en nada para el control del padecimiento en nuestra región. El cambiar esta actitud seguramente no es tan sencillo pues los seres humanos tendemos a ser complicados y precavidos, y con frecuencia no mostramos la capacidad necesaria para actuar en conjunto y de manera realmente cooperativa. De hecho, siempre hay el temor de ser tachados de ineficientes o culpables de que un problema ocurra en la región, y por eso procuramos “lavar la ropa sucia en casa”. Esto lo hemos vivido ya con demasiada frecuencia, con resultados invariablemente negativos para todos.  Esto es una gran verdad que en nuestro caso de ENCV aplica perfectamente: la ENCV tiene siempre un efecto de bumerang y se nos “regresa” cuando la zona se “calienta” y aumentan los brotes, siendo entonces pérdida para todos. El término “caliente” en este caso se refiere a la diseminación del virus en distintas granjas, en el aire, en campos de cultivo con pollinaza/gallinaza contaminados, etc.
Cuando al vecino le vaya mal por un problema de calidad del alimento o de manejo,  seguramente solo le afectará a él, pero cuando a aquél le afecte ENCV, si no nos enteramos a tiempo y no tomamos precauciones, este problema pondrá en riesgo tarde o temprano a nuestra granja. Entonces, hay que aprender a establecer lazos de comunicación efectivos regionalmente con objeto de que la zona se vaya  limpiando o “enfriando” de problemas tan contagiosos y peligrosos como este.
Históricamente, NUNCA se ha logrado erradicar la forma virulenta solo con el empleo de vacunas y medidas de bioseguridad. La aplicación de cualquier norma de una campaña de erradicación que no contemple la indemnización solo brindará resultados parciales pues se inhibirá la notificación de brotes, tal como está sucediendo en varios países. En países exportadores, como Brasil, Argentina y los Estados Unidos de América la conveniencia de eliminar cuanto antes cualquier foco de ENCV es tan obvia, que son los mismos avicultores quienes solicitan el apoyo de las autoridades, brindando toda su cooperación para las labores correspondientes de erradicación y cuarentena.
4. INMUNIZACIÓN. En los países sin la forma velogénica de la ENC, solo se tienen programas de inmunización a cual más sencillos y económicos, pues se prescinde del uso de vacunas inactivadas y por lo tanto de costos de mano de obra. Tampoco emplean con regularidad vacunas vivas fuertemente reactivas como la cepa LaSota, sino que prefieren cepas enterotrópicas o lentogénicas tipo B1. Eso les permite que sus aves no tengan que sufrir los manejos y el maltrato que inevitablemente ocurre al aplicar vacunas inactivadas por vía parenteral o reacciones respiratorias producidas por cepas vacunales como la LaSota. Claro está que el nivel de protección inmune es muy inferior al logrado con programas más fuertes.
Por el contrario, en nuestros países con ENCVv enzoótica se ha hecho necesario diseñar programas que contienen una combinación de vacunas vivas (resaltando el uso de cepa LaSota por su mayor efectividad) de varios tipos, vacunas inactivadas emulsionadas en aceite y vacunas vectorizadas, sobre todo las elaboradas en virus de Marek Herpes de Pavo (HVT), que utilizan la proteína de Fusión para la generación de anticuerpos contra este gene responsable de la patogenicidad viral.
Cuando hay peligro de infección muy temprana (por ejemplo, después de un brote en una granja vecina o en la repoblación anterior) se ha recurrido a la vacunación por aspersión en la planta incubadora usando cepas suaves como la B1, VG/GA, Ulster,  e incluso reforzando con vacunas híper-concentradas de ENC en emulsión por vía subcutánea o con vacunas recombinantes con virus HVT-proteína de Fusión.
PROPIEDADES DE LAS VACUNAS.
  • Vacunas vivas (cepas LaSota, B1, VG/GA, Ulster y otras lentogénicas). Producen inmunidad humoral y celular de manera rápida, cuyo nivel depende de la vía de aplicación, inmunidad materna, cepa, estado fisiológico, etc. Los virus LaSota producen reacciones respiratorias mayores que el resto de las mencionadas, y en muchos países se aplican (al menos en la primera ocasión) por vía ocular o por aspersión con gota gruesa después de la primera semana de vida. La inmunidad conferida por los virus LaSota clásicos o purificados (clonados) producen una inmunidad más sólida y efectiva que los entéricos o las lentogénicos de muy baja virulencia, como la B1, Ulster, y otros.
