Argentina - Invierten por más de 1.000 millones de dólares en biodiesel

La producción de biodiésel y otros combustibles alternativos están generando la puesta en marcha de fuertes inversiones en Argentina. En los próximos años el monto en esta actividad ascendería a U$S 1.000 millones, y las estimaciones privadas destacan que para 2010, según estimaciones privadas, el país contará con decenas de plantas capaces de producir 2,9 millones de toneladas de ese sustituto renovable del gasoil. Ante la posibilidad latente de que escaseen el petróleo y sus derivados en el mediano plazo, los combustibles de origen vegetal parecen ser la alternativa. Los altos precios del crudo los ayudan a ser competitivos. Según un relevamiento de la Asociación Argentina de Biodiésel, muchas empresas ya se lanzaron a la construcción de plantas para elaborar el combustible. Para una planta con 100.000 toneladas de capacidad anual se requieren U$S 20 millones. La reciente sanción de una ley específica -en vías de reglamentación- generó un mercado local: en 2010 será obligatorio sustituir 5% del gasoil por biodiésel, para lo que se necesitarían 635.000 toneladas, doce veces la capacidad de producción actual. La futura producción de las 2,9 millones de toneladas de combustible alternativo representaría un gran aumento de las 60.000 toneladas actuales. Pero no es el mercado interno -donde el gasoil se vende a precios muy bajos respecto de los internacionales- el que atrae a los inversores, en especial los grandes. La mayoría de los emprendimientos apunta a cubrir una parte de la demanda de biodiésel que llegaría desde el exterior. Los operadores miran al sudeste asiático, a EE.UU., pero sobre todo a Europa, donde un litro de gasoil cotiza a 1,10/1,20 euros. La Argentina es el tercer mayor productor mundial de aceites vegetales, principal materia prima del biodiésel. Si se concretan todas las inversiones que están en estudio, el país podría producir en pocos años más cerca de 3 millones de toneladas de biodiésel, excediendo largamente las necesidades de su mercado. Las grandes cerealeras que ya largaron (Bunge, Dreyfus, Molinos, AGD, Vicentín y Glencore), y otras más piensan en ese mercado. Lo mismo que algunas petroleras como Repsol-YPF y varias empresas extranjeras que buscan su espacio. A partir de 2005, la Unión Europea exige también la mezcla con biocombustibles, en escalas ascendentes que comenzaron en 2% y llegarán a 5,75% en cuatro años. Sus necesidades de biodiésel podrían llegar a 19 millones de toneladas y se estima que con propia producción podrá cubrir 60% de esa demanda. El resto deberá importarlo, lo que puede beneficiar a la Argentina. El país tiene chances porque no sólo es el mayor exportador mundial de aceite de soja (con un complejo procesador y portuario instalado sobre el Paraná y en medio del corazón agrícola pampeano), sino además porque hoy la ecuación impositiva la torna muy competitiva. El aceite (la materia prima) tributa 20% de retenciones y el biodiésel 5%, con 2,5% de reintegro.