BIO-REGULACIÓN HORMONAL DE LA PRODUCCIÓN.
¿Regulador de crecimiento?
Por muchísimos años, los productores de algodón han venido usando un supuesto “regulador de crecimiento” con un objetivo concreto: Detener el avance “excesivo” del crecimiento en altura del algodón. Este objetivo se logra aplicando el conocido agroquímico Cloruro de Mepiquat, el cual definitivamente, no es un hormonal y por lo tanto no es un verdadero regulador de crecimiento.
Hoy existen excelentes productos que tienen capacidad real de regular el crecimiento vegetal, pues son verdaderos bio-reguladores hormonales y son herramientas efectivas y muy confiables para conseguir resultados que van directo al incremento del rendimiento. Hay muchos productos hormonales de entre los cuales siempre será posible elegir al mejor, por su capacidad demostrada de hacer lo que el productor necesita que hagan; Más pacas de algodón por hectárea y con mejor calidad de fibras.
Entonces; ¿Qué hace el cloruro de mepiquat?
Las plantas (todas) producen sus propias hormonas (Auxinas, Citocininas y Giberelinas, etc.), y de entre ellas, las que causan el enorme crecimiento en altura del algodón, son las giberelinas. Estas hormonas se sintetizan de manera abundante en los ápices de crecimiento cuando se aplica nitrógeno y por ello se disparan (“se vuelan”) las plantas, obligando a que al agricultor aplique algo que pare en seco ese crecimiento excesivo. La manera de hacerlo, es precisamente deteniendo la acción de las giberelinas, lo que se consigue aplicando el erróneamente llamado “regulador de crecimiento” que no es tal, porque no regula el crecimiento, sino que lo detiene temporalmente mientras el algodón está afectado por el cloruro de mepiquat, el cual, sí funciona, pero no con los alcances productivos que logran las hormonas, verdaderas reguladoras del crecimiento.
El Cloruro de mepiquat, es un inhibidor de la acción de las giberelinas.
¿Y las hormonas CITOCININAS como trabajan?
Las hormonas en cambio, no bloquean a otras hormonas para detener el crecimiento, sino que lo regulan, mejor aún, lo generan. De hecho, son las responsables de todo el crecimiento vegetal, ya a nivel celular, son las principales encargadas de la aparición de cada uno de todos los nuevos órganos de las plantas, así se trate de hojas, raíces, ramas, flores, racimos de flores, y frutos… Esa característica, las covierte en las homonas más interesantes y convenientes para los productores de algodón (y de cualquier cultivo). Las citocininas logran resultados un tanto similares a los del cloruro de mepiquat –pero no tan rudos- porque logran reducir o modificar (no detener ni eliminar) un proceso vegetal normal conocido como dominancia apical, que es precisamente lo que hace que los algodones “se vuelen” o vayan creciendo “en vicio” hacia arriba, porque el ápice (la yema en la punta principal de la planta) domina en el proceso de crecimiento, y crece más rápido que los ápices de las ramas laterales. De ahí que se le llame dominancia apical, la cual es provocada principalmente por las aplicaciones en solitario de fertilizantes nitrogenados y por riegos sin los nutrimentos que sirvan de contrapeso a los efectos que el nitrógeno ejerce. Aclaro que, la dominancia apical es natural, pero, se dispara e incrementa por el gusto que se tiene de aplicar urea y amoniaco anhidro solos, sin otros nutrimentos. (caso México)
Y… ¿Qué más hacen las citocininas?
A la par que reducen la dominancia apical, impulsan el crecimiento de las yemas o ápices de las ramas laterales y no solo eso, sino que además logran que se generen más crecimientos nuevos, pero no hacia arriba, sino con la formación de nuevas flores en esas ramas laterales. Gracias a esto, se genera una mayor cantidad de bellotas en la planta. Las citocininas, son hormonas de la más alta confiabilidad y las que consiguen los efectos benéficos más notorios, porque van directamente al punto donde más le duele al agricultor; Su bolsillo: Al incrementar el número de flores y por lo tanto el número de bellotas, la posibilidad de obtener mayor rendimiento, es un hecho. También, podemos decir sin temor alguno, que no existe riesgo de efectos adversos, especialmente si se usan como se deben de usar y, que cuando alguien se engolosina aplicando dosis excesivas, es difícil que haya daños irreversibles, es decir; las plantas no serán dañadas severamente y podrán recuperarse en corto tiempo, incluso con más beneficios que perjuicios al final de cuentas
¿Se pueden esperar otros beneficios con el uso de las citocininas?
