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El poder que hay en una sola semilla

Publicado: 16 de junio de 2019
Resumen
Una semilla contiene el poder y potencial de multiplicarse.  En sí mismo, no es muy vistosa, pero cuando es plantada, esa pequeña semilla tiene el poder suficiente para enraizarse profundamente en la tierra. Una persona puede necesitar alguna herramienta para cavar en la tierra, pero la semilla tiene el poder en si misma de hacerlo. Una vez que la semilla ha penetrado en la ...
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Autores:
Ada Nalbis Camacho
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Dpa. Óscar Castro Solano
22 de julio de 2019
Desarrollo y germinación de las semillas Ángel J. Matilla LA GERMINACIÓN DE SEMILLAS La germinación es el proceso que se inicia con la toma de agua por la semilla seca (imbibición) y termina cuando una parte de ésta (eje embrionario en dicotiledóneas o radícula en monocotiledóneas y gimnospermas) atraviesa las estructuras envolventes que la rodean (emergencia). En el caso de las semillas endospérmicas (como las de las gramíneas), la resistencia que oponen estas estructuras (testa y endospermo) al embrión es tan grande, que para que se produzca la emergencia es necesaria la degradación enzimática de varias zonas de dichas estructuras. La toma de agua por una semilla madura es trifásica: toma rápida inicial, fase de meseta (? entre 1 a 1.5 MPa) y nuevo incremento en la absorción de agua, que se corresponde con el período de elongación del embrión o de la radícula. La duración de cada fase dependerá de las características de la semilla (tamaño, contenido de sustratos hidratables, permeabilidad de la cubierta seminal, toma de O2, etc.) y de las condiciones externas en las que se produce la imbibición (temperatura, composición del sustrato del suelo, contenido de humedad). Por razones no aclaradas todavía, las semillas que están en estado de dormición sólo atraviesan las dos primeras fases. Una semilla seca (5-10% de contenido en agua) tiene un ? muy negativo (aproximadamente, 100 MPa), por lo que tiende a imbibirse muy deprisa (fase inicial), independientemente de que la semilla esté durmiente o sea viable. Esta fase tan rápida de absorción de agua provoca alteraciones temporales en la permeabilidad diferencial de las membranas de la semilla y, por consiguiente, una pérdida al medio circundante de solutos y diferentes metabolitos de bajo peso molecular (azúcares, ácidos orgánicos, iones, aminoácidos, péptidos, etc.). La pérdida de inhibidores de germinación (como los. fenoles) y ABA también tiene lugar en esta fase de hidratación. Estas pérdidas pasivas de compuestos son un reflejo de la transformación de los componentes fosfolipídicos de las membranas desde una fase de gel (adquirida en la última etapa de la embriogénesis) a una fase de cristal-líquido hidratado provocada por el agua de imbibición. Esa transición puede ser retrasada o inhibida por la presencia de azúcares (sacarosa, oligosacáridos de la serie rafinosa y estaquiosa) o proteínas (como, por ejemplo, proteínas LEA). El hecho demuestra que, durante el proceso. El hecho demuestra que, durante el proceso embriogénico de la semilla, los azúcares y proteínas LEA implicados en la preservación de las membranas durante la masiva pérdida de agua se sintetizan antes de que se inicie la desecación. Concluida la fase inicial de la imbibición, las membranas recobran su configuración más estable y se reduce la pérdida de solutos. Sin embargo, no se conoce el mecanismo por el cual las membranas son reparadas una vez finalizada esta toma de agua tan brusca. A los pocos instantes de iniciarse la imbibición de la semilla viable, se reanuda su actividad metabólica. Se asume que las estructuras y enzimas necesarias para tal fin deben estar presentes en la semilla seca; por consiguiente, han permanecido protegidas a lo largo de la desecación de ésta. Uno de los aspectos más importantes del metabolismo al inicio de la imbibición es la producción de ATP y la actividad respiratoria, la cual se detecta en pocos minutos. Algunas semillas producen etanol en esta fase, a causa del déficit de O2 ocasionado por la falta de acceso de éste desde el exterior, debido a la impermeabilidad de la cubierta seminal al O2. Con la emergencia radicular finaliza la germinación y se inicia el crecimiento de la plántula Se conoce como emergencia radicular el proceso por el cual la radícula o el eje embrionario atraviesan los tejidos envolventes y pasan de un metabolismo preferentemente anaerobio a otro típicamente aerobio. La emergencia marca el fin de la germinación y el comienzo del crecimiento de la plántula. Este proceso lo conduce básicamente la elongación celular, y puede estar acompañado por actividad mitótica. A excepción de los embriones inmaduros, la división celular no parece relacionada con la emergencia ni es