Evaluación comparada del comportamiento productivo de trigo, cebada y avena en Paraná, Entre Ríos. Años 2013 y 2014

La producción agrícola de la provincia de Entre Ríos se caracteriza por un fuerte predomino de cultivos estivales (soja, maíz, arroz, sorgo y girasol). En los últimos 12 años la participación de los cultivos agrícolas invernales (trigo, lino, colza y cebada) ha sido inferior al 20% de la superficie total cultivada (Figura 1).

Teniendo en cuenta que la cobertura del suelo a través de los cultivos o de los rastrojos está muy relacionada con la susceptibilidad del suelo a ser erosionado, se podría considerar al porcentaje de participación de los cultivos invernales en el total como un indicador de sustentabilidad del sistema (Engler, 2007).

Figura 1. Participación porcentual de los cultivos estivales (soja, maíz, arroz, sorgo y girasol) e invernales (trigo, lino, colza y cebada) en el total de la superficie cultivada en la provincia de Entre Ríos (Minagri, 2015).

Desde el año 2000 hasta la fecha, más del 74% de la superficie agrícola correspondiente a cultivos estivales se ha concentrado en el cultivo de soja (minagri, 2015), una leguminosa con escasos residuos de cosecha con una baja relación carbono:nitrógeno (C:N), lo que determina una rápida descomposición (Caviglia, 2010).

La inclusión de cultivos invernales, especialmente cereales, es una buena alternativa para aportar residuos de alta relación C:N y aprovechar recursos (agua y radiación solar) para producir granos y/o biomasa que mejore el resultado productivo de la empresa (Caviglia, 2010).

En los últimos 15 ciclos agrícolas (2000/01 – 2014/15) el cultivo invernal predominante ha sido el trigo, con una participación del 73% de la superficie implantada, seguido por los cultivos de avena y lino. A partir del año 2006 comienzan a aparecer como alternativas invernales los cultivos de colza y cebada, representando en promedio de los últimos 4 ciclos agrícolas el 6,2% y 3,7% respectivamente, siendo su mayor participación en la campaña 20012/13 con 11,3% y 7,5% respectivamente (Minagri, 2015).

El conocimiento de aspectos clave del manejo de los cultivos invernales es crucial para promover su adopción, en orden a logar un sistema agrícola más sustentable. Debido a que las intenciones de siembra y las condiciones para la implantación de cultivos invernales suelen retrasar la siembra con respecto a las recomendadas, cobra relevancia evaluar el comportamiento agronómico de diferentes cultivos en relación con el trigo, como el cultivo predominante.

El objetivo del trabajo fue evaluar el comportamiento agronómico de variedades de trigo, cebada y avena ante variaciones en la fecha de siembra, en Paraná, Entre Ríos.

La experiencia se condujo en dos ciclos agrícolas. La siembra se realizó en directa sobre rastrojo de girasol en 2013 y sobre rastrojo de soja en 2014.

Se utilizó un diseño en bloques completos al azar (DBCA) con 3 repeticiones. La unidad experimental estuvo constituida por parcelas de 9,12 m², 6 surcos de 8 m de longitud y 0,19 m de distancia entre sí.

Se evaluaron dos cultivares, uno de ciclo corto y otro de ciclo largo, de trigo pan (Triticum aestivum) y cebada cervecera (Hordeum vulgare) y un cultivar de avena (Avena sativa), en tres fechas de siembras: 13/05 (F1); 25/06 (F2) y 29/07 (F3) en 2013 y 27/05 (F1), 24/06 (F2) y 04/08 (F3) en 2014 (Figura 2).

Los cultivares utilizados fueron:

Porte vegetativo semi-erecto, moderadamente resistente (MR) a frio en estados vegetativos, MR a vuelco, MR a roya de la hoja (Puccinia triticina), moderadamente susceptible (MS) a roya del tallo (Puccinia graminis tritici), MR a mancha amarilla (Drechslera tritici-repentis), tolerante a fusariosis (Fusarium sp.). Grupo de calidad 2.

Porte vegetativo semi-rastrero, MR a frio en estados vegetativos, MR a vuelco, MS a roya de la hoja, MS a roya del tallo, MR a mancha amarilla, MS a Fusariosis. Grupo de calidad 3.

Porte vegetativo semi-erecto, MR a frio en estados vegetativos, tolerante a vuelco, resistente a escaldadura (Rynchosporium secalis) y moderadamente tolerante a mancha en red (Dreschlera teres).

Porte vegetativo semi-rastrero, MR a frio en estados vegetativos, moderadamente tolerante a vuelco, susceptible a escaldadura (Rynchosporium secalis) y moderadamente susceptible a mancha en red (Dreschlera teres).

