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Las Semillas del Éxito o el Fracaso

Publicado: 19 de enero de 2022
Por: Fernando Ravaglia
Entre nosotros están las semillas del éxito o el fracaso” – H. W. Longfellow 
¿Se preguntó usted alguna vez porqué dos campos vecinos alambre por medio logran resultados tan diferentes que un productor crece y anda bien mientras que su vecino se funde o queda notoriamente estancado?. 
Si uno es un poco observador es interesante descubrir los comunes denominadores que diferencian a las empresas que se adaptan y siguen evolucionando de aquellas otras que van desapareciendo, y parafraseando a Longfellow, comparar esta situación con semillas que vamos plantando durante toda nuestra gestión empresaria, algunas de ellas harán nacer las plantas generosas del éxito, y otras por el contrario darán lugar a que prosperen las malas hierbas del fracaso. 
Veamos algunas de las “semillas” más evidentes sin el espíritu de tomar estas reflexiones como verdades absolutas – porque siempre hay excepciones a la regla – sino de aumentar nuestra capacidad de observación y apuntar a evitar algunos hábitos riesgosos.
El manejo de la información física y económica.
En las empresas que siembran el fracaso nos encontramos cuando hay que hacer algún diagnóstico, con que no hay datos registrados que nos permitan detectar los puntos flojos, particularmente en lo que a información económica se refiere. Cuando buscamos información nos encontramos con respuestas del tipo “más o menos”, o “aproximadamente”, sin certezas, y en el peor de los casos, con datos “dibujados”, inventados, como para disimular por un tiempo este aspecto. También se dan casos de empresas que llevan registros hasta un nivel tan excesivo que al momento de intentar analizarlos se encuentran con confusiones fenomenales.
Aquellos que por el contrario apuntan a sembrar éxito registran y analizan los datos en función de los problemas que quieren resolver hasta convertirlos en buena información que facilite la toma de decisiones. Estas empresas, además de los datos físicos valoran muchísimo la información económica para decidir inversiones, y analizar la evolución de su nivel de endeudamiento así como la marcha del negocio. El presupuesto financiero es entre ellas una herramienta de uso frecuente.
Planificación versus Improvisación.
En las empresas que tienen problemas uno descubre que las “malezas del fracaso” prosperan porque las decisiones se manejan en el corto plazo, o dicho de otra manera, se “apagan incendios permanentemente”. No hay objetivos planteados con claridad, no hay un rumbo ni planes de contingencia, y si se hizo algún plan fue sobre la base de cálculos optimistas que luego en la realidad no se dieron.
Las empresas que siembran el éxito por el contrario tienen objetivos claramente definidos, con metas en el tiempo y una proyección de la empresa en el largo plazo que actúa como la luz de un faro que no se pierde de vista en medio de las “tormentas” de la coyuntura. Los planes se hacen sobre la base de posibles buenos y malos resultados y el estilo de trabajo se mantiene en el tiempo con una saludable flexibilidad que permite irse adaptando a los cambios de coyuntura.
El Uso del Asesoramiento.
Las empresas en problemas por lo general no usan el asesoramiento o si lo hacen recurren al técnico cuando ya es tarde, para resolver problemas puntuales y urgentes, con lo cual ese asesor funciona más o menos como un “bombero” que llega a tiempo para ver las cenizas. No hay continuidad del asesoramiento, y si lo hay las consultas apuntan a conseguir “recetas” para salir del paso sin tener que pensar demasiado.
Las empresas que siembran buenos resultados contratan al asesor como un referente y controlador de la marcha de todo el negocio. Las consultas se orientan más a la definición y análisis de los obstáculos que se van presentando en la marcha de las actividades. Cuando se contrata a un especialista, el asesor general funciona como un “filtro”, un adaptador o “cable a tierra” que ayuda al empresario a evaluar las propuestas sin perder de vista la visión de conjunto del sistema productivo. Las visitas del asesor se planifican con tiempo y responden a un programa de trabajo que busca eliminar los factores limitantes de la empresa.
El Personal.
A grandes rasgos las simientes del fracaso se apoyan en el trabajo con personal de muy bajo o nulo nivel de capacitación, algo bastante frecuente en el ámbito rural, en donde muchas veces se contrata sobre la base de pagar lo menos posible y no tanto de buscar personas capaces aunque haya que pagarles mayores sueldos. En estas empresas la comunicación es deficiente y la gente trabaja desmotivada, sin responsabilidad ni compromiso por la empresa.
Las empresas que apuestan al éxito privilegian la selección y el trato con el personal apuntando a lograr el mejor ambiente de trabajo posible. Ven en el empleado un “socio” con el que tienen que manejar un buen nivel de comunicación e información para lograr buenos resultados. Estas empresas saben que el personal es una de “las semillas clave” en el camino de lograr el éxito y la rentabilidad de la empresa y trabajan seriamente y con compromiso para tratar de lograr un buen equipo de trabajo.
La Capacitación.
Las empresas que cultivan las malezas del fracaso no valoran en general la capacitación, sea esta para el productor o para sus operarios, y se limitan en general a todo aquello que se pueda recibir en forma gratuita o con poco esfuerzo de su parte.
Las empresas que avanzan saben que el camino al éxito se apoya en ir sembrando las semillas de la capacitación y del manejo de información actualizada, por lo cual participan en grupos de intercambio entre productores, viajan, miran, estudian, averiguan, ensayan, leen, tratando de descubrir nuevas oportunidades que les permitan resolver sus problemas, y en el proceso, llevan a sus colaboradores para que también se actualicen.
Actitud, la gran diferencia.
La actitud es algo así como el fertilizante que podemos usar para fomentar el crecimiento de las semillas buenas o de las malas.
Las actitudes negativas como el pesimismo, la queja, el llanto permanente, la búsqueda de excusas y culpables para sacarse las propias culpas de encima y no enfrentar los errores, son solo algunas de las formas en que se fomenta el fracaso. El individualismo, el facilismo y el aislamiento son también otros de los “fertilizantes” que vemos en la realidad cotidiana.
Las empresas y las personas que por el contrario “fertilizan” y ayudan a desarrollarse al éxito, miran el futuro con un optimismo realista, reconociendo que las cosas difíciles son aquellas por las que vale la pena luchar, y que con creatividad y esfuerzo se pueden lograr. Saben que los esquemas asociativos bien manejados ayudan a bajar riesgos, por lo que tienen actitudes de apertura mental y flexibilidad  para imaginar nuevos negocios conjuntos. Estas empresas tienen dificultades y sufren las adversidades climáticas como cualquier otra empresa en este negocio, pero en lugar de quedarse en el lamento intentan atesorar las malas experiencias como aprendizaje para no repetir los mismos errores en el futuro.
Más allá de los planteos, Usted, ¿Qué semillas reconoce sembrar?, ¿las del éxito o las del fracaso?.
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Autores:
Ing. Agr. Fernando Ravaglia
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