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Monocultivo: prevén mayor presencia y severidad de enfermedades de fin de ciclo

Publicado: 11 de septiembre de 2006
Fuente: La Nación
En sintonía con una mayor superficie, gran parte bajo monocultivo, fitopatólogos y técnicos advierten sobre un crecimiento de las patologías más conocidas y la presencia de otras que se potencian según los años. Si las proyecciones respecto de que en la próxima campaña habrá por lo menos 500.000 hectáreas más con soja se cumplen y, además, el clima resulta favorable para su desarrollo, no será difícil esperar un escenario con una mayor presencia y severidad de las enfermedades de fin de ciclo (EFC), según prevén hoy fitopatólogos y técnicos. Más atentos a ellas a partir de la irrupción de la roya asiática en 2001/2002, para los productores las EFC, que pueden ocasionar pérdidas en el rinde de entre un 10 y un 30% y tienen a cercospora kikuchii y a septoria como las enfermedades más importantes a nivel país, vienen creciendo en los últimos años. Para muchos, más soja significa también más enfermedades. "Los 15 millones de hectáreas que se siembran con soja son definitorios para que esta problemática vaya avanzando", comentó Norma Formento, especialista del INTA Paraná, en una jornada de capacitación en EFC y roya que Syngenta Agro organizó en esta ciudad, a unos 150 kilómetros de Río de Janeiro, con la presencia de unas 70 personas invitadas, entre fitopatólogos, técnicos y asesores de grupos CREA. Mucha superficie y gran parte de ella bajo monocultivo parecen potenciar los patógenos. Un especialista como el brasileño Erlei Melo Reis llegó a decir en el último congreso de Aapresid que monocultivo y siembra directa son incompatibles. "Las enfermedades van a seguir creciendo y va a llegar un momento donde vamos a tener que hacer aplicaciones en todos los lotes si no realizamos rotaciones", advirtió Silvia Distéfano de Vallone, fitopatóloga de INTA Marcos Juárez, en la provincia de Córdoba. Más allá de que la teoría agronómica habla de pérdidas de entre un 10 y un 30% para las EFC, en el campo se ven daños concretos. En este sentido, en ensayos en el sur de Córdoba que comentó Marcelo Carmona, fitopatólogo de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Agronomía (UBA), se han registrado daños máximos de 841 kilos por hectárea y promedios de 412 kilos. Tan creciente ha sido la presencia de las enfermedades en las últimas campañas, más allá de la seca en la anterior, que los productores parecen asignarle una mayor consideración. Al respecto, en una encuesta realizada en el último ciclo entre 400 productores de medianos a grandes, tres de cada cuatro opinó que la difusión de las enfermedades será un problema cada vez más importante. Un dato más, que aportó Horacio Silva, gerente de producto de fungicidas de Syngenta: mientras en el ciclo 2003/2004 se trató con fungicidas el 11% de una superficie sembrada con soja de 14,7 millones de hectáreas, en la última campaña se hicieron aplicaciones en el 29% sobre un área implantada con 15,7 millones de hectáreas. En algunos casos ese porcentaje ha sido mayor. Por ejemplo, en el CREA Monte Maíz el 58% del área de soja de primera fue tratada con fungicidas. ¿Qué se puede esperar entonces en materia de enfermedades para la soja? Por lo que se dijo aquí, un panorama con más enfermedades en el caso de las más difundidas, como cercospora kikuchii y septoria, pero también la presencia de otras que ganan terreno. En crecimiento Un ejemplo de esto último es mildiu. "Se está viendo en todo el país un crecimiento de esta enfermedad", dijo la fitopatóloga del INTA Paraná. En la última campaña, en el sur de Córdoba se llegó a registrar en un caso un nivel del 80% de prevalencia de mildiu. No sólo esta enfermedad tuvo una presencia fuerte. Algo similar ocurrió con el síndrome de la muerte súbita, un hongo que se encuentra en el suelo y que en esa región de esa provincia estuvo en prácticamente el 70% de los lotes. En rigor, los especialistas sostienen que hay enfermedades emergentes o reemergentes, según las regiones, y hasta hongos que no producen síntomas, pero que están limitando el rinde. Victoria González, de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, explicó que en Ballivián (Salta) Myrothecium, un hongo reemergente, tuvo una incidencia de entre el 20 y el 50 por ciento. Carmona sumó a la lista a sclerotinia en el sudeste bonaerense. Salvo para el caso de esta enfermedad, aclaró que no todas las patologías que reemergen pueden llegar a ser un problema. Fuera de estas patologías, se advirtió sobre el intercambio de enfermedades que son importantes en gramíneas, como es el caso de fusarium graminearum en trigo, al cultivo de soja. Potenciado en muchos casos por una secuencia trigo-soja de varios años, ya se ha observado la presencia en semillas del patógeno. Se trata de un tema sensible ya que el hongo provoca micotoxinas. Apuntes de campaña La jornada dejó otros puntos para tener en cuenta: En los últimos años, las aplicaciones en R3 (inicio de formación de la vaina) fueron mejores que las realizadas en R5 (inicio de formación de la semilla). Si bien son mejores, los resultados también dependen de lo que suceda entre R3 y R5 con las lluvias. Las lluvias pueden llegar a explicar diferencias en el rinde, según comentó Carmona. Para lograr una respuesta de 400 kilos con una aplicación en R3, deberían llover 120 milímetros entre R3 y R5. En la zona costera sur bonaerense hubo en la última campaña respuestas promedio de 600 kilos ante cercospora kikuchii, lloviendo 118 mm entre R3 y R5.Tener o no un buen ambiente ayuda a explicar diferencias en el rinde. Se han observado respuestas por fungicidas de 300, 500 y hasta 800 kilos por hectárea. Como ocurrió en varias regiones en la última campaña, el estrés hídrico bajó la severidad de las EFC y limitó respuestas. En el oeste bonaerense, en R5 la aplicación no tuvo un efecto marcado sobre el rinde, pero sí en la calidad de semilla, vigor y peso de 1000. Ante las enfermedades, asesores CREA como Néstor Rossi, Lautaro Haidar y Rodolfo Tkachuk, aconsejan monitorear los lotes, estar informados de lo que ocurre en la zona y a nivel país, planificar variedades, grupos de madurez y ambientes para ser eficientes en el manejo de la enfermedad y considerar el momento de la aplicación, su calidad y el producto. Syngenta informó que lanzará el próximo año un nuevo graminicida para trigo y cebada (Axial, que controla avena fatua y raigrás) y un nuevo terápico para el tratamiento de semillas en soja (Apron Maxx RFC). En insecticidas, para soja es inminente la presentación de Match, para orugas o larvas de lepidópteros.
Fuente
La Nación
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