Aprendizaje con el maiz tardio

Soy asesor en el sudeste cordobés. 

Después de ya varios años de probar en distintas fechas, intentando en un principio sólo buscar potenciales, lo cual nos llevaba a forzar el sistema a fechas de agosto y después por diversas causas de manejo, principalmente debido a problemáticas de empresas mixtas, fuimos probando qué era lo que pasaba cuando atrasábamos las fechas. Fuimos descubriendo factores de manejo determinantes que nos ayudaron muchísimo  a interpretar al cultivo frente a condiciones contrastantes del ambiente frente a un mismo año calendario.

 

De esta manera surgió el concepto de la estabilidad del tardío para nuestra zona y luego los ambientes impensados en los cuales los involucramos dentro de las empresas agropecuarias. Rompiendo hasta acá el viejo paradigma de donde hacer maíz. Hoy para la mayoría de las zonas no es raro encontrarse con asesores que recomiendan en suelo clase de uso IV o VI con presencia de sales o hidromorfismos hacer maíz tardío en vez de soja. Y el asidero de la recomendación encuentra su respuesta en una interpretación correcta del riesgo, ya que el maíz soporta bastante mejor las condiciones de salinización y de anegamientos temporarios que la soja, además que muchas veces esos ambientes nos entregan el suelo en condiciones de ser sembrados a partir de mediados de diciembre, donde las pérdidas potenciales por atraso de la fecha de siembra son mayores en soja que en maíz.

 

Entonces cuando empezamos a ver que los requerimientos dentro del paquete de insumos son menores  que el de uno temprano y a su vez requiere menores costos que hacer una soja en malos ambientes, porque recordemos que una soja en la sal o con encharcamientos reiterados no cierra nunca el surco, lo que nos lleva a hacer más número de aplicaciones y con más dosis de productos, además se encuentra permanentemente en estres con lo cual nos pasamos interactuando con las arañuelas y los trips también. De esta manera nos queda una soja con un paquete grande y poco rinde y es ahí donde el maíz tardío impone no solo su mejor margen bruto sino una renta bastante mejor, sin poner sobre el tapete lo que aporta el maíz al sistema en términos de: cantidad de rastrojos, materia orgánica, disminuyendo la erosión, aumenta la fertilidad, ayuda a estabilizar el sistema poroso, etc…

 

Vimos también que aún en buenos ambientes es una excelente herramienta el atraso de la fecha para enfrentar años climáticos complicados respecto de lluvias, ya que con el atraso de fecha tenemos más probabilidades de encontrarnos con el perfil con más humedad que en septiembre  ya que la mayor ocurrencia de precipitaciones se  da durante la primavera, y es el maíz uno de los cultivos que más explica su rendimiento en función de la humedad al inicio. A su vez la curva de demanda de agua del maíz para las distintas fechas es mejor acompañada por la de precipitaciones históricas en casi todas las zonas por las fechas tardías, entonces, si la principal limitante de la producción en secano es el agua y de esta manera estamos contribuyendo a reducir los riesgos por esa limitante.

 

Entre las dificultades que ofrece el atraso de fecha sobresale la humedad del grano, ya que es muy difícil concretar condiciones climáticas en mayo que favorezcan un secado parejo y rápido, con lo cual nos vamos a encontrar muchas veces con lotes que ya fueron afectados por las heladas (plantas muertas) hace más de 20 días y no bajan la humedad en grano. Esto ofrece varias dificultades que pueden ser atemperadas con la elección de materiales no tan largos y de muy buen comportamiento de caña, ya que al estar la planta muerta favorece la aparición de enfermedades saprófitas (que necesitan de tejido muerto) en la base de la caña que terminan produciendo el vuelco. Entonces si sabemos que vamos a tener que esperar con el cultivo en pié hasta junio-julio para que baje la humedad es vital que los materiales empleados para atrasos de fechas tengan buena caña.