Definitivamente, sí. Las citocininas, son capaces de brindarle varios beneficios a las plantas:
Incrementan la resistencia a condiciones de estrés. Ayudan en condiciones de frío o calor excesivo (monzón en Mexicali, B. C.) u otras causas de estrés, de las muchas que se presentan, como es el caso de las excesivas radiaciones ultravileta.
Actúan como agente anti-envejecimiento prematuro, mantienendo verde y productiva a la planta por más tiempo, generando con ello más acumulación de producción.
Ayudan a evitar la elongación de los entrenudos, deteniendo el alargamiento del tallo principal.
Generan mayor cantidad de brotes laterales estructurando mejores plantas.
Generan mayor número de yemas florales, incluso en las RAMAS “VEGETATIVAS” incrementando sustancialmente el potencial de rendimiento.
Ayudan a evitar el aborto de flores y frutos, o sea que; Incrementan el amarre de flores, cuadros y bellotas.
Hacen que las hojas sean menos delgadas y menos grandes, haciéndolas más eficientes en su función de hacer fotosíntesis.
Se puede incrementar el número de células de cada bellota (aplicaciones tempranas), con lo que se consiguen bellotas de mayor tamaño y mejoras en la calidad de las fibras.
Se beneficia el sistema radicular que incrementa la generación de raíces.
Con todo esto, se entiende desde luego que las citocininas son maravillosas; cierto. Pero POR SÍ SOLAS, no pueden hacerlo todo por el agricultor, ya que no rescatan cultivos mal atendidos o descuidados, ni casos perdidos y definitivamente nunca trabajan solas, conviene proporcionarles un cultivo lo mejor atendido posible, para que el trabajo de las hormonas sea más provechoso. Un cultivo bien nutrido y sin tanto estrés responde con el mayor entusiasmo; No hay que olvidar que las plantas son seres vivos y que, entre más débil se encuentre, más posibilidades tiene de enfermarse y menos fuerzas tiene para responder a estímulos externos. Chinches, pulgones y mosquitas…todo debe ser combatido a tiempo: Planta sana, respuesta más adecuada.
¿Todas las citocininas son iguales?
No. Las hay de mayor y menor potencia. También, entre las diferentes formulaciones que hay disponibles en el mercado, hay muchas que son cocteles hormonales y fertilizantes (bioestimulantes suaves), mientras que las más efectivas, no son simples cocteles y contienen ingredientes de elevada potencia, excelente balance hormonal y concentración adecuada. No basta con que el producto hormonal presente una altísima concentración; de preferencia debe traer las mejores hormonas -las más reactivas- bien balanceadas y en suficiente concentración, de manera que una vez aplicado el producto, los resultados sean los deseados. Una alta concentración de citocininas, no garantiza una excelente respuesta del cultivo.
Los cocteles que contienen de “todo un poco” (hormonas débiles, ácidos húmicos y fúlvicos, aminoácidos y hasta macro y micro nutrientes, etc.) regularmente consiguen efectos “generales” poco apreciables, no malos efectos, pero de bajo o nulo beneficio. En cambio, un buen producto hormonal -un verdadero regulador del crecimiento-, no viene formulado con tantos ingredientes, viene adecuadamente concentrado de citocininas de alto poder reactivo, bien balanceado y acompañado de pequeñas cantidades de sustancias que potencializan sus efectos. Es por ello que consigue resultados tan específicos, como el de incrementar el rendimiento y de paso, reducir la dominancia apical, necesidad principal en algodonero.
¿Pueden aplicarse juntos las citocininas y el Cloruro de mepicuat?
Pueden convivir perfectamente y hasta pueden aplicarse juntos sin problemas, ya que las citocininas incluso potencian –incrementan- el poder del clormepiquat POR LO QUE PUEDE APLICARSE EN MENOR DOSIS.
