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El trigo quiere revancha

Publicado: 30 de mayo de 2006
Por: AAPRESID





Productores y asesores líderes redoblan la apuesta y ratifican que trigo/soja de segunda puede ser la alternativa de mayor rentabilidad.




A pesar de las noticias que sacuden la coyuntura, la siembra de trigo avanza por la Argentina y comienza a tomar velocidad. Por eso, resulta útil repasar algunos conceptos conocidos y asomarse, al menos un poco, a lo que están haciendo los productores líderes y los especialistas. Veamos.

El trigo es una opción productiva de gran impacto en sistemas de siembra directa bajo esquemas de agricultura continua. En el plano agronómico, permite generar una excelente cobertura, debido a la cercanía de sus líneas de siembra, lo cual asegura una distribución uniforme, cosa que no sucede con gramíneas estivales como maíz, que se siembra a 52,5 o 70 centímetros entre hileras. Además, el rastrojo de trigo posee una lenta descomposición, ya que tiene una elevada relación carbono/nitrógeno, lo que asegura la perdurabilidad en el tiempo de la cobertura generada.

Por otro lado, su sistema radicular en cabellera, distribuido en el volumen superior del perfil del suelo —sumado a condiciones de humedad otoñal—, asegura la recomposición de la porosidad, condición necesaria para la infiltración de las lluvias de primavera y verano. Sumado a ello, es una opción invernal que, mediante la actividad de sus raíces, permite que la maquinaria biológica del suelo se mantenga activa en esa época. Además, permite una intensificación de la rotación, dado que en la mayor parte de la superficie en la que se siembra se lo utiliza como antecesor de cultivos estivales como soja y, en menor proporción, maíz y sorgo; lo cual permite obtener dos cosechas por campaña, y que la mayor parte del año el lote esté ocupado con cultivos.

En consecuencia, se hace un aprovechamiento muy eficiente de los recursos, principalmente del agua, consumiendo así los milímetros acumulados en el perfil durante el otoño, que de otra manera no se utilizarían para producir materia seca.

En el plano económico y financiero, también posee ventajas, ya que el margen bruto de un doble cultivo, manejado criteriosamente y con la tecnología disponible, habilita a obtener una muy buena rentabilidad, y permite también diversificar riesgos; todo ello sin olvidar el pulmón financiero que genera, al tener una entrada en contraestación respecto a cultivos estivales.

En ese sentido, Hugo Ghío — referente de la siembra directa en el sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba— destaca que "la combinación trigo/soja de segunda ha demostrado ser en la zona la alternativa de mejor resultado económico en sistemas estabilizados en siembra directa". De allí que su esquema productivo combina al doble cultivo y al maíz, sin incluir soja de primera. "Obviamente este esquema demanda una inversión tecnológica inicial mayor y posee una mayor complejidad en el manejo; aspecto que se ve compensado con creces con la mejora del ambiente que una rotación intensiva produce", agregó Ghío.

En línea con lo expuesto, César Belloso —asesor privado y directivo de AAPRESID— comentó que "en los campos asesorados en el sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires, desde hace tres campañas la secuencia trigo/soja es la de mayor margen bruto", comentó. Aunque aclaró que no se debe "mirar la foto, sino la película", en clara alusión a medir el resultado de la rotación en su conjunto y no de cada cultivo en particular.

Teniendo en cuenta este detalle, también es justo considerar que "en el promedio de las últimas tres campañas para los campos asesorados en esa zona arrojan un margen bruto de 546 U$S/ha para trigo/soja versus los 420 y 235 U$S/ha para soja de primera y maíz, respectivamente", agregó.

A pesar de estas ventajas, "aún existe una brecha amplia entre el potencial que hoy tiene el cultivo y lo logrado como media de producción en algunas zonas", comentó Ghío, lo cual hace necesario ajustar la tecnología a cada ambiente.

Al respecto, varios referentes técnicos y asesores sostienen que la siembra de trigo sobre rastrojos voluminosos —como los de maíces de alto rinde— sigue siendo un tema a ajustar. Esta visión es coincidente con la de especialistas como Mario Bragachini (INTA Manfredi), quien desde hace varias campañas viene trabajando en este tema.

"Se debe tener presente que sembrar trigo sobre rastrojo de maíz con alto volumen de residuos en superficie es posible con la tecnología hoy disponible, aunque es necesario mucho trabajo para lograr una implantación correcta", destacó el especialista.

Otro de los temas que preocupan a los principales referentes agronómicos es "la definición de la dosis de nitrógeno a aplicar", según destacó Agustín Bianchini —responsable de prospectiva tecnológica de AAPRESID—.

