Satus Ager S.A. nació en 1996 y ha producido semillas de maíz y soja para el hemisferio norte. Instalada en Buenos Aires, Argentina, la empresa posee tres instalaciones, emplea a más de 140 personas en forma estable, 3.500 temporarios en 14.000 hectáreas de siembra (en campos alquilados) y otro centenar con labores estacionales en la planta y cultiva más de 14.000 hectáreas anualmente y entrega a puertos de los Estados Unidos, Canadá y Europa.
Y el pasado viernes 15 de diciembre, en la planta de Salto -tiene otra en Arrecifes y una estación experimental en Inés Indart- inauguraron una segunda línea de secado y acondicionamiento de semillas de maíz en espigas, con la que duplicarán su capacidad.
Foto: Diario La Nación
Para ello la compañía invirtió US$ 4,3 millones. Según se informó, esta segunda línea tiene una capacidad de recepción de espiga de 50 toneladas por hora, un edificio de deschalado con seis máquinas de última generación, una secadora de 24 celdas con una capacidad de 75 t de capacidad cada una, otra torre de desgrane y embolsado para maíz con 45 t por hora.
De las 14.000 hectáreas que siembra en la zona agrícola núcleo, 4000 son de maíz con producción regulada, es decir, con eventos biotecnológicos no autorizados para su comercialización en la Argentina, pero sí para su producción y exportación bajo normas de bioseguridad. Se trata de maíces que en una misma planta combinan la resistencia a insectos y al herbicida glifosato.
Foto: Web de Satus Ager
Desde su establecimiento, Satus Ager S.A. ha experimentado un crecimiento continuo del 15% por año, habiendo entregado más de 2.000.000 unidades de semillas de soja y más de 19.000 toneladas de semillas de maiz.
Félix Lanusse y Javier Cardinale, que en 1996 trabajaban en un banco, hoy manejan la principal exportadora de semillas en contraestación del mundo (representa el 1% de la siembra de maíz de EE. UU.) junto a otros tres socios: Martín Jarmoluk, Pablo Morea y Miguel Zimmermann (todos cerca de los 40 años y con familias vinculadas al campo). Y, como van por más, ahora invirtieron 4,3 millones de dólares en una ampliación de planta.
El 95% de la semilla es para exportar. Por eso, los semilleros extranjeros para los que trabaja Satus Ager son los que les dan la semilla padre para que se siembre, coseche y procese en el país. Contra entrega, a la empresa argentina le pagan a valor semilla: entre 7 y 10 dólares la bolsa de soja de 22 kilos y el bushell de maíz a unos 30 dólares. Son valores de mercado que en estos diez años se han mantenido estables.
Lanusse asegura que "ni en Sudáfrica, ni en Australia, ni en ningún otro lugar del mundo se puede hacer lo que hacemos nosotros acá. En el marco de la revolución biotecnológica, que lejos está de haber tocado su techo, producir dos veces en un año es absolutamente fundamental. Por eso, Chile, nuestro único competidor, y Argentina van a seguir creciendo mucho más".