  • Vacunas inactivadas emulsionadas en aceite: Estimulan una inmunidad humoral de manera más lenta pero más elevada y duradera que las vacunas vivas. Son utilizadas como contraparte de las vacunas vivas lográndose muy buenos niveles de protección cuando se aplican en aves sanas y en condiciones favorables (ausencia de inmunosupresores, personal de vacunación bien entrenado, buen título vacunal, vehículo oleoso de calidad y una buena concentración de masa antigénica, a lo cual se le ha dado cada vez más importancia).
  • Tanto las vacunas vivas como las inactivadas, requieren de personal extra para su aplicación en granja. El acorralamiento y manejo brusco de la parvada durante la aplicación de estas vacunas (especialmente las emulsionadas por tener que inyectarse subcutáneamente) en granja producen momentáneamente postración y baja de consumo de alimento en pollo de engorde, con el consecuente retraso en la ganancia de peso. En las aves de vida larga, ya sean ponedoras o reproductoras, los programas de inmunización contra ENC contienen varias aplicaciones de vacunas vivas y emulsionadas, esta últimas en forma de vacunas monovalentes o polivalentes. Hay empresas que adicionan a sus programas de vacunación en aves de vida larga la aplicación de una vacuna recombinante de HVT+Newcastle (proteína de Fusión) en la planta incubadora el día del nacimiento.
COMENTARIO SOBRE LAS NUEVAS VACUNAS. En años recientes, la investigación biotecnológica ha dado lugar a la elaboración de vacunas recombinantes empleando como vector el virus de Marek HVT, que ofrecen la posibilidad de ser aplicadas directamente al embrión de pollo (vacunación in ovo) o subcutáneamente al pollito recién nacido. Estas vacunas de Marek HVT  recombinantes tienen insertado el gene FUSION, que expresa la proteína de fusión del virus de ENC, por lo que generan una inmunidad muy dirigida a atacar dicha proteína, que es seguramente la más importante como determinante de patogenicidad del VENC.
Existen actualmente en el mercado varias marcas de vacunas recombinantes con inserto de antígeno FUSION de ENC en virus de Marek HVT. Los tipos de combinaciones que se han utilizado en México son:
-      Vacuna con HVT + SB-1. Esta vacuna contiene, además del vector HVT, el virus de Marek SB-1, ampliando con esto el rango de protección contra esta Marek, y es la primera que salió al mercado.
-      Vacuna recombinante de HVT + Newcastle (proteína de fusión).
-      Además, hay líneas de investigación donde se trabaja en la elaboración de vacunas con virus de ENC de genotipo V recombinantes, bajo el criterio de provocar una inmunidad “homóloga” contra los virus altamente virulentos circulantes en México, todos los cuales son de genotipo V. Comercialmente se cuenta ya con productos de este tipo, tanto de virus vivo como inactivado en emulsión de aceite, y se sigue con interés el resultado que produzcan en el campo.
La facilidad de aplicación y su comprobada efectividad en zonas con presencia de brotes de ENCV, están convirtiendo a las vacunas recombinantes en virus HVT en una herramienta atractiva como sustituto o complemento de las vacunas emulsionadas.
Las vacunas recombinantes que utilizan el virus HVT de Marek no deben ser mezcladas con otras que contengan este virus (HVT) pues su efectividad se reduce considerablemente. Estas vacunas deben aplicarse inmediatamente después del nacimiento por vía subcutánea. La aplicación in ovo ofrece ciertas ventajas, pero no todas las empresas están en condiciones de aprovechar esta tecnología, además de que se necesita contar con repuestos para casos de emergencia.
Los resultados obtenidos hasta el momento en la prevención de brotes de ENCVv en pollo de engorda en México empleando una vacuna recombinante HVT + ENC han sido satisfactorios, aún en situaciones de alto desafío, y es ya una opción muy apreciada, que compite con la utilización en la incubadora de vacunas emulsionadas. Sin embargo, es imprescindible la utilización de vacunas vivas para lograr una inmunidad lo más pronto posible, mientras las recombinantes o emulsionadas alcanzan su mayor nivel de protección.
Como todas las vacunas, deben conocerse muy bien las características de cada producto, sus puntos fuertes o débiles, la forma de incorporarlos a los programas de inmunización, y sobre todo comprendiendo que ninguna vacuna debe ser considerada como sustituto de la bioseguridad, y que mientras no se trabaje arduamente para reducir el nivel de desafío viral de campo, cualquier programa tenderá a debilitarse o fallar.
