Mejoramiento genético del cultivo de colza

La colza es una oleaginosa de invierno que pertenece a la familia de las crucíferas y al género Brassicas. Es de ciclo anual y su aceite tiene uso comestible y/o industrial, tomando un papel preponderante en la Unión Europea en los últimos tiempos de la mano de la producción de aceite, para su utilización en la industria del biodiesel. 

Atendiendo a la problemática  internacional respecto a la disponibilidad de combustibles, no se puede estar ajeno a la creciente demanda de productos destinados a servir como materia prima en la fabricación de los novedosos biocombustibles, entre los que la colza ocupa un lugar de privilegio.

En la Argentina, el cultivo de colza se adapta a todas las regiones trigueras del país, demostrando alto potencial de rendimiento tanto en grano como en aceite. A diferencia del girasol y soja, de producción estival, la colza, de ciclo otoño-primaveral, abastecería al mercado en otra época del año. Por lo tanto, es una alternativa interesante para diversificar la producción agrícola y minimizar los riesgos agroeconómicos. 

Con cuatro años de ensayos en siete localidades del país, Advanta Semillas agranda su cartera de productos introduciendo el cultivo de colza, tomando como base el programa de mejoramiento genético de este cultivo originario de su empresa asociada en Australia. 

En la actualidad cuenta con dos híbridos comerciales de ciclo primaveral: Hyola 61 y Hyola 432. A diferencia de los materiales invernales, estos productos primaverales no necesitan acumular horas de frío para florecer, a lo que se debe su amplia adaptación en todo el país y la flexibilidad que otorga para elegir la fecha de siembra. 

Las fortalezas de estos híbridos son la emergencia y madurez uniforme, la sanidad y la precocidad de cosecha. Advanta apuesta a dicha precocidad y  a la posibilidad de obtener el beneficio del doble cultivo: en condiciones normales se estaría adelantando la siembra de soja de segunda en unos 10 días con respecto a las colzas de ciclos invernales. 

En cuanto al manejo del cultivo, se adapta a  distintos tipos de suelos con aptitud agrícola, destacándose en aquellos de alta fertilidad, francos y de buen drenaje. 

Como la semilla es muy pequeña, en planteos de labranza convencional, se requiere de una cama de siembra refinada, pareja y compacta, a través de rodillos, permitiendo obtener un manto de siembra firme que garantice un nacimiento uniforme. 

En sistemas de siembra directa es necesario reducir el volumen de rastrojo en superficie. Por ello es recomendable el uso de cuchillas turbo con barrerastrojos. De esta forma logramos una línea de siembra uniforme en todo aspecto. 

La época de siembra es muy amplia para los híbridos primaverales. Abarcando desde fines de abril hasta julio inclusive, teniendo en cuenta el riesgo de heladas en las etapas iniciales del cultivo (cotiledón y primera hoja verdadera). 

La siembra se puede realizar usando el cajón alfalfero de una sembradora de grano fino o bien el cajón triguero. Se recomienda entre 5 a 7 kg/Ha según el peso de las mil semillas y las características de la siembra, con el objetivo de lograr entre 80 y 100 plantas/m². La distancia entre surcos va de 15 a 30 cm y la profundidad de siembra no debe superar los 2 cm.

El cultivo de colza requiere de importantes niveles de fertilización. Responde muy bien a los aportes de fósforo y azufre a la siembra, como de nitrógeno en el estado de roseta.

En cuanto al control de malezas, es conveniente elegir lotes limpios, especialmente libre de malezas crucíferas. Como el desarrollo inicial del cultivo es lento, en siembra convencional se puede utilizar Trifluralina incorporada en presiembra. En el período de roseta, es aconsejable aplicar los herbicidas para el control de malezas de hoja ancha, como Dicamba o Picloran en dosis menores a las utilizadas en trigo. En tanto que para el control de gramíneas se pueden utilizar graminicidas de presiembra y postemergencia. Una práctica muy difundida, sobre todo en siembra directa, es el uso de glifosato antes de la emergencia del cultivo. 

Con respecto a las enfermedades fueron detectadas Sclerotinia y Alternaria sin daños económicos. Mientras que Phoma (Blag Leg) es la enfermedad de mayor importancia.

Por el lado de las plagas se ha identificado la presencia de Pulgón ceniciento (Brevicoryne brassicae) y Polilla de las coles (Plutella xilostella) durante el período de roseta y elongación de las varas florales.

Por último, la cosecha puede ser directa con plataforma triguera en aquellos lotes donde la maduración es uniforme y el nivel de malezas no dificulte la recolección. El momento óptimo es cuando el 90 % de las plantas alcancen la madurez total. El grano se presenta de color negro intenso.

Otra forma de cosecha alternativa es  mediante el corte e hilerado en el momento de madurez fisiológica (30-35 % humedad de grano). En este momento el cultivo vira de color verde a amarillento castaño. Finalizando con la posterior recolección y trilla. La humedad del grano no debe ser superior a 8,5 %.

Gracias a su gran poder de adaptación, sumado a su condición de alternativa de siembra y a la actual coyuntura económica de demanda, la colza se convierte hoy en un cultivo de alta competitividad, cuyo próspero futuro estamos comenzando a vislumbrar.