necesaria para que se produzca. Al igual que el crecimiento por elongación en otros tejidos, el crecimiento radicular (proceso que provoca la emergencia) deberá estar desencadenado por un «ablandamiento» de la pared celular y la acción posterior de la presión de turgencia de las células localizadas en la región subapical (zona de elongación). La señal que induce el inicio de la elongación y el mecanismo íntimo de ésta no se conoce. Sin embargo, existen tres posibilidades: 1) acumulación de solutos osmóticos para provocar el incremento de la presión de turgencia; 2) aumento en la extensibilidad de las paredes celulares, previo al inicio de la elongación, y 3) acción conjunta de los procesos de elongación de la radícula y relajación de los tejidos que la rodean (hidrólisis de los componentes polisacarídicos de la pared celular). La semilla es el órgano que permite la dispersión, propagación y perpetuación de las plantas espermatofitas. Se admite que aproximadamente el 97% de las plantas que pueblan la superficie terrestre son espermatofitas. La estructura de la semilla y su fisiología están adaptadas para actuar como unidad de dispersión. La semilla posee reservas que alimentarán a la nueva plántula hasta que ésta pueda establecerse como un organismo fotosintéticamente competente, autotrófo. La aparición de la semilla en el ciclo vital de las plantas superiores constituyó un proceso de adaptación único, ya que mediante ella se asegura que la planta madre sobreviva en la generación siguiente, aun en condiciones ambientales adversas. En la semilla se reflejan, por tanto, todos los procesos adaptativos de la planta progenitora. Una vez que la semilla se ha formado mediante la embriogénesis, paraliza su desarrollo durante un período de tiempo, acumula sustancias nutritivas en los órganos de reserva y, finalmente, se deseca, dispersa y, cuando las condiciones del medio son favorables para germinar, inicia la regeneración de la planta madre. En este estado de desecación, la semilla puede adquirir diferentes formas de dormición, un proceso de enorme importancia en la supervivencia. Durante este período de dormición, la semilla mantiene su viabilidad a costa de una actividad metabólica basal. El ABA es el factor hormonal inductor de la dormición. Sin embargo, las características genéticas de la semilla, el programa de desarrollo y una serie de factores medioambientales inducen el grado y la intensidad de la dormición. Hasta ahora no se ha logrado aislar y caracterizar a nivel fisiológico y molecular ningún gen que tenga una relación directa con la dormición. Las GAslas temperaturas bajas o la absorción de luz roja «vía fitocromo» son algunos de los factores implicados, individual o conjuntamente, en la pérdida de la dormición primaria. Es posible que la interacción de la señalización del ABA y GAs sea un mecanismo importante en la ruptura de la dormición. Las etapas que constituyen la germinación de una semilla implican una regulación temporal y espacial del crecimiento y desarrollo de las células y de los tejidos que la forman. Durante la germinación se reactiva la proteinosíntesis y otros procesos metabólicos, las membranas vuelven a adquirir su permeabilidad diferencial y el DNA es reparado para reanudar sus funciones génicas. La emergencia de la radícula es una consecuencia de la elongación, y no de la mitosis, y se lleva a cabo porque los tejidos que la rodean sufren un proceso de «ablandamiento» provocado por el desmantelamiento de la estructura de la pared celular. Los niveles, la sensibilidad tisular y la señalización de varias fitohormonas cambian drásticamente durante estos procesos secuenciales, de lo que se deduce que están relacionadas con ellos. Dos de ellas, GAs y ABA, y probablemente el etileno, tienen funciones clave en el inicio y mantenimiento de la germinación. Sin embargo, el mecanismo por el que las fitohormonas controlan la germinación está lejos de conocerse en detalle. Se ofrece una visión fisiológica y molecular de las características y funcionamiento de la semilla, así como de los acontecimientos que tienen lugar durante su desarrollo y de las alteraciones que necesita para adquirir el estado de dormición y para prepararse y completar la germinación. https://www.uv.mx/personal/tcarmona/files/2016/08/Matilla-2008.pdf
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Ernesto Alonso Estrada Lazos
14 de septiembre de 2020
La primera parte me sorprende por el sesgo creyente q' le dan, esta bien pero la naturaleza es basta y sabia, yo creo mucho en la naturaleza, maxime cuando esto lo tratan protestantemente, no comulgo con tal idea
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Dpa. Óscar Castro Solano
17 de septiembre de 2020
Ernesto Alonso Estrada Lazos Se debe demostrar con pruebas contundentes lo que usted indica, la naturaleza es ciencia pura.
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