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Contaminación fúngica de las materias primas y de los piensos compuestos

Publicado: 4 de mayo de 2002
Por: Alberto Gimeno
Este es uno de los Capítulos que pertenece al artículo completo titulado: Los Hongos y las Micotoxinas en la Alimentación Animal; Conceptos, Problemas, Control y Recomendaciones.

Según nuestros resultados de análisis micológicos efectuados durante los años 1989-2000, las contaminaciones fúngicas incidieron esencialmente en: cereales (en especial maíz, cebada, trigo y subproductos), harinas de alfalfa, subproductos de matadero de aves, soja integral, girasol integral, mandioca, piensos de aves y cerdos en harina.
Ya con menor incidencia ocurren en: harinas de soja y girasol, gluten de maíz y en general todas las materias primas y piensos compuestos que han sido sometidos a procesos de peletización, tales como: cacahuete, girasol, soja y alfalfa peletizada, piensos de rumiantes.
Algunas veces han surgido problemas de proliferaciones fúngicas masivas en la mandioca cuando ésta se humedeció en las bodegas del barco y fue descargada y almacenada con valores del 17-18% de humedad.
Es evidente que los procesos de granulación efectuados a temperaturas superiores a 60ºC y con un buen enfriamiento antes de que los gránulos sean envasados y mismo a granel, dan lugar a una significativa reducción de las concentraciones fúngicas.
Hemos mencionado lo del buen enfriamiento, ya que si no es así, lo que puede ocurrir es que en gránulos no enfriados suficientemente y envasados en sacos de papel o peor, en sacos de plástico, aparezcan posteriormente problemas de enmohecimiento debido a las zonas de microflora que se forman junto a la pared del saco. Esta puede actuar como superficie de condensación y a pesar de que el resultado del análisis de humedad nos puede dar valores de 12-13%, la parte del alimento que esté en contacto con la pared del saco puede llegar a tener más de un 18% de humedad debido a la condensación.
En general y a titulo orientativo podemos establecer un orden de mayor a menor susceptibilidad de contaminación en los alimentos, atendiendo a su propia naturaleza, composición y uso: cereales, subproductos de cereales (esencialmente los del trigo), subproductos de matadero de aves, harinas de alfalfa, mandioca, soja integral, girasol integral, algodón, colza, harina de soja, harina de girasol, cacahuete, gluten de maíz, orujos de uva, aceituna y finalmente todo lo que se refiere a productos que han sido sometidos a procesos de peletización (gránulos) dentro de unas condiciones adecuadas de enfriamiento y secado de los gránulos.
Un pienso compuesto puede sufrir una contaminación fúngica por varias razones y en diferentes lugares, así pues:
1.- Contaminación de origen externo: la utilización de alguna o algunas materias primas contaminadas, podrá contaminar los piensos en los que intervengan y a la vez las instalaciones de la fábrica.
2.- Contaminación en el interior de la fábrica: En la fábrica de piensos y a lo largo del proceso de fabricación de los alimentos compuestos, el polvo de las materias primas y de los piensos, se queda adherido a las paredes de los silos, transportadores, elevadores, tolvas, mezcladores, interior de las canalizaciones en especial los recodos y curvaturas de éstas.
Este polvo puede proceder de materias primas contaminadas en mayor o menor grado y por una falta de limpieza y desinfección periódica o bien porque algunas partes de la instalación de la fábrica son muy difíciles de limpiar, este polvo se queda allí adherido durante mucho tiempo.
En condiciones de humedad y temperatura adecuadas, el crecimiento de hongos y la posible producción de micotoxinas puede tener lugar en el polvo acumulado diariamente dando lugar a un proceso de contaminación crónico que afecta a la calidad de las materias primas que pasan diariamente por estos focos contaminados. Repercutiendo todo ello en la calidad y conservación del pienso final.
3.- Contaminación fuera de la fábrica de piensos: Un pienso puede estar en perfectas condiciones a la salida de la fábrica, sin embargo se puede contaminar durante el transporte (focos de contaminación dentro de las cubas a granel) o bien, estropearse en la propia granja por problemas de residuos contaminados en el interior de los silos o infiltraciones y condensación de agua dentro de los mismos, así como por falta de higiene en los comederos, yacija y otras zonas de la explotación. 
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