Porte vegetativo semi-erecto, resistente al frio en estados vegetativos, moderadamente tolerante a roya de la hoja (Puccinia coronata), moderadamente tolerante a roya del tallo (Puccinia graminis), grano blanco de excelente calidad comercial.

La densidad de siembra se calculó en cada cultivar para lograr 280 plantas m-2. Las semillas se trataron con el fungicida difenoconazole 2,5% + fludioxonil 2,5% (Dividend Extra) y el insecticida tiametoxam 35 % (Cruiser) a razón de 300 y 600 cc de producto comercial (pc) cada 100 kg de semilla, respectivamente.

Para el control de malezas se hizo un barbecho químico con 2 l ha-1 de glifosato 62% (Sulfosato) y en presiembra se aplicaron 2 l pc ha-1 de glifosato 62% (Sulfosato) + 200 cc pc ha-1 de dicamba 57,71% + 8 g pc ha-1 de metsulfuron metil 60%.

La fertilización se realizó en dos etapas: previo a la siembra con 120 kg ha-1 de fosfato diamónico (18-20-0) al voleo y en macollaje con 150 kg ha-1 de urea (46-0-0) al voleo.

Se realizaron análisis de varianza y las medias se compararon utilizando el método de comparación de medias de Tukey con un nivel de significancia del 5% utilizando los procedimientos del software estadístico Infogen versión 2013 (Balzarini y Di Rienzo, 2013).

Figura 2. Ensayo comparativo trigo, cebada y avena en la EEA Paraná del INTA.

Las condiciones climáticas en los dos años en estudio fueron contrastantes. El año 2013 se caracterizó por un déficit hídrico muy importante, especialmente durante los meses de julio, agosto y septiembre, siendo las lluvias acumuladas durante ese periodo de solo 34,3 mm (Figura 3).

La temperatura media presentó una variación normal para la época del año correspondiente, de 5 a 20 ºC en los meses comprendidos entre mayo y agosto inclusive y entre 15 y 25 ºC en octubre y noviembre. Septiembre presentó temperaturas atípicas especialmente altas, registrándose una temperatura media de 31,5 ºC y una máxima de 37,6 ºC entre el 7 y 11 de septiembre (Figura 3).

Figura 3. Lluvia diaria (barras) y temperatura media diaria (línea) desde mayo a noviembre de 2013 en Paraná, Entre Ríos (Observatorio Agrometeolorógico de la EEA Paraná del INTA).

El año 2014 presentó una mejor distribución de la lluvia en comparación con 2013 (Figura 4). El mes de agosto se presentó sin ocurrencia de lluvias, pero la condición hídrica no llego a ser estresante para los cultivos.

La temperatura media presentó un comportamiento más estable en comparación con 2013, con un valor medio similar pero con un rango de variación entre mínimos y máximos más acotado (Figura 4). Se pueden destacar dos periodos con temperaturas medias relativamente altas, el primero entre el 20 y el 23 de agosto, acompañado de un ambiente seco y el segundo entre el 24 y el 28 de octubre, acompañado de un ambiente húmedo. Este último predispuso el cultivo al ataque de patógenos fúngicos.

Figura 4. Lluvia diaria (barras) y temperatura media diaria (línea) desde mayo a noviembre de 2014 en Paraná, Entre Ríos (Observatorio Agrometeolorógico de la EEA Paraná del INTA).

En ambos años fue necesario realizar una aplicación de fungicida en etapas vegetativas para el control de roya de la hoja y del tallo en trigo, mancha en red en cebada y roya de la hoja en avena.

La sanidad de la espiga en trigo y cebada y de la panoja en avena fue muy buena en 2013, por lo que no fue necesario ningún control sanitario. En 2014 las condiciones de humedad y temperatura durante el periodo de espigazón y llenado de granos fueron altamente predisponentes para la infección y desarrollo de la “fusariosis de la espiga” producida por algunas especies de hongos del genero Fusarium en los cultivos de trigo y cebada. Se realizó una aplicación de azoxistrobina 20 g + cyproconazole 8 g (Planet Xtra) en dosis de 400 cc pc ha-1, pero el control fue parcial.

La duración en días del periodo entre emergencia y floración de los cultivos (observación externa de anteras) presentó una reducción con el atraso de la fecha de siembra, acentuándose en la tercera fecha de siembra. No presentó diferencias significativas entre años (Tabla 1).

Tabla 1. Duración en días del periodo emergencia – aparición externa de anteras de los cultivares evaluados.

El rendimiento en grano y el peso hectolitrico de los cultivares presentó interacción cultivar x fecha x año (p<0,05).

El trigo alcanzó rendimientos máximos que superaron los 4000 kg en 2014, en fecha 2 y fecha 1 para el CC y CI-L, respectivamente. En el trigo CC, se observa que fue especialmente afectado por el estrés hídrico en la fecha 2 del año 2013 (Figura 5).