La variabilidad interanual respecto al potencial productivo de cada zona para el cultivo de trigo "hace que sea muy complicado ajustar la dosis de nitrógeno, lo cual tiene un gran impacto en el resultado económico, al ser un insumo clave", afirmó.

Las recientes campañas han dado evidencia de este fenómeno. "La última fue en términos generales excelente para trigo, ya que las temperaturas frescas y la muy buena radiación permitieron alcanzar rindes a campo superiores a los 5.000 kg/ha en el sur de Santa Fe", agregó Bianchini. Por el contrario, campañas como la 2002, "caracterizadas por altas temperaturas en octubre, hicieron que los rindes medios sean bajos". Esta variabilidad complica la decisión de ajustar la dosis de nitrógeno, "aunque queda claro que la fertilización nitrogenada es una de las tecnologías de mayor respuesta en gramíneas como trigo o maíz", resaltó.

Respecto al manejo de plagas en sentido amplio (malezas, plagas y enfermedades) se ha avanzado mucho en conocimiento, principalmente "en el manejo de enfermedades foliares", destacó Santiago Barberis, técnico de la regional Pergamino/Colón de AAPRESID.

Sin embargo, "hay años en que, por un mal monitoreo en presiembra, el gusano blanco puede hacer estragos", agregó.Respecto al uso de fungicidas para el manejo de enfermedades foliares, un informe de AAPRESID proveniente de ensayos realizados junto a Basf, Bayer CropScience y Syngenta, afirma que "si bien en la pasada campaña la presión de enfermedades fue leve, la respuesta promedio de los ensayos varió de 360 kg/ha a 742 kg/ha en las regiones sur y norte trigueras, respectivamente"; lo cual marca la importancia de esta tecnología.

Queda en claro que el cultivo de trigo es una opción agronómica de gran impacto en los sistemas de producción, y con gran desarrollo tecnológico asociado. Es necesario entender el funcionamiento de los agroecosistemas —en los cuales el trigo es uno de sus componentes— para hacer un manejo rentable y sustentable.

La siembra en lotes difíciles

La siembra de trigo sobre rastrojos voluminosos como los de maíces de alta producción es una tarea que demanda mucha atención y cuidado. Por lo tanto, es bueno tener presentes los consejos de Mario Bragachini:


Realizar una siembra de trigo con un cruce de 45ø respecto a la siembra del antecesor.


Utilizar cuchillas turbo para el corte de rastrojo, tanto en trenes de siembra doble o monodisco.


Utilizar órganos fijadores de la semilla en el fondo del surco.


En el caso de utilizar sembradoras con distribuidor a chorrillo, se aconsejan los caños de bajada telescópicos, para evitar entregas irregulares de semillas. Si se utilizan caños de bajada de goma corrugada, es conveniente acortar un 20% su largo, para que trabajen más estirados.


En siembras a 26cm entre hileras con sembradoras de grano grueso y utilizando cuerpos fertilizadores como sembrador, tener en cuenta las diferencias de densidad a colocar en cada tipo de cuerpo. Colocar el 60% de las semillas en los cuerpos fertilizadores/sembradores y el 40% en los cuerpos de grano grueso, para lograr de esta manera la misma cantidad de plantas en ambas líneas de siembra en trigo sobre maíz.

Todos contra el gusano blanco

La detección temprana y previa a la siembra de trigo es fundamental en el manejo de un enemigo importante: el gusano balnco.

Según Rubén Massaro — especialista en la materia de INTA Oliveros—, "se recomienda cuantificar la población de gusanos realizando con pala pozos de 25 x 50 centímetros de superficie hasta los 30 centímetros de profundidad". Otros investigadores —principalmente brasileños— sugieren el uso de azadas para la evaluación. Pero, más allá de la herramienta utilizada, lo importante es lograr la cuantificación real de la población de la plaga.

En Argentina, se indican umbrales de daños para el cultivo de trigo de 4-5 larvas por metro cuadrado. Jorge Aragón —reconocido entomólogo de INTA Marcos Juárez— determinó que la presencia de 5 gusanos por metro cuadrado tuvo un impacto de 11% de pérdida en el rinde del cultivo de trigo.

Un aspecto a no descuidar es la correcta identificación de la especie de gusano blanco, ya que reportes de las estaciones experimentales de INTA Pergamino, Oliveros y Rafaela indican la identificación de más de 10 especies, de las cuales solamente Diloboderus abderus causa daño económico.

La identificación debe ser realizada por personal calificado, utilizando una lupa de 10x, evaluando la distribución de pelos de la cabeza y del último segmento del abdomen del gusano.
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