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Soja: enfermedades foliares

Cómo afectan las enfermedades foliares al rendimiento de la soja

Publicado: 19 de marzo de 2007
Por: Carmona, Marcelo A. Ing. Agr. M Sc. Profesor Asociado Cátedra de Fitopatología.

Entender como interfieren las enfermedades foliares a la expresión del rendimiento, nos permitirá estar más preparados para poder maximizar los rendimientos.

Las enfermedades foliares limitan el rendimiento del cultivo porque se desarrollan a expensas de la planta, consumiendo energía. De manera general puede decirse que las enfermedades foliares afectan la generación del rendimiento por los siguientes motivos:

  1. Los patógenos ejercen su parasitismo aprovechándose de la energía producida por el cultivo. De esta manera los parásitos colonizan, crecen y se reproducen exclusivamente a expensas de la planta, generándoles pérdidas de carbohidratos y nutrientes producidos o de reserva que podrían haber sido destinados hacia destinos reproductivos,

  2. La mayoría de las enfermedades foliares producen clorosis, necrosis, afectando la fotosíntesis, disminuyendo la intercepción de radiación y aumentando la reflectancia

  3. Así también la mayoría de ellas generan senescencia y algunas más graves, una intensa desfoliación afectando la intercepción lumínica.

Probablemente el principal efecto de las enfermedades foliares es disminuir la eficiencia de intercepción de radiación a través de la reducción del IAF (índice de área foliar) y de su duración. Frente a la defoliación, clorosis y senescencia producidas por las enfermedades, las plantas de soja pueden responder con la producción de nuevas hojas, principalmente a través del proceso de ramificación. Sin embargo, a medida que avanzan los estados reproductivos, los mecanismos naturales de tolerancia y resistencia se vuelven menos activos. Coincidentemente, suelen producirse condiciones lluviosas y húmedas, aumentando la manifestación de la enfermedad. Bajo estas condiciones, el efecto compensatorio de la producción de nuevas hojas resulta mínimo o nulo, por lo cual se generan importantes daños y pérdidas. Todos esto efectos generarán una menor supervivencia de flores y por lo tanto una menor cantidad de vainas y granos además de afectar el peso y calidad de los mismos.

Conceptualmente, daño puede ser definido como cualquier reducción en cantidad o en calidad de la producción, causados por los efectos de un patógeno.

El daño promedio causado por las EFC es de 8% a 10%, con un máximo de hasta 30%, variando según años y zonas.

La RAS puede producir aun mayores daños y significativas pérdidas, debido fundamentalmente a la intensa y temprana desfoliación que puede generar.

Probablemente el principal efecto de las enfermedades foliares es disminuir la eficiencia de intercepción de radiación a través de la reducción del IAF (índice de área foliar) y de su duración. Frente a la defoliación, clorosis y senescencia producidos por las enfermedades, las plantas de soja pueden responder con la producción de nuevas hojas, principalmente a través del proceso de ramificación. Sin embargo, a medida que avanzan los estados reproductivos, los mecanismos naturales de tolerancia y resistencia se vuelven menos activos. Coincidentemente, suelen producirse condiciones lluviosas y húmedas, aumentando la manifestación de la enfermedad. Bajo estas condiciones, el efecto compensatorio de la producción de nuevas hojas resulta mínimo o nulo, por lo cual se generan importantes daños y pérdidas.

Cómo afectan las enfermedades foliares al rendimiento de la soja - Image 1

Todos esto efectos generarán una menor supervivencia de flores y por lo tanto una menor cantidad de vainas y granos además de afectar el peso y calidad de los mismos.

Es decir que las EFC constituyen y generan stress adelantando la maduración generando clorosis, senescencia anticipada, acortando el período crítico, disminuyendo la radiación interceptada y utilizada, dentro y más allá del período crítico y, consecuentemente, afectando el rendimiento.

De esta manera cuando la cantidad de carbohidratos disminuye por este tipo de estrés, aumenta la mortandad de órganos reproductivos y se reduce el número final de vainas y granos.

Es por ello que actualmente se recomienda la aplicación de fungicidas entre los estadios R2-R3 y R5, para eliminar el parasitismo y preservar el área verde generadora de la riqueza de hidratos de carbono y aumentar la capacidad de captación de los recursos. De esta forma, el cultivo se mantendrá por más tiempo en niveles superiores al IAF crítico maximizando la tasa de crecimiento, lo que generará, en ausencia de otros stress, mayores rendimientos.

La principal dificultad consiste en determinar el mejor momento de la aplicación debido a que, la mayoría de estas enfermedades (excepto Septoria que puede ocurrir aún en etapas vegetativas), expresan sus síntomas y daño en etapas avanzadas del cultivo incluso cuando fisiológicamente ya ha terminado el período crítico.

Por ello es necesario orientar la toma de decisión (aún cuando no haya síntomas visibles) mediante la valoración de diversos factores relacionados con la epidemiología de estas enfermedades y con la generación del rendimiento del cultivo. Los resultados muestran una tendencia considerablemente favorable para su uso, aunque variable de acuerdo a la región considerada y muy dependiente del ambiente particular del año de la aplicación.

Los efectos de la RAS en la fisiología del cultivo, son de modo general, conceptualmente semejantes a los descriptos para las EFC, pero se torna imprescindible remarcar algunas diferencias de importancia:

  1. La RAS puede ocurrir más tempranamente e incluso en estados vegetativos,
  2. epidemiológicamente, el período de incubación y latencia de la RAS es más corto, mostrando una alta capacidad de reproducción, infección y diseminación.
  3. Consecuentemente, la RAS puede generar mayor y más intensa senescencia y desfoliación del cultivo.

Por lo antedicho los daños y los efectos en la fisióloga del cultivo deben ser considerados de mayor gravedad e intensidad potencial. Cultivos que fueron desfoliados prematuramente, sólo han podido generar una producción residual, mostrando daños significativos.

De manera general no estamos acostumbrados a enfrentarnos con una enfermedad de inusuales características potenciales como las que presenta hoy la roya asiática, y nos obliga a cambiar la "mirada" sobre el cultivo: se debe abandonar la idea de seguir haciendo soja en forma rústica y por lo tanto se hace necesario adoptar nuevas técnicas de monitoreo, de diagnóstico y de aplicación de fungicidas.

El efecto de los fungicidas es el de disminuir la tasa epidemiológica (velocidad de la enfermedad) y el inóculo remanente en el campo (población de urediniosporas). Un buen control se logra entonces cuando se baja el inóculo en las hojas inferiores y se protegen las superiores por al menos 15 a 25 días (poder residual).

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