Independientemente de qué programa de inmunización se elabore para el control y prevención de la ENCV u otras enfermedades, es crucial que las aves desarrollen un buen nivel de INMUNOCOMPETENCIA, es decir, que sean capaces de responder inmunológicamente. Para ello es menester cuidarse de los factores inmunosupresores, ya sean infecciosos, tóxicos o ambientales.

¿Porqué pueden fallar los programas de inmunización contra ENCVV?:
a. Desafío excesivo en la zona. Las vacunas requieren un tiempo para actuar a plenitud, y si el virus llega antes de que la inmunidad se desarrolle provocará un brote. Es más, aún cuando se tenga en la parvada una inmunidad “satisfactoria” en términos de títulos de HI o ELISA, es posible la ocurrencia de un brote cuando el desafío se torna constante e intenso pues siempre habrá en el grupo de aves algunas con inmunidad inferior. También ha sido científicamente probado que un nivel de inmunidad que puede ser suficiente contra algunos virus patógenos puede no serlo ante otros de mayor virulencia.
b. Incorrecta conservación o aplicación de las vacunas. Cada método de vacunación y cada producto tiene sus reglas bien definidas, que hay que conocer y respetar. La MALA APLICACIÓN de las vacunas es mucho más frecuente de lo que se cree. Por lo general se trabaja con un exceso de confianza. Se “encarga” a “alguien” la vacunación, pero no se supervisan todos los detalles para que esto se haga con todas sus exigencias. Muchos brotes grandes o “pequeños” tienen su origen en estas fallas, y cuando la enfermedad está presente es prácticamente imposible relacionarla con una vacunación defectuosa.
c. Mal diseño del programa de vacunación, ya sea relacionado con los productos seleccionados, la forma de aplicarlos o su calendarización. “Vacunar” no es “sinónimo” de inmunizar. El propósito de vacunar es inmunizar, y esto a veces no se logra por diversas razones como las expuestas. El diseño de un calendario de vacunación debe basarse en el conocimiento no solo del comportamiento de la ENCV en la zona, sino en todo el conjunto de circunstancias que pueden afectar de alguna forma la respuesta del ave a la vacunación, como por ejemplo, presencia de Mycoplasma, inmunidad materna, necesidad de vacunar contra otras enfermedades como bronquitis infecciosa o laringotraqueítis, nivel de riesgo calculado, historial de ENC en la zona, calidad del manejo e instalaciones, etc.
d. Incapacidad de las aves para responder adecuadamente. Por ejemplo, cuando están inmunosuprimidas, o con deficiencias nutricionales, o mal manejadas (estresadas).
e.   El personal avícola de cada región, empresa o granja debe contar con todos los elementos técnicos para tomar las decisiones más convenientes para la prevención y control de la ENCVv mediante vacunación; toda decisión debe ser bien fundamentada. Los intereses comerciales deben quedar al margen de la conveniencia de la empresa avícola y siempre debe buscarse el recurso que provea el mejor resultado.
5 . PROGRAMAS DE CONTROL Y/O ERRADICACIÓN OFICIALES. En todos los países existen reglas y procedimientos oficiales para la movilización sanitaria de productos, subproductos y desechos avícolas. Dentro de esta normatividad también se contemplan las acciones para el caso de detectarse alguna enfermedad de notificación obligatoria como la ENCVV. La regla de oro para que un objetivo se alcance o una norma se cumpla a cabalidad es QUE SEA REALMENTE POSIBLE DE ALCANZAR O CUMPLIR. Estas reglas no siempre son acordes con la realidad actual de un país o región, y por lo tanto pueden contener elementos que desmotiven la colaboración de avicultores y demás miembros de la comunidad avícola para el control de brotes. No quiere decir esto que no deban existir las normas - son indiscutiblemente necesarias-, sino simplemente que DEBEN SER PARTE DE TODA UNA ESTRATEGIA DE CONTROL Y PREVENCIÓN, y no únicamente una herramienta para emitir permisos, restringir algunas actividades o dictar sanciones cuando hay incumplimiento. Una normatividad bien diseñada, tomando en cuenta situaciones del presente, aspectos socioeconómicos, idiosincrasia, características e infraestructura de la avicultura, y convenciendo al gremio avícola de la conveniencia de imponer al unísono orden en lo sanitario y en lo comercial, puede ser auxiliar importante que ayude al control y prevención de la ENCV y otras infecciones graves. 
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Autores:
Angel Mosqueda
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Javier Garcia De La Peña
UNAM - Universidad Nacional Autónoma de México
13 de junio de 2019
Excelente artículo, muchas felicidades, saludos cordiales Doctor.
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