Sin embargo, las citocininas son bastante más beneficiosas y debería bastar su uso para que las aplicaciones de clormepiquat dejen de sernecesarias, pero hasta ahora no es posible, debido al manejo tradicional del nitrógeno en el algodón, que frecuentemente hace obligatorio el uso del dicho inhibidor. Un cambio de la manera en que se fertiliza el algodón, podría ayudar a dejar de lado ese tipo de aplicaciones, que no han demostrado un incremento en el rendimiento, a menos que este haya sido puramente circunstancial, pero nunca consistente. Lo que sí es notorio, es el efecto estresante que le produce al cultivo, tras su aplicación.
¿Cómo y cuándo se deben aplicar las citocininas?
Muy al principio del ciclo y de manera foliar. Los mejores efectos se consiguen haciendo aplicaciones tempranas; Tan tempranas como sea posible, para lograr ramificar las plantas desde el principio, estructurándolas mejor y logrando el crecimiento de ramas laterales, que evitarán la dominancia apical y harán innecesaria la aplicación de Cloruro de Mepicuat, e ir cargando dichas ramas con yemas florales. Sabiendo que por el manejo tradicional que se le da al algodón, es el primer tercio el que más bellotas amarra, podemos lograr que su número se incremente y lleguen a cosecha. Lo ideal es hacer varias aplicaciones para mantener las plantas bajo el constante beneficio de las citocininas… Pueden ser 4 a 5 aplicaciones, pero basta hacer al menos un par de aplicaciones empezando cuando las plantas tengan 4 a 6 hojas y repitiéndo la dósis justo antes del segundo riego “de auxilio”, para obtener resultados muy notorios.
Una aplicación foliar adicional cargada con citocininas de elevado octanaje (las más reactivas, potentes) y combinada con quelatos de Magnesio, Fierro, Zinc, Calcio y Boro contra los efectos dañinos del MONZON (calor excesivo arriba de 46 grados centígrados) –en sus inicios- ayudaría mucho a reducir de manera importante la caída de cuadros y bellotas. Si a esta aplicación, se le suma una generosa cantidad de AMINOÁCIDOS LIBRES y una excelente fuente de SILICIO, las posibilidades de grandes beneficios son aún mayores.
Con un adecuado uso de buenas citocininas, podría ocurrir que no sea necesario el uso del falso regulador de crecimiento clormepiquat, pues seguramente se lograrán algodones mejor estructurados, especialmente si se le aporta una nutrición bien balanceada.
Pero si de todas maneras tiene que aplicarse, combinarlo con las citocininas del tipo más reactivo que logre conseguir, para potenciar sus efectos -reducir la dosis de inhibidor- y obtener además los excelentes beneficios de las citocininas, que aseguran mayor generación y mayor retención de bellotas, así como menor cantidad de abortos de flores, cuadros y bellotas.
Desde luego que, todo lo aquí asentado, es manejo de las plantas desde el suelo al cielo. El complemento perfecto de este manejo, consiste en ATENDER de manera permanente al sistema que se hará cargo de manera prioritaria, de respaldar todo fruto que se genere en la parte aérea… EL SISTEMA RADICULAR.
Las raíces de los algodones, son tema que se escribe aparte, particularmente por el TRADICIOANAL ABANDONO en el que siempre han vivido. Esto es, que prácticamente NADIE se ha interesado por ATENDERLAS de manera adecuada, frecuente y balanceada con las sustancias y las condiciones que requieren para mantenerse FUNCIONALES y generando raíces primarias, productoras de PELOS UNICELULARES, los cuales son los principales responsables de la absorción de agua y nutrimentos.
FOTOGRAFÍA
La fotografía muestra la carga de bellotas que se puede conseguir en las ramas beneficiadas por un producto de fuerte poder hormonal, cargado de citocininas altamente reactivas.
La posibilidad de que lleguen a cosecharse esas bellotas, depende en gran medida de los manejos agronómicos que el productor pueda brindarle a su cultivo, para evitar que sean ABORTADAS.