El rendimiento se redujo marcadamente en el trigo CI-L a medida que se atrasó la fecha de siembra, siendo esta reducción en promedio de 28,5 kg ha-1 día-1, equivalente a 855 kg ha-1 mes-1.

El peso hectolitrico (PHL) de los cultivares de trigo presentó una tendencia negativa con el atraso de la fecha de siembra, observándose una reducción de 1,38 y 2,10 puntos por mes para CC y CI-L, respectivamente (excluyendo del análisis al dato de trigo CI-L correspondiente a la fecha 3 de 2014 por considerarlo atípico). El trigo de CC solo alcanzó o superó el estándar de comercialización del grado 2 (76 kg hl-1) en fecha 1 de 2013 y en fecha 2 de 2014, en cambio el CI-L lo hizo en fecha 1 y 2 de ambos años (Figura 5).

Figura 5 ay b. Rendimiento (barras) y peso hectolitrico (puntos cuadrados) de los cultivares de trigo de ciclo corto (a) y ciclo largo (b). Letras distintas indican diferencias significativas (p<0,05); mayúsculas para año 2013 y minúsculas para año 2014.

Nota; el rendimiento de trigo ciclo corto en fecha1 del año 2014 fue afectado por pájaros.

El cultivo de cebada también alcanzó rendimientos máximos de más de 4000 kg en fecha 3 de 2013 para el CC y en fecha 1 de 2014 para el CI-L (Figura 6).

Al igual que en trigo, en el CI-L de cebada se observó una tendencia a disminuir el rendimiento a medida que se atrasó la fecha de siembra. La reducción fue en promedio de 14,9 kg ha-1 día-1, equivalente a 447 kg ha-1 mes-1, un 48 % menor que la reducción observada en trigo CI-L.

El peso hectolitrico (PHL) de los cultivares de cebada presentó un comportamiento errático en CC y en CI-L una leve tendencia negativa ante el atraso de la fecha de siembra (Figura 6), pero en todos los casos estuvo por encima del estándar de comercialización del grado 2 (59 kg hl-1).

Figura 6 a y b. Rendimiento (barras) y peso hectolitrico (puntos cuadrados) de los cultivares de cebada de, ciclo corto (a) y ciclo largo (b). Letras distintas indican diferencias significativas (p<0,05); mayúsculas para año 2013 y minúsculas para año 2014.

El cultivo de avena presentó rendimientos muy estables a través de las distintas fechas de siembra en 2013 con un promedio de 2.862 kg ha-1, mientras que en 2014 el rendimiento promedió los 2.000 kg ha-1 en fechas 1 y 2 y se redujo de manera importante en la fecha 3 a causa de una alta presión de roya de la hoja (Figura 7).

El peso hectolitrico (PHL) del cultivo de avena presentó una marcada tendencia negativa ante el atraso de la fecha de siembra, observándose una reducción de 3,38 kg hl-1 por mes. Sólo en la fecha 1 en ambos años y en la fecha 2 del año 2013 superó la base del estándar de comercialización del grado 2 (46 kg hl-1).

Figura 7. Rendimiento (barras) y peso hectolitrico (puntos cuadrados) del cultivar de avena evaluado. Letras distintas indican diferencias significativas (p<0,05); mayúsculas para año 2013 y minúsculas para año 2014.

En dos años climáticamente contrastantes, el primero (2013) caracterizado por limitaciones hídricas para el crecimiento del cultivo y el segundo (2014) con buena distribución de las lluvias pero con condiciones predisponentes para las enfermedades fúngicas de la espiga, los cultivos de trigo, cebada y avena presentaron comportamientos productivos diferentes.

El cultivo de trigo manifestó menor tolerancia a condiciones de estrés hídrico, especialmente cuando éste fue severo y prolongado durante buena parte del periodo vegetativo, como el ocurrido en la fecha 2 del año 2013.

Ante condiciones hídricas favorables se destacaron los cultivos de trigo y cebada por su alto potencial de producción.

En los cultivos de trigo y cebada de ciclo largo el atraso en la fecha de siembra afectó de manera negativa el rendimiento en grano, siendo el cultivo de trigo el más afectado. En los cultivos de trigo y cebada de ciclo corto no se detectó un efecto de la fecha de siembra sobre el rendimiento.

El cultivo de cebada se destacó por su calidad comercial, superando en todas las condiciones evaluadas el valor base de PHL del grado 2 del estándar de comercialización (59 kg hl-1) y en 11 de los 12 tratamientos alcanzó el grado 1 (62 kg hl-1 o más).

Los cultivos de trigo y avena presentaron dificultades para alcanzar el valor base de PHL del grado 2 del estándar de comercialización (76 kg hl-1 y 46 kg hl-1 respectivamente), especialmente cuando se atrasa la fecha de siembra.